Alí terminó su turno y se fue a casa sin despedirse de nadie. Ya lo había hecho con Megan, así que no quería ser falso y desearle lo mejor a todos cuando ellos mismos lo pisotearían si pudieran.
Sonando el timbre de la puerta, Alí se levantó y la abrió encontrándose a Gloria tras ella.
- ¡Buenas!
- Gloria, qué sorpresa.
- ¿Puedo pasar?
- Sí claro. Adelante…
Haciéndola pasar, Alí le comentó a Gloria la decisión que había tomado de cambiarse de comisaría y que le habían aceptado en ella.
- ¡Pero eso es genial! ¿Estás contento?
- Mucho. Tengo un poco de miedo porque no sé qué me voy a encontrar en esta nueva comisaría, pero Megan me ha dicho que estaré bien allí.
- ¿Megan?
- Sí, la que era mi comisaria. Me dijo que la llamase por su nombre porque ya no era mi superior.
- Ah mira, qué amable por su parte.
- Sí jeje. La parte mala de este cambio es que voy a tener que mudarme.
Frunciendo el ceño, Gloria le preguntó el por qué debía mudarse.
- ¿Y eso?
- La otra comisaría está mucho más lejos que a la que iba hasta ahora y me pilla a una hora en coche, entonces entre ida y vuelta me voy a pasar más tiempo fuera que en casa y prefiero buscarme algo por allí y estar más cerca.
- Claro, es comprensible. Al fin y al cabo lo que se busca es comodidad.
Quedándose en silencio, Alí comenzó a sentir un nudo en el estómago y, haciendo de tripas corazón, se acercó al oído de Gloria y le susurró algo.
- ¿Por qué no te vienes conmigo y vivimos juntos?
- ¿Cómo?
- Sí Gloria. Tú… me gustas mucho y no querría alejarme de ti.
Separándose, Gloria miró sorprendida a Alí.
- ¿De verdad te gusto?
- Sí, mucho. Eres mi primer pensamiento por la mañana y el último antes de cerrar los ojos. Estás todo el día en mi mente y me encantaría poder iniciar una relación contigo.
- ¿Y por qué no me lo has dicho antes?
- Joder, porque eres mi terapeuta y… no quería que pensases que lo que buscaba era aprovecharme de ti.
- Alí, nunca podría llegar a pensar eso de ti.
Mirándola a los ojos, Alí suspiró enamorado mientras se iba acercando a Gloria más y más cruzando los dedos internamente para que ella no se echase para atrás y le aceptase el beso.
Finalmente y, tras pararse un momento muy cerca de su boca y mirar a Gloria a los ojos, Alí acabó besándola y las mariposas comenzaron a montar una fiesta en su interior. Todos los sentimientos estaban a flor de piel y no paraba de pensar en que eso estaba sucediendo de verdad.
Los besos fueron tímidos y suaves al principio hasta que comenzaron a ser más pasionales y fogosos. Agarrándola en brazos, Alí la dejó sobre la cama y allí se desnudaron, contemplándose por primera vez como sus madres los habían traído al mundo. Volviendo a besarse, ambos se tumbaron sobre la cama mientras que sus manos comenzaban a tener un papel más protagonista.
Tras unos cuantos preliminares, Alí situó a Gloria sobre él para que ella fuese la que llevase las riendas en esa primera penetración. Él era consciente del tamaño de miembro que tenía y no quería ser brusco la primera vez que mantenía relaciones sexuales con Gloria.
Bajando lentamente y sintiendo el gran miembro de Alí en su interior, Gloria no pudo evitar sentirse gratamente satisfecha a la vez que le invadía un profundo pesar en el que su cabeza le decía que estaba uniendo trabajo y vida personal acostándose con Alí. Por mucho que se sintiese atraída por él, era su paciente… Sin embargo, unas palabras de su compañero de cama la sacaron de sus pensamientos.
- Te quiero mucho Gloria,-declaró Alí-.
Tras un apasionante rato de sexo, Gloria y Alí acabaron extenuados y agotados. Tumbándose desnudos sobre la cama, Alí volvió a poseer la boca femenina mientras abrazaba su espalda.
- No sabes lo mucho que te necesitaba Gloria… ¿Te vendrás a vivir conmigo?
A todo esto, su hermano Ekrem y Violet eran los nuevos propietarios de una casa con muchos recuerdos en su interior.
- Jamás pensé que volvería a esta casa, y mucho menos que viviría de nuevo aquí,-confesó Ekrem-.
- Yo tampoco, si te soy sincera. ¿Entramos?
- Uf sí, adelante…
Cruzando las puertas de la casa tras abrirlas, Ekrem miró a su alrededor y volvió a entrar en su vieja casa, ya vacía y con los pocos muebles que quedaban deteriorados, pero con la misma esencia de siempre.
- Mira cariño, este era el salón y la cocina.
- Uh, pues tiene un buen tamaño. Lo único los muebles, que están fatal.
- Ah sí, esos habrá que tirarlos y comprar unos nuevos.
Mirando la puerta de su izquierda, Ekrem fue hacia ella y entró en su vieja habitación.
- Mira, este era el viejo cuarto de Alí y mío. Aquí fue donde estábamos el día que asesinaron a mis padres y a mi tío.
- ¿Estás bien?-preguntó Violet-.
- Sí, sí, es sólo que en esta casa hay muchos malos recuerdos y casi no tengo recuerdos de aquí. Éramos muy pequeños cuando nos tuvimos que ir a casa de mi tía.
- Tranquilo cielo. Ahora tú y yo crearemos nuevos recuerdos en esta casa y te prometo que serán maravillosos.
- De eso estoy seguro. Venga, vayamos a comprar las pinturas.
Tras ir a la tienda y comprar varios botes de pintura, Violet y Ekrem se pusieron manos a la obra y comenzaron a pintar la pared del salón.
- Uf, primera mano de pintura dada…-dijo Violet-. ¿No deberíamos poner periódicos en el suelo para que no se manche?
- No te preocupes por eso porque he pensado en lijar el suelo y barnizarlo de nuevo en un color más claro.
- Ah, no se me había ocurrido eso. Muy buena idea cariño.
- ¿Te quedas tú pintando esto mientras voy a echarle un ojo a mi antiguo cuarto?
- Claro, no te preocupes.
Yéndose a la habitación contigua, Ekrem estuvo mirando las paredes y descubrió que el recubrimiento que tenía eran paneles de plástico y que con un par de golpes se podían quitar. Debajo de dichos paneles, lo que había era una pared blanca básica que podría pintarse con facilidad.
- Violet mira, ven un momento.
Entrando en la habitación, Violet se quedó sorprendida al ver cómo había cambiado esa habitación con sólo quitarle los paneles.
- Coño, si parece más grande.
- ¿Has visto? Esto con unas cuantas manos de pintura se quedará precioso. Y veremos qué suelo hay debajo de esta vieja moqueta.
- Si quieres eso lo hacemos luego. ¿Me echas una mano fuera pintando?
Acercándose a su novia, Ekrem la besó con pasión.
- Te quiero mucho Violet.
- Y yo a ti, rey.
Al cabo de cuatro horas, las paredes del salón ya estaban prácticamente listas y con el color que tendrían a partir de ese momento.
- Está precioso,-confesó Ekrem-.
- Cierto, nos ha quedado muy bien para no ser pintores profesionales.
- Me encanta. Podríamos pagar a alguien para que nos lo hiciera pero, ¿qué mérito tendría? Así la casa es más nuestra.
- Pues sí, el hecho de implicarse ayuda a que personalicemos la casa a nuestro gusto y como queramos.
Mirando hacia la cocina, Ekrem se dirigió a ella y Violet le hizo una pregunta.
- ¿Qué vas a hacer?
- Quitar estos muebles.
- Pero cielo, ¿vas a quitar el fregadero también?
- Sí, el agua está cerrada ahora mismo y lo que quiero hacer es desconectar todo, quitar los muebles viejos de en medio y ver si la pared se puede salvar o hay que cambiar los azulejos también.
- Estupendo, pues yo me voy al otro cuarto a quitar la moqueta, a ver qué me encuentro. Si necesitas ayuda pégame una voz.
- Eso está hecho. Lo mismo te digo.
Tras unos cuantos tirones y un poco de fuerza, Violet fue capaz de quitar la moqueta y descubrir el suelo bajo ella. Eran unos tablones simples de madera que se conservaban bien, pero no muy bonitos a la vista.
- ¡Ekrem! Ya he quitado la moqueta de aquí.
- ¿Y qué tal?
- Hay que cambiarlo.
- ¿Está muy mal?
- No, pero es muy feo jajaja.
Saliendo al salón-cocina, Violet terminó de ayudar a Ekrem sacando los últimos muebles y encimeras.
- Esto con un poco de limpieza se queda nuevo,-pensó Ekrem-.
Terminando de recoger la casa y cerrando todo, Violet y Ekrem volvieron a la de Agatha, a quien encontraron tomando un té tranquilamente.
- Buenas tardes Agatha.
- Hola mamá.
- Ey, aquí están mis recién emancipados, ¿qué tal?
- Uf, reventados. Me voy a duchar y me voy a meter directamente en la cama,-confesó Ekrem-.
- ¿Mucho trabajo?
- Nos hemos pintado todo el salón, retirado los muebles de la cocina, los paneles de la pared de un cuarto, la moqueta…-contestó Violet-.
Sentándose un momento, Agatha siguió charlando con la pareja.
- Vaya, que no habéis estado quietos.
- Ni un minuto, pero la casa está quedando preciosa,-dijo Ekrem-.
- Qué ilusionado se te ve,-comentó Agatha-.
- Sí porque esa casa apenas la disfruté y pasaron cosas horribles allí y, no sé, creo que esa casa se merece que se creen recuerdos bonitos allí y se dejen a un lado los malos momentos.
Al día siguiente, Alí se despertó muy temprano y condujo su coche hasta la nueva comisaría. El día anterior había estado mirando casas, pero de momento no había encontrado ninguna no demasiado cara y que se ajustase a sus peticiones.
En cuanto llegó a la comisaría, se acordó de las palabras de Megan cuando le dijo que ese lugar era mucho más humilde y no le faltaba razón.
Entrando en ella, Alí vio a una muchacha en recepción y se acordó irremediablemente de Tim. Ese era su puesto y ahora estaba muerto…
Cuando la muchacha colgó el teléfono, Alí se acercó a ella y se presentó.
- Buenas. Soy Alí Köpek y…-comenzó diciendo él antes de ser interrumpido-.
- ¡El nuevo! Pasa por aquí,-le dijo la chica señalándole la puerta de su derecha-.
Cruzando las verjas, Alí giró a su izquierda y entró en la sala donde estaban los demás policías e inspectores. Ese sitio era mucho más pequeño que su antigua comisaría, pero notaba que se respiraba un ambiente diferente.
Llamando a la puerta del comisario, éste le hizo un gesto para que pasase.
- Buenos días comisario, soy…
- ¡Agente Köpek! Bienvenido a mi humilde comisaria. Me imagino que mi colega, la comisaria Reynolds, le habrá informado de todo,-le dijo en un tono bastante distendido-.
- Sí, ya me comentó que aquí teníais otro uniforme y todos los detalles.
- Genial, pues siéntate un momento ahí mientras te busco un compañero para que te ayude a situarte aquí, un minutito…
CONTINUARÁ…
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