martes, 27 de agosto de 2019

Capítulo 10 || El Intruso


Vanessa estaba en la gloria ahora que sabía que estaba fuera de ese agujero, pero lo que no sabía era que el peligro no había acabado…



 Recibiendo los mensajes de su hermano Z, Phill besó a Vanessa y se despidió de ella antes de irse.
- Vanessa, tengo que acabar con esto… Hasta que no acabe con Z no podremos vivir felices y tranquilos.
- No cielo, puede matarte…

- Es un riesgo que tengo que correr…


 Vanessa lo miraba directamente a los ojos y se preguntaba cómo podía quererlo tanto en tan poco tiempo.
- Te amo Phill.
- Y yo… ¡Ah! Se me olvidaba, llama a tu hermana y diles que estás bien, ¿vale? Estaba muy preocupada por ti.
- Vale… ¡Ten cuidado!

- Lo tendré, descuida.


 Mientras tanto, Z seguía en su escondite sin recibir respuesta.
- Hermanito, ¿dónde estás? Tu hermano mayor desea darte un abrazo muy fuerte… C34, ¡responde!

- Te espero en la explanada junto a la carretera estatal, cerca de donde aterricé con la nave,-contestó Phill-.


 Llegando al lugar, Phill miraba al cielo y pensaba en su planeta y en cómo habían cambiado las cosas desde que llegó a la Tierra. Él también se comportaba como un autómata y sabía que las experiencias vividas más la información que había almacenado de Vanessa, Tessa, Carmela, de Borja y su padre… Todo eso le había ayudado a formar su propia personalidad, poder ser él mismo en un planeta donde era un intruso.


 Presentándose a la cita, Z vio a su hermano en su forma humana a lo lejos y, parándose, no pudo evitar cerrar el puño de rabia.


 Acercándose a él, ambos se vieron las caras por primera vez en ese planeta.
- Hola Z, ¿o debería llamarte Ian? ¿Me querías a mí? Aquí estoy.
- Eres tú muy valiente, ¿no? ¿Dónde has dejado el miedo que te hacía mearte encima cuando papá te gritaba?
- Tal vez en el mismo sitio en el que te dejó a ti cuando nos abandonó.

- Serás… No sabes con qué gusto voy a matarte.


 Parando a Z, Phill quiso decirle algo antes.
- Antes de que hagas nada, déjame explicarte una cosa.
- ¿Qué?

- Quédate conmigo. Rehagamos nuestras vidas aquí, donde nadie nos conoce. Nos merecemos tener nuestra vida propia y sin seguir órdenes de los superiores que, ¿quienes son? ¿Tú los has visto? Porque yo en los años que tengo no los he visto en mi vida. Z, venga… O al menos déjame ir y diles que me has matado y que todo se acabó. Piensa que si haces eso por mí no tendrás que verme nunca más porque tú te volverás a nuestro planeta y yo me quedaré aquí, ¿me entiendes?


 En completo silencio, Z suspiró y, sorprendentemente, aceptó la propuesta de su hermano.
- Corre y no digas nada más. Que no te vuelva a ver en tu miserable existencia…
- Gracias. ¡Gracias!

- ¡Vete!


 Sin embargo, cuando Phill se volvió para marcharse, escuchó un leve ruido a sus espaldas y cuando miró pudo ver a su hermano con dos pistolas en las manos dispuesto a acabar con su vida. Después de todo ese discurso, no había servido de nada…


 Pero lo que no sabía era que Phill guardaba la pistola que tenía Borja cuando le disparó para matarlo y, sacándola, le pegó un tiro en la frente a su hermano que lo mató en el acto.


 Quedándose tumbado en el suelo, Phill lo miró y no pudo hacer otra cosa que sentir pena por él.
- Después de todo… Y me querías matar por la espalda. ¡Cobarde!


 Por fin todo había acabado. C34 era feliz porque podría vivir su vida sin esperar órdenes de nadie, podría tener un trabajo, casarse, tener hijos… Todo lo que un humano corriente querría tener en su vida. ¡El quería ser uno más!


 Phill estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no vio que un hombre se colocó a sus espaldas con un cuchillo en la mano que, sin piedad ninguna, se lo clavó en la cintura…


 Dándose la vuelta, aquel hombre cambió su físico y le volvió a clavar el cuchillo a Phill en el pecho, sacándolo y volviéndoselo a clavar insistentemente.


 Pese a que Phill intentaba resistirse, sus fuerzas comenzaron a mermar y no podía hacer mucho más que dejarse matar…


 Y antes de que diera su último aliento, aquel tipo le dio un mensaje a Phill.
- Tu madre me manda recuerdos para ti, C34.


 A todo esto, en casa de Phill seguía Vanessa, quien ya había hablado con su hermana y sus amigas. Estaba loca de los nervios porque no sabía si todo saldría bien o no, ya que no quería perder a Phill bajo ningún concepto.


 Para su alegría, el propio Phill en persona apareció por la puerta. ¿Cómo era posible? Si lo acababan de matar…
- ¡Somos libres!-gritó Phill-.


 Recapitulemos unas horas… Cuando Phill se fue de su casa y quedó con su hermano, antes de ir al lugar del encuentro se marchó hacia el pueblecito donde intentaron matarlo la primera vez. Allí recogió la pistola de Borja, que seguía en el mismo sitio donde la dejó. Después, se marchó a un lugar apartado y allí tomó aire antes de llevar a cabo su verdadero plan.


 Volviéndose a poner las manos en las sienes, Phill creyó poder tener la fuerza suficiente como para poder separar su ser humano de su ser extraterrestre y, de esa forma, poder seguir vivo de una forma u otra por si algo no salía como lo esperaba.
Aquello que quería le estaba consumiendo toda su energía y justo cuando estaba al borde del colapso, un rayo de luz comenzó a vislumbrarse frente a él…


 Phill comenzó a notar que sus poderes le abandonaban, que se quedaba sin fuerzas y vio que aquella luz se iba haciendo cada vez más y más grande conforme él se iba sintiendo más débil.


 Cayendo de rodillas, completamente agotado, Phill vio cómo su mitad extraterrestre, viéndose igual que él, se iba hacia el lugar de encuentro con Z donde no volvería más…


 Phill ya era 100% humano y no volvería a teletransportarse, ni a tener telepatía, ni mucho menos cambiar de forma… Pero todo eso que había perdido era insignificante si se comparaba con el gran amor que había alcanzado en la Tierra.
- ¿Te quedarás conmigo, Phill?
- Para siempre… Te amo, vida mía.

- Y yo también a ti.


 Y, uniéndose en un beso, sellaron esa promesa de unión que comenzaba ese día en el que ambos comenzaron a ser libres, a tener sus propias vidas y a ser felices sin que nadie se entrometiese…



FIN

sábado, 24 de agosto de 2019

Capítulo 9 || El Intruso


Z se volvió a sentar al lado de Vanessa y ella no quería ni mirarlo, ya que estaba horrorizada.
- Mírame,-ordenó Z-. ¡Que me mires!
- ¿Y que quieres que mire? ¿A un calvo de mierda que me tiene presa sin delito?
- Con que con esas seguimos… Muy bien. Te vas a enterar ahora.



 Inconscientemente, Vanessa se retiró un poco y se colocó lo más alejada de Z que pudo. Sin importarle mucho, Z comenzó a hablar.
- No me quieres decir dónde está Phill, ¿verdad?
- ¿Por qué no lo buscas tú mismo?
- Porque… Está completamente desaparecido.
- Oh, qué lástima me das. Pobrecito…
- Sí, tú búrlate, pero ya caerá, tiempo al tiempo. ¿Por qué te crees que te he secuestrado? Porque tarde o temprano vendrá a por ti. Lo conozco muy bien…
- ¿De qué lo vas a conocer tú? ¿También lo has investigado en tu planetita de mierda?

- Ay, no me digas que… JAJAJAJAJA,-comenzó a reírse Z a carcajada limpia-.


 Cogiendo aire, Z comenzó a contarle la historia de Phill o, como lo conocía él: C34DBO
- Ese tal Phill no se llama así, su nombre es C34DBO y es del mismo planeta de donde provengo yo. Sin embargo, somos de categorías diferentes, ya que él es experto en camuflaje y espionaje y yo soy del ejército.
- Vaya, que tú pensar poco, que piensen por ti, ¿verdad?
- ¡Eres...! Ah, qué ganas de matarte tengo.

- Vale, aquí me tienes, mátame si tienes huevos. Oye, ¿los extraterrestres tenéis huevos?-dijo Vanessa vacilando a su secuestrador cayendo en la cuenta de que la última vez que estuvo con Phill, éste le contó algo parecido a lo que Z le estaba diciendo, pero no lo recordaba con claridad…-.


 Ya que Vanessa no cogía sus llamadas y sus amigas le decían a Phill que estaba muy ocupada con el trabajo, un día decidió plantarse en casa. Ahí había algo que le olía a chamusquina y esta vez no había sido él en la cocina.


 Abriendo la puerta, Carmela recibió a Phill.
- Hola Phill. Si estás buscando a Vanessa está trabajando, te lo dije ayer.
- ¿Tan ocupada está que ni siquiera contesta mis mensajes?
- ¿Y yo que sé? ¿Soy acaso su madre?

- Pero…- comenzó a decir Phill cuando sintió que Carmela le estaba mintiendo-. Ven, salgamos fuera que tengo que hablar contigo.


 Haciéndole caso, ambos salieron a la calle y Phill le preguntó directamente a Carmela.
- ¿Por qué me estás mintiendo?
- ¿Yo? No te estoy mintiendo Phill, te estoy diciendo que está…

- Sí, que está trabajando y muy ocupada, pero no me lo creo. La última vez que estuvimos juntos todo fue genial y no discutimos, por lo que no tendría por qué estar así conmigo.


 Bajando la cabeza, Carmela comenzó a sentir que se desmoronaba por momentos y su voz empezó a temblar.
- Yo… Phill, por favor…

- Carmela, ¿qué pasa?


 Acercándose a ella, Phill se preocupó por cómo la estaba notando de afectada.
- ¿Qué ha pasado? Cuéntamelo, por favor.
- Pero es que si te lo cuento… La matarán y posiblemente nos mate a nosotras también.

- ¿Matar? ¿Quién y a quienes?


 Rompiendo a llorar, Carmela no pudo más y le contó la verdad de lo sucedido.
- Vino un tío con mucha fuerza preguntando por Vanessa y cuando la vio, comenzó a darle una paliza que casi la mata y se la llevó a rastras amenazándonos de que si contábamos algo lo sabría y vendría a por nosotras.
- Joder… ¿Y por qué no me lo habéis dicho hasta ahora? ¿Cuánto tiempo ha pasado?
- Una semana… Y no tenemos noticias de ella.

- Carmela, ¿con quién hablas?-preguntó Patricia saliendo al exterior-.


 En cuanto vio a Phill, se imaginó que ese chico era el que le había robado el corazón a su hermana.
- Encantado de conocerte por fin, Patricia.
- Lo mismo te digo. ¿Por qué lloraba Carmela? ¿Ha pasado algo?
- No ha podido más y me ha contado lo de tu hermana… ¿Por qué no acudisteis a mí antes?
- A mi hermana no le pasa nada, está trabajando…

- Patricia, no juegues conmigo. Sé la verdad.


 Sin poderlo aguantar más, Patricia explotó.
- ¡Estoy harta de vivir con miedo! Desde hace una semana ese tío se llevó a mi hermana y no tengo noticias de ella. Hemos pensado ir a la policía pero el tío ese nos amenazó y no sabíamos qué hacer, por eso no te contamos nada.
- Tranquila que nadie os va a hacer nada, ¿está claro? Yo me encargaré.
- ¿Y cómo lo vas a hacer? No sabemos ni su nombre, sólo su aspecto físico.

- ¿Cómo era?


 Phill quería ayudar y sacar del apuro a esa gente porque, aunque no tuviera nada serio con Vanessa, él… La quería, estaba enamorado de ella.
- Moreno, ojos azules, con mucha fuerza física, alto… Yo nunca lo había visto ni mi hermana me había comentado nada de él.
- No, porque si no lo sabría…-comentó Phill en un tono más bajo-.
- ¿Qué has dicho?
- Nada, que si lo conociera de antes, me lo habría dicho.
- Ah, vale… Pero ya te digo, su fuerza era descomunal y parecía tener las cosas muy claras. Como si fuese un robot al que le han programado hacer algo.
- ¿Cómo, cómo? ¿Puedes repetir eso que has dicho?
- ¿El qué? ¿Lo de que parecía un robot?
- Sí…

- Pues eso, que parecía muy autómata. Además, estaba enfadado y tenía mucha ira contenida, no sé. Te estoy diciendo todo lo que sé y me acuerdo.


 Phill comenzó a tener una idea de quién había podido ser el secuestrador de Vanessa y, si tenía razón, se temía lo peor.


 Dándose cuenta de que la expresión de Phill cambio, Patricia le preguntó si sabía algo que ella desconocía.
- Creo saber quién ha podido hacerle eso a tu hermana.
- ¿Lo conoces?

- No estoy seguro pero… Voy a averiguarlo. Quédate aquí en casa junto con las chicas y no salgáis hasta que tu hermana o yo os digamos lo contrario. ¿Está claro?


 Yéndose a casa, Phill se puso a pensar en una forma de buscar a Vanessa, pero no se le ocurría nada. Lo peor de todo es que era por su culpa, porque seguramente el secuestrador sería otro de su planeta y a por quien iba en realidad era a por él. Vanessa sólo era el reclamo.
- Esa forma de actuar… Esa ira y rabia contenida… No puede ser otro que Z, estoy seguro.


 Y otra de las cosas que más le cabreaba a Phill era que sus padres no le enseñasen bien todo lo que sabían hacer en su planeta. Tenía ciertas nociones de cosas, pero no sabía cómo saldría si lo intentaba.


 Pero Vanessa se merecía ese esfuerzo, así que Phill lo intentaría todo hasta dar su último aliento si fuese necesario. Por su culpa habían raptado a Vanessa y sería él mismo quien la sacase de allí.


 Mirándose al espejo, Phill respiró hondo y luego cerró los ojos para concentrarse y volver a su forma original, pero no podía. Le estaba siendo de lo más complicado.
- Vamos Phill, sabes que llevas mucho tiempo sin cambiar de forma pero es preciso que lo hagas,-se decía a sí mismo para animarse-. Vanessa te necesita Phill…


 Y pegando un gran grito, Phill comenzó a sentir como si le clavasen mil cuchillos por su cuerpo hasta que, de golpe, el dolor cesó y su forma había cambiado de nuevo. Volvía a tener el aspecto de C34. Ahora quedaba lo más complicado: intentar contactar con Vanessa telepáticamente. Entre gente de su planeta podía, pero con humanos no lo había intentado nunca…
- Vanessa, si estás escuchando mi voz, no te asustes, soy yo, Phill. Vanessa, para responderme sólo tienes que pensar en lo que me vas a decir y lo recibiré. ¿Vanessa? Soy Phill, ¿estás ahí?


 Vanessa creyó escuchar la voz de Phill y comenzó a mirar a todos lados, pero era imposible que estuviera allí, ya que ese tío la tenía encerrada en un sótano bajo tierra. Sin embargo, siguió escuchando su voz hasta que la pudo oír claramente… ¡En su cabeza!
- Vanessa, soy Phill, respóndeme. Para hacerlo sólo tienes que pensar en lo que decir.
- ¿Phill? ¿Eres tú?
- Joder Vanessa, menos mal. ¿Estás bien?
- Sí… Ya me he recuperado de las heridas que me hizo ese desgraciado.
- ¿Quién ha sido?
- Z512 me ha dicho que se llama.

- Ese desgraciado… Te juro que lo mataré. ¿Está por ahí?


 Mirando hacia la puerta, Vanessa vio cómo Z salia tras dejarle un bocadillo y una botella de agua para todo el día.
- Acaba de salir de la habitación.
- Bien, a ver, necesito que me digas qué llevas puesto ahora mismo.
- Pero… ¿Y eso qué importa ahora?
- Vanessa, confía en mí porque lo que estoy pensando hacer es una locura y necesito estar concentrado al 100%. ¿Qué llevas puesto?
- La misma ropa con la que me viste la última vez.
- ¿La misma ropa? Vale… Pues voy a intentar algo y no sé si saldrá bien, así que te voy a pedir que no te asustes.
- ¿Qué quieres hacer?

- Teletransportarme a donde tú te encuentras. ¿Me puedes decir algo del lugar dónde te encuentras?


 Vanessa le dio todas las indicaciones que pudo y de las que se acordaba cuando estaba semiinconsciente por culpa de los golpes de Z. Reuniendo toda esa información, Phill estaba preparado para intentar llevar a cabo su plan, pese a que los nervios le estaban comiendo por dentro.


 Concentrándose en la información que Vanessa le había proporcionado, Phill comenzó a intentar teletransportarse. Sus padres le habían dicho de pequeño lo que tenía que hacer, pero nunca lo había conseguido ni tampoco le pusieron más empeño en que lo hiciese, por lo que le estaba resultando mucho más complicado.
- Venga, sé que puedo, lo voy a conseguir, vamos, vamos, vamos… ¡AHHHHHHH!-gritó Phill comenzando a desvanecerse en el aire-.


 Y, de repente, Phill se materializó frente a Vanessa, quien pegó un bote en la cama asustada.
- Joder… Joder, joder, joder…- no paraba de repetir Vanessa-.

- Vanessa, soy yo, Phill. No tengas miedo,-tranquilizó él-.


 Al escucharle la voz, Vanessa supo que era él y que le decía la verdad.
- Te he echado de menos,-confesó ella justo antes de besar a Phill-. Siento no haberte creído cuando me contaste tu secreto.
- Pero… Si te borré la memoria.
- No lo harías bien porque cuando Z me lo contó, yo empecé a recordar.
- Es que… Oh, lo siento mucho.
- No, lo siento yo por no haberte creído. Ahora sé que me decías la verdad y voy a confiar en ti siempre.
- Vale, pues necesito que hagas una cosa.
- ¿El qué? Cuéntame.
- Piensa en mi casa, en el salón. Recuerda cada detalle, cada rincón, el color de las paredes… Todo. Cierra los ojos si así te concentras más.
- Está bien… ¿Para qué lo necesitas?
- Porque voy a hacer una locura y… No sé si podré teletransportarte siendo tú una humana.

- Yo sé que tú puedes, cariño,-dijo ella-. Confío en ti.


 Cerrando sus ojos, Phill tomó aire y antes de hacerlo, le dijo una última cosa a Vanessa.
- Puede que esto te duela un poco…

Y, poniendo las manos en sus sienes, Phill comenzó a pensar en su casa, en el salón tal y como lo recordaba y, al igual que antes, unos tremendos pinchazos se sintieron en el cuerpo de ambos hasta que de repente…


 Ambos aparecieron en el salón de la casa de Phill.
- Phill, cariño, lo hemos conseguido. ¡Lo has hecho!


 Y sin poderlo evitar, Vanessa se abrazó a él con fuerza.
- Sabía que podrías… Te quiero Phill.
- Oh, y yo también vida mía. Nunca había sentido nada igual a esto.

- Es que las humanas somos especiales,-bromeó Vanessa-.


 Y al separarse, pudo ver que el aspecto físico de Phill volvía a ser humano.
- Wow, ¿cómo lo haces?-quiso saber Vanessa-.
- Pienso en el aspecto físico que quiero tener y me convierto. Pero para eso necesito ver a la persona con precisión para poder ser igual.
- Ah claro, con razón… Ahora lo entiendo todo… Tu fuiste quien se convirtió en mi hermana, ¿verdad?
- Joder… Sí y lo siento. No debí…
- No hace falta que te disculpes, no teníamos nada serio hasta hoy, ¿verdad?
- Pese a todo… ¿tú quieres tener algo serio conmigo?
- Phill, sé que te quiero y no voy a perder esto que siento contigo por malas decisiones del pasado.
- Pero es que esto que sientes es un engaño. Fui yo el que te hizo creer que me querías para poder acostarme contigo.
- ¿Te crees que no lo sé? Z me lo ha contado todo, pero también he de decirte algo… Tú pudiste hacer lo que fuera para acostarte conmigo, pero mis sentimientos son míos y si yo no te quisiera, lo notarías. Tú… Me abriste los ojos. Me hiciste ver que no todo era blanco o negro, sino que hay grises.

- Por eso te quiero tanto, Vanessa…


 Mientras tanto, en el agujero donde estaba encerrada Vanessa se encontraba Z gritando a pleno pulmón, ya que sabía que C34 había tenido algo que ver.
- Te voy a matar, ¿me estás oyendo?-comenzó a decir Z comunicándose telepáticamente con C34-. ¡Voy a acabar contigo! Papá y mamá nunca debieron tenerte…



CONTINUARÁ…