lunes, 30 de abril de 2018

A Real Nightmare || Capítulo 22

CAPÍTULO 22


Ese mismo día, por la mañana, Carmen y Peter se encontraban en los baños femeninos dándose el lote a escondidas cuando escucharon entrar a alguien y decir a los pocos segundos: “Tía, pásame el cigarro que nos van a pillar al final, que eres tonta.” Ambos se quedaron helados porque creían que los iban a descubrir. Parando de besarse, escucharon cómo Esteban entraba y después pudieron oír cómo se besaban.




Una vez que ambos se fueron, Carmen y Peter respiraron más hondo y se pusieron a cuchichear.
-          ¿Te has dado cuenta de que la puta de Lucía se ha besado con el profe de educación física?-le decía al chico-.
-          Sí, ¡qué fuerte! Y se me ocurre algo para vengarnos de ella y de la profe de primaria.
-          ¿Quién? ¿Fina?
-          Sí, esa guarra tiene fustigado a mi hermano y no le aprueba ni un solo examen. Ya es hora de que le den su merecido.
-          ¿Y qué piensas hacer?
-          Verás…




Tras contarse el plan, ambos decidieron salir del baño por separado. No querían ser pillados y más cuando tenían un plan en marcha.




Peter salió más tarde, pensando en las risas que se echaría cuando viera la cara de Fina después de que el plan se llevara a cabo. Estaba seguro de que su chica y él disfrutarían.




A la hora del recreo, Lucía fue al baño después de haberse cambiado en los vestuarios tras la clase de educación física. Pero cuando terminó de lavarse las manos, Carmen la acorraló contra la pared.
-          Vaya, vaya, vaya… Si es la mosquita muerta…
-          ¿Qué quieres, Carmen?
-          Quiero que te vayas de aquí, que desaparezcas, puta.
-          Pues te va a ser complicado porque no me pienso ir de aquí, así que si no me aguantas, atragántate.
-          Oh no, la que se va a tener que aguantar eres tú, bonita. ¿O quieres que vaya contando que te estás tirando al profesor de educación física?
-          ¿Qué? ¡Eso es mentira!
-          Claro, por eso te inventaste que estabas fumando para que entrara en el baño hace un par de horas, ¿cierto?




Lucía bajó la mirada y supo que la había cagado. La habían pillado y ahora estaba a merced de lo que se le ocurriera a Carmen.
-          ¿Qué? ¿Te has quedado sin habla Lucía?
-          ¿Qué quieres de mí?
-          Verás… Hay una profesora que es igual o más puta que tú: Fina. Le está haciendo la vida imposible a mi hermano y me quiero vengar de ella así que, o haces que su vida sea un infierno o yo convierto la tuya en uno. ¿Te queda claro? Me da igual cómo lo hagas, pero hazlo. O sino… Todo el mundo se enterará de que te estás follando al profesor. ¡Anda! Si eres menor… Pobre Esteban, ¿tú crees que lo pasará mal en la cárcel?




Lucía no podía levantar la mirada del suelo. Permaneció en silencio mientras su compañera de clase hablaba sin parar diciéndole todo lo que tenía que hacer. Si no quería que la descubrieran, tendría que hacerlo, pero Fina le caía bien y estaba en contra de cualquier tipo de bullying. ¿Qué podría hacer?




Al salir del baño se encontró de frente con Peter, que hizo un gesto de cortarle el cuello a la vez que le guiñaba un ojo. Rápidamente, Lucía se fue hacia el patio para continuar con el recreo.




Un par de días después, en casa de Marco, se disponían a salir a andar Estela y él cuando una intensa tromba de agua comenzó a caer fuera.
-          Está cayendo una buena… ¿Qué podemos hacer ahora?-preguntó ella-.
-          Podríamos ver una película, si te apetece.
-          Vale, ¿cuál vemos?
-          Mmmmm, ¿los puentes de Madison? La tengo en DVD.




Estela aceptó, así que Marco la puso y comenzaron a verla y comentarla a la vez. Hacía tiempo que ninguno de los dos la veían, así que era como un volver a verla por primera vez.




Marco pensaba en si echarle el brazo por encima de los hombros o no. Ella estaba enfrascada en la peli pero a él esa idea no se le iba de la cabeza.




Finalmente dio el paso y ella aceptó de buen grado. Ambos estaban muy cómodos y juntitos viendo la película mientras iba avanzando en la historia.




En un momento en los que los protagonistas se estaban besando, Estela juntó su cabeza con la de él, como queriendo apoyarla en el hombro y, al girarse Marco, ambos se unieron en un dulce beso que ambos deseaban darse.




A partir de ese momento, dejaron de ver la película y comenzaron a besarse más profundamente, olvidando todo lo que estaba a su alrededor y enfocándose única y exclusivamente en ellos.




Esa misma tarde, unas cuantas horas después, Lucía se encontraba en el patio del colegio sentada en los columpios cuando una deportista Fina apareció en escena vestida de deporte. Venía de hacer footing y tenía reunión con los demás profesores para poner las notas de la segunda evaluación, así que fue al colegio para cambiarse y ducharse en los vestuarios.




Al ver a Lucía tan apagada, se acercó a ella.
-          ¿Qué te pasa Lucía?
-          Nada…
-          ¿Estás preocupada por las notas? Ahora tenemos la reunión pero según he oído tú eres de las que mejores notas vas a sacar.
-          Ya, pero no es eso. No te preocupes profe.
-          Lucía, me preocupo porque nunca te he visto así de abatida, puedes contarme lo que sea, ¿eh?




Pero al no obtener respuesta de la muchacha, Fina decidió sentarse a su lado.
-          Pues si no vas a hablar me quedaré aquí contigo para hacerte compañía.




Lucía no contestó, pero al ver que pasaron cinco minutos y no se movía de ahí, se giró y le preguntó.
-          ¿No tenías la reunión?
-          Voy con tiempo. Y si llego tarde al claustro pediré disculpas y listo.
-          ¡Vale! Hablaré contigo.




Fina sonrió y ambas mujeres se levantaron del columpio para charlar más cómodas.
-          ¿Qué te ocurre Lucía?
-          Te tengo que contar desde el principio pero todo esto tiene que quedar entre tú y yo, ¿vale?
-          Sí, te lo prometo.
-          Está bien… Resulta que desde hace un tiempo el profe de educación física y yo… Estamos juntos.
-          ¡Lo sabía!
-          ¿Lo sabías?
-          A ver, no lo sabía, pero me lo imaginaba. Cuando una chica mira así a un chico… Eso se nota. Pero bueno, como te he dicho, tu secreto está a salvo conmigo. ¿Te pasa algo con él?
-          No, para nada, pero… Por culpa de eso, me están chantajeando.
-          ¿Quién?
-          Más bien quienes… Carmen y Peter.




Fina se extrañó, ya que ambos parecían buenos chicos.
-          No los conozco más que de vista, pero no parecen malos chicos. ¿Carmen es la hermana mayor de Rick Maison?
-          Sí.
-          Uh, pues como sea igual de trasto que él, estás apañada.
-          Pues sí, porque el otro día nos pillaron a Esteban y a mí besándonos en los baños de abajo y en el recreo me dijeron que si no te hacía la vida imposible, lo dirían.
-          Pero a ver, ¿yo qué pinto en todo esto? ¿Y qué dijo Esteban?
-          Esteban no lo sabe. A ver, es que nos pillaron ellos dos porque estaban en el baño como nosotros, pero ellos a escondidas dentro de un retrete y nos escucharon. Y me dijeron que te hiciera la vida imposible por culpa de Rick, el hermano de Carmen, que dicen que lo tienes fustigado y se quieren vengar de ti a través de mí.




A Lucía le temblaba un poco la voz al contarle todo aquello a Fina.
-          ¡Pero si Rick no hace la o con un canuto! Nunca hace los deberes, se porta mal en clase y siempre tengo que mandarlo al pasillo o al despacho del director. ¡Con diez años que tiene!
-          Pues Carmen me dijo eso y luego me encontré a Peter y me amenazó pasando su dedo por el cuello como cortándolo.
-          Vaya dos… Pues eso no puede quedar así. Tenemos que hacer algo.
-          ¿El qué? Si no lo hago dirán que Esteban y yo estamos juntos y no quiero que le pase nada malo. Esteban es mi profesor y bastante más mayor que yo, pero realmente estoy enamorada de él. No quiero que lo manden a la cárcel por mi culpa, justo cuando me queda menos de un mes para cumplir los 18 y largarme de aquí.




Eso último extrañó a Fina.
-          ¿Largarte? ¿Por qué? ¿Y tus padres?
-          Mi madre pasa de mí tres kilos. Cambia más de novios que de bragas y lo único que hace por mí es dejarme dinero en la encimera y un número de teléfono de un restaurante. Cuando no está con un novio suyo está trabajando y nunca la veo. Estoy cansada de estar sola, de recibir broncas por cosas que no he hecho en casa cuando debería estar con mis amigas y no limpiando o haciendo la colada en lugar de estudiar para los exámenes. Por eso intento sacar buenas notas, para obtener una beca para la universidad y largarme de aquí para olvidarme de todo. Quiero comenzar de nuevo y lo quiero hacer en un sitio donde no me miren mal por estar con Esteban. Es la única persona que me ha cuidado, me ha querido y respetado. Si hemos hecho el amor ha sido porque yo quise y lo hablamos. Él nunca ha querido sobrepasarse conmigo. Nunca. Por eso no quiero que le pase nada malo.
-          Vaya… No tenía ni idea de nada de esto…
-          Siento haberme puesto así,-dijo secándose las lágrimas de sus ojos-.
-          No te preocupes. Déjalo en mis manos, que yo te ayudaré. Ninguno de los otros saben que me lo has contado, así que es una ventaja para nosotras.




Lucía abrazó instintivamente a Fina. Sabía que era una buena profesora, pero esa conversación con ella le había demostrado que era mejor persona incluso.




Pasando por su clase, cogió la mochila y se fue a los baños de abajo para cambiarse. El claustro de profesores empezaba en media hora y quería estar lista.




Entrando en el baño, estaba todo en silencio. Lo que no sabía era que había dos chavales que se habían colado en el colegio para hacer… cosas.




Y esos chicos no eran otros que Carmen y Peter. Les daba morbo follar en la escuela, así que se colaron por el patio mientras las limpiadoras iban a la habitación de la limpieza para coger los productos.




Y sin notar nada, Fina entró en el baño contiguo. La pareja estaba tan inmersa en el sexo oral, que no eran conscientes de que había entrado alguien a ese mismo baño.




Tras escuchar un “sigue chupándomela, qué bien lo haces”, Fina se sorprendió, ya que era una voz masculina. Subiéndose al váter, descubrió a Carmen haciéndole sexo oral a Peter…




A todo esto, Esteban había llegado a la sala de profesores cuando escuchó un enorme grito. ¿Qué había pasado?




Fina sacó a los jóvenes del baño y, sin dejarles tiempo a vestirse, los llevó camino al despacho del director delante de ella. Justo pensaba en un plan para ayudar a Lucía cuando fue el plan el que vino a ella. Se estaba desternillando a costa de los chavales que, con mucha vergüenza, iban semidesnudos a recibir la mayor bronca de sus vidas.




Salió Esteban de allí y al ver a los chicos en ropa interior y a Fina detrás, se preocupó y mirando a su compañera, frunció el ceño queriendo saber qué ocurría. Ella hizo un gesto de mete-saca con sus manos y Esteban abrió la boca sorprendido.




Pero Fina quería decirle algo más, así que, por señas junto con movimientos de la boca, le dijo que llamara a Lucía. Ahí fue cuando Esteban se asustó y fue rápidamente al baño masculino a llamar por teléfono.




Revisando que los baños estuvieran vacíos, llamó a Lucía.
-          Lucía, ¿estás bien? Fina me ha dicho que te llamara.
-          Está todo bien, no quiero preocuparte.
-          ¿Preocuparme? Fina lleva a Carmen y Peter en ropa interior al despacho del director y no quieres que me preocupe.
-          ¡¿CÓMO?!
-          ¿No sabías nada?
-          ¿Cómo quieres que lo sepa si estoy en mi casa?
-          No sé, pero Fina me ha dicho que te llamara…




Lucía estaba sorprendida porque no se esperaba que Fina hubiera actuado tan rápido. Menuda efectividad.
-          Te diría que me llamaras porque esos dos nos escucharon besarnos en el baño el otro día y me dijeron que tenía que hacerle la vida imposible a Fina si no querían que lo contaran por ahí. Pero hoy me vio Fina muy triste y se lo tuve que contar. Me dijo que se encargaría de todo, pero no sabía que lo iba a hacer tan pronto.
-          Ostras… ¿y por qué no me dijiste nada? Ya sabes que voy a estar siempre para ti.
-          Lo sé, pero quise mantenerte al margen porque tú te juegas más que yo. ¿Sabes? En cuanto cumpla los 18, tú y yo nos fugamos de aquí. Nos iremos a donde no nos conozca nadie…




CONTINUARÁ…

jueves, 26 de abril de 2018

A Real Nightmare || Capítulo 21

CAPÍTULO 21


Una mañana Marco recibió una llamada de teléfono y, al ver quién era, se sorprendió.
-          Hola Estela, ¿cómo estás? Yo bien, gracias. Sí, dime. Ajá. ¿Y quieres que vaya contigo? Ah claro… Pues sí, no hay problema. Nos vemos esta tarde entonces. ¡Hasta luego!




Mientras tanto, en el colegio Fina tenía hora libre y se encontraba en la sala de profesores repasando el temario para su próxima clase.




Minutos más tarde entra Esteban sin que Fina se dé cuenta.
-          Menudo cafelazo me voy a tomar ahora. Estoy muerto de sueño. ¡Hola Fina!
-          Hola,-dijo sin levantar la mirada del libro-.




Tras servirse la taza de café se quedó mirando a Fina mientras se sentaba junto a ella.
-          Chiquilla, menudo enganche llevas. ¿Tan interesante es el libro de…?-dijo mirando el libro antes de continuar-. ¿Geografía?
-          Estoy concentrada…-dijo mirando un momento arriba, pero al ver que era Esteban, paró de leer-.




Con una sonrisa de oreja a oreja, Fina dejó de leer al instante y cerró el libro. Quería sonsacarle si había algo entre esa alumna y él.




Consciente de la mirada de Fina, Esteban se hacía el remolón porque sabía que esa expresión de su compañera era porque quería algo. Pero sin soportar más su incesante mirada, la miró directamente a los ojos.
-          ¿Qué pasa?
-          Nada… Pues, quería preguntarte por cómo te van las clases, pero si te pones así…




Esteban estaba muy despistado. ¿Seguro que era por eso nada más? Conocía muy bien a Fina como para que sólo tuviera esa inocente pregunta.
-          Bien, como siempre. ¿Y ese repentino interés?
-          Esteban, aparte de mi compañero eres mi amigo, ¿no puedo interesarme por ti?
-          Sí, pero… Me resulta muy raro.
-          Me ofendes Esteban. Hay que ver…
-          Jope, lo siento Fina. Me había dado la sensación de que querías algo más.
-          ¿Yo? ¿Qué te creías que te iba a preguntar?
-          No sé, pero esta conversación se está volviendo muy rara…




Ante la tensa conversación en la que se estaba tornando, Esteban prefirió salir de allí y huir como un valiente.
-          Bueno, voy a ver qué quiere Roberto, que me dijo que tenía que hablar conmigo y ahora que estoy libre veré si necesita algo. ¡Hasta luego Fina!
-          Adiós, adiós…




Al salir de allí, pasó frente a los baños y escuchó la voz de una chica dentro.
-          Tía, pásame el cigarro que nos van a pillar al final, que eres tonta.




Pero cuando entró, para su sorpresa, no había ni cigarro ni varias chicas, sino que era Lucía y estaba sola.
-          ¿Qué estás haciendo aquí Lucía?
-          Tenía ganas de ir al baño y te escuché en la sala de profesores y quería verte.
-          Lucía, te la estás jugando mucho. Venga, vete a clase.
-          Después de que me quites el cigarro que tengo TANTAS GANAS de fumarme, ¿no profe?-dijo haciendo énfasis en esas palabras-.




Esteban se acercó y besó suavemente los labios de la chica. Al separarse quiso besarlo otra vez pero él la paró.




Lucía comprendió que era el momento de irse a clase y no jugársela.
-          Y que no te vuelva a ver aquí en horas de clases señorita,-dijo Esteban para evitar posibles comentarios-.




Ya por la tarde, Marco estaba muy nervioso y no sabía si la ropa que se había puesto le quedaba bien, por lo que llamó a sus hijos para que le dieran su opinión.
-          Te queda genial papá. Pareces un galán.
-          ¿En serio? ¿Crees que me queda bien?
-          Papá, la vas a impresionar, hazme caso.




Poco después llegó Juan y opinó lo mismo.
-          Estás que lo rompes papá. Mateo, ¿te imaginas que Estela y él…?
-          Ay hijo, no digas tonterías,-dijo algo enfadado-.
-          Uh, pues estaría muy bien. Me encantaría verlo feliz porque ella es una buena mujer,-corroboró Mateo a su hermano-.




Como se acercaba la hora, no quería llegar tarde y se despidió de sus hijos.
-          Estáis locos, os quiero, pero sois un par de locos.
-          Disfruta de la cena papá. Sé tú mismo y pásalo en grande.
-          Pareces tú el padre y yo el hijo, Mateo…




Al igual que con Mateo, Marco abrazó a Juan.
-          Papá, como es una cena de antiguos compañeros de clase de Estela, déjale el protagonismo a ella, pero si te lleva como pareja, compórtate como algo más que un amigo.
-          Hijo, déjame a mí que haga lo que crea mejor, venga ya.
-          Ayyyy mi padre, que está como un adolescente jajaja.




Pero Estela había llegado antes de la hora y al ver a Ainhoa, creyó reconocerla del juicio de Antonio.
-          Buenas noches señora. ¿A dónde va?
-          Estoy esperando a Marco, del segundo piso.
-          Estupendo. ¿Quiere que le avise?
-          No, bajará de un momento a otro. Por cierto, disculpe mi indiscreción pero… ¿usted es Ainhoa Márquez?




En ese momento, Ainhoa cayó en la cuenta de quién era esa señora y se levantó automáticamente de su sitio.
-          Señora, siento todo lo que ocurrió. Su marido me sedujo y yo en ese momento no tenía tantos escrúpulos como ahora y cometí varios errores. Lo siento de todo corazón y espero que algún día consiga perdonarme.
-          Es mi exmarido ahora mismo. Y no tienes por qué pedirme perdón, soy yo quien te quería pedir disculpas.




Ainhoa se sorprendió. Ella se había acostado con Antonio y esa mujer era su esposa en ese momento, ¿por qué tendría que pedirle perdón ella?
-          No la entiendo señora…
-          Puedes llamarme Estela. Quiero pedirte disculpas porque mi exmarido actuó mal, se aprovechó de ti, una chica joven y de buen ver. Encima te extorsionó luego con las grabaciones de los vídeos… Ninguna mujer se merece eso que has sufrido tú. Lo siento porque podría haber evitado esto si hubiera estado más pendiente de lo que hacía mi exmarido por entonces.
-          Pero señora, usted no tiene culpa de nada. La verdadera víctima es usted, que estaba casada con él y fue quien sufrió… los cuernos de su marido.




En ese momento, el ascensor se abrió y Marco bajó encontrándose esa escena. Mirando a Estela, la vio muy arreglada y guapa.




Ambas mujeres acabaron abrazándose agradecidas la una de la otra.




Al girarse y ver a Marco tan apuesto y arreglado, Estela sonrió gratamente.
-          Qué guapo Marco.
-          Muchas gracias Estela. Tú también estás muy guapa.
-          Está genial Marco,-dijo Ainhoa guiñándole el ojo a modo de cómplice-.




Estela había quedado con sus compañeros de facultad en un restaurante cercano y allí llegaron Marco y ella listos para disfrutar de la comida, la compañía y de las risas contando viejas anécdotas.




Se hacía tarde y ambos decidieron dar por terminada la cena e irse del restaurante después de pasar un buen rato de cháchara.
-          Bueno, ¿qué te apetece hacer ahora?-preguntó él-. ¿Quieres que te lleve a casa?
-          No, me gustaría dar un paseo para bajar la cena, si no te importa.
-          No hay problema Estela.




Los dos se pusieron a andar mientras comentaban cosas de los compañeros de clase de ella y se contaban otras de ambos hasta que llegaron a un precioso parque algo apartado.
-          ¡Qué parque más bonito!-exclamó ella-.
-          Para bonita ya estás tú,-pensaba Marco que no le quitaba ojo a su acompañante-.




Como estaban cansados, vieron un banquito y fueron allí para sentarse y descansar un momento antes de proseguir el paseo hasta la casa de ella.




Estela estaba muy agradecida por la noche que había pasado con Marco, por lo que se lo dijo abiertamente.
-          Muchas gracias por la noche de hoy. Ha sido genial.
-          Gracias a ti por acordarte de mí. Si te soy sincero, no me lo esperaba. Fue toda una sorpresa.
-          La verdad es que llevaba tiempo dándole vueltas, porque iban a ir todos con sus maridos y mujeres y como ocurrió aquello con Antonio, no quería ir. Pero me insistieron tanto en que fuera, que no quería ir sola. Así que para ellos tú eres mi… marido.
-          Oh, no les has dicho nada, ¿no?
-          No, no me he sentido bien diciéndoselo, así que prefiero que piensen eso antes que decirles la verdad. De todas formas, estoy seguro que serías mejor marido mío de lo que fue Antonio alguna vez.




Esa frase dejó desconcertado a Marco. Lo último que se esperaba por parte de ella era una “confesión” como aquella. Y sin poderlo evitar, un ligero cosquilleo acompañado de un pellizco en el estómago, comenzó a brotar para Marco.




Todavía en las nubes, Estela pensaba en si había hecho bien en decirle eso a Marco, pero era lo que sentía y tenían unas edades en las que no podían perder el tiempo.
-          Me está entrando frío,-dijo ella para animar a Marco-.




Como buen caballero, quiso quitarse la chaqueta, pero Estela se negó.
-          Con que me eches el brazo por encima es suficiente. No quiero que cojas frío por mi culpa.




Tras dejarla en su casa, Marco volvió a la suya y se cambió. Tumbándose en la cama, seguía en las nubes sin saber por qué se sentía como un adolescente con su primer amor. ¿Se lo debería contar a sus hijos? No estaba muy seguro pero… ¿y si salía mal?




CONTINUARÁ…