viernes, 27 de diciembre de 2019

Capítulo 23 || Trampas

Nada más salir de la prisión, Álvaro se dirigió hacia uno de los sitios que le había dicho Kike. ¿Estaría ahí la persona que buscaba? En breves instantes lo averiguaría…


 Cuando cruzó el umbral de la puerta, Álvaro recorrió con la mirada la estancia hasta que la encontró. Esa chica era con quien tenía que hablar e iba a hacerlo rápidamente.


 Sentándose frente a ella, Álvaro la siseó y captó su atención.
- Luz María, sigue mirando hacia el ordenador como si no te estuviera hablando.
- ¿Quién eres?
- Soy Álvaro, un amigo de Kike, el hermano de Dylan. Es de vital importancia que le des el siguiente mensaje de su parte lo más pronto posible.
- Joder, esto parece una película…
- Pues te aseguro que no lo es, así que mantén la atención y sigue mirando al frente.


 Haciendo caso a Álvaro, Luz escuchó el mensaje y lo guardó en su memoria. Ahora era el momento de irse tranquilamente de la biblioteca y decírselo a su padrastro.


 Yendo rápidamente hacia casa, se encontró a Dylan viendo la tele con su hermano pequeño.
- Hola familia,-saludó la muchacha-.
- Buenas Luz. Qué pronto has vuelto, ¿no?
- Sí… ¿Podemos hablar un momento?


 Levantándose, Dylan fue hacia ella.
- Dime, ¿qué pasa?
- Necesito decírtelo en privado…
- Vale… ¿Tan grave es?
- Sí…


 Yéndose hacia el comedor, ambos tomaron asiento y Luz comenzó a decirle el mensaje que Kike le había dado para él a través de Álvaro.
- Estando en la biblioteca vino un hombre y me dio un mensaje del tío Kike.
- ¿Un hombre? ¿Qué hombre?
- Me dijo que era amigo de tu hermano y me dio un mensaje de su parte.
- ¿Qué te dijo?
- Me dijo que había sido acusado injustamente, que el comisario Pelayo era un hombre corrupto que tenía una obsesión insana con su hija y que la tenía encerrada en su casa, en una habitación tapada por una estantería.
- Joder…
- También me dijo dónde vivía el comisario y que te pidiera que fueras a rescatar a Silvia. Sabe que te pide mucho pero desde la cárcel y en aislamiento no puede hacer nada. ¡Ah! Casi se me olvida, ese tal Álvaro me apuntó su número de teléfono por si lo necesitabas en algún momento.


 Dylan estaba atónito. Lo que le pedía su hermano era muy peligroso pero se lo debía por todo lo mal que lo había tratado en el pasado.
- Está bien. Cariño, tú vete a ver la tele con tu hermano y si te pregunta dile a mamá que… He ido a hacer unas cosas, que no tardo mucho, ¿vale?
- Sí, descuida.
- Vale, pues me voy ya antes de que sea más tarde.
- Ah y ten cuidado…


 Dándole un beso en la frente a su hijastra, Dylan se fue hacia la casa del comisario y, justo al llegar lo vio salir de allí. Era el momento perfecto para entrar…


 Teófilo, haciendo un pequeño calentamiento previo, se puso en marcha y comenzó a hacer footing por las calles de alrededor de la casa sin saber que, a unos cuantos metros de distancia, querían entrar en su vivienda…


 Dirigiéndose hacia la zona trasera para evitar miradas indiscretas, Dylan comprobó que no había vallas ni cámaras, por lo que entrar en la casa no sería tan complicado como se lo esperaba.


 Mientras tanto, Eduard llegó a la casa donde vivía su hijo y se encontró con Luz y su hermano viendo la tele.
- Buenas tardes chicos, ¿cómo estáis?
- Hola Eduard. Bien, aquí viendo la tele, ¿y tú?-contestó Luz-.
- Bien, buscaba a mi hijo… ¿Está por aquí?
- No, acaba de salir.
- Mierda. Me prometió que iríamos al cine esta noche.
- Es que… le ha salido otro plan más… urgente.


 Levantándose, Luz se dirigió hacia Eduard.
- ¿Qué está pasando aquí?-preguntó él-.
- Vamos para el comedor y te cuento.


 Sin encender ninguna luz y con el ocaso en el horizonte, a Dylan se le complicaba la visión dentro de la casa, pero aún así se puso a buscar a la muchacha.
- Bien, primer delito cometido: allanamiento de morada,-pensaba Dylan-.


 Al subir al piso superior, pudo ver en el pasillo varias puertas y, sin saber mucho qué hacer, comenzó a investigar los dormitorios.


 Entrando en todos y cada uno de ellos, no encontró a nadie, estaba todo en su sitio, limpio y ordenado.


 Pero al salir, Dylan se acordó de que Luz le había dicho que Silvia estaba encerrada en una habitación oculta tras una estantería. ¿Sería esa estantería a la que se refería? Sólo había una manera de descubrirlo…


 Comenzando a empujar, Dylan vio en el suelo señales y marcas de arrastre por lo que supo que se trataba del lugar indicado. Cuando vio la puerta, comenzó a empujar más fuerte.


 Al entrar, Dylan se encontró a Silvia rodeada de muchos trastos, muchos de ellos inservibles. Creyendo que se trataba de Teófilo, Silvia permaneció en silencio hasta que escuchó la voz de su rescatador.
- Silvia soy Dylan, me envía Kike. Voy a sacarte de aquí.


 Tras haberle contado a Eduard lo mismo que a Dylan, el patriarca de la familia no podía dejar solo a su hijo en esa situación tan peligrosa y comprometida. Yendo hasta el lugar, vio la casa a lo lejos cuando se dio cuenta de que alguien estaba acercándose a ella.


 Esa persona no era otra que Teófilo, quien había terminado de hacer ejercicio y se dirigía hacia su casa para darse una ducha fría.


 Abriendo la puerta con llave, Teófilo saludó a su hija desde abajo.
- Cariño, ¡ya estoy en casa!


 Dándose cuenta del peligro que corrían si lo encontraba allí, a Dylan se le ocurrió un plan.
- Quédate aquí Silvia. Volveré en un momento… Tú actúa con normalidad.


 Subiendo las escaleras, Teófilo se dirigió hacia el baño frente a la habitación donde tenía encerrada a su hija.
- Me pego una ducha y voy a verte, princesa mía…


 Dylan se había escondido en una de las habitaciones cercanas y comenzó a buscar algún objeto para golpear a Teófilo y poder sacar a Silvia sin problema, pero lo único que encontró fue una puerta que daba a una terraza.


 Al salir, pudo ver a su padre con cara de angustia frente a la casa.
- ¿Papá? ¿Qué haces aquí?
- Hijo, ¿qué demonios haces ahí dentro? ¿No sabes que el comisario está dentro?
- ¡Lo sé! Por eso estoy intentando buscar algo para atizarle.
- Hijo, baja de ahí y llamemos a la policía. Ellos sabrán lo que hacer.
- Joder pero, ¿y la chica? No la podemos dejar ahí encerrada. ¿Y si la mata?
- Es que… ¿Y si te descubre y te mata a ti?
- Tengo que ayudarla, lo siento.


 Teófilo cantaba en la ducha mientras el agua recorría cada parte de su cuerpo. Con tanto ruido, no escuchó absolutamente nada de la conversación que habían tenido fuera Dylan y Eduard, por suerte para ellos…


 A todo esto, Silvia se preguntaba por Dylan, ¿estaría bien? Ella desde ahí tampoco podía escuchar con claridad, así que cruzaba los dedos para que hubiese escapado con vida de allí. Su padre podía ser muy peligroso cuando quería…  


 Saliendo completamente desnudo del baño, Teófilo se dirigió hacia la habitación y comenzó a empujar la estantería sin sospechar que la habían movido minutos atrás.


 Entrando en la habitación, saludó a su hija como siempre la tenía acostumbrada.
- ¿Cómo está la princesa más bonita de esta casa?
- Bien,-dijo en un tono muy cortante-.
- ¿Se le habla así a papi?
- No…
- ¿Cómo se le habla a papi entonces?
- Con cariño y dulzura…
- Muy bien mi vida. Ahora juguemos un ratito. Te parece bien… ¿A los papás y las mamás?
- ¡Sí papi!-dijo ella mientras un cruel escalofrío le comenzó a recorrer su espalda-.


CONTINUARÁ…

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Capítulo 22 || Trampas

Aquellos dos agentes detuvieron a Kike y lo acusaron de secuestrar a la hija del comisario y, teniendo en cuenta que tenía un asesinato en sus antecedentes, lo metieron rápidamente en prisión provisional hasta la celebración del juicio.


 En cuanto Álvaro volvió a ver a Kike con el mono naranja, agachó su cabeza y lo acompañó a la zona de celdas junto con un nuevo preso que también entraba ese mismo día.
- ¿Qué has hecho ya Kike?-preguntó Álvaro-. ¿A quién has molestado?
- Al comisario Pelayo.
- Uf… Lo tienes jodido chaval. Ese tío es como Dios. No ocurre nada sin que él lo sepa…


 Al entrar en la zona de celdas, Kike miró a su derecha y vio a uno de los presos y, volviéndolo a mirar otra vez, creía estar viendo visiones. ¿Era quien realmente creía?


 Metiendo en su celda al otro nuevo preso, Álvaro se acercó para hablar con su compañero.
- ¿Qué tal por aquí?
- Todo bien, estaba viendo el partido con la tablet y, no sabes el golazo que ha metido Coudinho.
- Venga ya, ¿el manco ese?


 A través de la celda, Kike le habló a su compañero de al lado.
- ¿Henry? ¿Eres tú?
- Claro… ¿Qué haces de nuevo aquí Kike?
- Pero… ¿Cómo es posible? Te creía muerto… Todos los medios dijeron que el autobús se incendió y no quedó nadie vivo.
- Tú no sueles ver la tele, ¿verdad? Todos murieron menos yo… Es una historia muy larga. Ya te la contaré… ¿Y tú qué haces aquí?
- Por hacerte un resumen… Me he enamorado de una chica que tiene un padre que está loco en el más literal sentido de la palabra que encima es comisario de policía y que me ha acusado de secuestrar a su hija cuando fue ella la que se escapó…
- Joder macho, estas cosas solo te pasan a ti… ¿Y quién es el comisario ese?
- Se llama Teófilo Pelayo.
- ¿El cabrón de Pelayo? Uh, con la Iglesia hemos topado…


 Sentándose en la cama, Kike suspiró y pensó en alguna forma de salir de allí pero… Si se escapaba tendría que estar huyendo toda su vida y no quería eso, por lo que tendría que buscar una forma legal. ¿Cual? Eso era lo que ya no sabía…  


 A la mañana siguiente, Dylan estaba revisando la prensa online cuando vio una noticia que decía: “El asesino confeso de Katashi Yamamoto de nuevo en la cárcel por secuestrar, presuntamente, a la hija de un importante comisario”.
En cuanto vio ese titular, Dylan corrió a leer la noticia y lo que decía no se lo podía creer. ¡Eso de lo que hablaban no podía ser cierto!  


 Bajando a la cocina, se encontró a Micaela limpiando un poco.
- ¿Has leído la prensa hoy?-quiso saber Dylan-.
- ¿Crees que con la faena que tengo he tenido tiempo?
- Es que acabo de leer que han metido a mi hermano en la cárcel por secuestrar a la hija de un comisario.
- ¿Tu hermano? ¿Kike?
- Sí, sí, el único hermano que tengo.
- No puede ser…
- Tengo que asegurarme. Voy a su casa.


 Cambiándose de ropa, Dylan se presentó en casa de su hermano y allí no había nadie. Las luces estaban apagadas y no se escuchaba ni un ruido.


 Yéndose a casa de su padre, Dylan llamó a la puerta porque con las prisas se había olvidado de la llave.
- A ver si alguno sabe algo…


 Yendo en busca de Mandy, le preguntó directamente.
- ¿Sabes algo de Kike?
- ¿De Kike? No, hace ya días que no hablamos, ¿por qué?
- Pues mira la prensa, que hablan de él…
- ¿La prensa? ¿Qué ha pasado?


 Subiendo al piso de arriba, vio a su hermana Candy y le preguntó si sabía algo de Kike pero ella tampoco tenía noticias.
- Te noto agitado, ¿pasa algo?
- Échale un vistazo al periódico anda…
- ¿Para qué?
- Tú hazlo y sabrás el por qué.


 Entrando en el dormitorio de su padre, lo vio frente al ordenador haciendo sus cosas del trabajo, como los tenía acostumbrados a todos.
- Papá, tenemos que hablar.
- Coño, qué susto me has dado. ¿Qué ocurre Dylan? No te esperaba por aquí.
- Han metido a Kike en la cárcel.


 Levantándose, Eduard comenzó a sonreír sin terminar de creérselo.
- ¿De qué me estás hablando? ¿Qué clase de broma es esta?
- No es ninguna broma papá. Acabo de leerlo en la prensa online y he flipado en colores.
- Pero… ¿qué cojones ha hecho para que lo metan allí?
- Según dicen ha tenido secuestrada a la hija de un importante comisario de la ciudad durante varios días y fue el mismo comisario y padre de la víctima quién la encontró y detuvo a Kike.
- Pero… ¿Kike?


 Dylan no se creía nada de lo que había leído en la noticia.
- ¿No te parece extraño? Kike estaba tan contento estudiando en la universidad, sacándose su carrera, con nuevos amigos… Y de repente lo siguiente de lo que nos enteramos es de que supuestamente ha secuestrado a una chica. Aquí hay algo que no me cuadra papá.
- Ya, ni a mí tampoco… Pero como en sus antecedentes saldrá que mató al tío ese, aunque diga que fue en defensa propia y tal, te puedo asegurar que va a ser un punto negativo para tu hermano.
- Yo voy a ir a verlo, ¿te vienes?
- Vamos.


 Estaba aún dormido Kike cuando uno de los funcionarios lo despertó a voces.
- ¡De la Salle! Arriba. Es hora de levantarse.
- ¿Ya es la hora?
- Sí, así que levántate ya coño.
- Pero, ¿por qué?
- ¡QUE TE LEVANTES OSTIA!


 Al escuchar los gritos, Henry se despertó y le preguntó al funcionario.
- Eh, ¿qué está pasando?
- Lo que a ti no te importa Jackson, así que calladito estás más guapo.
- Uy qué raro...-pensó Henry-. Aquí está pasando algo extraño que no me está gustando ni un pelo.


 Todavía con los ojos pegados y llenos de legañas, Kike comenzó a incorporarse sin saber por qué lo habían despertado más pronto que a los demás. ¿Qué estaba pasando?


 Sin saber qué ocurría, el funcionario le hizo caminar hacia delante dirigiéndose hacia las escaleras para bajar al piso inferior.
- ¿Me llevas a aislamiento, jefe?-quiso saber Kike-.
- A mí no me mires. Son órdenes de arriba…
- Pero, ¿qué coño he hecho?
- Cabrear a quién no debías por lo que parece así que…


 Encerrándolo en una de las celdas de aislamiento, en completa oscuridad, Kike escuchó cómo la puerta se cerraba y cómo la llave activaba todas las cerraduras. En aquella ocasión, al igual que la habitación, veía su futuro muy negro y esta vez no creía que hubiera luz al final del túnel…


 Entrando Álvaro en esa sección, Henry lo llamó.
- Álvaro, ven un momento.
- ¿Qué pasa Henry?
- ¿Sabes dónde está Kike?
- Kike está...-dijo mirando a su celda y dándose cuenta de que allí no estaba-. Mierda, ¿dónde está?
- Pregúntale a Robocop, que el colega se lo ha llevado a aislamiento.


 Quedándose sin habla, Álvaro no podía creerse lo que oía.
- ¿A aislamiento? ¿Por qué?
- Coño, si no lo sabes tú que eres el funcionario, imagínate yo…
- Espera un momento Henry, voy a averiguar qué cojones está pasando aquí.


 Álvaro confiaba ciegamente en Henry desde que el autobús donde lo trasladaban explotó. En ese momento supo que Henry no estaba muerto como todos los medios decían, porque si le había roto la nariz de un puñetazo en cuanto le dijo que sería él quien los llevase en el traslado, era porque sabía que algo malo iba a ocurrir y esa explosión no era casual.
Dirigiéndose hacia su compañero, le preguntó directamente sobre el paradero de Kike.
- ¿Te has llevado a Kike a aislamiento?
- Sí, ¿ya te lo ha dicho tu soplón de turno?
- Eh, ya sabes que con Henry ni mijita si no quieres vértelas conmigo. ¿Por qué coño has llevado a Enrique de la Salle a aislamiento?
- Yo que sé tío, me ha llamado el director para decirme que le debía un favor a un jefe de policía y que a su vez éste le debía otro a un comisario o yo que sé. ¿A ti qué más te da? Es un preso más y ya está. No te comas el tarro tío.


 Minutos después, la alarma sonó y las puertas de las celdas se abrieron para dejar salir a los presos por la sala. Dos de ellos se pusieron a jugar a las cartas mientras los demás comenzaban a salir medio dormidos aún.


 Pasando junto a Álvaro, Henry le preguntó sobre lo que ocurría.
- Al parecer Kike se ha metido con un pez gordo… Y está pagando las consecuencias.
- Hijos de puta, qué cabrones que son todos. Cerdos hipócritas…


 Acercándose a Henry, otro de los presos le preguntó qué le ocurría.
- Que estoy harto de que los malos de verdad les echen las culpas a gente que no se puede defender para que paguen por cosas que no han hecho mientras los otros siguen teniendo la libertad para continuar igual. Y se creen que con dinero todo lo van a arreglar… Pero no tío, la mierda siempre flota y huele y al final todo se sabrá.
- Nunca te había visto tan ofuscado tío.
- Ethan, me conoces desde hace tiempo y a mí las injusticias me pueden tío. Ya sabes lo que pasó con Abdel al final.
- Sí, qué listo fuiste diciéndole a ese tío que lo incluyera en el traslado… Como sabías que todos iban a morir menos tú, hiciste tu lista para quitarte a los cabrones del medio.


 Sentándose, Ethan y Henry continuaron hablando.
- Y si pudiera lo haría ahora otra vez.
- Estás así por lo del chico ese, ¿no? ¿Kike era?
- Sí. Que al parecer se ha metido con gente peligrosa y ahora van a por él. Pero ya te digo yo que tengo que hacer algo por ayudarle. Sea lo que sea…


 Irremediablemente, otro de los presos escuchó la conversación que tenía Henry y, habiendo sido uno de los funcionarios que estuvo trabajando ahí, comenzó a reírse.
- Henry, tú aquí no vas a poder hacer una puta mierda. Todo el liderazgo que tenías aquí lo has perdido y ahora eres un mierda, como todos los demás que estamos aquí. Somos la escoria de la sociedad y por eso estamos apartados, porque somos la peste, lo que todos desechan y nadie quiere.
- Mira Alan, sigue jugando tu partida de cartas y métete en tus asuntos, ¿te he hablado con suficiente claridad o te lo escribo en braille?


 Ethan, pensando en el caso de Kike también supo en su interior que algo no le terminaba de cuadrar. Si Kike era un chico que había matado al que asesinó a su madre que justamente la tenía secuestrada a ella y a otras chicas más… ¿A cuento de qué iba él a secuestrar a una chica? No… No tenía mucho sentido.


 Mientras tanto, en el piso de abajo Álvaro visitaba a Kike.
- Acaban de estar aquí tu padre y tu hermano pero como estás en aislamiento no puedes recibir visitas.
- Joder, me cago en mi puta vida…
- Pero yo acabo mi turno en una hora así que… Si tú hablas conmigo yo… Podría pasarme por casa de tu padre y, comentarle de casualidad, lo que tú quieras decirle…


CONTINUARÁ…