jueves, 10 de mayo de 2018

A Real Nightmare || Capítulo 25

CAPÍTULO 25


Un rato después, Marta y su primo volvieron a casa y se encontró con su casa vacía. ¿Dónde estaban todos?




Al entrar llamó a sus padres, pero no contestó nadie, así que se puso a buscarlos por la casa cuando encontró una nota que decía que estaban en la azotea del edificio haciendo una barbacoa.




Al subir, se encontró con Adri saliendo de la casa.
-          ¿Pero dónde están todos, Marta?
-          Arriba, mi padre me ha dejado una nota.
-          Anda coño, pues ya podrían haberme avisado los míos.




Cuando llegaron arriba se encontraron un gran ambiente, todos charlaban, reían y compartían cosas mientras que Mateo hacía la barbacoa para comer.




Lucía se levantó y saludó a los chicos.
-          ¡Hola chicos! Soy Lucía, ¿vosotros sois los hijos de Mateo y Juan?
-          Sí…-dijeron tímidamente-.
-          Ya se os nota, os parecéis muchísimo jejeje. La comida está haciéndose, así que si queréis bajar a la piscina… Mis hijos están allí con Lucas.




Ambos jóvenes sonrieron agradecidos antes de dar media vuelta y bajar mientras que Adri se acababa de acordar de que esa mujer era la que había visto junto a semejante pivón rubio. Si no estaba equivocado, iba a tener muy buenas vistas…




Al bajar, los primos quedaron en verse abajo en unos 5 minutos tras cambiarse y ponerse los respectivos bañadores.




Y como habían dicho, bajaron y se encontraron con un buen panorama. Los niños estaban jugueteando en el agua, tirándose por el tobogán y los más mayores tomaban el sol en una tumbona.




Al ver a los chicos rubios que habían visto antes en la plaza, se quedaron inmóviles. ¿Ellos eran los hijos de los amigos de sus padres? ¡Olé!
-          Tío Adri, ¿has visto quiénes son?
-          Sí, la rubia buenorra.
-          Y el rubio potente… ¿Qué hacemos tío?
-          Vamos a acercarnos, que no nos van a comer mujer.
-          Habla por ti, que yo a ese rubio le pego un bocado y me lo meriendo en un salto.
-          No me seas guarra, prima jajajaja.




Mientras tanto, Lucía le brindaba su ayuda a Mateo, que estaba preparando las salchichas, el bacon, los chorizos, costillas…




Tras un rato de conversación con Mateo, Lucía fue a sentarse y a hablar con todos los demás que charlaban animadamente.
-          Como te lo digo,-decía Esteban-, no podía creerme que fuese ella. ¡¿Una actriz de Hollywood en mi gimnasio?! Era increíble jajaja. Eso sí, es más apariencia que físico. No tiene fondo y a los cinco minutos de correr ya estaba asfixiada.




Y Fina, dirigiéndose hacia Lucía, le preguntó sobre su vida.
-          ¿Y qué ha sido de ti?
-          Pues cuando nos fuimos de aquí comencé la universidad, pero como me quedé embarazada lo tuve que posponer porque los mellizos no esperaban. Ya has visto lo hermosos que han salido.
-          Sí, son muy guapos los dos.
-          Casi todo al padre, nada más tienes que verlos.
-          Bueno, también tienen muchas cosas tuyas, lo que pasa es que no te das cuenta.
-          Ya, eso sí es verdad.
-          Y bueno, ¿qué hicisteis después?




Ambas chicas siguieron contándose sus cosas.
-          Cuando los niños tenían un año nos casamos para terminar de formalizar nuestra relación y al principio nos manteníamos con el sueldo de Esteban, pero un día pasé por delante del teatro y vi que estaban haciendo un casting para una película y me presenté por probar. Pues resulta que me cogieron como extra y unos meses después me llamaron de otra empresa para un papel secundario y de momento nos va bien. Así que, quién me lo iba a decir, actriz secundaria de películas.
-          Vaya, la de vueltas que da la vida.
-          Y que lo digas, nunca para de sorprender. ¿Y cómo te fue a ti? Por lo que tengo entendido eres la señora directora del colegio, ¿no?




Abajo, Adri y Marta se acercaban cuidadosamente hacia los hijos de Esteban y Lucía mientras que el otro hijo de ambos y Lucas, el hijo pequeño de Fina y Mateo, jugaban en la piscina pegando voces.




Adri fue el primero en llegar a la altura de los otros chicos y se presentó.
-          ¡Buenas! Soy Adrián, ¿cómo estáis?
-          Ey, ¿qué tal tío? Soy Tony.




Y cuando llegó allí Marta, Tony se quedó mirándola sin perderla de vista. ¿Quién era ese bellezón? Ella, por su parte, no quería ni mirar de lo nerviosa que estaba.
-          ¿Y tú quién eres?-preguntó Tony echándole morro-.
-          Ah hola, soy Marta.
-          Yo Tony, encantado.
-          ¿Te… apetece ir al jacuzzi?




El muchacho sonrió y accedió a ir con ella, así que se levantó y siguió a Marta.




Por si parte, la hermana de Tony se levantó también casi al mismo momento y saludó a Adri.
-          ¡Buenas! Yo soy Silvia.
-          Y yo Adri, encantado.
-          Igualmente jeje. ¿Te importa si nos vamos al jacuzzi también? Estoy harta de los gritos de mi hermano.
-          Está bien jeje.




Más arriba, Mateo hacía las salchichas en la barbacoa mientras que escuchaba las conversaciones que tenían los demás. De vez en cuando se volvía para intercambiar alguna palabra que otra, pero estaba más pendiente de la barbacoa que de otra cosa.




Y minutos más tarde Mateo llevó los perritos calientes para comenzar la tanda de comida.
-          ¡Bieeeeeen! Al fin se sienta nuestro cocinero,-vitoreó Ainhoa-.
-          Y menos mal, que estoy molido con la espalda.
-          ¡Un hurra por el cocinero!-gritó exaltado Esteban-.




Y abajo, en el jacuzzi, los chavales comenzaban a hablar y a conocerse mejor.
-          Y bueno Tony, ¿qué os trae por aquí?
-          Pues en principio de vacaciones, pero mis padres están muy misteriosos con nosotros y no nos han querido decir mucho más.
-          Ah vaya, ¿y sabes de qué se conocen nuestros padres?
-          Creo que son amigos desde que tenían nuestra edad o algo así, lo que pasa es que mis padres se tuvieron que ir de aquí por culpa de la gente, porque mi padre era profesor y se enamoró de mi madre que era estudiante y como la gente los miraba mal, cuando mi madre cumplió los 18 se largó de aquí.
-          Ah vaya, o sea que eran de aquí, ¿no?
-          Sí, sí. Siempre decían que querían volver, pero no sé si ahora que hemos vuelto va a ser por vacaciones o para quedarnos.
-          ¿Y qué te gustaría a ti?
-          Sinceramente me da igual. Tengo ya 19 años y aquí la universidad que hay es muy buena, así que me daría igual estudiar aquí que allí.




Los otros chicos, nadaban en la piscina pero se aburrían un poco.
-          ¿Qué hacemos Lucas?-preguntó David, el hijo de Esteban-.
-          Pueeees, ¿salpicarnos?-dijo Lucas echándole agua en la cara a su amigo-.
-          ¡Eso no! Como te pille y te haga una aguadilla verás…




Lucas reía divertido ante la cara que había puesto David. Otra cosa no, pero travieso era un rato…




Por su parte, los hermanos de David se lo pasaban en grande en el jacuzzi.
-          Qué bien se está aquí, ¿verdad Silvia?
-          Y tanto, podría acostumbrarme a esta vida…




Aprovechando que Tony y Silvia hablaban entre ellos, Adri aprovechó para hacerle un gesto a Marta y sonreírle guiñándole un ojo. Ella, sonriendo también, miró a Tony y se mordió el labio.




Adri con las burbujitas estaba muy relajado y apenas había intercambiado palabras con Silvia, así que ella frunció el ceño.
-          ¿Y este chico por qué no habla conmigo? ¿Qué le pasa?-pensaba ella-.




Y sin pensárselo dos veces, ella se sumergió en el agua ante la sorpresa de Adri. Una de las razones por la que no le hablaba es que le había dicho que tenía 19 años y él sólo tenía 17, así que si no ligaba con las de su edad, una que fuera mayor que él no lo miraría ni por encima del hombro.




Poniéndose al lado de Adri, él siguió a lo suyo y ella, mirándolo, seguía quedándose de piedra.
-          Nada, que el tío ni se inmuta. ¿Qué tengo que hacer para que me hable?-pensaba Silvia-.




A todo esto, Marta y Tony habían terminado de hablar y se relajaban en silencio, pero él la miraba a ella mientras que Marta estaba con los ojos cerrados.
-          Pero qué guapa es…-no paraba de repetir en su mente-.




Saliendo de la piscina, David fue a preguntarle a sus hermanos si jugaban a algo, pero Lucas lo paró a tiempo.
-          David déjalos tranquilos, que están a su rollo.
-          ¿Y qué hacemos entonces?
-          ¿Te apetece jugar… al pilla-pilla?




Y, finalmente, Adri se arrancó y comenzó a hablarle en condiciones a Silvia.
-          ¿Te has cambiado de sitio, no?
-          Sí, aquí hay más burbujitas.
-          Pues te prometo que yo no he sido jajaja.
-          ¡No seas tonto! Jajajaja. Ya sé que no has sido tú. Mira tú por dónde, si al final tienes hasta sentido del humor y todo.
-          ¿Yo? Sí, lo que pasa es que no me conoces.
-          Pues parecía que se iba a quedar así, porque no me hablabas…
-          Bueno, es que soy un poco tímido.
-          Tienes pinta de todo menos de tímido Adrián.
-          Llámame Adri mejor.




En el otro lado del jacuzzi, Tony trataba de conocer más cosas de Marta.
-          ¿Y qué estudias?
-          Ahora mismo nada, terminé este año el bachillerato y ahora estoy pensando en qué meterme, porque no tengo mucha idea de a qué me quiero dedicar.
-          ¿Tienes alguna afición que pudiera servir?
-          Dormir, pero no creo que me vayan a contratar para hacer eso jajajaja.
-          Jajajaja, ya, pero estaría genial la verdad.
-          Y que lo digas…
-          Entonces, si acabas de terminar tendrás…
-          18 años, los cumplí en mayo.
-          Ah claro, yo tengo 19 y somos de enero. Bueno, mi hermana y yo, que somos mellizos.




Los pequeños iban a comenzar a jugar.
-          ¡Sí! ¡Vamos a jugar!
-          ¿Quién se la queda?-preguntó David-.
-          Tú, por preguntar jajaja.




Y dándose media vuelta, Lucas comenzó a correr como alma que llevaba el diablo.
-          ¡No escaparás!-gritaba David intentando alcanzarlo-.




A todo esto, Adri seguía pasando del tema y Silvia no paraba de sacar conversación.
-          ¿Y te gusta el deporte? Veo que estás en forma…
-          Sí, como mi padre es policía, siempre lo he visto haciendo ejercicio, en el gimnasio… Y desde pequeño me he intentado mantener en mi línea. Ahora que tengo 17, me he metido en el gimnasio y me he puesto más fuerte que como estaba antes.
-          Pues eso está genial, además que no aparentas tener 17 vaya. Yo creía que eras de mi edad.
-          Ah bueno, siempre me pasa. Me echan más edad de la que tengo en realidad.
-          Tendrás a las chicas locas por ti, ¿no?
-          Bueno, no te creas. A ellas les gustan mayores…
-          Bah, menuda tontería. Si la edad es un número al fin y al cabo. Mira mi padre, se enamoró de mi madre cuando ella era menor de edad y él era su profesor y ahora mira, lucharon por su amor y siguen juntos y enamorados como el primer día.
-          Pues sí, yo opino igual, pero las chicas no, así que aunque me guste alguna, siempre me acaban dando por culo.
-          Pues por mi parte no tendrías ese problema…




En ese momento Adri se incorporó y miró serio a Silvia. ¿Le acababa de lanzar una indirecta? La verdad es que aunque tuviera mucho físico, el muchacho no tenía ni idea de ligar.
-          Esto… ¿qué quieres decir?
-          Ah no sé, tú sabrás…
-          Pero…-y Adri no supo qué más decir-.
-          Me refiero a que a mí no me importaría estar con un chico que fuera menor que yo, como tú, por ejemplo…-dijo mirándolo de reojo mientras ponía de nuevo sus brazos detrás de la cabeza-.
-          Pues yo tampoco tendría ninguna pega para estar con una chica tan guapa como tú, por ejemplo…-dijo lanzándole una mirada seductora-.




Silvia sonrió como una tonta y, sin saber cómo, Adri se lanzó a pasarle el brazo por encima de los hombros femeninos, haciendo que ella se derritiera por dentro.
-          Tío, que me está echando el brazo por los hombros. Al fin se ha dado cuenta…




Marta, mirando al frente un momento, se dio cuenta de que el ambiente se estaba poniendo tenso entre su primo y Silvia, así que le dio un pequeño golpe bajo el agua a Tony y le señaló a su hermana, así que, por señas también, el muchacho le indicó a Marta de levantarse e irse de allí.




No pasaron ni cinco segundos cuando los otros dos se levantaron y comenzaron a irse para dejarles intimidad a Silvia y Adri.




Y justo cuando se dieron la vuelta y comenzaron a irse hacia la casa, Silvia se acercó a Adri y besó su boca. Cuando se separaron, le susurró unas palabras pegadas a la boca masculina antes de volver a besarla.
-          No sabías las ganas que tenía de besarte Adri…




Tony y Marta se fueron hacia la casa de la muchacha, que le ofreció alguna bebida, pero él no aceptó nada.
-          ¿Entonces no quieres nada?
-          No, de verdad. Estoy bien así.
-          Bueno, ¿y qué te apetece que hagamos ahora? Como mi primo se ha puesto a darse el lote con tu hermana…
-          Ah ya, pero es que la comprendo. Tu primo está fuertote y a ella le encantan los chicos así. Siempre que ve alguno de esa guisa se derrite.
-          Ya, yo es lo que le digo siempre, que está muy bueno jajajaja. Pero como no está acostumbrado que le digan nada de eso, se pone rojo como un tomate.
-          ¿No liga o qué?
-          ¿Mi primo? Nada, siempre se corta a la hora de decirle algo a una chica.
-          Pues la tiene clara con mi hermana. A ver, no es que sea ninguna guarra, pero ya ha estado con un par de chicos, por lo menos de lo que me ha contado.
-          Os lleváis muy bien, ¿no?
-          Ahora sí, un poco mejor. Siempre nos hemos llevado a matar, pero con el tiempo te das cuenta de que es mejor tener a tu hermana de aliada que de enemiga.
-          Pues sí. Para mí Adri es como mi hermano, que yo tengo a Lucas, pero es muy pequeño todavía y al vivir en el mismo edificio…
-          Claro, es inevitable que os hayáis criado como hermanos más que como primos.
-          Ostras, ahora que lo pienso, como bajen nuestros padres y se los encuentren así…
-          Me voy a hinchar de reír, te lo juro jajajaja.




Ambos comenzaron a carcajearse durante un rato para que luego Marta le invitara a sentarse en el sofá a ver una peli o algo.
-          Vale, parece guay. ¿Tenéis Netflix?
-          Sí, ¿por?
-          Porque hay una peli que me encanta y no sé si la habrás llegado a ver,-dijo Tony sonriendo ampliamente-.




Al levantarse, le vio por primera vez el culo a Marta.
-          Uf, encima de simpática y guapa, está buena… ¿Por qué no seré yo tan lanzado como mi hermana?-pensaba Tony-.




Marta, antes de sentarse, le dijo a Tony que podía elegir el sofá que quisiera.
-          Gracias, guapa.
-          Y bueno…-dijo algo nerviosa tras ese piropo de Tony-, ¿qué película quieres ver?
-          ¿Te puedo besar?
-          Pueeees, esa no la conozco,-dijo ella cogiendo el mando para buscarla en Netflix-.




Pero Tony no se refería a la película precisamente, así que acercándose a ella la agarró suavemente de la cintura y la besó en los labios. Por fuera parecía muy seguro, pero por dentro no podía con los nervios. Nunca había sido tan lanzado y el ver a su hermana ligando le dio rabia porque él quería ser así de lanzado y nunca podía. No era como ella.




Tras unos momentos, fue el mismo Tony quien se separó rápidamente.
-          Perdón Marta. Lo siento de verdad, no debí haberlo hecho. Lo siento en serio.
-          ¿Perdón por qué, Tony? No me he quejado.
-          Ah…-dijo Tony casi sin poder mediar más palabra que esa-.
-          Mira Tony, eres un chico muy guapo, estás muy bien, que tú tampoco te puedes quejar de cuerpo. Eres simpático y me haces reír… ¿Te crees que si me besas me voy a enfadar? Todo lo contrario, me alegro que te hayas lanzado porque, si te digo la verdad, estaba loca por besarte.




Y mientras arriba Marta y Tony se besaban, en el jacuzzi seguían dándose el lote. Estaban muy agitados y alterados, los besos eran mucho más profundos y con más pasión. Así que también las manos comenzaron a hacer su recorrido corporal y Silvia las bajó de la cintura a los muslos masculinos, subiendo poco a poco hasta su entrepierna. Adri, separándose un poco, la miró nervioso y ella, guiñándole el ojo, lo volvió a besar.




Tony miraba con ojitos de cordero degollado a Marta, que sonreía picaronamente mientras se cogían las manos casi sin darse cuenta.




El nivel de excitación del jacuzzi subía por momentos y la mano de Silvia ya estaba bajo el bañador masculino, que lo había bajado un poco para hacer sus “manualidades”. Pero Adri no se quedaba corto tampoco, las veces que había estado viendo porno estaban haciendo efecto porque apartó el biquini femenino y comenzó a sumergir sus dedos en Silvia que, sin saber que estaba siendo su primera vez para Adri, no paraba de gemir, aunque ahogados por la boca masculina que intentaba mantener la “normalidad” para que ni Lucas ni David, que seguían correteando por el jardín, notaran nada.




Y justo estos dos estaban en la puerta principal, exhaustos de correr y jugar.
-          ¡Te he pillado David!
-          Vale, yo me rindo ya. Estoy muerto…
-          Noooo, que me lo estaba pasando muy bien.




Casi sin resuello, David se incorpora y con la respiración muy agitada de correr todo ese tiempo, se niega a seguir jugando.
-          Prefiero irme a la piscina, no puedo más…
-          Vaaaaale, ¿te echo una carrera hasta la piscina?
-          Corre si quieres. Cuando llegues mándame una postal, anda…




La conversación de los padres estaba siendo tan amena que no habían probado bocado todavía y la hora de comer se estaba convirtiendo en la de la merienda.
-          ¿Y qué hiciste Juan?-preguntó preocupada Lucía-.
-          Pues a día de hoy no sé cómo pude hacerlo tan rápido. Ver a Naim siendo encañonado con su propia pistola por un ladronzuelo de barrio fue duro… Pero me puse a hablar tranquilamente con el ladrón y sin que se diera cuenta me fui acercando poco a poco hasta que salté sobre él justo cuando disparó y desvié la pistola, haciendo que la bala impactara con el techo. Ya ahí fue cuando los demás policías comenzaron a inmovilizarlo.
-          Uf, no sé cómo puedes trabajar en algo tan peligroso. Ainhoa, ¿cómo vives tranquila?




Ainhoa sonrió y contestó a Lucía mientras miraba cuánto había cambiado físicamente Esteban y lo diferente que se le veía a aquel muchacho con pelo largo y pendiente en la oreja.
-          Nunca se vive del todo tranquila, pero sé que Juan es un buen policía y que tiene la cabeza en su sitio y no va a hacer nada que no sea necesario.
-          Tengo una familia que cuidar y mantener y no voy a arriesgar mi vida innecesariamente a no ser que sea estrictamente necesario. Muchos compañeros míos se han divorciado hasta tres veces y eso no lo quiero para mí ni para los que me rodean.
-          Eres un valiente,-dijo Lucía dirigiéndose a Juan-. Eres digno de admirar.




Mateo sonreía orgulloso al ver a su hermano contar todas esas batallitas, pero se acordó de una y también quería contarla.
-          Bueno, ¿y por qué no le cuentas aquella vez que tuvimos que ir juntos a un edificio en llamas y salvamos a ese hombre de que se suicidara?
-          Ay sí, qué mal lo pasé.
-          ¿Qué pasó?-preguntó preocupado Esteban-.
-          ¿Lo cuento yo?-preguntó Mateo-.
-          Sí, déjame descansar la lengua a mí ahora jajaja.
-          Pues resulta que, al parecer, un hombre intentó asesinar a su mujer y cuando le dio un par de  navajazos, creyendo que la había matado, incendió su casa y luego se fue hacia la azotea para tirarse. Claro, llamaron a la ambulancia, a la policía y a los bomberos. Cuando nos encontramos allí mi hermano y yo, decidimos entrar juntos. Juan fue quien se encontró a la mujer que todavía respiraba mientras que yo apagaba el fuego que estaba comenzando a expandirse, pero el tío con las prisas no hizo las cosas bien, ¡y menos mal! Nada más subir los servicios de emergencia a por la muchacha, Juan fue hacia la azotea mientras que yo me montaba en la escalera del coche de bomberos yendo hacia él. Mis compañeros pusieron una colchoneta grande en el suelo por si le daba por tirarse, pero teníamos el convencimiento de que no, porque una persona que se quiere suicidar no se lo piensa tanto como él. Juan estaba tratando de tranquilizarlo y yo me acerqué por el otro lado, desde la escalera, y al verse acorralado se puso más nervioso y sacó su navaja dirigiéndose hacia Juan que sacó su pistola y lo apuntó. Al verse en esa situación, el hombre dio un paso hacia atrás y comenzó a caer al vacío, justo cuando lo cogí del brazo y lo subí a la escalera. Al final no hizo falta la colchoneta de abajo, porque se pinchó cuando la navaja cayó.




Adri y Silvia habían terminado de sus “manualidades” y decidieron salir del jacuzzi, porque entre las burbujas y sus juegos estaban agotados.
-          Yo me voy a tumbar que estoy… agotado. ¿A dónde vas tú, Silvia?
-          Me voy a dar un chapuzón en la piscina. Luego me tumbo contigo.




Adri no se podía creer lo que acababa de ocurrir. ¡Su primera experiencia sexual con una chica! No era ningún sueño, todo eso era real y encima con una chica tan guapa como Silvia… Por su parte, a ella le temblaban las piernas todavía.
-          Ha sido impresionante. Nunca antes me habían tocado de esa forma… Para que luego diga que no liga y ha sido uno de los mejores dedos que me han hecho,-pensaba Silvia, quien todavía estaba flipando un poco-.




Y dándose cuenta de la hora que era, Fina bajó a avisar de que la comida estaba lista. Al no ver a su hija, le preguntó a su sobrino.
-          Ah, los vi meterse en el bloque, creo que tenían hambre y fueron a picotear algo.
-          Ay, con tanta charla se nos ha olvidado por completo y ni siquiera nosotros hemos comido tampoco. Subid ahora en cuanto podáis, ¿vale? Más que comer vamos a hacer una merienda-cena, pero bueno…




Adri subió el primero, pero detrás venían David, Lucas y Silvia. Marta y Tony estaban avisados, pero desde dentro de la casa le dijeron que gracias y no añadieron más.
-          Menuda cháchara tenéis por aquí me han dicho, ¿no?-dijo Adri con tono de burla-.
-          ¡Bueno! Ya viene la tropa, haced hueco chicos, que vienen los peques de la casa,-dijo Esteban-.
-          ¡Eh! De peque nada, que tengo casi 18 años,-dijo sonriendo y guiñándole a Esteban un ojo para que le siguiera la broma-.
-          Uy, qué mayor… ¿Te acuerdas cuando teníamos esa edad, Mateo? Parece que fuera ayer mismo.
-          Ya comienzas a hablar como un abuelo.
-          ¡No! Que soy muy joven todavía.
-          Oye, que yo con la edad de nuestros hijos,-intervino Lucía-, acababa de tener a Silvia y a Tony, así que… Tiempo al tiempo, ABUELO,-dijo haciendo hincapié en esa palabra-.
-          Tooooomaaaaaaaaaa,-comenzaron a decir todos los demás mientras las carcajadas sonaban por toda la azotea-.




Nadie se podría haber imaginado que lo que empezó tras un bonito sueño de Mateo después de despertar de un coma, iba a acabar con todos ellos sentados en una misma mesa con sus hijos correteando por allí. La vida real había sido muy dura y, a veces, ingrata. Pero lo que comenzó siendo una pesadilla real, terminó por ser mil veces más bonito que cualquier sueño. Porque si realmente luchas por lo que quieres y no te rindes, lo puedes llegar a conseguir. No sin antes pasar por muchas penalidades, tristezas o desesperaciones de querer tirar la toalla; pero tras ese muro se encuentra una felicidad que sólo la consiguen aquellos que no se rinden con facilidad y ese era el caso de Mateo, que luchó por ser bombero, por un amor puro y una familia unida que sufrió muchos palos a lo largo del tiempo pero, si le preguntaran ahora, no haría falta ninguna contestación, sólo habría que mirarle a la cara y verle sonreír…




FIN