lunes, 29 de junio de 2020

Capítulo 36 || The Mirror

 Hugo no pudo evitar sonreír al ver a sus padres nerviosos porque los había pillado en pleno momento romántico.
- ¿Qué haces aquí? No te esperábamos tan pronto,-dijo Mercedes recomponiéndose un poco-.
- ¿Y qué más da?-replicó Ricardo-. ¡Nuestro niño ha vuelto!


 Levantándose, Ricardo fue hasta su hijo y lo abrazó. En ese momento Hugo no pudo evitar acordarse de Thiago y, al tener cara a cara a su padre, no había duda. Thiago era su hermano al 99%.


 Haciendo lo mismo, Mercedes abrazó a Hugo mientras que Ricardo se quitaba una lágrima, orgulloso de tener de nuevo a la familia unida.
- Me tenéis que comentar muchas cosas, me da a mí…-dijo Hugo-.
- Bueno… A su debido tiempo hijo,-comentó Mercedes poniéndose nerviosa-.


 Separándose, Hugo miró a sus padres moviendo la cabeza de un lado a otro.
- ¿Como que a su debido momento? ¿Habéis vuelto o qué?
- Que sí, venga, ahora vete a ver a tu hermana,-dijo rápidamente Mercedes-.
- Pero, pero…
- Hazle caso a tu madre,-comentó Ricardo-. Que tu hermana está loca por verte.
- Vale, ya voy.
- A ver si la reconoces,-dijo su padre-.


 Llamando a la puerta, Hugo escuchó cómo la voz de su hermana le permitía el paso y, al entrar en el dormitorio, apenas se podía creer lo que veía. ¿Esa era su hermana?


 Al girar su cabeza y ver a Hugo, Rocío dio un bote en el asiento y se levantó corriendo para abrazar a su hermano.
- ¡Hugo!
- Pero bueno Rocío… ¿De verdad eres tú?
- La misma que viste y calza.
- Pero… ¿qué te ha pasado?


 Rocío le dio un fuerte abrazo a su hermano, de esos en los que te tirabas dos minutos y te parecían cortos.
- Te he echado mucho de menos hermanita.
- Y yo a ti, Hugo. Estás muy guapo.
- Tú también, menudo cambio has dado.
- Ven, sentémonos y te cuento.


 Ambos se fueron a un sillón que había en el dormitorio y comenzaron a hablar.
- Pues este cambio lo di a raíz de que me viniese la regla, como te dije por teléfono.
- Sí, me acuerdo que me lo contaste.
- Pues entre las hormonas que se me han disparado, que estuve también malísima con una gastroenteritis de caballo y tal, he dado el estirón. Vaya, con decirte que soy una de las más altas…
- Joder, pues ver para creer.
- Bueno, tendrías que ver a Julia.
- ¿Julia? ¿Cuál Julia?
- Coño, la hermana de Fernando.
- Ah vale, ¿cómo está?
- Ella bien. Le dio mucha pena la muerte de su hermano pero ahora dice que vive en la gloria. Pues si la vieras ahora… Sí que no la reconoces. Es la que tiene más tetas de toda la clase. La cabrona se ha puesto de buena que hasta los que se reían de ella ahora van detrás.


 Hugo comenzó a reírse a colación del comentario de su hermana.
- Suele pasar. Al principio cuando todos son niños, no se fijan, pero cuando llegáis a estas edades, las hormonas se revolucionan y todos andáis más salidos que el pico de una mesa.
- Y que lo digas…
- No estarás tu igual, ¿no?
- ¿Cómo que igual?
- De salida. Mira que soy tu hermano mayor, ¿eh?
- No tranquilo. De momento no me estoy fijando en ningún chico. Bueno, ¿y tú qué? ¿Alguna novedad?
- Uh, cuando te enteres de lo que ha pasado no te lo vas ni a creer…
- Cuenta, cuenta.


 Marta y compañía llevaban un rato esperando a Hugo, quien había subido y no aparecía por ningún lado. Escuchando pasos aproximarse bajando por las escaleras, todos pensaron que sería Hugo pero no, cuando vieron a dos personas de mediana edad se imaginaron que serían los padres de Hugo. Marta ya los conocía, pero Lin y Thiago no. Éste último se quedó completamente congelado al ver al que seguramente sería su padre.
- Pero bueno Marta,-dijo Mercedes-. ¡Qué agradable sorpresa! Hugo no nos había dicho nada de que vendrías.
- Ya conoces cómo es tu hijo…
- ¿Y quiénes son tus amigos? Venga, pasemos todos al salón, que allí estemos más cómodos.


 Y es que por fin lo tenía cara a cara. Por primera vez en sus 20 años de vida le podía poner cara y cuerpo físico. Thiago no se lo creía y sus piernas comenzaron a temblar…  


 En el piso de arriba, Hugo le contaba entusiasmado el tema de Thiago a su hermana.
- Y de repente, ¡boom! Me enseña una foto de mi padre.
- ¿Cómo que de tu padre? ¿De Ricardo?
- Sí, el mismo. Imagínate mi cara cuando lo vi de joven junto a la madre de él… Frío me quedé.
- Dios, qué fuerte. ¿Y cómo es que nunca nos lo ha dicho?
- Esa es la pregunta que nos hemos hecho todos desde entonces. Lo mejor de todo es que está abajo.
- ¿Pero qué me estás contando? ¿Te lo has traído?
- Coño claro, tendrá que conocer a su padre y hablar con él para aclarar todo este asunto, ¿no te parece?
- Uh, verás la cara que van a poner cuando se vean. Eso no me lo pierdo.


 Pero ya era demasiado tarde. El primer encuentro se acababa de producir y Marta fue la encargada de presentarlos. Como ésta y Lin sabían la historia, ambas miraban la escena emocionadas.
- Este es Thiago,-presentó Marta tanto a Mercedes como a Ricardo-.
- Coño, tú eres el famoso Thiago del que Hugo no paraba de hablar,-dijo Ricardo sonriendo-.
- Encantado de conocerle, señor…
- ¿Cómo que señor? Con lo que me ha hablado mi hijo de ti parece que te conozco de toda la vida. Llámame Ricardo hombre.


 Rocío y Hugo, mientras el gran encuentro estaba sucediendo en el piso de abajo, ellos seguían hablando a lo suyo.
- ¿Que no lo sabe? ¿Y por qué no se lo has dicho, Hugo?
- ¿Tú crees que era un buen momento decírselo por teléfono? “Oye papá, mira que me he encontrado con un chico en el internado y hablando y hablando nos hemos dado cuenta de que es tu hijo”-imitó Hugo imitando una hipotética conversación-. Venga hombre, pues no. Estas cosas es mejor hablarlas en persona.
- Pues sí, tienes razón.
- Ay madre. Bueno, vamos a bajar que esta gente tiene que estar preguntándose dónde cojones me he metido.


 A Thiago no le salía la voz del cuerpo y apenas se atrevía a intercambiar palabra con Ricardo.
- Bien, Ricardo… Encantado de conocerte.
- Con que Thiago, ¿no? ¿De dónde viene ese nombre?
- Es brasileño.
- Ah, con razón.
- Sí, es que mi madre es brasileña y eso…-dijo Thiago dejándolo caer por si Ricardo pillaba la indirecta-.
- Bueno, ¿y me vas a dar un abrazo o no? Que no me has dado siquiera la mano.


 Cuando Ricardo rodeó a Thiago con sus brazos, éste comenzó a sentir un profundo sentimiento de paz consigo mismo. Las lágrimas de nuevo comenzaron a agolparse en sus ojos queriendo salir, pero ahí Thiago tuvo que hacer unos esfuerzos titánicos para no ponerse a llorar como un auténtico bebé.


 Mientras tanto, Lin, Marta y Mercedes charlaban entre ellas.
- ¿Qué tal os ha ido el curso?-quiso saber la madre de Hugo-.
- Muy bien. Yo al final he terminado con todo notables y un par de sobresalientes, así que me voy de cabeza a la universidad.
- ¡Qué bien! Enhorabuena hija, ¿y tú, Lin?
- Yo no he sacado tan buenas notas pero de todas formas no tenía pensado ir a la universidad.
- Ah, ¿y eso?
- Mi padre tiene un imperio de empresas y me dijo que me colocaría al frente de una en cuanto terminase mis estudios.
- Vaya, eso es tener suerte.
- No te creas,-dijo Lin-. Mi padre siempre ha pasado tres kilos de mí. Lo que pasa es que ya se ha dado cuenta que va para viejo y me quiere comenzar a dar ciertas responsabilidades porque no puede con todo.


 En el otro sillón, Ricardo y Thiago hablaban tranquilamente.
- ¿Y qué vas a hacer ahora que has terminado tus estudios?
- He pensado estudiar la carrera de Turismo. Siempre me ha gustado la cultura, viajar…
- Oye, pues bueno saberlo. Yo tengo una empresa que hacía tours y hace poco, bueno, hace un año y pico en realidad, fue absorbida por otra más grande, pero yo sigo formando parte de la empresa así que… podría echarte una mano en algún momento si te hiciera falta.
- Vaya, eso sería… genial.


 Bajando en ese momento, Hugo vio que su padre y Thiago ya se habían conocido y estaban charlando animadamente. Sin poderlo evitar, Hugo abrió la boca asombrado, ya que no se esperaba que sus padres ya hubieran bajado.
- Vaya, ya veo que has conocido a Thiago,-comentó Hugo-.
- Ah sí hijo. Al fin. Después de tantos meses escuchando Thiago esto, Thiago aquello, tenía ganas de conocer al mejor amigo de mi hijo.
- Pues mira Thiago, te quiero presentar a mi hermana, Rocío. Es hermana por parte de madre nada más.
- Sí, me acuerdo que me lo comentaste.


 Thiago se acercó a la muchacha para darle un par de besos cuando Rocío le dio un abrazo.
- Encantado de conocerte Rocío.
- Igualmente Thiago,-le dijo-. Y ánimo, que Hugo ya me lo ha contado todo,-le susurró esta vez al oído-.


 Mirándose un momento en silencio, Hugo y Thiago supieron que había llegado el momento. Ambos comenzaron a sentir unos tremendos cosquilleos en sus estómagos a causa del nerviosismo, pero había que afrontar la situación de una vez por todas.
- Chicas,-dijo Hugo-, a Thiago y a mí nos gustaría hablar con mis padres un momento a solas… ¿Nos dejáis un momento?


 Como las muchachas estaban al tanto de todo, ninguna tuvo objeción en levantarse e irse. Rocío indicó que podían quedarse en la cocina y charlar allí sentadas alrededor de la mesa mientras que, entre ellas, comentaban cómo creían que iban a tomarse los padres de Hugo la noticia de Thiago.


 Sentando a sus padres en un mismo sofá, Hugo fue el encargado de introducir el tema.
- Veréis… No he sido del todo sincero este año con vosotros y… Esto tiene que ver con que Thiago esté hoy aquí.
- ¿Eres gay?-preguntó Ricardo directamente-. Porque si es eso por mi parte no me importa.
- ¿Qué? ¡No papá! No soy gay. Estoy con Marta, ¿recuerdas?
- Ya, pero yo que sé. Como ahora hay tantas cosas nuevas, pues a saber…
- Bueno, pues no es eso. A lo que iba… Thiago se ha convertido en una persona muy importante para mí por un suceso que ocurrió en el pasado y que… creemos que nos ha unido para siempre.


 Tanto Mercedes como Ricardo, miraron extrañados a Thiago sin comprender nada. Éste se había sentado frente a ellos y temblaba de miedo en ese momento.
- Bueno… Yo… Esto… No sé cómo empezar…
- Cariño, ¿estás bien?-preguntó Mercedes con dulzura al verlo tan nervioso-.
- Sí…-dijo cogiendo aire y soltándolo poco a poco para intentar calmarse-. A ver, mi nombre es Thiago Gonsalves y soy de origen brasileño como os he dicho antes. Mi madre siempre ha sido una mujer un tanto especial a la que no le gusta hablar del pasado, y nunca me contó nada de mi verdadero padre. Ella ha tenido infinidad de parejas y novios que han pasado por nuestra casa sin parar.
- ¿Has dicho que te apellidas Gonsalves?-preguntó Ricardo-.
- Sí…


 Ahí fue cuando Ricardo comenzó a extrañarse, ya que él había tenido una novia antes de estar con Mercedes que se apellidaba así. La propia Mercedes seguía sin enterarse de nada.
- Yo siempre he tenido curiosidad por saber de mi padre, conocer qué había pasado, si seguía vivo o no… Pero mi madre era una tumba y cada vez que le sacaba el tema me chillaba, me gritaba o se ponía a comer como una histérica. Pero un día que ella no estaba, aproveché para entrar en su cuarto y rebuscar en los cajones por si había algo, una partida de nacimiento, papeles de defunción… No sabía qué estaba buscando en realidad. Sin embargo, entre unos viejos libros que estaban guardados al fondo de un cajón, encontré una foto de mi madre con un hombre. Mi madre era jovencita y el hombre pues… no sé, un hombre sin más. Lo que pasó fue que en mi interior supe que aquel hombre era mi padre. Era una vieja foto arrugada y no se percibía bien, pero en mi interior estaba seguro de que ese hombre era mi padre.
- ¿Y qué foto era?-preguntó Mercedes-.
- Esta…-dijo Thiago alargando su móvil-.


 En cuanto Ricardo vio la foto, su corazón le dio un vuelco y Mercedes comenzó a mirar a Ricardo y a la foto sin parar.
- ¿Eres tú?-quiso saber-.
- Joder… Sí, soy yo, cariño. Me acuerdo de este día… Yo estaba saliendo con una chica que se llamaba Gabriela, pero cariñosamente yo la llamaba Gabi. Y el día de la foto íbamos con su mejor amiga y su novio de entonces y le pedimos que nos sacara la foto frente a esa fuente…
- ¿Entonces Thiago es hijo tuyo o no?-preguntó Mercedes-.
- ¡No! Yo no tuve hijos con ella, lo juro. Además, estuve con Gabriela antes de conocerte a ti, Mercedes.


 Thiago no sabía dónde meterse. ¿Había ido hasta allí con la ilusión de conocer a su padre y ahora se enteraba de que no era?
- ¿Entonces no eres mi padre?
- No, lo siento Thiago… A ver, no creo. Ya me has puesto en duda… Es que han pasado más de 20 años de todo esto… Es mucho tiempo.
- ¿Volviste a ver a su madre cuando comenzaste conmigo?-quiso saber Mercedes-.
- No, te lo juro. Yo corté con ella y luego empecé contigo y no la volví a ver en mi vida. Es que, de hecho ni me acordaba, perdona que lo diga así, Thiago.
- Además,-intervino Thiago-, yo soy mayor que Hugo.
- ¿En serio?-preguntaron Mercedes y Ricardo-.
- Sí, sí,-dijo Hugo-. Thiago tiene 20 años y yo 19…


 Llevándose las manos a la cara, Ricardo no paraba de darle vueltas a la cabeza. Todo aquello le había pillado de sopetón y no sabía lo que decir ni cómo reaccionar.
- A ver, Ricardo piensa,-le decía Mercedes-. ¿Cuánto estuviste con esa mujer?
- Pues… casi un año si mal no recuerdo. Tendría que leer mis viejos diarios que tengo guardados.
- ¿Y después de cortar con ella empezaste a salir conmigo?
- Sí, de eso me acuerdo perfectamente, porque además, tú y yo nos casamos a los pocos meses de conocernos… Estoy intentando recordar fechas pero… es todo tan confuso…


 Hugo, quien estaba observando atento a la conversación, vio que su madre estaba muy seria.
- ¿Estás bien mamá?
- Sí hijo. No te preocupes.
- Ah, es que te he visto muy seria…
- Ya bueno, es que estoy intentando pensar.
- ¿Tú crees que papá pueda ser también el padre de Thiago?
- Pues… puede ser. Si estuvo con esa señora antes que conmigo y se quedó embarazada justo antes de que cortasen, puede ser que tu padre haya vivido todos estos años sin saber que tenía otro hijo por ahí, no lo sé.


 Comenzando a llorar, Ricardo se levantó ante el asombro de todos.
- ¿Dónde vas papá?-preguntó Hugo-.
- Necesito estar solo, lo siento…-dijo alejándose del salón y entrando en uno de los dormitorios-.


CONTINUARÁ…

sábado, 27 de junio de 2020

Capítulo 35 || The Mirror

 Sentándose junto a Thiago, Hugo permaneció en silencio durante unos segundos antes de comenzar a hablar.
- Vale, yo también estoy flipando Thiago. No tenía ni idea de que tenía un hermano mayor, te lo prometo.
- ¿Estás seguro?
- ¿Cómo que si estoy seguro? ¿No se me ha notado cuando me has enseñado la foto? Thiago, te lo juro por mi madre que no tenía ni puta idea.
- Entonces no lo entiendo. Yo tengo 19 años y tú 18, por lo que soy mayor que tú. Es obvio que si compartimos el mismo padre, tuvo que estar antes con mi madre que con la tuya.
- Claro, tiene sentido.
- ¿Entonces por qué se quedó con tu madre y no con la mía? ¿Por qué nunca ha querido saber nada de mí? ¿Por qué mi madre nunca me ha querido hablar de él? ¿Qué le hizo tu padre a mi madre?


 Frunciendo el ceño y sonriendo un poco, Hugo se sintió desbordado ante tantas preguntas.
- Escúchame, no tengo ni puta idea. Eres mayor que yo y por huevos mi padre, bueno… nuestro padre, tuvo que estar con tu madre antes que con la mía, pero lo que no sé es por qué se quedó con la mía.
- ¿Y a ti nunca te ha comentado nada?
- Nada, te lo juro tío. Es que… me resulta muy raro pensar en que mi padre sea un abandona-hijos… No me cuadra.
- Pues si no te cuadra a ti que lo conoces de siempre, imagínate yo…


 Dándole vueltas a la cabeza, Hugo intentaba darle un sentido a toda aquella locura hasta que se le ocurrió una idea.
- Mira, vamos a hacer una cosa… Cuando termine el curso te vas a venir a casa conmigo y tú, papá y yo hablaremos sobre todo esto.
- ¿Y no le vas a decir nada durante todo lo que queda de curso?
- No, prefiero tenerlo cara a cara. Le hablaré de ti y tal, pero no le contaré nada de que somos hermanos.
- ¿Y si resulta después que tu padre sólo fue un novio de mi madre?
- Bueno, me da igual. Como te dije una vez, aquí todos nos consideramos familia y, pase lo que pase, siempre serás mi hermano aunque no compartamos la misma sangre.


 Sin poderlo evitar, Thiago abrazó a Hugo. Se sentía tremendamente agradecido con él por cómo se había portado y mucho más ahora, justo cuando más apoyo necesitaba.
- Venga, volvamos con los demás, que menudas caras se les han quedado cuando me han escuchado decirle a Diana que somos hermanos…


  Lo que restaba de curso pasó rápido y sin complicaciones con la inmensa alegría para todos de que aprobaban el curso y podían dar por finalizados sus estudios básicos. Ahora quedaba lo más complicado: la vida. Muchos irían a la universidad, otros buscarían trabajo… A saber las de aventuras que les quedaban por vivir a todos ellos.
- ¿Has guardado todo?-le preguntó Carmen a Isaac-.
- Sí, creo que no me dejo nada.
- Pues coge al peque, que yo voy a subir mi maleta.


 Agarrando en brazos a Iván, quien ya contaba con 11 meses, Isaac comenzó a hacerle carantoñas. Los posibles parecidos que podía tener el niño con sus padres comenzaban a verse pero, en lo que coincidían todos era en que, como el pequeño era rubio, Isaac parecía su padre biológico.


 Carmen había vuelto a recuperar su figura después de comenzar a entrenar con Rubén y Abraham. El embarazo le había pasado factura y era demasiado joven como para tener kilos de más.
- Entonces, ¿tus padres vendrán a recogernos?-preguntó Isaac-.
- Eso me ha dicho mi madre, que estaban de camino. Les he dicho que se traigan la sillita para meter al niño en el coche, que si no no podemos irnos.


 En la habitación más cercana, Abraham acababa de cerrar la maleta.
- Ya está todo listo.
- Ay, siento no haberte ayudado, pero es que me he levantado hoy de un cansancio…
- No te preocupes, tampoco había tanta ropa.
- Me parece mentira que ya haya terminado el curso…
- Y tanto, pero el año que viene estaremos aquí de vuelta.
- Bueno, lo estarás tú, yo estaré de baja,-dijo Diana levantándose de la cama-.


 Y es que Diana estaba felizmente embarazada de un niño. Durante el transcurso de esos nueve meses, comenzó a notar cierto retraso y, cuando se hizo el test, dio positivo. ¡No podían ser más felices! Cuando se lo comunicaron a los alumnos, todos montaron una fiesta en honor de la criatura que estaba por nacer.


 Cuando le contaron la feliz noticia a Clotilda, la madre de Diana, ésta se alegró pero tampoco demostró demasiado entusiasmo, ya que les comunicó su decisión de volver a la ciudad y dejarles intimidad a partir de ese verano en adelante.


 Por parte de Rubén y Beatriz, ambos tenían una pasión desbordante y no paraban de besarse, meterse mano, de buscar sitios donde hacer el amor… Y ahora más desde que sus respectivas carreras universitarias les alejarían durante cuatro largos años.
- No te has ido y ya te echo de menos,-dijo Beatriz-.
- Estoy aquí contigo, mi amor. No me alejaré nunca de ti.
- Prométeme que nos veremos en cada ocasión que podamos.
- Te lo prometo Bea. Siempre estaremos juntos.


 Comenzando a sollozar, Rubén acarició la mejilla femenina.
- Ey, ¿por qué lloras?
- Porque sé que cuando estés lejos te olvidarás de mí.
- Oye, no digas eso. Yo te amo Bea, ¿me oyes? No hay ninguna chica que se equipare a ti.


 Recomponiéndose un poco, Bea agarró el culo de Rubén.
- Ven, vamos a despedirnos en condiciones…


 La relación entre Diego y Raquel iba viento en popa y ambos tenían pensado planes de futuro. Prepararon todo de forma que los dos estuvieran estudiando sus respectivas carreras en la misma universidad, ambos lejos de sus hogares pero estarían juntos al fin y al cabo, ya que alquilarían un piso para ellos dos solos.


 Dejando de besarse durante un momento, Raquel miró con ojos de gata a Diego.
- Sólo de pensar que viviremos los dos en una casa… SOLOS Diego, completamente solos.
- Yo todavía no me lo creo… Sin más que nosotros por la casa. Será increíble.


 La pareja más veterana de los alumnos, Hugo y Marta, habían decidido estudiar carreras que los mantendrían separados al igual que Rubén y Beatriz pero, a diferencia de estos últimos, la distancia física entre las respectivas universidades de Hugo y Marta no era tanta.


 Ambos se sentían tristes por acabar esa etapa. Había sido dura, pero los millones de recuerdos que tenían allí no se podían comparar con nada en el mundo.
- Qué rápido ha pasado el tiempo, Hugo. Parece mentira que seamos ya universitarios…
- Ya te digo, si todavía me acuerdo de mi primer día de clase cuando comencé secundaria. Joder, qué mal lo pasé ese día. Mis nervios no me dejaban parar y estuve a punto de mearme encima.


 Sonriendo, Marta se acercó a Hugo para besar sus labios.
- Venga, no nos podemos entretener si no queremos perder el autobús. Hoy es el gran día de la presentación de Thiago frente a tu padre. ¿Cómo está?
- Uh, me ha dicho que no ha podido pegar ojo en toda la noche. El pobre estaba que se subía por las paredes. Seguro que ya está abajo esperándonos.


 Al bajar, ni Marta ni Hugo vieron a Thiago por ningún lado, cosa que les sorprendió a ambos.
- ¿Dónde se ha metido Thiago ahora? Perderemos el autobús si no nos damos prisa,-dijo Marta-.
- ¡JODER THIAGO!-gritaron desde la biblioteca-.


 Mirándose, Hugo y Marta no pronunciaron palabra alguna, pero ambos se entendieron perfectamente.


 Abriendo la puerta, Hugo se encontró a Lin cabalgando sobre Thiago.
- Joder,-dijo Hugo dejando de mirar-.
- Coño Hugo,-gritó Lin bajándose de encima de Thiago-.
- Os esperamos fuera… Dios, ahora tendré pesadillas.


 Riéndose de Hugo, Marta no paraba de descojonarse viva.
- ¿Y tú de qué te ríes Marta?
- Deberías ver la cara que has puesto jajajaja. Debería haberla grabado jajaja.
- ¿Tú sabias algo de esto?
- No, pero me lo olía. Thiago y Lin últimamente han estado muy juntos y ya sabes que las chicas lo hablamos todo en la habitación…
- Pues yo no me he enterado de nada.


 A los pocos minutos, Thiago y Lin salieron de la biblioteca sonriendo.
- ¿Ya habéis terminado?-preguntó Hugo algo molesto-.
- No tío, nos has cortado el polvo por la mitad.
- Muuuy bien, no me interesa saberlo,-dijo Hugo completamente avergonzado-. Entonces, ¿vosotros dos estáis…?
- Estamos,-contestó Lin-.
- Le he dicho que se venga con nosotros,-comentó Thiago-. Espero que no te importe…


 Y es que la relación entre Lin y Thiago surgió sin quererlo. Ninguno de los dos se había fijado en el otro y nadie estaba buscando algo, pero de un día para otro, un tropiezo en el comedor, un roce en la piscina y… la chispa saltó.


 Sonriendo ya algo más tranquilo, Hugo no tuvo problema en que Lin se fuera con ellos.
- Bueno, pues ya que estamos todos, vámonos. ¿Os habéis despedido de los todos?-preguntó Hugo-.
- Sí, hace unos minutos,-comentaron los demás-.
- Bien, pues hora de partir…


 Por el camino, Thiago se mantuvo más callado que de costumbre y Hugo sabía la razón. Iba a conocer al que seguramente fuera su padre y no sabía cómo reaccionaría, si cuando se lo contase se lo tomaría a bien o no… Toda su cabeza era un auténtico desastre en ese momento.
Cuando llegaron a casa, Thiago se quedó boquiabierto.
- ¿Aquí vives tú?
- Sí, mi madre, mi hermana y yo.
- Pues menudo casoplón,-comentó Lin-.


 Mirando a su novio, Lin sonrió al verlo tan serio.
- Vamos, relájate. Seguro que no es para tanto.
- Es que… ¿Y si no me acepta?
- Tranquilo. Tú déjate llevar y hazle caso a Hugo.


 Hugo también estaba nervioso. Aunque no tenía la prueba de ADN, él estaba convencido de que Thiago era su hermano. Durante todo el tiempo que habían convivido, se había dado cuenta de que tenía las mismas manías que su padre en ciertas cosas. Y eso era imposible si no fuera también su hijo.


 Al entrar en casa y no ver a nadie, Hugo se extrañó.
- ¿Dónde está todo el mundo?
- ¿No te acuerdas de que el segundo autobús ha venido muy deprisa?-preguntó Marta-. Yo creo que hemos cogido el anterior y por eso ellos nos esperaban más tarde.


 Mirando también en la cocina, tampoco vieron a nadie.
- Quizás tengas razón,-dijo Hugo-. Esperad aquí, voy arriba a ver si veo a mi hermana o a mi madre por un casual. No tardo.


 Subiendo los escalones de dos en dos, Hugo entró en el dormitorio de su madre abriendo la puerta de par en par. No sabía lo que pasaba aquel día, pero era el de las pilladas. Antes Hugo había pillado a Thiago con Lin y ahora… ¡¿A su madre con su padre?! ¿Estaba viendo bien?
- ¡¿Mamá?! ¡¿Papá?!
- Coño Hugo,-dijeron separándose al inmediato-.


CONTINUARÁ…