Abriendo la puerta lentamente, aquel chico vio frente a él a Diana.
- Coño, menudo pivón,-dijo aquel muchacho-.
- Perdona, ¿eres Thiago Gonsalves?-preguntó Diana-.
- No, soy el hombre de tu vida…
Y sacando su móvil, aquel chico comenzó a hacerse selfies mientras
intentaba sacar músculo.
- Oye, ¡oye!-le decía Diana llamando su atención-.
Mirándolo con media sonrisa, sin saber a ciencia cierta si era el
nuevo alumno, Diana le volvió a preguntar.
- ¿Eres Thiago o no?
- Que sí coño.
- Ah, es que en la foto que nos envió tu madre, no tenías este
aspecto.
- Bueno, mi vieja sigue usando una foto mía de cuando tenía 15 años
porque no le gusta cómo estoy ahora con 19. ¿Tú eres la directora
de esto o algo así? Porque estás que te rompes de buena.
Dando un paso atrás, Diana le paró los pies.
- Eh muchacho, un respeto. Para empezar soy tu profesora y éste
hombre de mi izquierda es mi marido y también será profesor tuyo.
Nosotros somos los que mandamos aquí y ninguno de los dos permitimos
que se traspasen ciertos límites.
- Joder, qué rollo me has soltado en un momento macho. ¿Qué coño
me quieres decir con eso?
- Que yo soy tu profesora y tú mi alumno. Punto.
- ¿Y qué pasa? ¿No has visto nunca ninguna película porno de que
un alumno se folla a su profesora?
Diana estaba más que sorprendida por la actitud de ese muchacho.
Abraham, quien observaba en silencio, sonrió irónicamente pensando
que aquel chico iba a acarrearles problemas.
- Eh, el nuevo,-dijo Abraham-.
- Oye, que me llamo Thiago, bro.
- Bueno bro, pues ve a sentarte en esa mesa de ahí, ¿vale?
Haciéndole una radiografía con la mirada a Diana, Thiago se fue
hacia una de las mesas donde había sitio libre mientras no le
quitaba ojo a su nueva profesora. Diana sonreía, pero por dentro se
sentía muy tensa y violenta, ya que aquel muchacho no le daba buena
espina.
Abriéndose la puerta, entró Beatriz, quien venía del baño.
- Ay, qué a gusto me he quedado. No podía aguantar más,-dijo con
total confianza-. Perdón por el retraso.
- No pasa nada Bea,-dijo Abraham-. Pasa y siéntate.
Al ver a Beatriz, Thiago abrió los ojos de par en par y su boca
comenzó a abrirse instantáneamente.
- A ti se te perdona el retraso y lo que haga falta, muñeca…
De un salto, Rubén se acercó a ella y la abrazó.
- Vente conmigo, que te he guardado un sitio a mi lado cariño.
- Ah, estupendo,-dijo Bea siguiendo a su novio-.
Tras hacer recuento y ver que estaban todos, Abraham y Diana dijeron
que se trasladaban a la clase, donde allí podrían recordar las
normas y contar las novedades que habría para ese nuevo curso. Al
llegar a la clase, los demás alumnos comenzaron a sentarse en los
respectivos sitios que tenían el año pasado pero Thiago, al ser
nuevo, se quedó de pie.
Cuando entraron Diana y Abraham, Thiago les preguntó dónde tenía
que sentarse.
- Aquí, en primera fila. Era el sitio de Fernando pero… él ya no
va a venir más. Ahora es el tuyo.
- ¿Qué le ha pasado para que no venga más?
- Se murió.
- Coño, qué mal rollo tú.
- Bueno, siéntate.
Pero Thiago se negó en rotundo.
- Yo no me pienso sentar en el sitio de un muerto. Me niego vaya.
- Vamos a ver,-intervino Diana-, que ese muchacho no murió ahí.
- Que no coño. Además, yo en primera fila no me siento. Yo siempre
he sido de los que está al final de la clase, no voy a sentarme
ahora aquí. Que no vaya.
- Si no te sientas,-dijo Abraham en un tono más serio y rotundo-, te
quedarás de pie durante las seis horas de clase, los nueve meses de
curso que tenemos por delante. Tú decides Thiago.
Quejándose, Thiago se sentó en su sitio y miró a izquierda y
derecha saludando a sus compañeros.
- Hermano…-le dijo a Hugo a modo de saludo-. Bombón…-le dijo
saludando a Marta-.
- Para tu información, es mi bombón,-comentó Hugo-.
- Ya estamos cortando el rollo…
Pidiendo silencio, Diana y Abraham comenzaron a hablar de las
principales novedades que habría ese año.
- Como veis, Carmen estará con nosotros también este año y nos
alegramos muchísimo de tenerla con nosotros. Pero eso significa que
este año seremos 11, ya que tendremos la incorporación de su hijo,
Iván, y la de un nuevo compañero: Thiago Gonsalves,-comenzó
diciendo Diana-.
- Este año, a la hora de dormir habrá un par de cambios,-comentó
Abraham-, ya que Carmen e Isaac se quedarán en un dormitorio aparte
para no molestaros por si el bebé se despierta. Los demás dormiréis
en las habitaciones de siempre.
- Otra de las novedades es que este año todos deberéis llevar
uniforme. El director nos comunicó que, como forma de compensación
por lo sucedido el año pasado, pasó la vista gorda, pero este año
nos lo ha exigido.
- ¿Uniforme?-comentó Thiago-. ¿Esto qué es? ¿El ejército?
Isaac y Carmen no sabían qué iba a pasar con ellos o si iba a haber
demasiados problemas al llevar a un recién nacido allí, pero con lo
que acababan de escuchar eran más que felices. Pese a ser tan
jóvenes, la pareja se comportaba de forma muy madura y todos se
sorprendían al ver la gran complicidad que había entre ellos. Para
más inri, Iván, el hijo de Carmen llevaba el apellido de Isaac como
si fuera biológicamente suyo.
Beatriz era la que tenía al bebé más cerca en ese momento y se
derretía cada vez que lo veía. Le encantaban los críos y deseaba
poder casarse y ser madre antes de cumplir los 25.
Pero volviendo a la explicación, Thiago seguía quejándose y ya
tenía bastante harto a Rubén, quien lo miraba con cara de pocos
amigos.
- Yo no pienso ponerme el uniforme,-sentenció el nuevo-.
- Otro como Fernando… Dios mío, no,-pensó Rubén antes de hablar
en voz alta-. Tú te lo pones como todos los demás y te callas la
boca.
- ¡Eh! Eso no me lo dices en la calle, hijo puta.
Pegando una voz, Abraham cortó el rollo rápido.
- No pienso permitir que haya peleas entre compañeros, ¿os queda
claro a los dos?
- Sí Abraham, perdona,-dijo Rubén-.
- ¿Y a ti, Thiago?
- ¿El qué? Es que estaba pensando en un par de cosas y… se me fue
el santo al cielo.
Suspirando, Abraham y Diana siguieron contando las novedades hasta
que dieron todos los avisos por finalizados. Ahora era momento de
descansar y de prepararse para el día siguiente.
- Buenas noches preciosa,-dijo Thiago mirando descaradamente las
tetas de Diana-.
- Buenas noches Thiago,-dijo Diana entre suspiros y bostezos de
cansancio y sueño-.
Isaac se levantó y fue a por el pequeño Iván mientras que Abraham
se había ofrecido para bajar la cuna hasta el dormitorio donde
estarían a partir de ese momento.
Llegando al cuarto, Diego, Rubén y Hugo se fueron hacia las camas
que habían usado siempre.
- Eh Hugo,-dijo Diego-. Como Isaac no va a dormir con nosotros,
cámbiate de cama y así no estás ahí apartado.
- Ah guay, no había caído en eso. Además, no quiero que el nuevo
se me ponga al lado.
- No, si por eso también te lo he dicho,-comentó Diego-.
Dirigiéndose a Rubén, Hugo quiso saber su opinión.
- ¿No te recuerda a Fernando?-preguntó Hugo-.
- Sí tío. Es la misma forma chulesca de comportarse, como si se
creyera el rey del mundo, ¿sabes?
- Como le vuelva a decir algo a Marta le casco un par de galletas que
le dejo tiritando.
Sonriendo, Rubén y Hugo chocaron sus manos.
- Cómo lo sabes. Yo ya se la habría soltado si no llega a ser
porque Abraham nos ha parado,-comentó Rubén-.
- Ya, es que el colega no para callado ni un momento. Y venga decirle
cosas a Diana, a Marta, a Bea… Tiene para todas el cabrón.
- Ya, no creo que las chicas le sigan el rollo.
Quedándose pensativo durante un momento, Rubén le dijo algo a Hugo.
- Pues no sé, pero tengo la sensación de que he visto antes al
nuevo.
- Como no sea en uno de esos carteles de “Se busca”… Jajajaja.
- Seguramente, pero no sé. O me recuerda a alguien que no caigo o lo
he visto. Estoy seguro.
Diego había aprovechado ese tiempo para cambiarse en el baño cuando
vio a sus compañeros vestidos aún al volver al dormitorio.
- ¿Aún estáis así?
- Es que estábamos hablando del nuevo,-comentó Hugo-.
- Ah sí. No me gusta ni un pelo. Y mucho menos que vaya a dormir con
nosotros.
- ¿Lo ves? Otro igual,-dijo Rubén sentándose en la cama y
comenzando a cambiarse-. Voy a echar de menos a Isaac.
Mientras se cambiaban, los chicos siguieron charlando hasta que
Thiago hizo acto de presencia.
- ¡Ya está aquí el rey de la fiesta!
- Pues vete con la fiesta a otro lado porque aquí queremos
dormir,-dijo Diego-.
- Coño, menudo recibimiento…
En el cuarto de las chicas, todas comentaban el espectacular cambio
que había dado Beatriz.
- Tía, menudo cuerpazo se te ha quedado Bea,-comentó Lin-.
- ¿Le has visto el culo que se le ha puesto?-dijo Marta-.
- Mejor no me fijo mucho porque sino…-rió Lin en tono de broma-.
- Ay chicas, me está dando vergüenza tanto piropo.
- ¿No está guapo Diego?-comentó Raquel suspirando mientras
navegaba en su propio mundo-.
- Aquí cada loca a lo suyo jajaja,-dijo Marta-.
Levantándose de su cama, Rubén se acercó a Thiago y apoyó a Diego
en lo que estaba diciendo.
- Estas son nuestras camas y ahí dormiremos nosotros tres siempre.
Tú tienes estas dos para elegir, así que aquí paz y después
gloria. Tú no nos molestas, y nosotros no lo hacemos tampoco.
- ¿Te crees el general aquí o qué?-preguntó Thiago-.
- Yo no me creo nada, tonto del culo. Sólo quiero dormir y convivir
tranquilamente y en paz.
- Muy bien, pues todos tranquilitos entonces… Que no quiero empezar
a repartir guantazos a diestro y siniestro aquí.
Beatriz, mirando a Lin, quiso averiguar algo.
- ¿En serio me ves guapa?
- Claro tía. ¿Tú no te miras al espejo o qué?
- Sí, pero sigo viendo a la gorda de siempre… No soy consciente
todavía de mi cambio físico.
- Pues tía, es hora de que te empieces a querer un poco más a ti
misma y te des cuenta de cómo estás. Aunque sea un capullo, el
nuevo no ha parado de babear el suelo en cuanto te ha visto.
- Sí, y también ha babeado por Marta y por Diana.
- ¡Ese es un fantasma!-comentó Marta interviniendo-.
La propia Marta, tras decir ese comentario, continuó hablando con
Raquel.
- ¿Entonces por qué estás tan triste?
- Porque Diego y yo nos hemos pasado casi todo el verano juntos,
durmiendo abrazados por las noches y me he acostumbrado a dormir así
y ahora, tener que reacostumbrarme a dormir sola… Me va a costar la
vida.
- Joder, menos mal que no te gustaba y fíjate ahora…
- Ya, pero es que en cuanto me olvidé del gilipollas de mi ex y dejé
mi corazón abierto, Diego entró arrasando y se ha adueñado de él.
- Ay, qué bonito coño. Con lo sensible que estoy yo…
Mientras tanto, en la habitación que compartirían Carmen e Isaac,
ambos se daban un beso de buenas noches tras haber dormido a Iván.
Todavía les costaba creer que en el internado donde comenzaron el
curso el año pasado, fueran a dormir juntos para cuidar a su bebé
recién nacido…
Y en la habitación de Abraham y Diana, éste se quejaba del nuevo.
- Carne de cañón, lo que yo te diga Diana. No me gusta nada.
- Yo también me he sorprendido cuando lo he visto, porque si vieras
la foto que aparece en su ficha… No parece ni él. Sin piercings,
vistiendo ropa normal y corriente, afeitado… Si es que estaba hasta
mono y todo.
- Ya, pero… No sé. No me cuadra. No llegamos a conocer al famoso
Fernando, pero ojo cuidado con este porque ha venido pisando fuerte.
Esa misma noche, alrededor de las tres de la madrugada, Thiago se
levantó y decidió inspeccionar un poco el internado por su cuenta,
averiguar qué secretos escondía aquel lugar…
CONTINUARÁ…
No hay comentarios:
Publicar un comentario