Saliendo de la habitación, Thiago fue directo hacia su objetivo: la
habitación de las chicas. Entrando en completo silencio, las vio a
todas dormidas y fantaseó con cada una de ellas. Marta tenía un
culo espectacular, Raquel unas caderas anchas que le mareaban, Bea un
cuerpazo para desmallarse y Lin una cara de ser una guarra en la cama
con la que flipar en colores.
Deseando poder hacer de todo con ellas, se frenó para no llamar la
atención y comenzó a investigar el internado, descubriendo el
gimnasio, por ejemplo. También descubrió la bajada hacia las
habitaciones del sótano y cuando fue a abrir una de las puertas,
ésta estaba cerrada. ¡Mierda! ¿Quién dormiría allí?
Entrando por la otra puerta, vio unas taquillas y dos puertas más.
Entrando por la de la derecha, descubrió el dormitorio de Isaac y
Carmen, quienes dormían tranquilamente. Mirando al pequeño, Thiago
se marchó de allí con más cuidado todavía para no despertar al
bebé.
Y cuando cruzó la otra puerta y vio la piscina cubierta… ¡Qué
maravilla veían sus ojos! Después de todo, allí no estaría nada
mal teniendo todos esos lujos a su antojo y con unas vistas que
quitaban el hipo.
Cuando se iba a dar la vuelta, una loca idea se le pasó por la
cabeza a Thiago. Bajándose los pantalones, se metió en la piscina
completamente desnudo para disfrutar de un buen chapuzón en completa
tranquilidad.
Minutos después, Iván comenzó a llorar y Carmen se levantó en ese
preciso instante para darle el pecho.
- Qué rápida has sido cariño.
- Sí jeje. Es que aunque esté durmiendo, ando con un ojo abierto
siempre. Venga, ve a dormir, que no hace falta que te levantes.
- Después le cambio yo los pañales y así descansas tú.
Dándose cuenta de que corría peligro al escuchar unas voces, Thiago
corrió escaleras arriba hasta entrar en el dormitorio y acostarse.
Había disfrutado del baño y eso era lo que valía.
A la mañana siguiente, Diana y Abraham se despertaron y, antes de
salir para desayunar, comentaron el cambio de decoración del
dormitorio.
- Ahora está mucho mejor,-dijo Diana-.
- Menos mal que el director te hizo caso y nos dejó cambiarlo.
- Es que tanta piedra junta… A mí no me gustaba.
En la habitación más cercana, Carmen se despertó y vio a Isaac
durmiendo plácidamente. Éste se había levantado escasas dos horas
atrás para cambiarle el pañal a Iván y, teniendo compasión, lo
dejó durmiendo mientras que ella se cambiaba para subir con su
pequeño al jardín.
En la piscina, ya se encontraban dándose un buen chapuzón Abraham y
Diana, quienes no podían evitar acordarse de su casa junto al mar.
Echaban de menos el olor a mar y escuchar las olas romperse en la
orilla…
Subiendo la cuna como podía, Carmen llegó finalmente al jardín y
se sentó en uno de los bancos para descansar mientras respiraba
hondo. Mirando a su hijo, le sorprendía que esa criatura hubiese
salido de ella, que fuera parte de su carne y de su sangre…
Saliendo de la piscina, Diana se acercó a Carmen para hablar con
ella.
- ¿Cómo está la mamá más guapa del internado?
- Bien, disfrutando un poco de la tranquilidad y del canto de los
pájaros.
- Relaja mucho, ¿verdad?
- Y que lo digas. ¿Qué tal estás tú?
Minutos después, Hugo se zambulló en la piscina junto a Abraham,
quien seguía nadando.
- Tío, no paro de sorprenderme con el aguante que tienes nadando,-le
dijo Hugo a su profesor-.
- Son muchos años nadando chaval. Y lo mejor de todo es que me
encanta.
Un poco más tarde, Isaac salió al jardín y le dio los buenos días
a todos mientras cogía en brazos a Iván, a quien comenzó a hacerle
gorgoritos mientras Carmen charlaba con Diana.
Viendo a Isaac, Hugo salió de la piscina y se fue a por él.
- ¡Papá! ¡Papá!-gritó Hugo acercándose a su amigo-.
- ¡Hugo! Pero mira que eres payaso jajaja.
- Acostúmbrate a que te llamen así tío.
- Joder, todavía me cuesta creerlo.
- ¿Qué tal te va en la faceta de padre?
- Pues bien tío. Es duro pero muy satisfactorio, la verdad. Mis
padres se han portado de escándalo con nosotros dos y la madre de
Carmen también se ha volcado, así que no nos podemos quejar.
- ¿Y dónde estáis viviendo ahora?
- Pues mira, de momento en casa de mis padres, pero hemos pensado en
alquilar una casita para nosotros tres cuando salgamos de aquí.
Buscaremos trabajo y empezaremos a ganarnos la vida tío. No podemos
vivir eternamente de nuestros padres. ¿Tú qué tal el verano?
Raquel salió dispuesta a bañarse, pero cuando vio la cunita de
Iván, no pudo evitar acercarse.
- Ay, a ver cómo está el peque… Ay, qué bonito es…
Haciéndole un breve resumen, Hugo le contó por encima lo que había
vivido aquel verano.
- Tío, tu vida da para una telenovela de esas que ponen en la tele
jajaja.
- Joder tío, y que lo digas.
- Menos mal que al final todo se ha arreglado. ¿Ese tío ha vuelto a
molestaros? El marido de tu madre vaya.
- No, le han puesto una orden de alejamiento y no puede estar a menos
de 500 metros a la redonda de nosotros. Tiene varias visitas
mensuales programadas con mi hermana y siempre son con mi madre y una
persona de servicios sociales presente por si las moscas…
Raquel cogió en brazos a Iván y empezó a acunarlo.
- Carmen, creo que tiene tus ojos tía.
- Uf, yo no le veo parecido a nadie aún. Todavía es muy pronto y le
queda mucho por crecer y cambiar.
Marta, Beatriz y Lin se despertaron prácticamente a la vez y, viendo
que ya Raquel no estaba allí, se imaginaron que habría bajado ya.
- ¿Nos ponemos los bañadores y nos damos un chapuzón?-propuso
Marta-.
En cuanto se cambiaron, las chicas se encontraron con varios
de los chicos que quedaban comenzando a bajar las escaleras, sin
embargo, Thiago seguía en la cama.
- ¿Qué tal el nuevo?-quiso saber Marta-.
- Un grano en el culo,-contestó Rubén-.
- De lo más pesado,-dijo Diego-.
Saliendo al jardín, allí se encontraron a todos charlando
animadamente.
- ¡Aquí está el resto de la tropa!-anunció Isaac viéndolos
avanzar a todos-.
Todos comenzaron a hablar entre ellos y había algo que desprendía
cada una de las conversaciones: complicidad. Podría llamarse
compañerismo, amistad, familiaridad incluso. Y es que todos se
tenían un gran aprecio y entre ellos no había discusiones ni
broncas más allá de los típicos desencuentros que pueden suceder
en una convivencia. Pero cada uno se sentía parte de la misma
familia, pese a no ser de la misma sangre.
Y luego estaba Thiago. Sí, era el nuevo, pero también su forma de
llegar y presentarse no había sido la más adecuada y eso provocaba
que los demás estuviesen más reticentes a la hora de abrirle las
puertas o facilitarle una convivencia más tranquila.
Saliendo al balcón, Thiago escuchó voces y se asomó para ver de
dónde provenían. Descubriendo que todos estaban con el bañador
puesto, él se cambió y decidió bajar.
Y lo primero que vio Thiago fue a Marta de espaldas. En biquini. Con
ese culo respingón que se gastaba. Y como Thiago no tenía pelos en
la lengua…
- ¡Eso es un culo y lo demás son tonterías! Así se dan los buenos
días, joder.
- Hola Thiago,-saludó Marta suspirando cansada de escuchar ese tipo
de comentarios-.
Para la sorpresa de todos, la tímida y callada Beatriz comenzó a
gritar.
- ¡¿Te quieres callar la puta boca de una vez?! Desde ayer no has
parado de decirnos lo buenas que estamos y de dar por culo. Pues para
estar así mejor te das el piro y te metes en el puto agujero de
donde vengas.
- Pero vamos a ver, Casper, que estás más blanca que la leche, ¿a
ti qué mosca te ha picado?
Girándose, Hugo le plantó cara. Una de las cosas que había
aprendido ese verano era a no quedarse callado, a luchar por lo que
pensaba o por los que quería y en esa ocasión no iba a ser menos,
ya que a Beatriz la consideraba como una hermana.
- Más vale que vayas cortando el rollo, guapito de cara.
- Y ahora este memo. ¿Y a ti qué más te da lo que le diga a la tía
esta? ¿No estás tú con la morena del culazo?
- ¡MARTA! Su nombre es Marta. Y te estoy pidiendo de muy buenas
maneras que pares de comportarte así. ¿Te crees guay por hacerte el
chulo? Pues no. Lo que das es pena.
Thiago se quedó mortalmente serio mientras que Hugo tenía sus puños
completamente apretados, conteniéndose para no pegarle un puñetazo
a aquel tipo. Pero de repente, Thiago comenzó a sonreír e hizo un
gesto que a Hugo le descolocó.
- Mira bonito, ¿cómo dices que te llamas?-preguntó Thiago-.
- Hugo. Señor Solanas para ti…
- ¿Sol…? Bueno sí, como sea. Que me olvides. Esfúmate.
Viendo que Hugo se estaba acercando más, Marta intervino y lo paró
poniéndole la mano en el pecho.
- Hugo, Hugo, será mejor que nos vayamos a la piscina, que aquí
está el ambiente un tanto caldeado.
- Porque me tienes a mil,-comentó Thiago provocando que Hugo se
volviese hacia él de nuevo-.
- ¡Hugo! Para ya… Vámonos, por favor.
Quedándose solo, tras un breve silencio, los demás comenzaron a
charlar entre ellos mientras que Thiago miraba a Diana y se fijaba en
sus tetas. Tras su investigación nocturna, Thiago descubrió dónde
dormían todos salvo Diana y Abraham, por lo que apostaría a su
madre que su dormitorio estaba tras la única puerta que se encontró
cerrada.
Ahora era el momento de pensar algo para poder colarse allí…
CONTINUARÁ…
No hay comentarios:
Publicar un comentario