lunes, 27 de agosto de 2018

The Jungle || Capítulo 20


Pasaron dos años de intensas luchas judiciales contra el bufete de abogados, el cual acabó en la cárcel y pagando una suma multimillonaria a la familia Jodres, que pudo reabrir su hotel con más expectación que la primera vez. Desde ese momento, volvieron a retirarse a la isla y a vivir lo que les quedaba con paz y tranquilidad.




Fausto y Endaya podían disfrutar de las comodidades del hotel siempre que quisieran, relajarse en el jacuzzi, comer en el bufet… Pero a ella le seguía gustando cocinar para toda la familia y comer juntos en casa. Por muchas comodidades que tuvieran ahora, no quería perder las viejas costumbres.




Respecto a los demás, Isabel y Jota estaban en el punto álgido de su relación y ambos tenían planes de boda. La conexión entre ambos era tal que a Endaya le recordaba a cuando comenzó su relación con Fausto.




Fausto estaba al pie del cañón con el hotel, junto con su sobrino Kevin principalmente, aunque todos echaban una mano cuando hiciera falta, pero aquel día la familia se lo había tomado de relax, como un buen domingo que era. Ese día nadie haría nada que no fuera estrictamente necesario.




Jota estaba encantado con su vida. Había dado un cambio de 180 grados y ahora tenía un trabajo fijo, seguro y legal como técnico de mantenimiento del hotel. Vivía con Isabel y su estupenda familia, a quienes quería como si fuese la suya propia… ¿Qué más se podía pedir?




Por otro lado, los inseparables Kevin y Guengue seguían igual que siempre, con sus bromas y sus risas allá por donde iban. Pero las vivencias ocurridas en sus vidas les habían hecho sentar más la cabeza, intentar buscar estabilidad y prosperar laboral y sentimentalmente.




¿Y Rosa? ¡Ay Rosa! Se había convertido en una jovencita preciosa y muy llamativa dado el contraste entre su color de piel y de ojos. Pese a ser las más pequeña de la familia hasta el momento, demostraba tener las cosas muy claras y su sueño era poder formar una familia como la suya, como la de su padre. Con muchos hijos, poder convivir todos juntos, como una piña.




Sin embargo, Kevin tenía la cabeza en otro lado. Pensaba en su chica, en dónde estaría, en el beso que le daría cuando pudiera estar con ella… Mientras tanto, Guengue seguía empeñado en intentar cantar medianamente bien sin desafinar demasiado.




La casa también había cambiado un poco. La familia decidió eliminar el estrecho pasillo principal y unir la cocina y el comedor con esa zona para, así, poder tener una casa de concepto abierto, como a ellos les gustaban.




Cuando Rosa llegó a la discoteca donde estaban los demás, vio a su hermana con Jota y se mordió el labio pensando en su novio. ¡Quería estar así con él!




Sentándose en la barra, pidió una bebida mientras pensaba en lo que haría con su vida… Tenía a toda su familia allí y pretendía formar una propia pronto, así que nada la hacía pensar en salir de la isla y buscarse un trabajo fuera. ¿Poco arriesgada, tal vez? Quién sabe…




A todo esto, Kevin vio entrar a su prima y se la quedó mirando. ¡Qué guapa era! Y Guengue seguía a lo suyo, metido en la canción sin darse cuenta de que Kevin hacía un rato que no cantaba con él.




Las burbujitas, el atardecer y el buen tiempo invitaron al matrimonio a unirse en unos besos llenos de amor y de una pasión como si fuera la del primer día.




Dejando a su primo en el karaoke, Kevin fue a saludar a Rosa.
-          ¿Qué tal Rosa?
-          Bien, aquí estoy bebiendo una copa, ¿quieres una?
-          No gracias, ya si eso luego. Por cierto, ese biquini nuevo te queda genial.
-          Ay, muchas gracias. Me encanta lo colorido que es.
-          ¿Y si me lo enseñas bailando conmigo?




Y ambos se fueron hacia la pista de baile, donde comenzaron a mover el esqueleto a la par y muy bien sincronizados. A su vez, la pareja formada por Isabel y Jota ahora sólo se besaban y todos se dieron cuenta.
-          ¿Has visto a tu hermana besándose con el novio?
-          Sí, Kevin…
-          Te noto triste, ¿te pasa algo?
-          No, nada…
-          ¿Quieres que nos salgamos fuera y me lo cuentas mejor?




Cuando Guengue dejó de cantar, se fue a la barra para pedirse algo cuando se encontró con una chica muy atractiva. Intentando pensar rápido en algo que decirle, lo único que atinó a decir fue…
-          ¡Buenas! Se está poniendo una bonita noche, ¿cierto?




Cuando Rosa y Kevin pasaron junto a Jota e Isabel, bromearon diciéndole que se fueran a una de las habitaciones, que el ambiente allí se estaba caldeando demasiado. La pareja no pudo evitar reírse mientras que Isabel, además de reírse, sonrió y le guiñó un ojo a su novio.




Nada más sentarse en los sillones exteriores, Kevin respiró profundamente cogiendo una bocanada de aire, mientras que Rosa estaba nerviosa y no paraba de mover las piernas, incluso estando sentada.
-          ¿Pudiste hablar con mi padre?-preguntó Rosa-.




Tras romper el hielo, Guengue y aquella chica entablaron una conversación muy fluida, llena de chistes, risas y algún que otro piropo también.




Echándole el brazo por encima del hombro a Rosa, Kevin sonrió.
-          Sí. Hablé esta mañana con él y con tu madre también. Les conté la situación que tenemos y… Lo han comprendido perfectamente. Tu madre me dijo que no era extraño, ya que en el pasado era muy común y que los mismos Liondo y Synte eran primos.




Y sin poderlo evitar, Rosa se acercó a la boca de su primo, parándose a unos centímetros de ella.
-          Te quiero Kevin.
-          Y yo, vida mía. Te amo con toda mi alma.




Quién les iba a decir que el amor filial que se tenían entre ellos acabaría convirtiéndose en un amor sentimental… Y todo porque, en una noche de tormenta en la que Isabel se había ido de viaje con Jota, salió corriendo hacia el dormitorio de Kevin y le pidió dormir con él, ya que le daban miedo los truenos. Accediendo, se fueron al antiguo cuarto de Hugo y Rita y allí se abrazaron para ponerse a dormir. Mirando a Kevin a los ojos, quien ya los tenía cerrados, Rosa se acercó y besó a su primo, que, sorprendido, se separó, pero ella, agarrando la mano masculina, se la colocó en la cintura, y acercándose a él, lo volvió a besar.


Finalmente, la familia había salido adelante, enseñando a todo el mundo que la unión hace la fuerza, que la confianza y la lucha son las claves del éxito y, sobre todo, que el amor es lo más importante que debemos tener en la vida, por encima de todo…



FIN

jueves, 23 de agosto de 2018

The Jungle || Capítulo 19


Un rato después, el espía volvió a la carga, pero esta vez con su móvil en la mano, desde el cual hackeó la señal de las cámaras de seguridad, apagándolas a distancia.




Acercándose sin miedo a que le captaran las cámaras, se escondió en un matorral al ver que alguien pasaba por la puerta de la entrada.




Tras recorrerse más de media isla, se pararon a descansar y a pensar en dónde podría estar metido aquel espía. No sabían quién era ni cómo iba vestido realmente, ya que en la cámara no se pudo apreciar con claridad.




Entrando silenciosamente, se colocó tras Guengue y, dándole un golpe seco en el cuello, lo tiró al suelo.




Pero Jota no estaba seguro de que se hubiera escapado.
-          ¿Y si nos ha hecho creer que se ha ido pero ha permanecido escondido en la casa todo el rato? ¿Y si está allí ahora mismo?




Efectivamente, el espía entró en el salón, encontrándose a las tres mujeres solas.
-          Bueno, bueno, bueno… Pero mira a quién tenemos aquí… Sin son las zorras de la familia.
-          ¿Quién eres tú y qué haces aquí? ¿Y mi hermano?-preguntó alterada Isabel-.




Fausto miró a Jota y automáticamente supo que tenía razón.
-          Es cierto, puede ser que esté allí en este momento y nos haya estado engañando todo este tiempo. ¡Vámonos rápido hacia la casa!




Las chicas se levantaron y se pusieron todas juntas, apoyándose unas en otras.
-          ¿Qué hace aquí?-preguntó Endaya-.
-          Veamos… Me han mandado matarlas, pero… Soy una persona con buen corazón y no quiero haceros sufrir… Demasiado. Así que vais a hacer lo que yo diga, ¿de acuerdo? Y sin rechistar.
-          Su cara me es familiar…-dijo Isabel-.




Isabel y Endaya se temían lo peor. Ya cuando creían que todo lo malo había terminado, aparecía aquel hombre para interrumpir la paz en la isla. ¿Quién quería verlas muertas y por qué?




El hombre las miraba con cara de lujuria, con los ojos inyectados en sangre… Estaba disfrutando de la situación y se relamía pensando en lo que les haría en unos minutos.
-          Sí, haremos todo lo que nos diga, ¿verdad Isabel?-accedió Endaya-.
-          Sí madre. Estamos a su completa disposición. Díganos qué hacer y nosotras lo haremos.
-          Uh, esto se pone interesante… Está bien. Tú, la de delante. ¿Vas a hacer lo que yo te diga?
-          Todo.
-          De acuerdo. Pues mata a tu hermana.




Los azules ojos de Rosa reflejaron el miedo que se había apoderado de ella. ¿Por qué les tenía que pasar eso a ellos? Lo único que querían era ser felices, vivir su vida y prosperar en el hotel, ser personas normales, simple y llanamente.




Corriendo más deprisa que los demás, Fausto entró en la casa justo en el momento en el que Guengue salía del baño, dolorido por el golpe en la cabeza.
-          ¿Estás bien, hijo?
-          Sí, pero me duele la cabeza…
-          ¿Qué ha pasado?
-          No lo sé, alguien me golpeó por detrás sin que me diera tiempo a verlo…




Y sin esperar más tiempo, Jota entró directamente en el salón, encontrándose a aquel hombre dándole instrucciones a Isabel de cómo matar a su hermana.
-          Eh, tú. Deja a Isabel en paz.




Llegando Kevin en ese momento, vio que su tío estaba un poco en shock, se había quedado paralizado al volver a sentir que pasaba lo mismo que hacía un tiempo. ¿Nada había cambiado?
-          Tío Fausto, quédate aquí, entraré con Jota.




Al entrar, se colocó tras Jota y le tocó el hombro, a lo que éste sonrió sabiendo que no estaba sólo contra aquel hombre.
-          Date la vuelta muy despacio. No hagas ninguna tontería,-decía Jota-.
-          No puede ser…-dijo asombrado aquel hombre-.




Al girarse, Jota se dio cuenta de que no era otro que Venancio. Isabel miraba aliviada a Jota por una parte, pero por la otra temía que le hiciera algo y luego se lo hicieran a ellas.
-          ¿Se puede saber qué haces aquí, Jota?
-          Eso mismo te iba a preguntar yo a ti… ¿Qué se supone que estás haciendo?
-          Anda ya, deja las preguntas y ven a darme un abrazo, compadre.




Y acercándose a él, Jota le dio un fuerte abrazo a Venancio ante el estupor de todos. ¿Todo este tiempo había estado Jota de su parte? ¿Había sido todo una treta?




Isabel tenía el corazón en un puño. No podía terminar de creerse que ese chico que la había estado besando hacía un rato, ahora estaba con el que las amenazaba con matarlas a todas.
-          ¿Quién te ha enviado aquí?-preguntó Jota-.
-          Los del bufete de abogados. Esos cabrones pagan el doble que Julio y Pocholo, tío. Como esta gente fueron los que se los cargaron, estropearon el negocio que tenía Julio con el bufete y por eso me enviaron a matar a la tetona oxigenada. Ella trabajaba de secretaria en el bufete y se enteraron de que su idea era viajar con su madre y los demás, pero sorprendentemente estaba sola en casa, por lo que me resultó mucho más fácil acabar con ella.




Mirando a Kevin, Venancio se dirigió a él.
-          Me enteré de la muerte de tu madre, Kevin. ¿Sabes? El hecho de que saltara desde el balcón me ahorró mucho el trabajo. Al fin y al cabo, envenenar la comida del hotel fue pan comido…
-          Eres un hijo de…
-          Eh, eh, a ver lo que dices por esa boca chaval. Podría acabar con cualquiera de vosotros en un momento, así que ten cuidado…
-          Venancio,-intervino Jota-, ¿por qué no nos vamos fuera tú, Isabel y yo y nos lo pasamos bien? Así disfrutaremos un poco antes de matarlas y llevarnos el dinero.
-          Buena idea… A los demás os quiero quietecitos aquí. No hagáis ninguna tontería o no viviréis para contarlo.




Al pasar por delante de Kevin, Jota lo miró muy serio, pero antes de desaparecer de su vista le guiñó un ojo.




La primera era Isabel y justo detrás, empujándola estaba Venancio, pero el último era Jota, que tenía un as en la manga. ¿De verdad se había creído aquel tío que él estaba de su parte?
-          Venga, comienza a desnudarte,-ordenó el propio Venancio-.




Y sin dejar pasar más tiempo, Jota le pegó una patada en la espalda a su “amigo” que le hizo perder el equilibrio.
-          ¡Esto es por Isabel!-gritó Jota-.




La patada en la espalda fue tan fuerte que Venancio se golpeó en la mejilla contra un mueble de la cocina y cayó al suelo semiinconsciente.




Entrando rápidamente en la habitación, Kevin vio tirado en el suelo a Venancio, por lo que ahí comenzaría su venganza, mientras que Jota se daba por satisfecho.




Poniéndose encima de Venancio, Kevin comenzó a pegarle puñetazos en la cara, gritando de dolor, llorando y lleno de rabia e ira, a la vez que iba diciendo los nombres de Paola, Rita y Hugo.




Parándolo, Jota consiguió que Kevin no acabara con la vida de Venancio, ya que su idea era hacerlo declarar y que cayera todo el bufete corrupto de Julio, que era lo último que quedaba en pie del antiguo imperio de la droga.




Yendo a por Isabel, Jota la abrazó con fuerza y pudo respirar tranquilo.
-          Siento haberos hecho creer que estaba de su parte, pero se me ocurrió esa idea en un instante y era ahora o nunca. Lo siento mucho, de verdad. Perdóname.




Y finalmente entraron en la habitación los que quedaban.
-          Ya se ha terminado todo. Por fin podremos ser libres,-dijo Kevin respirando hondo-.




Fausto corrió a abrazar a su mujer, asustado por el sentimiento de poder perderla, de tener que vivir una muerte más, otra inesperada pérdida…




Guengue abrazó también a su primo. Estaba orgulloso de él por haber frenado a aquel malnacido, por haber defendido y protegido a la familia y por no dejarse llevar por el odio.




Rosa también abrazó a su padre, a quien quería con locura y de quien no se quería separar nunca. Era su claro ejemplo a seguir y alguien a quien admirar.




Venancio, con la cara desfigurada, permanecía con vida, y así la policía podría sonsacarle toda la información y meterle entre rejas una larga temporada…




CONTINUARÁ…