viernes, 26 de abril de 2013

Capítulo 7: Como la espuma

Hola de nuevo, estaba deseando tener un descanso para dejaros este capítulo. Espero que os esté gustando la historia, ya sabéis que podéis dejarme cualquier comentario abajo del capítulo o seguirme en mi Twitter personal (@AlvaroEspinar) donde podréis comentarme lo que queráis.
Durante esta semana he pensado subir una reflexión que no tiene nada que ver con Los Sims, así que espero que os guste igualmente. Y ahora sí, no me entretengo más y os dejo el capítulo siguiente, ¡hasta pronto!

CAPÍTULO 7: COMO LA ESPUMA


Disparé, no me lo pensé dos veces. Ese cabrón no se merecía vivir. Aunque ya había matado a otra gente, sobre todo en la guerra, esta era la primera vez que mataba porque quería y encima delante de otra persona. ¿Quien sería?

Lucca: Buenas noches chico. ¿Quien eres?
Tom: Soy, bueno era, uno de los que trabajaba para Cesco. ¿Y usted?
L: Pues verás, yo soy el verdadero jefe vuestro. Soy Lucca Irini, el jefe de la Familia.
T: ¿El jefe? Pues perdóneme señor por lo que acabo de hacer...
L: ¿Perdón? Ese gilipollas necesitaba su merecido. Me ha gustado mucho lo que has hecho. Tienes garra. 
T: ¿Si?
L: Claro, me has gustado mucho para la familia, tal vez trabajes para mí. ¿Trabajabas para Cesco tú solo?
T: No, trabajo con un buen amigo mío, se llama Anatoli.
L: ¿Es el muchacho que está esperando fuera?
T: Sí, ese mismo.



L: Entonces habéis tenido suerte de que hoy estuviera aquí. Acabáis de ascender chicos.
T: ¿De verdad? :rolleyes: 
L: A partir de ahora trabajáis directamente para mí.
T: Muchísimas gracias señor.
L: Nada de señor, no soy señor de nadie. Soy Lucca para tí y para todos.
T: Entendido Lucca, jeje, es que no estoy acostumbrado todavía.
L: Tranquilo, es normal al principio.



T: Vamos a tener que quitar a Cesco del medio, ¿no crees?
L: Pues la verdad es que sí, queda muy feo ahí en medio. No entona mucho con la decoración del bar.
T: La verdad es que no mucho, la verdad.
L: Dile a tu amigo que entre y te ayude a llevároslo y ahora os digo dónde enterrarlo.



T: Anatoli, entra tío.
Anatoli: Menos mal, tío, creía que te había pasado algo.
T: A mi no, precisamente.
A: ¿Entonces?
T: Mira, anda, que estás cegato.
A: :blink: 



A: Em hola, tierra llamando a Tommy, ¿has matado a nuestro jefe? ¡¿Estás gilipollas?!
T: Vamos a ver Anatoli, no es para ponerse así.
A: ¿¡Qué no!? Ahora cuando se enteren los demás de la familia nos cogerán y nos matarán.
L: Eso es imposible.
A: ¿Y usted quien es?



L: Soy Lucca Irini, el jefe de la Familia.
A: Perfecto, ahora que está aquí el jefe nos van a matar ahora mismo. Soy muy joven para morir.
L: Tranquilo chico, que yo le pedí que matara a Cesco.
A: ¿Cómo dice?



L: Lo que has escuchado Anatoli. Yo le pedí a Tommy que matara a Cesco. Él lo hizo y punto. No hay más que hablar. Ahora trabajáis para mi y vuestro primer trabajo va a ser desacerse de Cesco. El sitio donde podéis enterrarlo es detrás de la antigua comisaría. 
T: ¿La que está abandonada?
L: Sí, allí misma. Coged mi coche que hay están todos los materiales que necesitais. Y ya que estáis quedáoslo, tengo más de 6.
T: Vaya, gracias Lucca.
A: Gracias de verdad.
L: No hay de qué. Ahora iros. Tommy, cuando terminéis ven aquí y os daré el dinero. 
T: Vale Lucca, no tardaremos.



A: Tío, tío, tío, un Roll Royce para nosotros. Es alucinante. ¿De verdad te pidió que lo mataras?
T: Qué va, lo ha hecho para taparme contigo.
A: Ah, ya decía yo. Parece un buen hombre, quitando que es el jefe, claro.
T: Pues sí, las apariencias engañan, y bastante.
A: Ya te digo. ¿Y por qué mataste a Cesco?
T: Es que cuando bajé a ver a Melinda, la vi con toda la cara llena de moratones.
A: ¿Le había pegado? ¡Qué hijo de puta!
T: Y claro, me entró una rabia que subí arriba y lo maté. Cuando lo maté me di cuenta de que Lucca estaba al lado y vio todo.
A: Ah, pues hemos tenido suerte. 
T: Y mucha. ¿Es ahí?
A: Sí, vamos a aparcar ahí enfrente.



L: Buenas noches Melinda. ¿Cómo te encuentras?
Melinda: ¡Lucca! ¿Qué haces aquí? ¿Y Cesco?
L: Tommy te lo contará todo.
M: ¿Conoces a Tommy?
L: Lo acabo de conocer y parece un buen muchacho.
M: Pues sí, lo es.
L: ¿Y tú cómo estas?



M: Pues ahí voy. Me duelen mucho los moratones.
L: Pues tranquila que ya nadie te va a volver a tocar más de esa forma, y menos Cesco.
M: ¿Pero qué le ha pasado?
L: Lo que le ha pasado es que está criando malvas.
M: ¿De verdad? ¿Quién lo ha matado?
L: Tu chico.
M: ¿Mi Tommy? ¿Y ahora qué le va a pasar?
L: Pues lo mejor que le podía pasar. Va a trabajar conmigo, él y su amigo Anatoli.



M: Pues me alegro mucho por él.
L: Y por tí también te deberías alegrar.
M: ¿Por mi?
L: Por supuesto. A partir de ahora eres una chica libre de hacer lo que quieras. Vete con Tommy, cásate, ten niños y disfruta de la vida. Te lo mereces.
M: ¿No te importa que me vaya?
L: ¿Qué me va a importar? Cesco te tenía aquí explotada y a partir de ahora aquí nadie va a estar a disgusto. Anda y sube para arriba que le vamos a dar una sorpresa a tu chico.



T: Anatoli, quédate tu en casa. Mira, si quieres, ve preparando la cena y así comemos cuando llegue. Así aligeramos, que estoy muerto de sueño.
A: Vale, después te veo. Suerte.
T: Gracias, hasta ahora.



M: Hola Tommy.
T: ¿Tú que haces aquí?
M: Pues esperándote que me voy contigo.
T: ¿Conmigo?
M: Sí, cortesía de Lucca.
L: A mí no me mires, ella es tu novia. Vete con ella a tu casa y disfruta. Nos vemos mañana por la mañana aquí, ¿ok?
T: Vale, hasta mañana. Que descanses.



T: Qué sorpresa me has dado cariño. Te quiero.
M: Yo también te quiero. 



M: Buenas noches Anatoli.
A: Melinda... ¿Qué haces aquí?



M: Pues si no te importa voy a vivir aquí.
A: ¿Y eso?
M: Un favorcito que nos ha hecho Lucca a Tommy y a mi.
A: Cómo me gusta ese Lucca.



A: Déjame que te abrace. Bienvenida a nuestra casa.
M: Muchas gracias.
A: Y perdóname por mi comportamiento del otro día.
M: Bah, no tiene importancia. Estabas borracho. No tiene otra explicación.
A: Pues sírvete. Hay para todos.
M: Gracias.



A: Tommy, no es que me importe que venga Melinda, pero, ¿dónde va a dormir?
T: Dios, es verdad. Pues no he pensado en eso...



M: Chicos, no os preocupéis. Yo esta noche voy a dormir a mi piso donde vivo y mañana por la mañana vengo aquí y ya pensamos más despejados. Hoy ha sido un día muy largo.
A: Melinda tiene razón.
T: Ya... pero...
A: Bueno pareja, os dejo solos. Yo me voy a la cama. Hasta mañana Melinda.
M: Hasta mañana y que descanses.



T: Me sienta mal que te tengas que ir a dormir a tu piso pudiéndote quedar a dormir en mi cama.
M: ¿Y dónde duermes tú?
T: Eso es lo de menos.
M: Eso es lo de más. Tú también necesitas descansar. Es mejor que me vaya a dormir a mi piso y ya mañana me vengo aquí. Si quieres a las 7 estoy aquí.
T: Mujer, tampoco es eso. 
M: Yo nada más me levante mañana, desayuno y vengo hacia acá. Te veré luego. Te quiero.



T: Cariño ten cuidado. ¿De verdad que no quieres que te acompañe?
M: Que no seas pesado Tommy. Descansa tranquilo y no te preocupes por mi.
T: No lo puedo evitar, Melinda.
M: Venga. A la cama. Hasta mañana.
T: Hasta mañana.



T: Bueno, ahora a dormir. Espero que los ronquidos de Anatoli me dejen descansar.



A la mañana siguiente sobre las 9 y media...
M: Buenos días Tommy. Qué guapo estás recien levantado.
T: Jajaja, no te rías de mi. Estoy hecho un trapo. En cambio tú estás preciosa. 



T: Dame un beso de buenos días.
M: Eso está hecho.



A: Perdonad parejita. Tommy, Melinda. ¡Eo!



A: ¡Oidme! Venga ya, con el tonteo...
T: Diiiiime Anatoli. ¿Y ese traje?
A: Es nuevo, ¿te gusta?
T: No está mal. Te pega el blanco.
A: Gracias, a mi me encanta.



A: Pero eso no es todo. Toma. Un regalo para ti.
T: ¿Para mí? Muchas gracias. ¿Qué es? 
A: Ábrelo y pruebatelo.



T: ¿Os gusta cómo me queda?
M: Estás guapísimo.
A: Te pones un sombrero y pareces un mafioso auténtico.



T: Jajaja, ¿tu crees?
A: Que sí tio. Bueno, ¿qué hacemos ahora?
T: Yo por lo pronto me tengo que ir a hablar con Lucca. 
A: ¿Te acompaño?
T: Mejor quédate y piensa en algo con Melinda para que se quede aquí y pueda dormir.
A: Hecho. Hasta luego. 
M: Hasta ahora Tommy.



L: Buenos días. ¿Cómo has dormido?
T: Bien, ¿y tú?
L: Bastante bien, la verdad. Veo que el traje es nuevo.
T: Me lo ha comprado Anatoli esta mañana.
L: Te queda bien.
T: Gracias.



L: Ahora estate atento a lo que te voy a decir. Es algo bastante gordo que os puede catapultar al estrellato a Anatoli, a Melinda y a ti.
T: ¿De qué se trata?
L: Un atraco.
T: Vale, pan comido.
L: Al banco nacional que se encuentra en la ciudad.
T: :unsure: Vaaaale. ¿Y cómo se supone que lo vamos a hacer?
L: Lo tengo todo planeado. Anatoli y tú os vais en el coche que os di. Intenta conocer a alguien que trabaje allí. Al que trabaja en la caja mismo o cualquier otro que tenga la llave del dinero. Hazte amigo de él. Y cuando tú veas que tienes su confianza, haz que te deje entrar ahí y si no te deja haz lo que sea para cojer el dinero.
T: Entendido y, ¿cuánto nos pertenece a nosotros?
L: Un 50%.
T: Un 80%. 40 para cada uno.
L: 60% y no hay más que decir. Es mucho dinero de lo que estamos hablando.
T: Hecho.



L: Ahora comunícaselo a Anatoli y cuando se lo digas, lo más pronto que podáis os vais para allá, pero llamarme antes de iros.
T: Ok. 
L: Pues nada, te dejo que tengo cosas que hacer. Que tengáis suerte. 
T: Gracias. Ya hablaremos.



Cuando llegué a casa se lo conté todo a Melinda y a Anatoli. Los dos sonrieron y Anatoli me dijo...
A: ¿Y cuándo dices que nos vamos? :smile: 




CONTINUARÁ...

sábado, 20 de abril de 2013

Capítulo 6: Tus últimas palabras...

¡¡Hola a todos!! Siento el retraso pero he estado de viaje toda esta semana y llegué ayer, por lo que no me dio tiempo a subir capítulo, además que no he tenido internet. Así que espero que hayáis echado en falta el capítulo porque yo también jejeje. Aquí os lo dejo. Un abrazo a todos y ya sabéis por donde encontrarme, por los comentarios o sino en mi Twitter: @AlvaroEspinar


CAPÍTULO 6: TUS ÚLTIMAS PALABRAS...

A la mañana siguiente de mi primera noche con Melinda, me levanté más temprano de la cuenta, no sé si por extrañar la cama o porque había dormido acompañado de una chica maravillosa. La cuestión es que sin hacer ruido me fui al baño a cambiarme y salir de ahí con la solemne promesa de volver a verla. Ella no era otra chica más. Melinda me gustaba de verdad.


Cuando subí las escaleras me encontré un buen panorama. Anatoli y Cesco estaban dormidos en el sofá. No me puedo imaginar la borrachera que cojieron. Aunque conociendo a Anatoli... me puedo hacer una idea.


Tom: Anatoli, despierta tío, es de día.
Anatoli: Ahhhhhhhh, ¡qué sueño! Déjame en paz y vete a casa.
T: No. Tú te vienes conmigo. No estás en condiciones de irte conduciendo después.
A: Si estoy bien.
T: Estás con resaca. No te voy a dejar que te vayas solo. Así que vete levantándote y vámonos a casa.
A: Vale "mamá"
T: De mamá nada. Cállate la boca que así estás mas guapo, aunque lo de guapo sea un decir.
A: Jajaja, qué contento está hoy el tío. Cómo se nota que has follado...
T: ¿Nos vamos ya o no?
A: Ya voy, ya voy. Qué prisas...


Cesco: Chicos, un momento, esperad.
T: Dinos Cesco. ¿Qué quieres?
C: Anatoli, salte fuera que quiero hablar a solas con Tommy.
A: Como digas.


C: Es para hoy, ¿eh?
A: Vooooooooy... (Cómo está esta gente con las putas prisas).


T: ¿Qué pasa? ¿Qué es tan importante que no quieres que esté Anatoli?
C: Es una misión privada. Verás, hay un tipo, Julien Clark, que me debe dinero. Bastante dinero. Dale una paliza para que se de cuenta de que esto no es un juego. ¿Entendido?
T: S-si.
C: No te escucho...
T: Sí. 
C: Vale, ahora si. Nada más termines vienes a verme. Quiero saber qué cara le vas a dejar al maricón ese.
T: Ok jefe. Maricón dice...
C: ¿No te lo crees? Ya lo verás con tus propios ojos. El maricón de mierda... No te pido que lo mates porque me debe dinero, que si no. Qué asco. ¿Y se llamará hombre? Valiente gilipollez.
T: ...
C: Bueno. Lárgate ya. Tengo cosas que hacer. Hasta ahora.


Mientras tanto, Melinda se despertaba de su letargo con la agradable sensación de la noche pasada. Ese chico tenía algo que le encantaba. ¿Lo volvería a ver? Yo diría que sí. Me casé con ella... Jajaja.


A: Oye tío, has estado muy callado de vuelta a casa. ¿Qué te pasa?
T: Es que no te lo puedo decir... 
A: Tommy, sabes que puedes confiar en mi. Prometo no decir nada a nadie.


T: Es Cesco. Me ha pedido que le de una paliza a un tipo.
A: ¿Y qué?
T: Pues que no quiero pegarle a nadie.
A: Si has matado a gente ya, una paliza no tiene comparación.


T: Si ya lo sé, pero es que no quiero hacerlo. Pero si no lo hago... 
A: Mira, podemos hacer una cosa. Ve a donde está el tipo, hablas con el, le dices lo que le tengas que decir de buenas maneras y punto. No tienes por qué pegarle a nadie.


T: Buena idea. Así Cesco conseguirá su dinero y yo no tendré que pegarle.
A: ¿Ves cómo ha sido buena idea contármelo? Lo que no entiendo es por qué te lo ha dicho a ti a solas y no a los dos. Tu y yo trabajamos juntos... Bueno, no te retrases. Después hablamos.
T: Vale, hasta ahora.
A: ¡Ah! Y suerte.
T: Gracias.


T: ¿Es el rubio ese? Parece que sí. Al final tenía razón de que es maricón. Bueno, esperemos que haya suerte.


T: Buenos días. ¿Me permite un momento hablar con usted?
Julien: Digame. ¿Quién es usted?
T: Me llamo Tom y vengo de parte de Cesco Gliocari.
J: ¿Y qué quiere ese ahora? Ya le he dicho que no puedo pagarlo ahora mismo.
T: Verá, no vengo de malas, no quiero bronca ni nada. Sólo le digo que si quiere, puede darle un dinero ahora y cuando reúna el resto se lo paga. Cesco lo entenderá, siempre que le den su dinero estará encantado.
J: No le pienso pagar.
T: Venga Julien, no me lo ponga más difícil todavía.
J: Tú debes ser nuevo, ¿verdad? Se te nota en la cara.
T: ¿El qué se me nota?
J: La cara de idiota. Jajaja.
T: Oye, que aquí he venido para hablar con usted de buenas, si sigue así voy a tener que ser más duro con usted Julien.
J: ¿Sí? Adelante. A ver de lo que es capaz, gilipollas.
T: Serás maricón...
J: Esto es lo último. ¡Ahhhhh!


Las cosas no salieron cómo esperaba. Me sentí muy mal mientras le pegaba pero no me podía estar quieto. Lo que peor me sentó es que me estaba comportando como Cesco y eso no me gustaba nada. ¿Qué me estaba ocurriendo?


Al terminar, me dirigí hacia el bar. Para mi sorpresa no había nadie. Lo llamé una y otra vez pero no contestaba. Así que me quedé allí esperando a que llegara.


Mientras tanto...
C: Así me gusta Melinda, que estés sin bragas.
M: Ya...
C: Venga, ¿no te alegras de trabajar para mi?
M: Preferiría ser camarera antes que esto.
C: Por supuesto, vete. Venga, fuera de aquí. Uy es verdad, que YO soy lo único que tienes en este pueblo.
M: Serás...


C: Ven que te abrace. Hace tiempo que tú y yo no estamos a solas.
En ese mismo momento bajé al sótano porque pensé que estaría allí Cesco descansando después de la pasada noche. Sin embargo, me lo encontré muy acarameladito con Melinda. El alma se me calló a los pies... No sabía si irme de allí corriendo o plantarme y dar la cara. Supongo que lo más correcto era que, como ya estaba allí, sería cojer el dinero y largarse lo más pronto posible.


C: ¡Qué coño haces tú aquí!
T: Vengo por el dinero del trabajo.
C: Un momento cariño. Los negocios me reclaman.


C: Espero que le hayas pegado la paliza, ¿no?
T: Sí, todo como me ordenaste.
C: Así me gusta. ¿Lloró mucho?
T: No.
C: Mal hecho. Hasta que te suplicara que pararas. Que se diera cuenta de quién es Francesco Gliocari.
T: (Un gilipollas insoportable...) Lo siento jefe. La próxima vez será.


C: Que sea la última vez que te presentas en el bar sin avisar.
T: Pero si tú me dijiste que viniera aquí nada más terminar.
C: Ya lo sé, pero primero me avisas y me dices que ya vienes para acá. Capito?
T: Vale, capito.
M: Cesco, yo me cambio y me voy ya, ¿vale?
C: De eso nada, entra para el cuarto.
M: Pero...
C: ¡Qué entres al cuarto coño! Questa ragazza disobbedisce sempre. Questa ragazza sta andando a trovare ...
T: Bueno, gracias por el pago. Cualquier cosa nos llamas a Anatoli y a mi. Hasta otra.
M: Adiós Tommy.
T: Adiós Melinda.


C: Entra en la habitación de una vez. Me tienes contento.
Yo me alejé del lugar un poco preocupado, pero al fin y al cabo, Cesco era el jefe de Melinda, como yo era en ese momento de él. No podía hacer nada si le regañaba.


Me fui a casa y le conté todo lo sucedido a Anatoli y me invitó a ver la película Bellezas por casar. Era la primera vez que la echaban en pantalla pequeña tras salir en los cines. Corría el año 1952.


En el bar, en ese mismo momento.
C: Que sea la última vez que te pones así de acaramelada con un cliente. Él sólo es eso, un cliente y nada más. Tú estás aquí contratado como señorita de compañía por no decir puta, vamos. Así que sólo estarás conmigo cuando yo quiera y con los clientes que te traiga cuando a mi me de la gana.


M: No me da la gana. ¿Quién te has creído? Eres un mafioso de pacotilla y no sirves para nada. Extorsionas a los demás porque eso es lo que más te divierte. Sádico.
C: Cállate la boca figlio di putana.


M: Ni se te vuelva a ocurrir ponerme la mano encima cabrón de mierda.
C: ¿Qué has dicho? Dimelo otra vez a la cara, venga. Ten un par para decirmelo otra vez.
M: Cabrón de mierda, hijo de puta. 


M: No, por favor, no me pegues de nuevo, todo menos eso.
C: ¡Sufre!


M: Para ya por favor Cesco. Haré todo lo que tu quieras. ¡Pero deja de pegarme!
C: Un poquito más, que me estoy poniendo a tono, jajaja. Ahí va otra.
M: ¡¡NO!!


Mi cabeza no paraba quieta y sólo le daba vueltas a lo que había visto en el bar. Cómo la trataba a la pobre Melinda y la cara de pocos amigos que tenía. En ese momento, se me encendió la bombilla como se suele decir.


T: Anatoli, acompáñame.
A: ¿A donde? La película no ha terminado.
T: Anatoli, es cuestión de vida o muerte. Necesito tu ayuda amigo.
A: ¿Pero qué pasa? No entiendo nada.
T: Te lo cuento de camino.


A: Cesco, ¿qué tal? ¿Nos podemos tomar una copa juntos? Igual que ayer.
C: Estoy esperando a alguien muy importante y no deberías estar aquí.


T: (Gracias por entretenerlo, te debo una Anatoli).
A: Pero, ¿me vas a negar una copa? Sólo una, vamos.
C: Qué pesado te pones cuando quieres. Una y te largas.


T: Cariño, ¿estas bien? ¿Qué te ha pasado?
M: Cesco... Me ha pegado una paliza.
T: ¿¡QUÉ!? 
M: Shhh, tranquilo, no ha sido nada.


T: ¿No ha sido nada? Pero mírate cómo estás... 
M: Ya lo sé. Pero no hagas nada contra él. Por favor, prométemelo.
T: Lo siento pero no puedo prometerte algo que no puedo cumplir. ¿Ha sido la primera vez que te ha pegado?
M: La verdad es que no.
T: :angry: Esto no va a quedar así.


C: ¿Te has tomado ya tu copa? Fuera. ¿Ese era el trato no?
A: Bueno sí. Te veo muy raro. ¿Te pasa algo?
C: Ya te llamaré para el siguiente trabajo.
A: Vale... Buenas noches.


A: Ahora a esperar qué hace el señorito ahí abajo. Espero que no lo descubran. Por si acaso tengo aquí mi arma a mano.


¿?: Buenas noches caballero.
A: Buenas noches. 


C: Buenas noches Lucca. Me alegro de verle de nuevo, jefe.
Lucca: Ni buenas noches ni leches. ¿De qué coño vas?
C: ¿Cómo dice?
L: No te hagas el nuevo conmigo Cesco. Me he enterado que has contratado a dos chavales para que hagan TU trabajo. ¿Te he dado yo permiso para que hagas eso?
C: No, pero...
L: Pero, ¿qué Francesco? No vales para nada. Eres un desidioso y la familia no quiere a gente desidiosa en la familia. Vamos a considerar mucho que sigas en la familia.


C: No estará usted hablando en serio, ¿verdad?
L: ¿Me ves cara de chiste?
C: ¿Pero está loco? Me matarán...
L: Tranquilo, ni tu, ni yo, ni nadie va a lograr escapar a la muerte. Tarde o temprano vamos a morir.
C: Lucca, siempre he trabajado duro para poder estar aquí y no estoy de acuerdo en que se me eche de la familia. Soy parte de ella y también tengo derecho a participar de la asamblea.
L: Yo también soy parte de ella, más a mi favor, soy el jefe de nuestra familia. ¿Acaso has contado conmigo para coger a esos dos chicos? Ahora, por tu culpa, tendrán que morir contigo. Saben demasiado.


T: Melinda, te quiero.
M: ¿Qué?
T: Te quiero. Te conozco desde hace un día pero entre tú y yo hay algo que es distinto. No soy el mismo si no estoy contigo. Te necesito.
M: Yo también he notado esa sensación.
T: Ahora te voy a pedir una cosa. Bajo ningún concepto salgas de aquí, por lo menos hasta que yo te lo diga. ¿De acuerdo?
M: Vale... No sé qué pretendes, pero sea lo que sea, ten cuidado.


T: Cesco lo va a pagar caro, muy caro. 


C: Lucca, por favor. Dame una oportunidad.
L: No hay forma de hacerme cambiar de opinión.
T: Ni a mi tampoco.
C: Tommy, ¿qué haces aquí?
T: Darte lo que te mereces. Ya has sobrepasado la línea. ¿Estás listo para morir?
C: Venga chico, baja esa pistola. ¿Por qué te pones así? ¿Es por la puta esa?
T: Esa "puta" como tú dices se llama Melinda, mi chica.
C: Oh, qué bonito. Me hace gracia cómo atonta el amor a la gente. Sólo falta que seas cristiano para terminar de ser gilipollas del todo.
T: Treeeees.
C: Tommy, baja el arma.


T: Dooooos.
C: Chico, podemos hablar las cosas. Tomémonos una copa y hablemos tranquilamente las cosas.
T: Unooooooo.
C: Tommy, Tommy, venga, no hagas tonterías. Hablemos.
T: ¿Hablar? Por supuesto. Dime, ¿donde quieres que te mate? ¿En la cabeza, en el pecho o el estómago? Tú elijes. Aunque pensándolo mejor...
C: ¿Sí?


¿Qué pasará? ¿Tommy matará a Cesco finalmente como se propone?

CONTINUARÁ...