domingo, 27 de diciembre de 2020

Capítulo 15 || Corazones

 Desde que Mike se mudase a la casa de Trini habían sucedido muchas cosas, comenzando con el nacimiento de Ana, pasando por la preparación y la propia boda, viajes, reformas en casa…  


 Entrando en el dormitorio de la pequeña, Mike quiso saber cómo estaban Ana y Trini.

- ¿Estáis ya listas?

- Sí cariño, acabo de ponerle el lazo a la nena. ¿Tú crees que yo estoy bien para la ocasión?

- Claro, estás preciosa. ¿Por qué no ibas a estarlo?

- Porque Rubí trae a su novio y es la primera vez que lo vamos a conocer y… no sé, quiero causar buena impresión.


 Pese a todo lo que habían vivido, en ese preciso momento Rubí y Trini eran grandes amigas y se querían muchísimo, ya que habían pasado por mucho juntas.

Sonando el timbre en ese momento, Trini sonrió.

- Anda Ana, la tita Rubí ya ha llegado.


 Soltando a su hija en el suelo, Trini la animó a ir en su busca.

- Ve a saludar a la tita, venga. Seguro que se alegrará de verte caminar.


 Fuera, Rubí y Jim esperaban a que les abriesen la puerta.

- Respira tranquilo cariño, que te va a dar algo.

- Menos mal que eres médico, porque sino…

- Mira que eres tonto jajaja.


 Poco después, Mike abrió la puerta y saludó a la pareja.

- ¡Bienvenidos! Pasad, os estábamos esperando.

- Pero qué guapo Mike, ¿cómo estás?

- Genial, sinceramente. ¿Y tú qué? Tan guapa como siempre.


 Pasando dentro, Mike se dirigió a un Jim bastante tímido.

- Hola, tú debes ser el famoso Jim. Yo soy Mike, encantado de conocerte.

- Igualmente. He oído hablar mucho de ti…

- Uh, espero que cosas buenas.

- Sí, tranquilo.

- Uf, menos mal jajaja.


 Saliendo del dormitorio infantil, Rubí giró su cabeza y vio a la pequeña Ana andando lentamente hacia ella seguida de Trini.

- ¡Pero bueno! ¿Esta niña tan mayor es Ana? ¡Qué grande está ya! Y ya anda y todo…


 Ana era la princesa de la casa y tanto su madre como Mike eran unos padres estupendos. A la pequeña no le faltaba de nada, eran cariñosos, detallistas y muy buenos educadores. Pese a que biológicamente no era su hija, Mike la trataba como tal y, dentro de él, sentía el pálpito de que en parte era suya.


 Acercándose a la recién llegada, Trini la abrazó con fuerza.

- Me alegro mucho de verte. Estás guapísima Rubí.

- Vaya, muchas gracias Trini. Tú también estás de escándalo.

- Anda mujer, no digas bobadas… No estoy muy convencida con esta ropa que me he puesto.

- Tonterías. Estás monísima.


 En otra parte del salón, Mike entablaba conversación con Jim.

- Nos dijo Rubí que eras empresario, ¿no?

- Sí bueno, algo así. Soy autónomo y junto a unos amigos tenemos una empresa informática.

- Ah, suena genial. ¿Y qué tal va?

- Hemos pasado una época complicada, pero ahora parece que todo se ha calmado y va bien. Estamos pensando en alquilar un local y todo.

- Ah, yo creía que estabais ya en un local.

- Qué va, estamos en un viejo garaje que no se usa de la casa donde compartía piso antes. Pero ahora que las cosas van mejor, estamos pensando en ampliar y tener un espacio dedicado para la empresa.


 Ana, pese a que todavía no hablaba, se enteraba de todo y, cuando venían visitas a la casa, le encantaba ser el centro de atención. Tenía una gracia natural para hacer alguna tontería y provocar las risas volviendo a ser el foco principal de la reunión.


 Acercándose a Rubí, Trini quiso preguntarle algo a su amiga.

- ¿Qué tal con Jim?

- Es un cielo Trini. Es cariñoso, detallista, trabajador y me tiene…

- Follando todo el día.

- ¡No me seas cerda Trini! Iba a decir que me tiene como una reina.

- Bah, no te me vuelvas tan recatada ahora, que te conozco y nada más hay que verte para darse cuenta de que te vuelve loca.

- Y además en el buen sentido de la palabra.

- Te tiene todo el día cantando ópera cuando os vais a la cama, ¿no?

- Jajajajaja mira que eres burra, pero sí. Ya soy soprano a estas alturas creo yo.


 Echándose unas buenas risas, Rubí quiso también sonsacarle información a Trini.

- Pero vaya, tú tampoco puedes hablar mucho porque con Mike tampoco tienes quejas, ¿verdad?

- Ninguna. No hay noche que no lo hagamos.

- ¿Incluso con la niña tenéis tiempo?

- A ver, tiempo escaso, pero cuando hay ganas… Cualquier momento es válido.

- Madre mía, la próxima vez que venga avisaré primero, no vaya a ser que os encuentre en pleno acto jajajaja.

- A ver, que no estamos como conejos todo el día, pero sí nos gusta disfrutar del sexo. Tanto es así que tengo una falta…

- ¡¿Qué me dices?!

- Shh, calla y preséntame a tu novio.


 Casi sin poder aguantar la cara de emoción, Rubí llamó a Jim y le presentó a Trini.

- Encantado de conocerte a ti también Trini,-dijo un Jim ya más relajado y cómodo-.

- Es un placer poder conocer al hombre que está haciendo tan feliz a mi amiga.

- Nos hacemos felices mutuamente. Rubí es una persona increíble y ahora sé que puedo decir que la espera ha merecido la pena.


 Trini sonrió orgullosa al escuchar esas palabras.

- Se nota que la quieres mucho y no sabes cómo me alegro de que estéis tan felices.

- Muchas gracias Trini. La verdad es que todo fue tan rápido que a día de hoy me cuesta creer que lo que estoy viviendo sea real. Es una chica tan dulce y cariñosa, tan trabajadora y alegre que, cuando me pongo a pensar en nosotros, no soy capaz de ver qué habré hecho para merecerla.


 Mientras tanto, Rubí y Mike habían entablado una conversación.

- Pues en el tema trabajo ahí voy. Se me terminó el contrato en la empresa con la que estaba y no me han renovado, así que estoy volviendo a echar mi currículum para ver si encuentro algo. De momento vuelvo con las chapuzas y mientras encuentro un trabajo más fijo gano un dinero, ya que con el sueldo de Trini vamos un poco justos.

- Ay, pues si me entero de algo te lo digo, que yo gracias al hospital conozco a mucha gente. Creo que si pido un par de favores podría facilitarte una entrevista, pero no te prometo nada.

- Sea lo que sea te lo agradeceré eternamente.


 Sentándose en la barra de la cocina, Mike y Rubí continuaron hablando.

- ¿Y qué tal las cosas con Jim? Se le ve un tío guay.

- Pues nos va genial, la verdad es que es el hombre de mi vida. Fíjate que Elías fue muy bueno y lo quise con locura pero con Jim es… diferente. No sabría describirlo. Es química, pasión, amor, comprensión… Es una conexión brutal la que tenemos.

- Y por lo que he podido hablar con él se nota que te adora.

- Sí y yo también lo adoro a él. Es un tío genial.


 Mientras que Jim y Trini estaban hablando, Ana se acercó y le dio con la mano en la rodilla a su madre.

- ¿Qué pasa Ana? ¿Quieres algo?

- ¿No tendrá hambre?-preguntó Jim-.

- Coño claro, que con esto de la visita se nos ha pasado darle la cena. Perdóname hija.


 Levantándose del sofá, Trini le pidió un favor a Jim.

- Oye Jim, ¿podrías coger en brazos a Ana mientras yo voy a por la trona?

- Claro, no hay problema.

- A ver si te deja cogerla en brazos, porque con los desconocidos es un poco especialita.


 Poniéndose en pie, Jim le dijo un par de cosas a Ana que provocaron una carcajada en la pequeña y, aprovechando el momento, la agarró en brazos.

- Vamos nena, que es la hora de cenar y tienes que comer mucho mucho para crecer y convertirte en una niña grande y fuerte como tus padres.


 Situándola en la trona, Mike miró la hora y se puso en pie para preparar la cena mientras que todos charlaban entre ellos.

- ¿Y con qué nos va a deleitar hoy el chef?-quiso saber Rubí-.

- Hoy la receta es sorpresa. Es algo nuevo para mí y para todos, pero confío en que saldrá bien.

- Trini, ve llamando a la pizzería,-dijo Rubí provocando las risas de todos-.


 Tras ese momento, Jim le hizo una pregunta a Trini.

- ¿Y cómo es vuestra vida de casados? ¿Cambia mucho a la de novios?

- Bueno a ver, interiormente es diferente porque cuando te casas, sabes que es para toda la vida, o al menos esa es la intención cuando nos casamos, pero luego a la hora de la convivencia todo es igual a como estábamos antes. Al menos en nosotros porque estuvimos compartiendo piso un tiempo.

- Oh, qué bueno saberlo,-dijo Jim-.

- ¿Por qué me lo preguntas?

- Porque la semana pasada me pidió que me casara con él,-contestó Rubí agarrando la mano de Jim-.

- ¡Enhorabuena pareja! ¿Has oído cielo?-le dijo Trini llamando a Mike-.


 Cuando terminó de calentarse la comida de Ana, Trini se levantó y comenzó a prepararle todo mientras que Rubí la miraba con atención. Indudablemente se parecía a su madre, pero había algo que le recordaba al difunto Elías y, sin darse cuenta, Rubí acabó preguntándose cómo sería ella cuando fuera madre. ¿Sería como Paola o más autoritaria como era la propia Rubí con su madre?


 Sacándola de sus pensamientos, Jim le hizo una pregunta.

- ¿Qué te pasa corazón?

- Nada, estaba pensando.

- ¿Puedo adentrarme en tu cabecita?

- Estaba pensando en cómo me comportaré como madre cuando tengamos hijos.

- ¿Lo dices por tu experiencia con tu madre?

- Exacto.

- Pues cariño, tú serás tú, una persona diferente a tu madre. Lo que sí deberías es ver qué cosas buenas tenía tu madre para incluirlas y desechar las que no te gustaban.

- Estoy seguro de que serás el mejor padre del mundo,-dijo Rubí poniendo sus manos sobre la tripa-.


 Mirando alternativamente la tripa y los ojos de Rubí, Jim comenzó a emocionarse.

- ¿Estás queriendo decir lo que yo creo que quieres decir?

- Es muy pronto para decirlo pero… estoy de una falta.

- ¿Vamos a ser padres?

- Si todo va bien, dentro de unos ocho meses nos convertiremos en papás.

- Pero… ¡eso es maravilloso!


 Girándose en ese momento, Mike presentó la cena.

- Ya está lista la cena.

- ¡Esto hay que celebrarlo!-gritó Jim loco de contento-.

- ¿Qué pasa?-preguntó Mike-.

- ¡Voy a ser padre!

- Wow, menuda noticia más buena. Entonces sí que hay algo que celebrar esta noche. Trini, saca una botella de vino.

- Hoy hay doble celebración,-dijo Trini interviniendo en la conversación-. Yo también estoy embarazada cariño…

- ¿Cómo?-preguntó Mike comenzando a caerle las lágrimas por las mejillas-. No me juegues con eso que sabes la ilusión que me hace… ¿Es de verdad?

- Es en serio. Vamos a ser padres de nuevo.



La alegría invadió la casa y esa noche celebraron por todo lo alto los futuros nacimientos de cada pareja, pensando e imaginando los planes que harían en el futuro cuando ya hubieran nacido y que, con el paso del tiempo, los llevarían a cabo.

FIN


viernes, 25 de diciembre de 2020

Capítulo 14 || Corazones

 Frunciendo el ceño, Pilar empezó a razonar con Rubí.

- Pero Rubí, no puedes hacer eso. Te estoy pagando el alquiler…

- ¿Pagando qué? Espérate que voy a tener que ir al hospital a que me revisen el oído. ¿Qué coño me estás pagando tú? ¿Acaso tienes trabajo y no me lo has dicho? ¿Tienes algún ingreso que mantengas en secreto? Porque yo lo único que he recibido en estos seis meses son 100€ al mes y eso cuando vendías algún cuadro.

- Ya sé que no tengo demasiada suerte con los cuadros pero es mi pasión, lo que me gusta y no sé hacer nada más.

- Uy sí, se te da de puta madre ligar con chicos y follártelos sin ningún tipo de miramientos en la casa de tu amiga… Porque, si no he visto mal, le acabas de decir a dos chicos de intentar la doble penetración, ¿no es así?

- ¿Y a ti que más te da lo que yo haga o deje de hacer? ¿Acaso tienes envidia porque hace ya meses que ningún tío te toca ni con un palo?


 Dejando de mirar a Pilar, Rubí comenzó a respirar hondo mientras miraba al frente para intentar calmarse.

- Pilar, esta es mi casa y, si quieres seguir viviendo aquí, me tienes que pagar un alquiler, no lo que te venga en gana. Se acabó el aprovecharse de tu amiga la tonta mientras que sigues en tu mundo ideal esperando a que te lo regalen todo. ¡En esta vida hay que luchar por las cosas que quieres! Y a veces, por mucho que luches, no lo consigues, así que aplícate el cuento y madura de una vez, Pilar.

- Y tú aplícate el cuento de que si sigues así de amargada te vas a hacer vieja antes de tiempo, coño. Con lo feliz que estaba yo hace unos minutos con dos pedazo de hombres en mi cama y ahora me vienes con que me echas de casa…

- Y sigue en pie. No te quiero aquí, así que ve haciendo las maletas. Vaya, si quieres te puedo echar hasta una mano y todo, así me aseguro de que no se te olvida nada para no tener que volverte a ver.


 Sin poderlo evitar, una Pilar enfadada y con una rabieta de niña pequeña, le soltó un par de comentarios a Rubí.

- ¡Sigue así y te quedarás más sola que la una! ¿Te enteras? Nadie te va a querer como sigas así de estúpida. ¡Ahora comprendo por qué tu madre se suicidó!


 Esa última frase quebró a Rubí, quien tuvo que sentarse en el sofá y acabó echándose a llorar mientras que Pilar se iba a su cuarto manteniendo una sonrisa de victoria en la cara. Tras recoger sus cosas, Pilar se marchó de la casa tirándole las llaves a Rubí y culpándola de todo lo malo que le pasase a partir de ese momento.  


 Un par de semanas después, Rubí había adquirido el hábito de ir a hacer ejercicio a un parque canino que había cercano a su casa, donde Tina podía estar con otros perros y socializar mientras que ella hacía footing o se ejercitaba en las máquinas que había al aire libre.


 Además de eso, Rubí llevaba unos días intentando enseñarle a Tina el recorrido que había en el parque para que aprendiese más disciplina y se cansase más en un plazo menor de tiempo.

- Así, ¡muy bien pequeña! Ahora abajo.


 Un muchacho se quedó observándolas en la lejanía y luego acabó acercándose a ellas dos.

- Es preciosa,-le dijo a Rubí-.

- Gracias.

- ¿Cómo se llama?

- Tina.

- Bonito nombre.


 En cuanto ambos alzaron sus cabezas y sus miradas se cruzaron, los dos se quedaron completamente mudos. Ninguno sabía qué decir ni lo que hacer, ya que también estaban inmóviles.

- Esto… Soy Jim.

- Yo Rubí…

- Oh, qué nombre más bonito.

- Gracias.

- No hay de qué…


 Rubí se sentía como una tonta porque no sabía qué le estaba ocurriendo y por qué se comportaba así con ese chico al que acababa de conocer.

- ¿Muerde?-preguntó Jim-.

- ¿Cómo dice?

- Que si Tina muerde.

- Ah no, puede acariciarla si quiere. Es muy cariñosa.


 ¿Por qué había tenido que preguntarle aquello? ¿Rubí qué se creía, que ese chico le preguntaba a ella si mordía? ¿Era idiota o qué le pasaba? Sintiendo muchos nervios, le puso la correa a Tina y se despidió.

- Yo… me tengo que ir ya. Encantada de conocerle.

- Igualmente… ¿Suele venir por aquí?

- A veces… Bueno, adiós.

- Hasta otra…


 Jim se quedó observando cómo Rubí se alejaba haciendo footing con Tina mientras sentía en su interior que no debía dejarla escapar. ¿Volvería a verla al día siguiente en ese parque si fuera allí? A veces la vida nos da una sola oportunidad y debemos aprovecharla…  


 Armándose de valor, Jim comenzó a seguir a Rubí mientras que Tina miraba hacia atrás de vez en cuando notando su presencia.

- Espero que no se cabree porque la esté siguiendo… La verdad es que es bastante raro conocer a un tío y que luego ese chico te siga hasta tu casa… ¿Estaré haciendo bien?-pensaba Jim mientras continuaba siguiendo a Rubí-.


 Finalmente, Rubí llegó a casa y sin volver la cara, se dirigió a Jim.

- Vaya, al final ha logrado seguirme el ritmo.

- ¿Perdón?

- Creí que si subía el ritmo no sería capaz de seguirme.

- Ah, tengo buena forma física. Todavía podría más.


 Girándose hacia Jim, Rubí lo miró directamente a los ojos.

- Menos mal que es usted un chico guapo, porque si no ahora mismo estaría llamando a la policía.

- Ah vaya, ¿debo darle las gracias entonces?

- Yo diría que sí, ya que me acaba de conocer y me ha seguido hasta mi casa… Inquietante es, cuanto menos.

- Le pido mil disculpas, señorita.

- Anda pasa y deja de llamarme de usted,-le dijo Rubí-. Te daré un vaso de agua, que debes estar sediento.


 Entrando en casa, Rubí le indicó a Jim dónde podía sentarse mientras que ella iba a por una botella fría que tenía guardada en la nevera.

- Entonces… ¿Jim verdad?

- Eso es.

- ¿A qué te dedicas Jim?

- Trabajo como informático en una empresa que montamos junto a unos amigos. ¿Y tú?

- Estudio medicina y trabajo a tiempo parcial en una sala de juegos recreativos.

- Vaya, ¿y todavía tienes tiempo para ir a hacer ejercicio?

- Claro, todo es cuestión de organizarse.

- Pues dime tu secreto porque yo soy un completo desastre.


 La conexión entre ambos era perfecta y eso se notaba en la conversación.

- ¿Y cómo es que no te había visto nunca por el parque? Yo voy todos los días allí.

- Llevo viniendo desde hace poco, pero sí que estoy yendo todos los días, lo que pasa es que suelo ir más tarde que hoy.

- Ah claro, seguramente por ese motivo no hayamos coincidido antes.

- Sí, como también vivo sola me tengo que ocupar de los quehaceres de la casa y que no parezca que vivo de okupa en mi propia casa.


 Jim desprendía interés en todo lo que decía Rubí y no le quitaba ojo y prestaba mucha atención a sus palabras y eso lo agradecía mucho la muchacha, quien tampoco le quitaba ojo a ese chico.

- Pues entonces no vengas a mi casa nunca si no quieres llevarte un susto,-comentó Jim entre risas-.

- Jajaja, ¿por qué dices eso?

- Somos dos tíos viviendo solos y compartiendo piso, sólo te diré eso…

- Bueno… Ya me lo puedo imaginar.

- Platos sucios por todos lados, ropa en medio, cajas de pizza en la cocina… Eso sí, mi cuarto está ordenado… casi siempre.


 Echándose a reír, Rubí hizo un comentario al respecto.

- Claro, la casa da igual el estado en el que esté mientras que el picadero esté en condiciones, ¿verdad?

- ¡Oye! En mi defensa diré que mi intención siempre es mantener la casa en condiciones.

- Pero seguro que siempre se queda en la intención, ¿no es así?

- Mira que eres mala conmigo, ¿eh Rubí? A ver, ¿y tú cómo tienes la casa doña limpieza? A ver si te estás metiendo conmigo y luego la tienes peor que yo.

- Oh, con que esas tenemos, ¿no?

- Eso es lo que hay.


 Esa especie de pique sano que había entre los dos provocó que Rubí le enseñase todas las habitaciones de la casa demostrándole que no había de lo que quejarse.

- Y por último el dormitorio principal con su cuarto de baño propio.

- Oh, esto sí es un picadero en condiciones.

- Oye, que yo no uso mi casa para eso…

- ¿No? ¿Y pretendas que me lo crea?

- Se cree el ladrón que todos son de su condición…


 Riéndose de nuevo, Jim le hizo un cumplido a Rubí.

- Pues he de reconocer que tienes la casa muy bien cuidada pese a estudiar, trabajar, hacer ejercicio y cuidar de una perra al mismo tiempo. Me arrodillo ante ti,-dijo Jim empezando a hacer el gesto de arrodillarse-.

- ¿Qué haces tonto? Anda, te vas a arrodillar ahora frente a mí…

- ¿Qué pasa? ¿No puedo?

- No, no puedes. Delante de mí sólo se van a arrodillar cuando me pidan en matrimonio.

- ¿Y si yo quería hacerlo y me has fastidiado el momento?

- ¿Cómo dices?


 Armándose de valor, Jim acarició la mejilla de Rubí.

- ¿Soy solo yo quien siente avispas en el estómago en lugar de mariposas? Joder, te juro que esto es nuevo para mí… Nunca me había pasado nada igual.

- A mí tampoco Jim y… sí, yo también siento como si hubieran zarandeado todo el avispero y lo tuviese dentro.


 Mirándola a los ojos, Jim fue recorriendo la femenina cara con su mirada hasta pararse en sus labios.

- Eres preciosa Rubí… Siento que… voy a explotar si no te beso.


 Y sin esperar respuesta por parte de ella, Jim se acercó y besó los labios de Rubí de forma leve, sin juntarlos demasiado ante el temor de la reacción que pudiera tener la muchacha.


 Separándose, Jim se quedó serio mirando a Rubí, quien no hacía ningún movimiento.

- ¿Estás… bien? Siento haber sido tan impulsivo pero…

- Bésame.

- ¿Cómo?

- Lo que has oído… Bésame otra vez.


 Sin hacerse más de rogar, Jim agarró del cuello a Rubí y la acercó hasta él sonriendo de forma que derritió a la muchacha interiormente hasta que sus labios volvieron a unirse pero, en esta ocasión, de forma más pasional, con garra y fuerza. Jim había dejado a un lado el temor por la reacción y ahora se estaba implicando al máximo en disfrutar de ese beso.


 Tras varios minutos besándose, Jim comenzó a poner sus manos sobre el culo de Rubí y, sintiendo que el ambiente se estaba caldeando demasiado, paró.

- Jim…

- Dime mi amor.

- Me gustaría… esperar. Acabamos de conocernos y…

- Lo entiendo. Tranquila.

- ¿Estás bien?

- Sí, no te preocupes. Esperaré lo que haga falta.

- Toma,-dijo Rubí buscando el móvil de Jim-, apunta mi número.


 Saliendo de la habitación, Rubí vio marcharse a aquel muchacho sin saber muy bien qué acababa de suceder y cómo era posible tener una conexión tan fuerte en tan poco tiempo. ¿Sería verdad eso de que el amor a primera vista existía?

- Te llamaré,-prometió Jim-. Puedes estar segura. Nos vemos pronto.

- Adiós Jim…-dijo Rubí con aire de tristeza-. ¡Espera! No te vayas.


 Pocos minutos después, Jim y Rubí se besaban mientras que sus lenguas se entrelazaban a la vez que sus desnudos cuerpos comenzaban a unirse en una perfecta danza sincronizada.

- Te necesito Jim.

- Y yo a ti.

- Dámelo todo, no puedo estar ni un minuto sin ti.

- Te quiero Rubí. Es de locos pero… te quiero.


 Pasados cuatro meses desde que se conociesen, Rubí y Jim ya compartían casa y lecho y aquel día se preparaban para algo importante.

- Rubia, ¿te queda mucho? No quiero llegar tarde a mi presentación oficial.

- Tranquilo, ya estoy lista.

- Wow, estás espectacular.

- Gracias bombón. Tú también te has puesto muy guapo.


 Agarrándole de las manos, Jim quiso saber algo.

- ¿Crees que les daré buena impresión a Mike y a Trini?

- Estoy segura de ello. Les vas a encantar… Y la pequeña Ana más todavía.

- Ay, qué nervios… ¿Nos vamos ya?


CONTINUARÁ…