miércoles, 16 de diciembre de 2020

Capítulo 12 || Corazones

 A la mañana siguiente, Pilar se despertó con un gran dolor de cabeza y se dio cuenta de que el lado de la cama de Mike estaba intacto. ¿Dónde habría pasado la noche? Saliendo del dormitorio, lo llamó sin obtener respuesta.


 Dándose una ducha y sentándose en la mesa tras prepararse un rápido desayuno, Pilar reflexionó sobre lo ocurrido la noche anterior. Mike la estuvo esperando hasta que llegó y su comportamiento fue ejemplar comparado con el de ella. ¿Por qué Pilar había actuado así? ¿Fue por el alcohol o por algo más?


 Saliendo a buscarlo, Pilar pensó en su amiga Rubí, por lo que se acercó a su casa y, de paso, vería la reforma que le hizo Mike.


 Abriendo la puerta, Rubí se sorprendió mucho al ver allí a su amiga.

- Ay, hola Pilar. Qué sorpresa verte por aquí.

- ¿Te pillo en mal momento o es que estás esperando a alguien?

- No, para nada, pero no te esperaba por aquí. Pasa.

- Muchas gracias.


 Invitándola a sentarse, Pilar observó cuidadosamente la casa.

- Qué bien te quedó la casa tras la reforma.

- Gracias Pilar. La verdad es que Mike es un crack. ¿Cómo está?

- Pues no lo sé porque esta noche no la ha pasado en casa.

- ¿Y eso?


 Sentándose junto a Rubí, Pilar comenzó a contarle los últimos cambios en Mike que tan raros y extraños le parecían a ella.

- Y ayer salí de fiesta con algunas amigas y bebimos más de la cuenta. Todas ligaron y hasta yo también, pero por respeto a Mike rechacé a un cacho de rubio… que si llego a estar soltera lo dejo seco. Total, que cuando vuelvo a casa eran casi las seis de la mañana y me echó la bronca y yo pues no fui todo lo simpática que puedo llegar a ser y creo que se ha debido enfadar porque no ha pasado la noche en casa.

- Pues por aquí no ha estado, así que no tengo ni idea.

- Es que… no comprendo el por qué ha cambiado tanto, te lo prometo.


 Pilar le decía a Rubí que desde el accidente desde su físico hasta su comportamiento en casa era diferente. Ahora hacía cosas que antes no y al contrario.

- Es que a la hora de follar incluso era diferente. A mí me gusta que me metan caña, mucha caña, que me azoten y me peguen hasta cierto punto. En plan BDSM, ¿sabes?

- Sí.

- Pues cuando se recuperó ya no lo hacía y antes le encantaba. Un día viene completamente rapado, otro día me dice que se va a operar las orejas y se quita los dilatadores… No sé, demasiados cambios en muy poco tiempo y ahora, cuando lo miro, no lo reconozco. Me enamoró porque, pese a tener pinta de chico malo, tenía buen corazón pero me trataba con un punto canalla que me volvía loca y ahora me sigue volviendo loca pero de otro tipo. Tú como doctora, ¿cómo lo ves?

- A ver, a título personal me gusta más el cambio actual y de salud está como un roble pero si tú…-estaba diciendo Rubí cuando la llamaron por teléfono-.


 Respondiendo la llamada, Rubí primero frunció el ceño y luego sonrió.

- Vale, estupendo. Gracias por avisar doctor. No, no se preocupe. Voy enseguida. Hasta ahora, adiós, adiós.


 Levantándose, Rubí le dijo a Pilar que tenía que irse.

- Perdona Pilar, pero me tengo que ir al hospital. El doctor me acaba de avisar de que mi amiga Trini se ha puesto de parto y me ha preguntado si quería estar allí.

- Claro, vete sin problema.

- Muchas gracias.


 Marchándose de la casa, Rubí recogió sus cosas y, tras meterlas en el coche, se despidió de Tina.

- Vuelvo en un rato preciosa. Pórtate bien, ¿vale?


 Cuando llegó al hospital, Rubí se cambió de ropa y se fue hasta la zona donde estaban esperando Trini y… ¿Mike?

- Ya estoy aquí,-dijo Rubí avisando a los presentes-.


 Levantándose gracias a la ayuda de Mike, Trini se dirigió hacia Rubí.

- Menos mal que estás aquí. Me han dicho que me fuera a una habitación pero les he pedido que te avisaran y que hasta que no llegases no iba a ningún lado.

- Eres una cabezota Trini.

- Ya sabes cómo soy, pero ya estás aquí.

- ¿Y qué hace Mike contigo?


 Trini entristeció su expresión y le pidió algo a Rubí.

- Dejemos la fiesta en paz Rubí, por favor.

- Está bien, preocupémonos por lo importante. ¿Cómo te sientes?

- Cada vez tengo las contracciones más seguidas.

- Vale bien, acompáñame.


 Yéndose con Rubí, Trini la siguió justo cuando la doctora se dirigió hacia Mike.

- Por cierto Mike, Pilar ha estado en mi casa preguntando por ti. Está muy preocupada y no sabe dónde estás. Yo que tú le escribía…


 El parto fue rápido y no hubo complicaciones, por lo que la pequeña Ana y Trini estuvieron en perfectas condiciones y, al cabo de un par de días, pudieron volver a casa.

- Mi niña preciosa. Qué carita más bonita tienes. Te quiero muchísimo.


 Y durante todo el proceso, Mike no se separó de ellas en ningún momento. Había apagado el móvil para no recibir llamadas ni mensajes de Pilar. No quería saber nada de ella porque estaba aún enfadado y ese momento que estaba viviendo era muy especial para él.

- Es una niña muy bonita,-dijo Mike-.

- ¿Quieres cogerla en brazos?


 Aceptando, Mike se acercó y Trini le pasó a la niña a los brazos de él y, en ese momento, se sintió el hombre más feliz del mundo.

- Oh Trini es… preciosa. Qué niña más bonita hemos tenido,-dijo de repente sorprendiendo a Trini-. Bueno, has tenido, perdón. Pero al verla y tenerla en brazos he sentido en mi corazón como si la pequeña fuera mía.

- En parte es así. El corazón de su padre lo tienes tú así que…-dijo Trini escuchando el timbre de la puerta en ese momento-.


 Yendo hacia la entrada y abriendo la puerta, Trini recibió a Rubí.

- ¿Cómo está la mamá más guapa que conozco?

- Oh, completamente feliz. Rubí, ¿sabes lo bien que me siento al mirar a mi hija y saber que es carne de mi carne y sangre de mi sangre?

- Debe ser maravilloso.

- El día que seas madre sabrás lo que siento.

- ¿Puedo verla?

- Claro, pasa. Mike está intentando dormirla.


 Abriendo la puerta del dormitorio con cuidado, Rubí y Trini vieron cómo Mike metía en la cuna a Ana con suma delicadeza y amor.

- Descansa mi vida. Duerme y sueña bonito,-decía Mike-.


 Dándose la vuelta, Mike saludó en susurros a Rubí.

- Hola Rubí. Me alegro de verte.

- Ya veo que estás hecho un padrazo.

- Bueno, hago lo que puedo y lo que mi instinto y el corazón me dicta.


 Sonando el timbre de nuevo, Trini volvió a salir de la habitación.

- Parece que hoy va a venir a ver a la niña todo el mundo,-dijo Trini saliendo al salón-.

- ¿Sabes una cosa Mike? Cada día que pasa me recuerdas más a Elías.

- Sí, eso me ha dicho Trini… Pero no sé, me gusta más este look que el de antes. No tengo ni idea si influye en algo el trasplante o qué, pero yo me siento más cómodo de esta forma.


 De repente, Pilar entró con virulencia en la habitación y con cara de pocos amigos.

- Por fin te encuentro,-dijo en voz alta y chillona-.

- Shhh, la niña está dormida,-dijo Mike-.

- Salgamos fuera mejor,-comentó Rubí-.


 Haciendo caso, los tres salieron de la habitación y ya en el salón fue donde Pilar comenzó a pedirle explicaciones a Mike.

- Llevo tres días buscándote como una loca. ¿Se puede saber por qué apagaste tu móvil y no me devolvías los mensajes que te he enviado?

- Porque me he cansado de vivir contigo y tener que hacerlo sin sentirme plenamente yo.

- ¿Qué coño me estás diciendo?

- Que he cambiado y que parece que no lo aceptas. Que estoy cansado de que creas que va a volver el chico malo que era antes y te aviso que eso no pasará. No sé si he madurado o qué ha ocurrido, pero no soy el mismo. Deseo ser padre y tener una estabilidad emocional y laboral. ¿Acaso pido demasiado?


 Carraspeando un momento, Trini se dirigió hacia el cuarto de su hija.

- Yo voy a ver cómo está Ana.

- Vale guapa,-contestó Mike-.

- ¿Vale guapa? ¿Qué coño os traéis los dos, Mike?

- Al igual que te he dicho que contigo no me siento realmente yo, durante todo el tiempo que le he estado haciendo la reforma a Trini me divertía y disfrutaba, me sentía pleno y sabía que ella entendía mi punto de vista, que era más abierta de mente que tú en ese sentido.

- ¿Qué me quieres decir con esto Mike? ¿Me estás dejando?

- Ya te he dejado. Creo que estos tres días sin volver a casa serían suficientes para dejártelo claro. Pilar, yo la quiero. Me he enamorado de Trini y… no sabría explicar el por qué, pero la quiero y deseo estar con ella. No puedo seguir luchando por lo nuestro cuando sé que antes o después uno de los dos acabaría dejando al otro. Sé realista y acéptalo, porque tú misma lo sabías en tu interior.


 Mirando a Trini, Mike le guiñó el ojo mientras que Pilar se daba cuenta de la gran complicidad que tenían entre ellos pese al poco tiempo que llevaban juntos.

- ¿Y dónde quedó la promesa de que nunca me serías infiel?

- No te he sido infiel. No he tenido nada con ella ni le fui sincero con mis sentimientos hasta la noche que llegaste borracha de esa fiesta. Ahí me di cuenta de que no podía seguir contigo y fue cuando vine aquí, me sinceré con Trini y comenzamos nuestra relación. Ahora Trini ha tenido una hija y pienso criar a Ana como si fuera mía. Quiero tener hijos propios con ella, encontrar un trabajo más seguro que las reformas intermitentes con las que hemos estado viviendo hasta ahora. Pilar, deseo ser feliz y, por mucho aprecio que te tenga, sé que si sigo contigo ni tú ni yo lo seremos nunca. Te quiero pero no de la misma forma que antes.


 Todas esas palabras Rubí las escuchaba y, de cierta forma, las estaba aceptando como propias. Si hubiera escuchado a Elías en lugar de cerrarle las puertas en tantas ocasiones, seguro que le habría dicho algo parecido a esto y ahora agradecía escuchar a Mike hablar así, porque ahora sentía que estaba en paz con ella misma y con cómo habían terminado las cosas entre Elías y ella.


 Suspirando indignada pero sabiendo que Mike le estaba siendo completamente sincero y que no había dobleces en sus palabras, Pilar abrió la puerta y se marchó de allí en silencio pero, antes de irse, se volvió para decir algo.

- Espero que tú y Trini seáis muy felices.


 Una vez que Pilar se hubo marchado, Trini salió para averiguar cómo había ido la discusión y se encontró a Mike sonriendo y abrazándola, uniendo su boca a la de ella con el corazón latiendo ferozmente.

- Trini, soy tuyo, completamente tuyo y a partir de ahora nada ni nadie podrá separarnos. Deseo que envejezcamos juntos, que seamos padres de un equipo de fútbol, que seamos felices el uno junto al otro… ¿Qué me dices?

- Que tantos hijos como un equipo de fútbol no, pero dos o tres más sí.

- Jajajaja, está bien y… ¿del resto?

- Claro que quiero todo eso tonto. Junto a ti soy la mujer más feliz del mundo.

- Cásate conmigo Trini. Formalicemos nuestra relación…


 Mientras tanto, Rubí entró en la habitación para ver a Ana, quien dormía plácidamente.

- Menuda revolución has traído a la casa pequeña. Pero qué felices somos todos ahora… Ojalá estuviera Elías aquí para verte.


CONTINUARÁ…


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