domingo, 13 de diciembre de 2020

Capítulo 11 || Corazones

 En cuanto Mike cerró la puerta y se marchó, Rubí hizo un comentario en voz alta.

- Uy, qué raro me ha resultado todo esto, ¿no te parece?

- A mí me ha encantado que me llame cariño. Por un momento creí que Elías estaba de vuelta…


 Situándose frente a su amiga, Rubí le hizo una pregunta.

- ¿A ti también te ha dado esa sensación en cuanto lo has visto?

- Sí…

- Yo ha sido verlo y creer que veía a un fantasma. Es que hasta llevaba un peinado parecido…

- Y está más fuerte que la última vez que lo vi…-dijo Trini suspirando-. ¿No te parece que ahora está más guapo?


 Rubí se dio cuenta de que Trini se había fijado en Mike al verle la expresión facial.

- Sí, está muy guapo Trini, pero recuerda que tiene novia.

- Lo sé, pero ya te digo yo que no me importaría que volviera a equivocarse de casa y viniese aquí por equivocación jajaja.

- Eres de lo que no hay, Trini.

- Ay déjame, que estoy con las hormonas revolucionadas que no me entiendo ni yo.


 De vuelta en su verdadera casa, por el camino Mike estuvo pensando en lo ocurrido y no tenía idea alguna sobre lo que le había hecho llegar a casa de Trini y saludarla como si fuera su novia. Pobre muchacha, el mal rato que le habría hecho pasar seguramente y más en su estado.


 Entrando en casa, Mike se encontró a Pilar saliendo de su cuarto bien arreglada y perfumada.

- Buenas. Anda, ¿a dónde vas tan arreglada?

- He quedado con mis amigas para cenar y salir por ahí. Hoy será una noche de chicas…

- ¿Esas amigas insulsas y sin valores que salen de fiesta a beber y a follar con el primero que pillan?


 A Mike no le hacían gracia las compañías que frecuentaba Pilar porque, de cierta forma, la influían a ser como ellas, a no preocuparse por nada y a ser unas descerebradas.

- Venga Mike, no me empieces otra vez, que te pareces a mi padre en lugar de ser mi novio.

- Por algo será…

- No me seas aguafiestas Mike. Levanta la cara del suelo y disfruta, queda con tus amigos, tómate una cerveza… ¡Vive!

- Vivo perfectamente sin tener que pegarme una juerga padre.


 Soltando una breve carcajada, Pilar abrió la puerta y comenzó a marcharse.

- Buenas noches abuelo… No creo que tarde mucho de todas formas, si así te quedas más tranquilo.


 Sin creerse demasiado lo que acababa de pasar, Mike prefirió pasar del tema y, tras cenar algo ligero se puso a jugar a videojuegos en el salón, pero su cabeza no estaba centrada en eso precisamente.


 Su mente no paraba de recordarle a Trini. ¿Qué le pasaba con esa chica? Desde que Rubí se la presentase cuando quería cambiar el dormitorio, había sentido una especie de atracción magnética por ella y sentía que la conocía de antes. Sin embargo, lo que había sucedido esa noche le había trastocado todo y su cabeza estaba hecha un lío.


 Siendo ya más de las dos de la madrugada, Mike se dio una ducha nocturna y se preparó para irse a la cama pero, antes de eso, miró su móvil y no vio ningún mensaje de Pilar. ¿Estaría bien? ¿Le habría pasado algo? No podía irse a dormir con esa preocupación… 


 Rozando el amanecer, muy cerca de las seis de la mañana apareció Pilar por casa muy sonriente y andando en zigzag.

- Anda, si es el guapo de mi novio…

- ¿Se puede saber dónde estabas Pilar? Son casi las seis de la mañana y no sé nada de ti desde que te fuiste. Menos mal que no ibas a tardar mucho, ¿verdad?

- Soso, que eres un soso,-le dijo con claros signos de estar ebria-. Después de la cena fuimos a tomarnos unas copas y una cosa llevó a la otra, nos fuimos a un reservado, mis amigas conocieron a unos chicos y hasta que todas no terminaron no nos hemos ido… Pero tranquilo, te he sido fiel cariño mío.


 Levantándose del sofá bastante cabreado, Mike quiso saber algo.

- ¿Y no podrías haberme avisado? ¿Para qué quieres el móvil entonces? ¿Para mirarte con la cámara frontal para ver si estás guapa y sacarte fotos poniendo morritos?

- De verdad, vengo feliz de una fiesta donde me lo he pasado de puta madre y cuando llego a casa todo son caras largas y reproches. Eres cansino tío…


 De repente, Pilar se quedó en silencio y comenzó a reírse sin venir a cuento.

- ¿De qué te ríes? ¿Qué se supone que te hace tanta gracia?

- Si hubieras visto a mi amiga Madison… Ha ligado con un tío negro tan alto que no sabía lo que hacer con él de lo nerviosa que la ha puesto jajajaja. Qué risas nos hemos pegado…

- Flipo contigo Pilar, de verdad.


 Y sin contestarle, Pilar se dirigió hacia su cuarto.

- Yo me voy a acostar ya, que estoy reventada. Si quieres seguir echándome la bronca hazlo mañana cuando esté sobria porque ahora mismo voy a pasar de tu culo, como llevo haciendo desde que he vuelto de estar por ahí, así que lo siento. Buenas noches…


 Quedándose solo y en silencio en mitad del salón, algo en su cabeza le hizo clic y tomó una decisión. Esa conversación había sido el final de la relación entre él y Pilar. De hecho, no quería pasar ni un minuto más bajo el mismo techo así que, entrando en su habitación se cambió de ropa mientras veía a Pilar tirada sobre la cama profundamente dormida a medio cambiar. Negando con su cabeza, Mike salió de allí sin saber a dónde iría a esas horas…  


 Paseando sin un rumbo fijo y completamente ensimismado, cuando Mike se dio cuenta estaba frente al edificio de Trini. ¿Por qué había llegado hasta allí? ¿Qué le hacía volver a ese lugar una y otra vez?


 Tras pensárselo un poco, Mike llamó a la puerta abriéndose ésta poco después.

- ¿Elías?-preguntó Trini un poco dormida y restregándose los ojos-.

- No, soy Mike. Perdona que te moleste pero he discutido con Pilar, me he ido de casa y… no sé a quién más acudir, ¿puedo pasar?

- Claro, adelante.


 Adelantándose un poco, Mike cruzó el umbral de la puerta y miró la tripa de Trini.

- ¿Cuánto te queda para que nazca Ana?

- Se supone que debería haber nacido ya, pero la niña es una remolona como su madre…

- Pues cuando nazca dale las gracias.

- ¿Las gracias? ¿Por qué?

- Porque el embarazo te sienta muy bien. ¿Puedo?-preguntó Mike señalando su tripa-.


 Aceptando, Trini sintió cómo las manos de Mike se situaban sobre ella justo cuando la niña se movió.

- Anda, ¿se ha movido?-preguntó Mike asombrado-.

- Sí. Eso debe ser que le has caído bien.

- Oh vaya. Qué ganas de verle la carita…

- Señorita, vaya usted saliendo por favor, que ya va siendo hora,-dijo Trini mirándose la barriga-.


 Riéndose, Trini señaló el sofá con su brazo y juntos caminaron en silencio hasta allí mientras se miraban a los ojos.


 Una vez sentados, Mike volvió a disculparse.

- Siento haber aparecido a estas horas pero es que anoche se fue Pilar con unas amigas a cenar y a tomar algo y ha vuelto hace media hora a casa borracha como una cuba y contándome que sus amigas habían ligado con unos tíos y yo que sé qué movidas. Ha pasado de mi culo y se ha metido en el cuarto dejando el tema así, por lo que yo me he cansado y me he largado. Paso de seguir insistiendo con una persona que no sabe escuchar.


 Sintiendo una punzada en lo más profundo de su ser, Trini parecía haber visto un fantasma porque Elías, el padre de Ana y al que consideraba el amor de su vida, había dicho la misma frase refiriéndose a Rubí tras terminar con ella.

- ¿Qué has dicho?-preguntó Trini como si no hubiera escuchado bien-.

- Que me he largado.

- No. La última frase.

- Que paso de seguir insistiendo con una persona que no sabe escuchar… ¿Qué ocurre?

- Nada, es sólo que… Esa misma frase me la dijo… Elías el mismo día que terminó con Rubí y… me ha llamado la atención que la hayas dicho tú también.

- Vaya, lo siento. No quería recordarte malos momentos del pasado.

- No es nada… Bueno, duerme tranquilo en el sofá, ¿vale? Si necesitas algo ya sabes dónde está mi cuarto.


 Y sin decir mucho más, Trini se despidió y entró en su dormitorio mientras que Mike la miraba dándole las gracias por permitir quedarse en su sofá, al menos durante un par de noches.


 Mike estaba muy confundido. Él mismo se había dado cuenta que, desde el trasplante, su vida había cambiado mucho pero, sobre todo, sus hábitos. Comidas que antes no soportaba ahora le gustaban, comportamientos, formas de pensar, hábitos nuevos, maneras de vestir… ¿Y si todo eso era causado por el trasplante? ¿Y si esos cambios formaban parte del corazón de Elías y ahora Mike se comportaba tal y como lo hacía Elías?


 Trini no tenía duda ninguna. Mike era Elías. De alguna forma, el trasplante le había cambiado, lo había transformado poco a poco hasta parecerse a Elías de forma que podrían hacerse pasar por hermanos. Y claro, todos los sentimientos que aún guardaba por su mejor amigo, novio y padre de su futura hija volvieron a resurgir. ¿Y si Mike también había heredado los sentimientos de Elías de alguna forma?


 Sin pensarlo demasiado, Trini salió de su dormitorio y se encontró de frente a Mike, quien se dirigía hacia su cuarto. En cuanto ambos se vieron, el silencio reinó en el ambiente. Nadie decía nada, pero sus miradas hablaban por sí solas.


 Y de un momento a otro, Mike se acercó y unió su boca a la de Trini, dándole un beso como jamás le había dado a nadie, profundo, húmedo y sincero.  


 De repente, Trini comenzó a sentir cómo sus pies y sus piernas se mojaban. Mike le gustaba pero… eso no era normal.


 Separándose de Trini, Mike escuchó un leve chapoteo al moverse.

- Vaya, nunca nadie se había mojado tanto conmigo con tan solo un beso,-dijo Mike en tono de broma-.

- Creo que… he roto aguas.


 Mirándola ya desde más lejos, Mike comenzó a sonreír.

- Ya sé por qué Ana no quería nacer.

- ¿Por qué?

- Porque quería que tú y yo estuviésemos juntos… Vámonos al hospital.


CONTINUARÁ…


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