domingo, 20 de diciembre de 2020

Capítulo 13 || Corazones

 Al cabo de un par de meses, Rubí se sentía plenamente feliz dado que laboral y académicamente hablando todo le iba bien. Se había hecho un corte de pelo parecido al que su madre llevaba y, por qué no decirlo, le gustaba mucho cómo le quedaba.


 En su tiempo libre, Rubí se dedicaba plenamente a Tina y se la llevaba de paseo, la cepillaba, jugaba con ella… Era la consentida de la casa.


 Pero un día, en pleno cepillado llamaron a la puerta y Tina reaccionó ladrando.

- ¿Quién es Tina?-preguntó la muchacha levantándose mientras se dirigía hacia la puerta-. ¡Ya voy!


 Cuando abrió la puerta de entrada a la casa, Rubí se paró en seco y sonrió. Aquella chica sí que no se la esperaba y menos en su casa.

- Hola… Menuda sorpresa.

- ¿Qué tal Rubí? ¿Puedo pasar?

- Sí, ¿ocurre algo?


 La recién llegada era Pilar, quien estaba muy cambiada y de la que Rubí no había tenido noticias desde su ruptura con Mike.

- Verás, mi casero me ha echado de la casa porque he tardado un poco más de la cuenta en pagar y… estoy en la calle ahora mismo.

- Vaya, menuda putada Pilar.

- ¿Podría quedarme aquí? Sé que tienes una habitación libre y te juro que sólo me quedaría aquí hasta que encontrase un trabajo fijo, te lo prometo.


 Sintiéndose atropellada por Pilar, Rubí apenas tuvo tiempo para pensarlo cuando su amiga volvió a rogarle que la dejase vivir allí.

- Por favor Rubí, no tengo a nadie más a quién acudir…

- Está bien, puedes quedarte.

- ¡Gracias! Eres la mejor,-le dijo dándole un beso en la mejilla-.


 Abriendo la puerta que tenía al lado, Rubí se lo enseñó a Pilar.

- Este será tu cuarto. Era mi antiguo dormitorio, pero desde la reforma duermo en el que fuera de mi madre.

- Está genial.

- El cuarto de baño lo tienes delante, la cocina y el salón ya sabes dónde están así que…

- Te prometo que no te arrepentirás de esta decisión.


 Saliendo del dormitorio, Pilar la volvió a abrazar.

- Esto hay que celebrarlo Rubí. Tú y yo compartiendo el mismo techo. ¡Salgamos de fiesta!

- No hace falta Pilar. Yo mañana me levanto temprano para ir al hospital y…

- ¡Bobadas! Sólo será tomar un par de copas.


 Sin apenas tener otra alternativa, Rubí volvió a aceptar la petición de Pilar. Esa chica parecía que conseguía todo lo que se proponía…

- Está bien Pilar. Iré a cambiarme. Ah, por cierto, toma tu copia de la llave.

- ¡Genial! Nos lo vamos a pasar de puta madre.


 Colocándose un vestido sencillo y maquillándose un poco, Rubí y Pilar pusieron rumbo a un local conocido por la zona.

- ¿Alguna vez has estado aquí?-preguntó Pilar-.

- No, nunca.

- Pues te encantará. La música es la bomba y los tíos que están aquí son la leche…


 Lo primero que hizo Pilar nada más llegar fue pedirse una copa.

- ¿Tú qué quieres Rubí?

- Yo de momento no tengo sed.

- Venga ya, ¿me vas a dejar sola bebiendo?

- Bueno… Póngame un botellín de agua, por favor.


 Las carcajadas de Pilar duraron hasta que Rubí se acabó el agua de la botella. Intentando calmar su enfado un poco, Rubí se fue a bailar justo cuando escuchó a su amiga comentarle algo.

- Tía, mira qué hombretón acaba de entrar.

- ¿Quién?-preguntó Rubí sin prestar demasiada atención-.

- Tengo que conocerlo,-dijo Pilar como si estuviera hablando sola-.


 Pilar tenía un desparpajo y una simpatía nata, por lo que no le costó trabajo entablar una agradable conversación con ese muchacho. A cada minuto que pasaba intercambiando palabras, más le apetecía a la muchacha intercambiar… números.


 Tras bastante tiempo bailando, Rubí sintió sed y fue cuando se acercó a la barra y pidió algo.

- Otro botellín de agua, por favor.

- ¿Tienes que conducir luego?-le preguntó el camarero-.

- No, pero mañana trabajo temprano en el hospital.


 Sonriendo afablemente, el camarero le dio el botellín de agua junto a un vaso con hielo.

- Ya que tienes que beber algo, hazlo en condiciones.

- Muchas gracias,-dijo Rubí agradeciéndole el gesto-.


 Cuando fue a echar la vista para ver a Pilar, Rubí no la visualizaba por ninguna parte.

- Se me hace tarde y ahora no sé dónde coño está Pilar, estupendo,-pensaba para sus adentros-. Pues yo voy al baño y me largo. Si no la veo me vuelvo a casa y que le den por culo, así de claro.


 Pero en cuanto Rubí entró en el baño de mujeres, la situación que se encontró quiso borrarla de su memoria al instante, ya que… no era demasiado cómodo de ver a su amiga practicando sexo salvaje en el suelo del servicio femenino.

- Qué grande la tienes, cabrón… Ve con cuidado, hijo de puta, que me vas a reventar el coño…


 Dándose la vuelta y con claros signos de tener un gran enfado, Rubí se dirigió a casa mientras que a su mente se le venían los recuerdos de todas aquellas ocasiones en las que pilló a su madre manteniendo relaciones sexuales con sus diversos clientes.

- Espero no arrepentirme de esto…


 En cuanto llegó a casa, Tina la recibió tan contenta como siempre y juntas se fueron a dar el último paseo antes de meterse en la cama a dormir.

- ¿Te has portado bien como una perrita buena?


 Unos diez minutos después y justo cuando Rubí estaba entrando en casa, escuchó la voz de su nueva compañera de casa.

- ¡Rubí espera! No cierres…


 Esperándola al final del pasillo, Rubí vio a Pilar con una gran sonrisa.

- Perdóname por haberte dejado sola en la discoteca pero es que vi a ese tío y no me pude resistir…

- A mí no me tienes por qué dar explicaciones, pero que sepas que es la última vez que voy a ir contigo a algún sitio. Vaya, es que ni a la esquina a comprar fruta, vaya a ser que te dé por meterte un pepino por el culo y tenga que quedarme esperando, eso que te quede claro. Buenas noches.


 Dándose la vuelta, Rubí se metió en su cuarto mientras pensaba que se estaba volviendo a comportar tal y como lo hacía con su madre cuando vivía. ¿Había sido demasiado dura con su amiga?  


 Cambiándose de ropa, Rubí se metió en la cama pensando en que, por culpa de haber salido aquella noche dormiría menos de siete horas y que se levantaría más cansada para afrontar el día siguiente en el hospital.


 Por su parte, Pilar se sintió un poco culpable por haber dejado sola a Rubí y acostarse con aquel muchacho pero, por otra parte, su amiga se había ido sin decirle nada y las palabras que le acababa de decir habían sido muy groseras… ¿Por qué se comportaba así?

- Esta Rubí necesita follar más,-concluyó Pilar mientras se metía en la cama-.


 Los días y, por consiguiente, las semanas fueron pasando y Pilar no era capaz de encontrar trabajo. Ésta insistía en seguir pintando cuadros e irse al parque a venderlos porque estaba segura de que llegaría lejos, pero mientras tanto seguía sin colaborar lo suficiente en la casa como para que a Rubí le saliera rentable tenerla allí. Pero como era su amiga… le daba cosa dejarle claras las cosas.


 Y, casi sin ningún tipo de miramiento, Pilar invitaba a sus amigos a la casa y los hacía pasar directamente al dormitorio y, sin importarle que Rubí estuviera o no en casa, pudiera o no escucharla, Pilar mantenía relaciones sexuales con los diversos chicos como si viviera sola. Gemidos, golpes y música alta eran ya constantes todas las semanas.


 Otro día, Rubí llegó cansada del hospital y se encontró a Tina ladrando y aullando mucho más que nunca.

- Tina, ya basta por favor, que me tienes la cabeza loca. Estoy cansada y necesito relax…

- ¡Joder, me estás rellenando como un pavo en Navidad, hijo de puta!-gritó Pilar desde su habitación-.

- Ya estamos…-dijo Rubí suspirando-.


 Y es que, en el interior del dormitorio, Pilar estaba con dos hombres al mismo tiempo y… era una experiencia nueva para ella.

- Dios, sigue así, métemela…

- ¿Y yo qué?-dijo el otro chico-. ¿Me la chupas o no?

- Voy, que uf… Me está reventando tu amigo.


 Un rato después, ambos muchachos salieron de la habitación de Pilar y ésta los despidió amablemente.

- Otro día intentamos la doble penetración, que me he quedado con las ganas… ¡Nos vemos!

- Pilar, ¿puedes venir un momento?-preguntó Rubí desde el salón-.


 Acercándose a su rubia amiga, Pilar se paró frente a ella.

- ¿Qué ocurre Rubí?

- Fuera. Recoge tus cosas y márchate de aquí porque no te quiero ver más.

- Pero…

- ¡He dicho que FUERA!


CONTINUARÁ…


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