miércoles, 9 de diciembre de 2020

Capítulo 10 || Corazones

 Volviendo a casa, Mike se encontró a Pilar sentada frente al ordenador.

- Cariño, ya estoy de vuelta,-dijo Mike-.

- ¡Genial! Yo me acabo de descargar una película para verla esta noche. ¿Qué tal te ha ido?


 Levantándose, Pilar se acercó a Mike mientras éste le contestaba a la pregunta.

- Pues muy bien la verdad. Me ha llamado Rubí porque una amiga suya está embarazada y necesita cambiar un dormitorio y convertirlo en uno para el bebé.

- Ah bien. ¿Y qué les has respondido?

- Les he dicho que sí. Me siento en plenas condiciones para volver al trabajo y gracias al gimnasio voy a recuperar fuerza.


 En un arrebato, Pilar se abrazó a su novio.

- Estoy muy orgullosa de ti, Mike. No sabes lo mucho que me alegra verte recuperado y con ilusiones renovadas. Pareces un hombre nuevo.


 Mirándola con ojos ilusionados, Mike asintió.

- Así me siento Pilar. Soy un hombre nuevo y con esto de ver a esa muchacha embarazada… me ha despertado el instinto paterno. No sabría decirte por qué pero he pensado en nosotros, en el tiempo que llevamos juntos y… ¿No crees que sería un buen momento de intentar ser padres?


 Esa pregunta descolocó completamente a Pilar y miró con ojos incrédulos a su novio.

- Esto… Mike, creí que este tema lo teníamos hablado. Cuando comenzamos a salir te dije que no quiero ser madre porque el mundo que estamos dejando a las futuras generaciones no tiene arreglo y no quiero criar a un hijo o una hija sabiendo a lo que se va a tener que enfrentar. Me parece muy egoísta por mi parte.

- Ya, pero…

- Pero nada, Mike. Tú estabas de acuerdo, ¿a qué se viene ese cambio de parecer?

- Bueno, no sé. Déjalo… Olvidemos este tema mejor.


 Mes y medio después, la habitación de color naranja y verde que una vez perteneció a Elías y Rubí había dejado paro a una color rosa y dulcemente adornada. Trini era una chica clásica y quería que su hija naciera entre nubes rositas.  


 Mike había hecho un gran trabajo y, gracias al gimnasio, se encontraba en mejores condiciones que nunca; tenía más fuerza, más aguante y se cansaba muchísimo menos. Por otro lado, Mike decidió quitarse las dilataciones y operarse de las orejas para volvérselas a dejar como las tenía antes. Todos esos cambios eran bien recibidos pero con algo de extrañeza por parte de los que lo conocían bien.


 Saliendo del dormitorio, Trini esperaba a Mike fuera. Durante todo el proceso, el muchacho le había prohibido la entrada para que se llevase una sorpresa y aquel día, después de tanto tiempo, iba a ver la habitación de la pequeña Ana.

- Ya está lista. Acabo de colocar los últimos detalles. ¿Quieres verla, Trini?

- Joder, no veo el momento.

- Entonces adelante. Es toda tuya…


 Apartándose, Trini se adelantó y abrió la puerta del dormitorio. Cuando entró y la vio, no pudo evitar emocionarse hasta las lágrimas. Estaba todo muy bien hecho, los detalles cuidadosamente elegidos…

- Está preciosa.


 Sintiendo la presencia de Mike a sus espaldas, Trini no pudo evitar volverse y abrazarlo con fuerza.

- Cuidado Trini, tu tripita.

- Gracias Mike. Gracias, gracias y muchísimas gracias.

- ¿Te ha gustado por casualidad?-preguntó Mike con una sonrisa guasona-.

- Gustarme es quedarse corto. Me ha encantado y estoy segura de que a Elías le hubiese gustado mucho también.


 Separándose, Mike siguió charlando con Trini.

- Estoy seguro. Elías y yo creo que teníamos gustos parecidos y, si yo fuera padre, me gustaría tener una habitación así para mi hija.

- ¿Y Pilar y tú no habéis pensado ser padres?

- Yo sí, de hecho me gustaría, pero Pilar está en contra. Dice que tal y como está el mundo le parece muy egoísta por nuestra parte parir a un hijo en estas condiciones.


 Y como si de una invocación se tratase, la propia Pilar apareció por sorpresa en la casa de Trini. Sabía por Mike que aquel día terminaría ese trabajo y quería celebrarlo con él yéndose a cenar fuera.


 Abriendo la puerta, Trini la saludó.

- Buenas tardes, ¿qué desea?

- Hola buenas, soy Pilar.

- Ah sí, la novia de Mike. Pase. Usted y yo nos conocimos en el hospital, ¿no se acuerda?

- ¡Cierto! Usted era aquella chica que… Lo siento mucho.


 Entrando en casa, Mike se sorprendió mucho al ver a su novia allí.

- ¡Pilar! ¿Qué haces aquí?

- He pensado sorprenderte y recogerte para irnos a cenar por ahí, ¿qué te parece?

- Genial la verdad. ¿Te apetece ver el cuarto antes de irnos?

- Vale, así veo cómo ha quedado después de todo el trabajo.


 Abriéndole la puerta, Pilar entró seguida de Mike, quien sonreía orgulloso.

- ¿Qué opinas?

- Está bonita. Muy chula para una futura mamá.

- ¿Y no te dan ganas de ser madre al verla?

- No,-contestó secamente Pilar-.


 Girándose hacia Mike, Pilar pudo ver la dura expresión de su novio.

- Venga gordo, no te pongas otra vez así. Sabes perfectamente que no quiero ser madre, ¿no puedes respetar mi decisión?

- Bueno, ¿y tú la mía? Porque si yo quiero ser padre y tú no, ¿yo tengo que fastidiarme entonces? No lo veo justo, la verdad.


 Mirando con extrañeza a Mike, Pilar le pidió algo.

- Será mejor que nos vayamos, que estamos formando un escándalo aquí.

- Sí, vámonos a casa.

- ¿Pero no íbamos a cenar fuera?

- Estoy cansado Pilar.


 Saliendo de la habitación, Mike se despidió de Trini.

- Nos vamos Trini. Gracias por todo.

- Gracias a ti, Mike. Espero que nos volvamos a ver.

- Hasta luego.


 Marchándose con rapidez de la casa, Pilar alzó la voz siguiendo a Mike y provocando que éste se parase.

- ¿Se puede saber qué mosca te ha picado Mike? ¿Por qué últimamente te comportas de una forma tan extraña?

- ¿Yo extraño? No me lo puedo creer…


 Girándose hacia su novia, Mike comenzó a protestar.

- La gente cambia y yo también. He pasado por algo que no se lo recomiendo a nadie y me he dado cuenta de muchas cosas y es normal que haya cambios en mi vida, que cambie de opinión respecto a otros aspectos, pero sigo siendo yo. Si antes decía que no quería ser padre y ahora sí, ¿qué malo hay en eso? Es que no lo llego a comprender.


 Negando con la cabeza, Pilar le dio sus razones.

- No es sólo lo de ser padre, sino todo en general. Te has quitado todos los piercings que tenías, te has quitado las dilataciones y te has operado las orejas, te rapaste la cabeza, te has apuntado al gimnasio cuando nunca te ha gustado ese ambiente… ¿Y luego la rara soy yo? No te reconozco Mike, te lo prometo.


 Sin poderlo evitar, Trini escuchó la discusión de la pareja dado que sus voces estaban en un tono bastante alto. Sintiéndose mal por Mike, comprendía su punto de vista y todo lo que Pilar le había dicho le había sonado familiar de cierta forma…  


 Al cabo de un mes, Trini se encontraba a punto y le quedaban apenas unos días para salir de cuentas y, durante todo ese tiempo, había recobrado la amistad de Rubí, quien se acercaba a visitarla siempre que podía.

- ¿Cómo te encuentras?

- Pues mira, me siento como su fuera un globo a punto de explotar. Me pesa todo y me agoto enseguida.

- Claro, es que ya deberías haber tenido a la niña pero parece que no quiere nacer.

- Eso parece Rubí. Pero bueno, me han dicho que si en dos días no rompo aguas que me provocarán el parto. Ay, qué me gustaría tener a Elías a mi lado…

- Esté donde esté, estoy segura de que no se separa de ti ni de vuestra hija.


 Por su parte. Mike se había tomado en serio el gimnasio y la alimentación y, gracias a la genética que tenía, su cambio había sido espectacular en muy poco tiempo. Lo que no había cambiado era su relación con Pilar, con quien estaban las cosas bastante tirantes y ya no se trataban igual que siempre.


 Mirando a Rubí, Trini la piropeó.

- Tú últimamente estás muy guapa. ¿Algún hombre en tu vida?

- Uh, qué va. Estoy muy enfocada en el hospital y en mi vida profesional. Ahora mismo tengo mi vida personal aparcada y se quedará ahí durante un tiempo.

- ¿Por qué? Eres una chica preciosa y estoy segura de que los chicos se fijan en ti.

- Sí, pero ahora mismo no me siento preparada para tener una relación seria con nadie.


 Desde la última discusión que tuviera Mike con Pilar sobre el tema de ser padres, el muchacho no le había vuelto a sacar el tema por no seguir peleando con ella. Sin embargo, el hecho de ser padre no se le iba de la cabeza y rondaba cada día sin parar. ¿Por qué no podía ser padre si sentía esa imperiosa necesidad?


 Estaba tan sumido en sus pensamientos que, sin darse cuenta, entró en casa de Trini justo cuando Rubí y ella charlaban animadamente.

- Cariño, ya estoy en casa,-anunció Mike-.

- ¿Mike?-preguntó Rubí mirando con extrañeza a Trini-.


 Levantándose del sofá, Trini miró a Mike sin saber qué hacía allí y por qué la había llamado cariño.

- ¿Qué haces aquí Mike?

- Esto… no sé. Acabo de salir de trabajar en una casa por esta zona y me dirigía a la mía pensando en mis cosas cuando de repente he entrado aquí. Lo siento mucho.

- No pasa nada. Un despiste lo tiene cualquiera.


 Pero eso no le parecía un mero despiste a Rubí así que, levantándose, le hizo una seria pregunta a Mike.

- ¿Te ha pasado más veces?

- No, no…

- ¿Estás seguro?

- Sí, lo prometo. No sé qué me ha pasado… Me habré despistado. Siento mucho las molestias ocasionadas.

- No has molestado,-dijo Trini con una sonrisa-.

- Me ha alegrado mucho verte, Trini,-dijo Mike-.


 Mientras se marchaba de la casa, Mike pensaba en lo que le había sucedido para entrar en casa de Trini y saludándola como si fuera otra persona… Por un momento habría jurado que su casa era esa y así lo sentía pero no era cierto. Él vivía con Pilar en otro barrio diferente, ¿por qué se habría confundido de esa forma?


CONTINUARÁ…


No hay comentarios:

Publicar un comentario