sábado, 13 de junio de 2020

Capítulo 28 || The Mirror

Como si de un relámpago se tratase, Hugo se colocó delante de su padre y, de un solo empujón, frenó a Fede.
- Eh, eh, ¿qué cojones haces Fede?-dijo Hugo-.
- Apártate si no quieres que te dé más fuerte que antes, hijo de puta.
- El que te va a partir la cara soy yo como no cojas tus cosas y te vayas de aquí ahora mismo.
- ¿Y quién te crees tú que eres para venirme a dar órdenes?
- El hijo de mi madre y de mi padre. El futuro heredero de esta casa que, ¡sorpresa!, está a nombre de mi madre y mío. Así que me creo en el derecho de mandarte a tomar por culo.


Siguiendo con esa actitud chulesca que tenía Fede, comenzó a pavonearse frente a Hugo mientras que Ricardo y Mercedes se miraban manteniéndose en completo silencio, ambos sin saber dónde acabaría esa discusión.
- Pero si finalmente ha echado los huevos que te faltaban… Te felicito, pero no me pienso mover de aquí. Para mí eres un insecto, un puto estorbo que siempre ha estado en medio y del que creí haberme librado cuando convencí a tu madre para que te mandase a ese puto internado. Sí, lo reconozco, no te he querido nunca ni tampoco lo haré, porque siempre que te miro recuerdo al subnormal de tu padre y veo el terrible error que cometió Merche casándose con este medio hombre al que llamas padre. Quiero a tu madre mucho más que a mí mismo y nunca he soportado que nadie le hiciera daño, desde tú con tus pataletas de niño malcriado pasando por el asqueroso de tu padre con su forma de actuar.
- Pero es que la culpa de todo la tienes tú, Fede,-intervino Mercedes-.


 Girándose hacia ella, Fede se sorprendió al escuchar esas palabras.
- ¿Cómo dices?
- Ahora lo veo todo claro. En cuanto Ricardo ha ido nombrado todas las cosas, se me ha caído la venda de los ojos y luego tú mismo te has delatado. Tú tienes la culpa de todo esto porque yo, desde el primer momento, he puesto a mi hijo por delante de cualquier cosa. Si no te gustaba que yo tuviese uno, haberte buscado una virgen, una chica sin maridos previos, hijos o sin vida amorosa. Yo me enamoré de ti y me dejé embaucar porque eras todo lo que necesitaba en momentos de dolor. Fuiste mi apoyo incondicional, el cariño que me hacía falta, mi compañía en momentos de soledad… Pero te aprovechaste de mí, me usaste para tu propio beneficio y si hemos acabado así ha sido por tu puto egoísmo. Has querido hacer y deshacer a tu antojo sin contar conmigo cuando somos un matrimonio, un equipo, uña y carne… Pero no, eres una uña podrida que hay que arrancar para dejar paso a una nueva, así que vete ahora mismo de mi casa. Te prometo que muy pronto recibirás noticias de mi abogado.



 Volviéndose hacia Ricardo y Hugo, Fede los miró con auténtico odio.
- Esto no quedará así, ¡os lo juro!
- Que sí, muy bien. ¡Que te largues ya!-dijo Hugo dándole un empujón a Fede-.



 Acompañándolo hacia la salida, Fede en un momento dado dio un giro y cambió de rumbo. Comenzando a subir las escaleras, Hugo se olió lo que planeaba Fede.
- ¡Fede, para ahora mismo!



Ante el caso omiso, Hugo se adelantó a Fede y se colocó delante de la puerta que daba al dormitorio de su hermana.
- Apártate mocoso.
- Ni lo sueñes, Fede.
- Mira… si no te apartas ahora mismo, en cinco minutos tus padres van a llamar a los servicios sanitarios porque te habré tirado por la escalera. Así que no me obligues a hacerlo y quítate de en medio porque me pienso llevar a Rocío os guste o no.
- Ni de coña. No. Negativo. Ni pensarlo… Escoge el que quieras, pero la respuesta es no.



Empezando a respirar más agitadamente, Fede comenzó a avanzar cuando recibió un fuerte empujón de Hugo, lo que le cabreó más.
- ¿Te crees que puedes conmigo? Si quiero puedo aplastarte en dos segundos y acabar contigo para siempre.
- Venga, inténtalo. Aquí te espero.



Comenzando a sentir en su interior una ira irrefrenable, a Hugo se le pasó por la cabeza todos aquellos momentos donde Fernando y sus amigos se reían de él, le pegaban, cuando pegaron a su hermana, la expulsión… Todos esos malos momentos se le vinieron a la cabeza mientras Fede volvía a avanzar hacia él y, sin pensárselo, Hugo cerró su mano y le pegó un fuerte puñetazo en la cara a Fede, haciéndole un pequeño corte en la mejilla y que dejó aturdido a su contrincante.



Agitando su cabeza y quitándose la sangre de la cara, Fede miró a Hugo mientras éste lo observaba aún con el puño cerrado.
- Como te vuelvas a acercar te doy más fuerte,-amenazó Hugo-. A ver si voy a ser yo quien te acabe tirando por las escaleras, muñeco,-dijo Hugo rememorando a su padre sabiendo que esa expresión la odiaba Fede con todas sus fuerzas-.



Sintiendo que la puerta del dormitorio se abría detrás de Hugo, éste colocó sus manos a los lados para impedir el paso a Rocío.
- ¿Qué pasa Hugo?
- Rocío cariño, ven con papá, que nos vamos al centro comercial a comer en tu restaurante preferido, ¿vale nena?
- Apártate Rocío,-dijo Hugo sin apartar la mirada de Fede-.
- Cariño, hazle caso a tu padre. Ven conmigo.
- No, Rocío.
- ¡Que te vengas conmigo coño!-gritó Fede haciendo ademán de agarrar a Rocío y llevándose otro puñetazo por parte de Hugo-.



Tapándose la nariz porque le había comenzado a sangrar, Fede se quitó la sangre y bajó las escaleras sin mirar siquiera a su hija, quien se mantuvo detrás de Hugo todo ese tiempo.
- ¿Qué ha pasado Hugo? ¿Por qué se va papá?
- Ahora mamá y yo te contamos todo… Ya estás a salvo.



Tras ver cómo Fede salía de la casa dando un portazo, Ricardo decidió que era un buen momento para marcharse también.
- Siento lo sucedido, Mercedes…
- No pasa nada. Es… un alivio en cierto sentido.
- ¿Alivio? No entiendo.
- Me refiero a que prefiero estar sola a tener a alguien a mi lado que no me respeta a mí ni a mi hijo.
- Ah, claro. Eso siempre es mejor. Ya lo dice el refrán: Más vale solo que mal acompañado.
- Por cierto…



Y sin esperar respuesta de Ricardo, Mercedes se abrazó a su ex-marido.
- Vaya, ¿y esto?
- Es mi forma de darte las gracias por… todo. Cuando Hugo se marchó te involucraste mucho, has estado pendiente, has dejado a un lado las diferencias que hemos tenido durante años…
- Bueno, aunque no lo haya demostrado mucho, Hugo es una de las dos cosas más maravillosas que me ha sucedido en la vida.



Separándose, Mercedes quiso saber cual era lo siguiente en esa lista que tenía Ricardo.
- ¿Y cual es la otra cosa?
- El haberme casado contigo pero… la cagué. Y ya no hay vuelta atrás.
- Oh,-dijo Mercedes con apenas un hilo de voz, ya que no se esperaba esa respuesta-.
- Lo siento de nuevo. Por todo. Lo del pasado, lo de hoy… Espero que algún día puedas perdonarme.



Desde lo sucedido, el ambiente en casa fue mucho mejor y todo volvió a la normalidad. Mercedes comenzó con el papeleo para el divorcio y denunció a Fede para imponerle un régimen de alejamiento. Tal y como se había comportando, no quería que aquel hombre se acercarse a su hija ni tampoco a Hugo o a ella.
Por otra parte, aunque Ricardo tenía su propia casa, comenzó a dejarse ver más por la de Mercedes. Ya que habían hecho las paces y no estaba Fede por allí, no había ninguna prohibición que le impidiese acercarse y ver a su hijo. Y con el transcurso del tiempo, pasó el verano y llegó el día de la vuelta al internado. Hugo llevaba mes y medio sin ver a Marta porque ésta se había ido a veranear con sus padres y su hermano a aquella casa de la playa y estaba loco por volverla a tener entre sus brazos y poder ponerse al día con todos los demás compañeros.



Saliendo de la habitación, Hugo vio a sus padres y a Rocío en la puerta esperándolo. Cuánto habían cambiado las cosas desde el año pasado. Observando la estampa que tenía delante, se le vino a la memoria el recuerdo del sueño que tuvo cuando se cayó en el espejo. Por un momento, imaginó que ese sueño se había vuelto real, pero tenía que dejar de imaginar tanto, ya que sus padres volvían a comenzar a tratarse con normalidad y no había indicios de que fuera a resurgir nada más.



Abrazándose a Rocío, Hugo comenzó despidiéndose de su hermana.
- Te echaré de menos Hugo.
- Y yo a ti. Pórtate bien y hazle caso a mamá, ¿vale? Y sé simpática con mi papá, ¿vale? Sé que no es el tuyo pero… es un buen hombre.
- Vale, te lo prometo. Jo, te quiero mucho hermanito.
- Y yo a ti, princesa.



Seguidamente, Hugo abrazó a su padre, quien le dio varias palmadas en la espalda.
- Bueno campeón, disfruta de este curso y no te olvides de llamarnos de vez en cuando, ¿vale?
- Sí, no hay problema. Mis profesores son muy enrollados y nos dan bastantes libertades pese a estar encerrados allí.
- Eso es bueno mientras no os desmadréis demasiado. Tú céntrate en tus estudios y sácate el bachillerato, ¿vale?
- Sí, trato hecho papá. Te echaré de menos.
- Y yo también.



Y mirando a su madre, Hugo la abrazó también con fuerza.
- Ahora sí puedo irme tranquilamente,-confesó Hugo-.
- Desearía que estuvieras ya de vuelta… Te echaré mucho de menos.
- Y yo a ti, mamá.
- Ah, y hazle caso a lo que te dice tu padre. Sé bueno, pórtate bien y a ver lo que me haces con Marta… Que todavía soy muy joven para ser abuela.
- Ay mamá… Que sí, tranquila.



Separándose de su hijo, Mercedes le aconsejaba.
- Y aunque ahora tengas los 18, no me hagas el loco.
- Lo sé. Os mantendré al tanto de todo, no me olvidaré de llamaros y tendré cuidado allí. No te preocupes porque estaré bien.
- Ay, es que no quiero que te vayas…



Sonriendo, Ricardo intervino en la conversación.
- Mercedes, el niño tendrá que vivir su propia vida.
- Lo sé, Ricardo, pero ahora que estamos bien y no hay problemas se tiene que ir.
- Bueno, no estarás sola. Tienes a Rocío y yo, si quieres, me puedo pasar para hacerte compañía.
- Gracias…



Tras abrazarse de nuevo con todos ellos, Hugo marchó hacia el internado y, cuando llegó, un cúmulo de sentimientos le sobrevinieron. Volvía a su segundo hogar.



Al cruzar las grandes puertas, Hugo se encontró con Lin.
- Ey forastero, ¿qué tal?
- ¡Muy buenas! Qué guapa estás, Lin. Pues muy bien, ¿y tú qué tal? ¿Cómo te fue el verano?



Incorporándose a la conversación, Rubén carraspeó.
- Caballero…
- Coño, ¿Rubén? Joder, estás más fuerte cabrón. Deja algo para los demás jajaja.
- Tranquilo, este año os meteré caña a todos en el gimnasio. ¿Cómo estás tío?
- Pues bien, pero menudo veranito que he pasado.
- ¿Muy movido o que?
- Ni os lo imagináis…



En el comedor, ya estaban sentados la mayoría de los alumnos. Diana, charlaba con Carmen animadamente sobre el pequeño Iván, su relación con Isaac y la sorpresa de verlos allí.
- Pues aquí estamos,-dijo Carmen-. Isaac y yo nos sentimos tan bien aquí el año pasado, que no queríamos perdernos estar aquí.
- Qué bien pero… ¿y el bebé podrá dejaros descansar y estudiar?
- Eso mismo nos preguntó el director cuando le comentamos el tema,-dijo Isaac-, pero tenemos la gran suerte de que Iván se porta muy bien y duerme casi del tirón por las noches.
- Oye, pues me parece genial lo que habéis hecho. ¿Y qué tal la convivencia?-preguntó Diana-.



En ese momento, Lin y Hugo entraron en el comedor y, como si fuera un sabueso, éste último comenzó a mirar a todos lados buscando a Marta hasta que la vio.



Levantándose de su asiento, Marta corrió a su encuentro y se unió en un beso a Hugo mientras que sus brazos acariciaban la espalda femenina, estrechándola más a él.
- Pero qué guapa estás Marta. No sabes cuánto te he echado de menos.
- Y yo a ti… Estaba deseando que empezara el curso para poder estar juntos.



En la otra mesa, Lin se sentó junto a Diego y a Raquel, con quienes comenzó a charlar.
- ¿Cómo estáis?-preguntó Lin-.
- Pues genial,-contestó primero Raquel-. Yo personalmente he pasado un verano muy tranquila donde he podido reflexionar mucho y cambiar ciertas cosas de mi vida y ahora soy mucho más feliz. Sobre todo desde que tengo a Diego a mi lado.
- Anda, al final lo conseguiste, ¿eh?-le dijo Lin a Diego-.
- Bueno, es que muy pocas chicas se pueden resistir a mi encanto, Lin, ya lo sabes jajaja. No, pero ya en serio. El día que Raquel y yo quedamos en verano y me dijo que se había dado cuenta de que me quería… Casi me desmayo.
- Jo, qué bonito. Me encanta, además, hacéis una pareja preciosa.
- ¿Y tú qué tal?-quiso saber Raquel-. ¿Has ligado mucho?
- Sí, la verdad es que he salido casi todos los findes de fiesta y me he bebido hasta el agua de los floreros, me he acostado con quien me ha dado la gana y ahora lo que quiero es estar sola. Amo la soltería jajaja.



Diana, dejando de hablar con los demás muchachos, comenzó a hacer recuento y vio que estaban todos… los del año pasado. Pero faltaba uno, un alumno nuevo que entraría en lugar de Fernando. ¿Dónde se había metido? Ya era bastante tarde y no había más autobuses que llegasen allí hasta el día siguiente.



Sin embargo, unas botas comenzaron a resonar en el pasillo mientras se dirigían al comedor. Su paso era tranquilo y denotaba desgana incluso.
- Joder, ¿en dónde coño me he metido?



CONTINUARÁ…

3 comentarios:

  1. Madre mía... Cada vez lo dejas más interesante primoooo!!

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  2. No se si matarte o suplicarte para que subas ya el otro jajaja

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    1. Jajajajaaj no me mates si quieres que haya en dos días otro capítulo jajajajaja

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