jueves, 26 de abril de 2018

A Real Nightmare || Capítulo 21

CAPÍTULO 21


Una mañana Marco recibió una llamada de teléfono y, al ver quién era, se sorprendió.
-          Hola Estela, ¿cómo estás? Yo bien, gracias. Sí, dime. Ajá. ¿Y quieres que vaya contigo? Ah claro… Pues sí, no hay problema. Nos vemos esta tarde entonces. ¡Hasta luego!




Mientras tanto, en el colegio Fina tenía hora libre y se encontraba en la sala de profesores repasando el temario para su próxima clase.




Minutos más tarde entra Esteban sin que Fina se dé cuenta.
-          Menudo cafelazo me voy a tomar ahora. Estoy muerto de sueño. ¡Hola Fina!
-          Hola,-dijo sin levantar la mirada del libro-.




Tras servirse la taza de café se quedó mirando a Fina mientras se sentaba junto a ella.
-          Chiquilla, menudo enganche llevas. ¿Tan interesante es el libro de…?-dijo mirando el libro antes de continuar-. ¿Geografía?
-          Estoy concentrada…-dijo mirando un momento arriba, pero al ver que era Esteban, paró de leer-.




Con una sonrisa de oreja a oreja, Fina dejó de leer al instante y cerró el libro. Quería sonsacarle si había algo entre esa alumna y él.




Consciente de la mirada de Fina, Esteban se hacía el remolón porque sabía que esa expresión de su compañera era porque quería algo. Pero sin soportar más su incesante mirada, la miró directamente a los ojos.
-          ¿Qué pasa?
-          Nada… Pues, quería preguntarte por cómo te van las clases, pero si te pones así…




Esteban estaba muy despistado. ¿Seguro que era por eso nada más? Conocía muy bien a Fina como para que sólo tuviera esa inocente pregunta.
-          Bien, como siempre. ¿Y ese repentino interés?
-          Esteban, aparte de mi compañero eres mi amigo, ¿no puedo interesarme por ti?
-          Sí, pero… Me resulta muy raro.
-          Me ofendes Esteban. Hay que ver…
-          Jope, lo siento Fina. Me había dado la sensación de que querías algo más.
-          ¿Yo? ¿Qué te creías que te iba a preguntar?
-          No sé, pero esta conversación se está volviendo muy rara…




Ante la tensa conversación en la que se estaba tornando, Esteban prefirió salir de allí y huir como un valiente.
-          Bueno, voy a ver qué quiere Roberto, que me dijo que tenía que hablar conmigo y ahora que estoy libre veré si necesita algo. ¡Hasta luego Fina!
-          Adiós, adiós…




Al salir de allí, pasó frente a los baños y escuchó la voz de una chica dentro.
-          Tía, pásame el cigarro que nos van a pillar al final, que eres tonta.




Pero cuando entró, para su sorpresa, no había ni cigarro ni varias chicas, sino que era Lucía y estaba sola.
-          ¿Qué estás haciendo aquí Lucía?
-          Tenía ganas de ir al baño y te escuché en la sala de profesores y quería verte.
-          Lucía, te la estás jugando mucho. Venga, vete a clase.
-          Después de que me quites el cigarro que tengo TANTAS GANAS de fumarme, ¿no profe?-dijo haciendo énfasis en esas palabras-.




Esteban se acercó y besó suavemente los labios de la chica. Al separarse quiso besarlo otra vez pero él la paró.




Lucía comprendió que era el momento de irse a clase y no jugársela.
-          Y que no te vuelva a ver aquí en horas de clases señorita,-dijo Esteban para evitar posibles comentarios-.




Ya por la tarde, Marco estaba muy nervioso y no sabía si la ropa que se había puesto le quedaba bien, por lo que llamó a sus hijos para que le dieran su opinión.
-          Te queda genial papá. Pareces un galán.
-          ¿En serio? ¿Crees que me queda bien?
-          Papá, la vas a impresionar, hazme caso.




Poco después llegó Juan y opinó lo mismo.
-          Estás que lo rompes papá. Mateo, ¿te imaginas que Estela y él…?
-          Ay hijo, no digas tonterías,-dijo algo enfadado-.
-          Uh, pues estaría muy bien. Me encantaría verlo feliz porque ella es una buena mujer,-corroboró Mateo a su hermano-.




Como se acercaba la hora, no quería llegar tarde y se despidió de sus hijos.
-          Estáis locos, os quiero, pero sois un par de locos.
-          Disfruta de la cena papá. Sé tú mismo y pásalo en grande.
-          Pareces tú el padre y yo el hijo, Mateo…




Al igual que con Mateo, Marco abrazó a Juan.
-          Papá, como es una cena de antiguos compañeros de clase de Estela, déjale el protagonismo a ella, pero si te lleva como pareja, compórtate como algo más que un amigo.
-          Hijo, déjame a mí que haga lo que crea mejor, venga ya.
-          Ayyyy mi padre, que está como un adolescente jajaja.




Pero Estela había llegado antes de la hora y al ver a Ainhoa, creyó reconocerla del juicio de Antonio.
-          Buenas noches señora. ¿A dónde va?
-          Estoy esperando a Marco, del segundo piso.
-          Estupendo. ¿Quiere que le avise?
-          No, bajará de un momento a otro. Por cierto, disculpe mi indiscreción pero… ¿usted es Ainhoa Márquez?




En ese momento, Ainhoa cayó en la cuenta de quién era esa señora y se levantó automáticamente de su sitio.
-          Señora, siento todo lo que ocurrió. Su marido me sedujo y yo en ese momento no tenía tantos escrúpulos como ahora y cometí varios errores. Lo siento de todo corazón y espero que algún día consiga perdonarme.
-          Es mi exmarido ahora mismo. Y no tienes por qué pedirme perdón, soy yo quien te quería pedir disculpas.




Ainhoa se sorprendió. Ella se había acostado con Antonio y esa mujer era su esposa en ese momento, ¿por qué tendría que pedirle perdón ella?
-          No la entiendo señora…
-          Puedes llamarme Estela. Quiero pedirte disculpas porque mi exmarido actuó mal, se aprovechó de ti, una chica joven y de buen ver. Encima te extorsionó luego con las grabaciones de los vídeos… Ninguna mujer se merece eso que has sufrido tú. Lo siento porque podría haber evitado esto si hubiera estado más pendiente de lo que hacía mi exmarido por entonces.
-          Pero señora, usted no tiene culpa de nada. La verdadera víctima es usted, que estaba casada con él y fue quien sufrió… los cuernos de su marido.




En ese momento, el ascensor se abrió y Marco bajó encontrándose esa escena. Mirando a Estela, la vio muy arreglada y guapa.




Ambas mujeres acabaron abrazándose agradecidas la una de la otra.




Al girarse y ver a Marco tan apuesto y arreglado, Estela sonrió gratamente.
-          Qué guapo Marco.
-          Muchas gracias Estela. Tú también estás muy guapa.
-          Está genial Marco,-dijo Ainhoa guiñándole el ojo a modo de cómplice-.




Estela había quedado con sus compañeros de facultad en un restaurante cercano y allí llegaron Marco y ella listos para disfrutar de la comida, la compañía y de las risas contando viejas anécdotas.




Se hacía tarde y ambos decidieron dar por terminada la cena e irse del restaurante después de pasar un buen rato de cháchara.
-          Bueno, ¿qué te apetece hacer ahora?-preguntó él-. ¿Quieres que te lleve a casa?
-          No, me gustaría dar un paseo para bajar la cena, si no te importa.
-          No hay problema Estela.




Los dos se pusieron a andar mientras comentaban cosas de los compañeros de clase de ella y se contaban otras de ambos hasta que llegaron a un precioso parque algo apartado.
-          ¡Qué parque más bonito!-exclamó ella-.
-          Para bonita ya estás tú,-pensaba Marco que no le quitaba ojo a su acompañante-.




Como estaban cansados, vieron un banquito y fueron allí para sentarse y descansar un momento antes de proseguir el paseo hasta la casa de ella.




Estela estaba muy agradecida por la noche que había pasado con Marco, por lo que se lo dijo abiertamente.
-          Muchas gracias por la noche de hoy. Ha sido genial.
-          Gracias a ti por acordarte de mí. Si te soy sincero, no me lo esperaba. Fue toda una sorpresa.
-          La verdad es que llevaba tiempo dándole vueltas, porque iban a ir todos con sus maridos y mujeres y como ocurrió aquello con Antonio, no quería ir. Pero me insistieron tanto en que fuera, que no quería ir sola. Así que para ellos tú eres mi… marido.
-          Oh, no les has dicho nada, ¿no?
-          No, no me he sentido bien diciéndoselo, así que prefiero que piensen eso antes que decirles la verdad. De todas formas, estoy seguro que serías mejor marido mío de lo que fue Antonio alguna vez.




Esa frase dejó desconcertado a Marco. Lo último que se esperaba por parte de ella era una “confesión” como aquella. Y sin poderlo evitar, un ligero cosquilleo acompañado de un pellizco en el estómago, comenzó a brotar para Marco.




Todavía en las nubes, Estela pensaba en si había hecho bien en decirle eso a Marco, pero era lo que sentía y tenían unas edades en las que no podían perder el tiempo.
-          Me está entrando frío,-dijo ella para animar a Marco-.




Como buen caballero, quiso quitarse la chaqueta, pero Estela se negó.
-          Con que me eches el brazo por encima es suficiente. No quiero que cojas frío por mi culpa.




Tras dejarla en su casa, Marco volvió a la suya y se cambió. Tumbándose en la cama, seguía en las nubes sin saber por qué se sentía como un adolescente con su primer amor. ¿Se lo debería contar a sus hijos? No estaba muy seguro pero… ¿y si salía mal?




CONTINUARÁ…

No hay comentarios:

Publicar un comentario