Z se volvió a sentar al lado de Vanessa y ella no quería ni
mirarlo, ya que estaba horrorizada.
-
Mírame,-ordenó Z-. ¡Que me mires!
- ¿Y
que quieres que mire? ¿A un calvo de mierda que me tiene presa sin
delito?
-
Con que con esas seguimos… Muy bien. Te vas a enterar ahora.
Inconscientemente, Vanessa se retiró un poco y se colocó lo más
alejada de Z que pudo. Sin importarle mucho, Z comenzó a hablar.
- No
me quieres decir dónde está Phill, ¿verdad?
-
¿Por qué no lo buscas tú mismo?
-
Porque… Está completamente desaparecido.
-
Oh, qué lástima me das. Pobrecito…
-
Sí, tú búrlate, pero ya caerá, tiempo al tiempo. ¿Por qué te
crees que te he secuestrado? Porque tarde o temprano vendrá a por
ti. Lo conozco muy bien…
-
¿De qué lo vas a conocer tú? ¿También lo has investigado en tu
planetita de mierda?
-
Ay, no me digas que… JAJAJAJAJA,-comenzó a reírse Z a carcajada
limpia-.
Cogiendo aire, Z comenzó a contarle la historia de Phill o, como lo
conocía él: C34DBO
-
Ese tal Phill no se llama así, su nombre es C34DBO y es del mismo
planeta de donde provengo yo. Sin embargo, somos de categorías
diferentes, ya que él es experto en camuflaje y espionaje y yo soy
del ejército.
-
Vaya, que tú pensar poco, que piensen por ti, ¿verdad?
-
¡Eres...! Ah, qué ganas de matarte tengo.
-
Vale, aquí me tienes, mátame si tienes huevos. Oye, ¿los
extraterrestres tenéis huevos?-dijo Vanessa vacilando a su
secuestrador cayendo en la cuenta de que la última vez que estuvo
con Phill, éste le contó algo parecido a lo que Z le estaba
diciendo, pero no lo recordaba con claridad…-.
Ya que Vanessa no cogía sus llamadas y sus amigas le decían a Phill
que estaba muy ocupada con el trabajo, un día decidió plantarse en
casa. Ahí había algo que le olía a chamusquina y esta vez no había
sido él en la cocina.
Abriendo la puerta, Carmela recibió a Phill.
-
Hola Phill. Si estás buscando a Vanessa está trabajando, te lo dije
ayer.
-
¿Tan ocupada está que ni siquiera contesta mis mensajes?
- ¿Y
yo que sé? ¿Soy acaso su madre?
-
Pero…- comenzó a decir Phill cuando sintió que Carmela le estaba
mintiendo-. Ven, salgamos fuera que tengo que hablar contigo.
Haciéndole caso, ambos salieron a la calle y Phill le preguntó
directamente a Carmela.
-
¿Por qué me estás mintiendo?
-
¿Yo? No te estoy mintiendo Phill, te estoy diciendo que está…
-
Sí, que está trabajando y muy ocupada, pero no me lo creo. La
última vez que estuvimos juntos todo fue genial y no discutimos, por
lo que no tendría por qué estar así conmigo.
Bajando la cabeza, Carmela comenzó a sentir que se desmoronaba por
momentos y su voz empezó a temblar.
-
Yo… Phill, por favor…
-
Carmela, ¿qué pasa?
Acercándose a ella, Phill se preocupó por cómo la estaba notando
de afectada.
-
¿Qué ha pasado? Cuéntamelo, por favor.
-
Pero es que si te lo cuento… La matarán y posiblemente nos mate a
nosotras también.
-
¿Matar? ¿Quién y a quienes?
Rompiendo a llorar, Carmela no pudo más y le contó la verdad de lo
sucedido.
-
Vino un tío con mucha fuerza preguntando por Vanessa y cuando la
vio, comenzó a darle una paliza que casi la mata y se la llevó a
rastras amenazándonos de que si contábamos algo lo sabría y
vendría a por nosotras.
-
Joder… ¿Y por qué no me lo habéis dicho hasta ahora? ¿Cuánto
tiempo ha pasado?
-
Una semana… Y no tenemos noticias de ella.
-
Carmela, ¿con quién hablas?-preguntó Patricia saliendo al
exterior-.
En cuanto vio a Phill, se imaginó que ese chico era el que le había
robado el corazón a su hermana.
-
Encantado de conocerte por fin, Patricia.
- Lo
mismo te digo. ¿Por qué lloraba Carmela? ¿Ha pasado algo?
- No
ha podido más y me ha contado lo de tu hermana… ¿Por qué no
acudisteis a mí antes?
- A
mi hermana no le pasa nada, está trabajando…
-
Patricia, no juegues conmigo. Sé la verdad.
Sin poderlo aguantar más, Patricia explotó.
-
¡Estoy harta de vivir con miedo! Desde hace una semana ese tío se
llevó a mi hermana y no tengo noticias de ella. Hemos pensado ir a
la policía pero el tío ese nos amenazó y no sabíamos qué hacer,
por eso no te contamos nada.
-
Tranquila que nadie os va a hacer nada, ¿está claro? Yo me
encargaré.
- ¿Y
cómo lo vas a hacer? No sabemos ni su nombre, sólo su aspecto
físico.
-
¿Cómo era?
Phill quería ayudar y sacar del apuro a esa gente porque, aunque no
tuviera nada serio con Vanessa, él… La quería, estaba enamorado
de ella.
-
Moreno, ojos azules, con mucha fuerza física, alto… Yo nunca lo
había visto ni mi hermana me había comentado nada de él.
-
No, porque si no lo sabría…-comentó Phill en un tono más bajo-.
-
¿Qué has dicho?
-
Nada, que si lo conociera de antes, me lo habría dicho.
-
Ah, vale… Pero ya te digo, su fuerza era descomunal y parecía
tener las cosas muy claras. Como si fuese un robot al que le han
programado hacer algo.
-
¿Cómo, cómo? ¿Puedes repetir eso que has dicho?
-
¿El qué? ¿Lo de que parecía un robot?
-
Sí…
-
Pues eso, que parecía muy autómata. Además, estaba enfadado y
tenía mucha ira contenida, no sé. Te estoy diciendo todo lo que sé
y me acuerdo.
Phill comenzó a tener una idea de quién había podido ser el
secuestrador de Vanessa y, si tenía razón, se temía lo peor.
Dándose cuenta de que la expresión de Phill cambio, Patricia le
preguntó si sabía algo que ella desconocía.
-
Creo saber quién ha podido hacerle eso a tu hermana.
-
¿Lo conoces?
- No
estoy seguro pero… Voy a averiguarlo. Quédate aquí en casa junto
con las chicas y no salgáis hasta que tu hermana o yo os digamos lo
contrario. ¿Está claro?
Yéndose a casa, Phill se puso a pensar en una forma de buscar a
Vanessa, pero no se le ocurría nada. Lo peor de todo es que era por
su culpa, porque seguramente el secuestrador sería otro de su
planeta y a por quien iba en realidad era a por él. Vanessa sólo
era el reclamo.
-
Esa forma de actuar… Esa ira y rabia contenida… No puede ser otro
que Z, estoy seguro.
Y otra de las cosas que más le cabreaba a Phill era que sus padres
no le enseñasen bien todo lo que sabían hacer en su planeta. Tenía
ciertas nociones de cosas, pero no sabía cómo saldría si lo
intentaba.
Pero Vanessa se merecía ese esfuerzo, así que Phill lo intentaría
todo hasta dar su último aliento si fuese necesario. Por su culpa
habían raptado a Vanessa y sería él mismo quien la sacase de allí.
Mirándose al espejo, Phill respiró hondo y luego cerró los ojos
para concentrarse y volver a su forma original, pero no podía. Le
estaba siendo de lo más complicado.
-
Vamos Phill, sabes que llevas mucho tiempo sin cambiar de forma pero
es preciso que lo hagas,-se decía a sí mismo para animarse-.
Vanessa te necesita Phill…
Y pegando un gran grito, Phill comenzó a sentir como si le clavasen
mil cuchillos por su cuerpo hasta que, de golpe, el dolor cesó y su
forma había cambiado de nuevo. Volvía a tener el aspecto de C34.
Ahora quedaba lo más complicado: intentar contactar con Vanessa
telepáticamente. Entre gente de su planeta podía, pero con humanos
no lo había intentado nunca…
-
Vanessa, si estás escuchando mi voz, no te asustes, soy yo, Phill.
Vanessa, para responderme sólo tienes que pensar en lo que me vas a
decir y lo recibiré. ¿Vanessa? Soy Phill, ¿estás ahí?
Vanessa creyó escuchar la voz de Phill y comenzó a mirar a todos
lados, pero era imposible que estuviera allí, ya que ese tío la
tenía encerrada en un sótano bajo tierra. Sin embargo, siguió
escuchando su voz hasta que la pudo oír claramente… ¡En su
cabeza!
-
Vanessa, soy Phill, respóndeme. Para hacerlo sólo tienes que pensar
en lo que decir.
-
¿Phill? ¿Eres tú?
-
Joder Vanessa, menos mal. ¿Estás bien?
-
Sí… Ya me he recuperado de las heridas que me hizo ese
desgraciado.
-
¿Quién ha sido?
-
Z512 me ha dicho que se llama.
-
Ese desgraciado… Te juro que lo mataré. ¿Está por ahí?
Mirando hacia la puerta, Vanessa vio cómo Z salia tras dejarle un
bocadillo y una botella de agua para todo el día.
-
Acaba de salir de la habitación.
-
Bien, a ver, necesito que me digas qué llevas puesto ahora mismo.
-
Pero… ¿Y eso qué importa ahora?
-
Vanessa, confía en mí porque lo que estoy pensando hacer es una
locura y necesito estar concentrado al 100%. ¿Qué llevas puesto?
- La
misma ropa con la que me viste la última vez.
-
¿La misma ropa? Vale… Pues voy a intentar algo y no sé si saldrá
bien, así que te voy a pedir que no te asustes.
-
¿Qué quieres hacer?
-
Teletransportarme a donde tú te encuentras. ¿Me puedes decir algo
del lugar dónde te encuentras?
Vanessa le dio todas las indicaciones que pudo y de las que se
acordaba cuando estaba semiinconsciente por culpa de los golpes de Z.
Reuniendo toda esa información, Phill estaba preparado para intentar
llevar a cabo su plan, pese a que los nervios le estaban comiendo por
dentro.
Concentrándose en la información que Vanessa le había
proporcionado, Phill comenzó a intentar teletransportarse. Sus
padres le habían dicho de pequeño lo que tenía que hacer, pero
nunca lo había conseguido ni tampoco le pusieron más empeño en que
lo hiciese, por lo que le estaba resultando mucho más complicado.
-
Venga, sé que puedo, lo voy a conseguir, vamos, vamos, vamos…
¡AHHHHHHH!-gritó Phill comenzando a desvanecerse en el aire-.
Y, de repente, Phill se materializó frente a Vanessa, quien pegó un
bote en la cama asustada.
-
Joder… Joder, joder, joder…- no paraba de repetir Vanessa-.
-
Vanessa, soy yo, Phill. No tengas miedo,-tranquilizó él-.
Al escucharle la voz, Vanessa supo que era él y que le decía la
verdad.
- Te
he echado de menos,-confesó ella justo antes de besar a Phill-.
Siento no haberte creído cuando me contaste tu secreto.
-
Pero… Si te borré la memoria.
- No
lo harías bien porque cuando Z me lo contó, yo empecé a recordar.
- Es
que… Oh, lo siento mucho.
-
No, lo siento yo por no haberte creído. Ahora sé que me decías la
verdad y voy a confiar en ti siempre.
-
Vale, pues necesito que hagas una cosa.
-
¿El qué? Cuéntame.
-
Piensa en mi casa, en el salón. Recuerda cada detalle, cada rincón,
el color de las paredes… Todo. Cierra los ojos si así te
concentras más.
-
Está bien… ¿Para qué lo necesitas?
-
Porque voy a hacer una locura y… No sé si podré teletransportarte
siendo tú una humana.
- Yo
sé que tú puedes, cariño,-dijo ella-. Confío en ti.
Cerrando sus ojos, Phill tomó aire y antes de hacerlo, le dijo una
última cosa a Vanessa.
-
Puede que esto te duela un poco…
Y,
poniendo las manos en sus sienes, Phill comenzó a pensar en su casa,
en el salón tal y como lo recordaba y, al igual que antes, unos
tremendos pinchazos se sintieron en el cuerpo de ambos hasta que de
repente…
Ambos aparecieron en el salón de la casa de Phill.
-
Phill, cariño, lo hemos conseguido. ¡Lo has hecho!
Y sin poderlo evitar, Vanessa se abrazó a él con fuerza.
-
Sabía que podrías… Te quiero Phill.
-
Oh, y yo también vida mía. Nunca había sentido nada igual a esto.
- Es
que las humanas somos especiales,-bromeó Vanessa-.
Y al separarse, pudo ver que el aspecto físico de Phill volvía a
ser humano.
-
Wow, ¿cómo lo haces?-quiso saber Vanessa-.
-
Pienso en el aspecto físico que quiero tener y me convierto. Pero
para eso necesito ver a la persona con precisión para poder ser
igual.
- Ah
claro, con razón… Ahora lo entiendo todo… Tu fuiste quien se
convirtió en mi hermana, ¿verdad?
-
Joder… Sí y lo siento. No debí…
- No
hace falta que te disculpes, no teníamos nada serio hasta hoy,
¿verdad?
-
Pese a todo… ¿tú quieres tener algo serio conmigo?
-
Phill, sé que te quiero y no voy a perder esto que siento contigo
por malas decisiones del pasado.
-
Pero es que esto que sientes es un engaño. Fui yo el que te hizo
creer que me querías para poder acostarme contigo.
-
¿Te crees que no lo sé? Z me lo ha contado todo, pero también he
de decirte algo… Tú pudiste hacer lo que fuera para acostarte
conmigo, pero mis sentimientos son míos y si yo no te quisiera, lo
notarías. Tú… Me abriste los ojos. Me hiciste ver que no todo era
blanco o negro, sino que hay grises.
-
Por eso te quiero tanto, Vanessa…
Mientras tanto, en el agujero donde estaba encerrada Vanessa se
encontraba Z gritando a pleno pulmón, ya que sabía que C34 había
tenido algo que ver.
- Te
voy a matar, ¿me estás oyendo?-comenzó a decir Z comunicándose
telepáticamente con C34-. ¡Voy a acabar contigo! Papá y mamá
nunca debieron tenerte…
CONTINUARÁ…
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