Tras un reparador sueño C34 se despertó y, justo cuando se iba a
preparar el desayuno, llamaron a la puerta y, al abrir, un chico lo
saludó efusivamente.
-
¡Phill! Cuando te vi ayer no creí que fueras tú pero ahora que te
veo de cerca eres tú, definitivamente, ¿qué tal amigo mío?
-
Muy bien, no me puedo quejar.
-
¿Puedo pasar? Así nos ponemos al día…
-
Claro, entra.
Pasando junto a C34, éste no tenía ni repajolera idea de quién era
aquel tío, pero él sin embargo parecía conocerlo bastante bien…
Sentándose en el sofá, ambos comenzaron a hablar.
-
Tío, estás igual que hace 20 años… ¿Te has convertido en
vampiro o algo así?
-
¿Vampiro? ¿Qué es eso?
- No
digas tonterías, si lo sabes perfectamente jajaja. Si no me lo
quieres decir es otra cosa, pero no me vengas con esas tío. ¿Cómo
te ha ido todo este tiempo? Te creía muerto…
-
Pues ya ves, vivito y coleando que estoy. ¿Y tú?
- Ya
sabes, mordiendo un cuello por aquí y por allá, viviendo la vida y
viendo envejecer a los demás jajaja.
C34 estaba completamente descolocado y no entendía nada de lo que
ese tipo le contaba.
-
¿Mordiendo cuellos? ¿Para qué necesitas todo eso?
- De
verdad que pareces tonto… ¿Dónde has estado? ¿Ya se te ha
olvidado todo?
- Es
que sufrí un accidente y… Perdí parte de mis recuerdos.
-
¡Normal! Si te caíste desde una altura de 120 metros... A ver, tú
y yo éramos amigos hace mas de 20 años, inseparables de hecho.
Estuvimos investigando a una secta o una mafia rara, no sabíamos con
claridad y al final me acabé metiendo en ella y allí me convertí
en lo que soy ahora, un vampiro. Estoy “muerto” pero vivo
eternamente y necesito de sangre humana fresca para sobrevivir. ¿Te
va sonando todo esto?
-
Anda coño, ahora sí. Joder, lo tenía completamente
olvidado…-mintió C34-.
La conversación se alargó unos minutos más y, después de eso, el
vampiro se marchó rápidamente. Tanto fue la velocidad a la que
corría, que a C34 apenas le dio tiempo a girarse y despedirse.
Al cerrarse la puerta de golpe, C34 se sobresaltó y comenzó a
reflexionar en todo lo que le había dicho aquel tipo. ¿Qué eran
los vampiros realmente? ¿Eran humanos? ¿Por que se ocultaban a
estos? Estaba realizando descubrimientos realmente sorprendentes…
Un par de días después, un chico con unas extrañas pintas, entró
en la plaza del pueblo buscando a alguien y, cuando lo vio, se
dirigió a él con paso torpe.
-
¡Papá! Eh, papá.
Sentándose frente a aquel hombre, el muchacho siguió saludando a su
padre.
-
Borja, te he dicho cientos de veces que no me interrumpas mientras
estoy jugando mi partida de ajedrez.
- Ya
lo sé papá, pero me he enterado de algo que no te va a dejar
indiferente.
- A
ver… ¿De qué se trata?
- De
Phill Spencer.
Inmediatamente, el padre de Borja levantó la cabeza y miró
fijamente a su hijo.
-
¿Qué has averiguado?-preguntó ansioso su padre-.
- Mi
contacto, el tal Caleb ese, el que es muy raro. ¿Sabes quién…?
-
Sí, sé quién es Caleb,-dijo su padre interrumpiendo a Borja-. A
ver, arranca de una vez. ¿Qué te ha dicho?
-
Pues me ha contado que le otro día vio a Phill Spencer y que está
exactamente igual que la última vez que lo vio en la trifulca que
tuviste con él hace 20 años. ¡Dice que no ha cambiado nada!
-
Eso es imposible. Si hace 20 años era un chaval, ahora debería
tener cerca de los 50.
-
Pues lo que me ha dicho Caleb es que está igual.
-
Ese hijo de puta… Creí haberme deshecho de él cuando lo lancé
por aquel puente.
Dándole instrucciones a Borja, ambos se levantaron de sus asientos.
- Ya
sabes lo que tienes que hacer, hijo. ¿Tienes alguna duda?
-
No. Ninguna… Tengo que entrar en su casa y averiguar cosas de él y
no dejar que me vean. Fácil.
- No
me falles…
Mirándose seriamente, Borja comenzó su camino cuando su padre le
dijo una última cosa.
- Yo
voy a ir a casa a cambiarme de ropa, que me está entrando frío.
Cuando salgas, nos encontraremos frente al baño público de este
parque.
-
Hecho. Hasta luego papá.
En ese preciso instante, C34 miraba el buzón por si al verdadero
dueño de esa casa le habían dejado alguna carta o paquete, pero no
había nada que despertase el interés de nuestro protagonista.
Marchándose de allí, C34 dejó la casa vacía sin saber que Borja
se dirigía hacia la casa…
Al llegar al lugar, Borja revisó los alrededores y comprobó que no
había nadie en su interior y, dado que el pueblo estaba
prácticamente desierto, no tuvo problemas en colarse en esa casa a
plena luz del día.
Cuando Borja entró, lo que se encontró no arrojaba mucha
información útil que le pudiera aportar a él y a su padre, pero
debía seguir investigando…
Abrió todos y cada uno de los cajones, revolvió las pocas cosas que
había, pero nada le indicaba que alguien estuviera viviendo allí.
¿Le habría dicho la verdad ese tal Caleb? Borja ya no estaba seguro
de nada.
Lo peor de todo era que si volvía a hablar con su padre sin haber
averiguado nada, tal vez la bronca se la llevaría él y le llamaría
inútil, como siempre hacía. Así que, para evitar posibles
represalias, se inventaría algo…
Yendo hacia el punto de encuentro con su padre, Borja tenía una
clara idea de lo que decirle.
-
Papá, está confirmado. Se trata del mismo Phill que tiraste por el
puente.
- ¿Y
está igual como te dijo tu contacto?
-
¡Sí! Tengo un vago recuerdo de él, porque yo era un niño pequeño
cuando murió, o eso creíamos. Pero cuando lo he visto estaba
exactamente como lo recordaba.
-
Ese ha tenido que hacer un pacto con el diablo…
Su padre comenzó a contarle las mismas batallitas que siempre había
oído desde pequeño y que ya se conocía de memoria pero, por
respeto, lo escuchaba. Borja comprendía el odio tan tremendo que le
tenía a Phill y por eso se solidarizaba con su padre.
Y, junto con Borja, ambos tramaron un plan para acabar con Phill.
-
Decidido. Hoy será el fin de ese cabrón,decía el padre de Borja-.
Esta noche entrarás en su casa y le pegarás un tiro.
-
Fácil. Eso es pan comido.
-
¡Borja! Asegúrate de que está bien muerto, me cago en tu padre que
soy yo.
- No
tienes de lo que preocuparte. ¿Te he fallado alguna vez?
-
Como me llamo Alejandro que hoy será el final de ese hijo de puta. Y
cuando te cerciores de que has matado a ese cabrón, nos veremos de
nuevo aquí, ¿está bien?
Las horas pasaron y la noche llegó, por lo que C34 compró algo en
el supermercado y comenzó a preparárselo tal y como hacían los
humanos normales y corrientes. Estaba siendo curioso esa forma de
cocinar, muy rudimentaria, pero graciosa.
Borja, con una pistola guardada en su pantalón, se dirigió hacia la
casa donde estaba C34 con la intención de acabar con él, tal y como
le había dicho su padre.
Entrando silenciosamente, Borja se situó frente a él y le pegó un
grito.
-
¡Eh! Hoy será tu final, ¡hijo de puta!
-
Pero… ¿qué?
Dándose la vuelta, C34 comenzó a correr hacia la puerta pero Borja
se interpuso.
- ¿A
dónde te crees que vas, Phill Spencer? No puedo creer que te esté
volviendo a ver cuando creíamos todos que estabas muerto. ¿Cómo lo
hiciste?
-
¿Cómo hice el qué? ¿De qué me hablas?
-
¿Cómo hiciste para sobrevivir a una caída de más de 120 metros
desde el puente donde te tiró mi padre?
-
Suerte…
Y sacando su pistola, Borja apuntó a C34.
-
Pues esta vez no vas a tener tanta suerte, cabrón,-sentenció
apretando el gatillo-.
Sin embargo, Borja falló el tiro y le dio el suficiente tiempo a C34
para coger un bate de beisbol que había en la cocina y acercarse a
aquel tipo que intentaba acabar con su vida.
-
Ahora verás,-dijo C34-. Conmigo no se juega.
-
¿Cómo...?
E intentando salir huyendo, C34 le propició un duro golpe en la
cabeza a Borja que lo dejó tirado en el suelo y, para asegurarse que
no volvía a levantarse, continuó golpeándolo hasta que un gran
charco de sangre inundaba el suelo.
C34 había matado por primera vez. Tenía las pulsaciones a mil y se
sentía que iba a explotar de tanta adrenalina acumulada. ¿Quién
era aquel tipo y por qué quería matarlo? Y lo que es peor… ¿Por
qué sabía su nombre de humano?
Yéndose hacia la ducha para quitarse la sangre, C34 volvió a sentir
un pinchazo en el estómago, pero esta vez era diferente del que
sintió con Vanessa. Esta vez sintió como si algo se le desgarrase
por dentro y comenzó a marearse a la vez que una espesa bruma cubrió
sus ojos. Y, sin saber cómo, C34 comenzó a sentir que recibía los
datos de Borja en su memoria.
Sabiendo C34 qué era lo siguiente que debía hacer ese tipo cuando
consiguiese matarlo, se convirtió en su agresor y se dispuso a
continuar el plan tal y como lo tenían previsto en un principio. Sin
embargo, esta vez saldría de una forma diferente a como el padre de
Borja lo había pensado, ya que C34 sabía que si no acababa con
todos los que conocían la identidad de su forma humana, no podría
vivir tranquilo con ese cuerpo nunca más.
CONTINUARÁ…
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