Tras un buen rato de charla, Alí invitó a todos a que conociesen su nuevo hogar y, aceptando de buen grado, le acompañaron hasta el lugar.
- ¿Aquí vives?-preguntó Agatha sin estar segura de las condiciones en las que vivía Alí-.
- Sí, pero no te dejes llevar por las apariencias, estoy genial aquí.
Acercándose hasta el edificio, Alí abrió la puerta y avisó de que debían subir por las escaleras.
- ¿Qué piso es?-preguntó Emel-.
- Es sólo el primero, menos mal.
Abriendo la puerta de casa, Alí entró en ella y les dio la bienvenida a todos.
- Hogar dulce hogar. ¿Qué os parece?
- Vaya, qué cuca es,-dijo Violet-.
- ¿Esta casa tan ordenada es tuya?-preguntó Ekrem en tono burlesco-.
- Ya estamos… Sí, prometo que es mía jajaja,-contestó Alí riéndose-.
Luego Alí abrió la puerta del dormitorio y la primera en entrar fue Agatha.
- Alí, he de reconocer que está bastante bien. Por cómo he visto el edificio desde fuera creí que vivirías peor, pero el apartamento es muy mono.
- Para mí solo es más que suficiente.
- Y ahora que te has recuperado, ¿no quieres volver a casa?
- Tengo trabajo aquí, me estoy preparando las oposiciones y también tengo…
- A Gloria, entiendo.
- Sí. No es nada mío todavía pero…
- Esperas que lo sea, lo sé. Te he captado jajaja.
Saliendo de la habitación, Alí dejó entrar a los demás pero, viendo a su hermano, tuvo una idea.
- Ekrem, ¿puedo hablar contigo un momento?
- Claro, ¿de qué se trata?
- Verás…
Tras decirle la idea, Ekrem sonrió cómplice.
- ¿Qué me dices, Ekrem?
- Sí, me parece muy buena idea.
- Sólo de pensar en la cara que va a poner…
- Entonces venga, no perdamos más tiempo,-dijo Ekrem yéndose para la puerta-.
Alí guió a su hermano hasta un edificio cercano y entraron en él.
- Wow, este edificio está peor que el tuyo, Alí.
- Ya, el dueño no lo cuida y pasa olímpicamente de él, así que…
- ¿Tampoco tiene ascensor?
- No, hay que subir a pata,-comentó Alí-.
- Madre… Al final salgo de aquí con culo después de tantas escaleras jajaja.
Subiendo los dos pisos, Alí y Ekrem pararon frente a una puerta.
- Esta es la oficina de Gloria,-dijo Alí-. Entra y a la derecha está la mesa del secretario, se llama Eliseo.
- ¿Y qué le digo?
- Nada, cuando te vea se creerá que eres yo y te dirá que Gloria sale en un momento.
- Vale, guay.
Respirando hondo, Ekrem entró en la oficina y saludó al muchacho.
- ¡Buenas tardes Eliseo!-dijo Ekrem-.
- Hola Alí, ¿qué tal tío?
- Bien, aquí estoy para otra visita de las mías.
- Genial, pues espera un momento, que enseguida saldrá Gloria.
Apenas un par de minutos después, Gloria salió y saludó a Ekrem creyendo que era Alí.
- Ey Alí, ¿cambio de look? Te sienta muy bien.
- Muchas gracias…
- ¿Estás bien? Te noto raro.
- Eh… Sí, sí…
- No. Te pasa algo… Estás distinto…
Entrando en ese momento, Alí intervino en la conversación.
- Como que no soy yo,-dijo Alí-.
- Pero… ¿Alí?-preguntó Gloria mirando a ambos chicos-.
- Yo soy Alí,-dijo el recién llegado-.
Sonriendo pícaramente, Gloria miró a Alí antes de decirle algo.
- Esto ha sido cosa tuya, ¿verdad Alí?
- ¿Yo? Para nada… Sabes que yo no soy de esos…-dijo Alí intentando mantener la broma-.
- Ya claro… Venga pasad,-invitó Gloria riéndose-.
Cerrando la puerta, Gloria y los hermanos se sentaron y comenzaron a hablar.
- Bueno, entonces tú eres el famoso Ekrem,-dijo Gloria-.
- El mismo.
- Mira que sois gemelos pero ha sido verte y había algo que no me terminaba de cuadrar… Es como que os puedo diferenciar perfectamente aunque os vistáis y os peinéis igual, ¿sabes?
- Ya, hay cierta gente que ya no nos confunde y es un alivio en cierta parte, la verdad.
- ¿Y qué te trae por aquí?-quiso saber Gloria-.
Interviniendo en la conversación, Alí le contó a Gloria que había ido a visitar a su familia para ponerlos al día después de todo ese tiempo y los había invitado para que vieran cómo vivía ahora.
- Oh, qué bien,-dijo Gloria asombrada-. ¿Y qué tal? ¿Cómo ves a tu hermano?
- La verdad es que parece otro,-contestó Ekrem-. Lo he visto muy cambiado a mejor y ya no veo esa parte… ¿Cómo decirlo? Esto… esa parte oscura que se le veía antes.
- Ah, qué interesante eso que me cuentas. ¿Cómo veías a tu hermano?
- Sinceramente, lo veía un muchacho normal salvo que tenía mucha más rabia de lo habitual, era más problemático, más irresponsable… Y yo me ponía a pensar en el por qué y no tenía respuesta.
Gloria y los muchachos continuaron hablando durante un buen rato sobre Alí, sus progresos y cómo se encontraba actualmente.
- Lo único que puedo decir es que Alí está así gracias a ti en una gran parte,-concluyó Ekrem-.
- El mérito es de tu hermano que vino a mí. Yo sólo he sido la guía, pero no es mérito mío.
- No estaría yo tan seguro de eso…-dijo Ekrem guiñándole el ojo a Gloria-.
Poco después, Ekrem miró la hora y dijo que se estaba haciendo tarde y que tenía que volver con los demás para irse a casa de nuevo.
- Ha sido un placer conocerte, Ekrem,-dijo Gloria-.
- Lo mismo digo. Cuida de mi hermano mientras yo no esté y que no se meta en demasiados líos.
- Tranquilo, estoy en buenas manos,-dijo Alí mirando a Gloria-.
Dejándolos solos, Alí y Gloria se despidieron mientras que Ekrem esperaba fuera.
- Gracias por traer a tu hermano aquí. He aprendido mucho hoy y creo saber cómo continuar con el tratamiento…
- No ha sido nada. Si lo he traído para que lo conocieras es porque… significas mucho para mí y… bueno, no sé. Da igual…
- No, dime. ¿Qué?
- Nada… ¿Nos vemos pronto?
- Sí… Estamos en contacto.
Saliendo de la oficina y bajando las escaleras, Alí le preguntó a su hermano sobre su opinión respecto a Gloria.
- Es una chica genial, se la ve muy sensata, buena profesional en lo suyo y, además, es muy guapa.
- ¿A que sí? A mí me tiene loco pero… No sé cómo dar el paso. No quiero que crea que me estoy aprovechando de ella o algo parecido.
- Alí, sé natural. Es mi consejo…
- Ese es mi miedo, que si me dejo llevar, no sé cómo voy a reaccionar, si como era antes o no…
Sonriendo a su hermano, Ekrem contestó.
- Sólo hay una manera de averiguarlo Alí. Ponte a prueba a ti mismo y así podrás saber si tienes realmente superado esos problemas o no.
- Lo que no quiero es perderla… Tengo miedo, Ekrem.
- Tranquilo hombre. Ve despacio, propón algún plan, invítala a tomar algo, ver una peli, dar un paseo… Que también te conozca fuera de la oficina como Alí, no como su paciente.
- Gracias Ekrem. Eres el mejor…
- No Alí, no soy el mejor. Somos gemelos y eso significa que si soy el mejor, tú y yo somos los mejores.
Volviendo todos a casa, por el camino Ekrem les comentó cómo era Gloria y charlaron sobre lo cambiado que encontraban a Alí y lo mucho que se alegraban por él.
- Al final policía… Quién se lo podría imaginar,-dijo Violet-.
- La vida da muchas vueltas,-comentó Loreen-.
- Desde luego,-intervino Agatha-.
Entrando en casa, Agatha llamó a su hija.
- Loreen, una pregunta.
- Dime mamá.
- ¿Sabes algo del casting que había para esa película?
- No mamá, de momento nada.
Con aire algo entristecido, Agatha le ofreció ayuda a su hija.
- Si quieres hablo con mi agente para que te eche una mano…
- No mamá, quiero actuar en películas o series por mis propios medios. No me gustaría que me enchufases en ningún sitio sólo por ser hija tuya.
- Vale, como quieras Loreen, pero sabes que puedes contar conmigo siempre que quieras.
- Lo sé y muchas gracias. Te quiero mucho.
Arriba, Emel se había duchado y cambiado de ropa porque había quedado con alguien.
- Creo que estoy bien así… Ay, es la cuarta vez que quedo con él y no sé si voy a poder aguantar más las ganas de comerle a besos.
Sin demorarse demasiado, Emel se marchó de casa y fue hasta el lugar donde había quedado con ese muchacho. Viéndolo en la puerta, ésta lo saludó.
- ¡Hola!
- Muy buenas guapísima, ¿cómo estás?
Ese muchacho no era otro que Jonathan Montoya, uno de los viejos conocidos de Alí y con el que no se llevaba demasiado bien… Pero ni Emel sabía que Jonathan conocía a su primo ni el mismo Jonathan sabía que Emel era familia directa de Alí.
- Muy bien Jonathan,-contestó Emel-. ¿Y tú?
- Genial… ¿Subimos?
Tras entrar en el club, Jonathan y Emel se sentaron en uno de los sofás que había y ambos comenzaron a charlar.
- ¿Y este sitio es tuyo?-preguntó Emel-.
- Sí. Me ha costado sangre, sudor y lágrimas sacarlo adelante, pero ahora ya es una realidad y no me arrepiento de haberlo hecho. Además, me hacía ilusión traerte aquí para que lo veas y conozcas algo más de mí.
- Te lo agradezco mucho… El sitio tiene muy buena pinta.
- ¿De verdad?
- Que sí, tonto. Es genial…
Mirándola con ojos ilusionados, Jonathan le confesó algo.
- No sabes lo que me alegra oír eso de tu boca. Para mí es muy importante porque… tú eres importante para mí.
- ¿Lo soy?
- Sí. Llevamos viéndonos un tiempo y me encanta cada segundo que paso contigo. Me lo paso genial y me divierto muchísimo. Eres la caña, Emel.
- Yo también. Me ilusiono cada vez que veo un mensaje tuyo o me mandas alguno de tus chistes malísimos pero con los que me meo de la risa.
Poniendo una expresión seductora, Jonathan contestó a Emel.
- Es que soy experto en hacerte reír…
- Ya veo. Sólo habrá que ver si eres igual de experto en otras cosas…
- Ay, qué traviesa te noto hoy.
- Hombre, yo también quiero que me conozcas más.
Acercándose al oído femenino, Jonathan susurró algo.
- Quiero conocerte más y mucho más a fondo…
- Vaya, quién se lo podría haber imaginado. El empresario Jonathan Montoya tirándole los trastos a una clienta…
- Es que contigo soy capaz de saltarme todas las normas…
Esta vez, fue Emel quien se acercó a Jonathan para susurrarle al oído.
- Pues por lo que parece, tu amigo de ahí abajo también está a punto de hacer saltar el botón del pantalón…
- Pero bueno, ¿qué haces mirando ahí?-dijo Jonathan haciendo como que se tapaba-.
- Es que tengo muy buena vista, entre otras cosas… ¿Quieres descubrirlo?
CONTINUARÁ…
No hay comentarios:
Publicar un comentario