jueves, 6 de agosto de 2020

Capítulo 17 || Doble o nada

 Ya habían pasado varios días desde el intento de asesinato contra Ekrem, en el cual Alí había salido perjudicado. Yendo hasta la famosa cabaña donde lo tenían escondido, Agatha fue a ver cómo seguía.

Entrando en el dormitorio. Agatha se encontró a Alí sentado en la cama.

- ¿Qué haces sentado Alí? ¡Deberías estar tumbado!

- Hola Agatha. Es que hoy me he sentido con más fuerzas y he querido probar si podía estar un rato sentado y así cambiar de posición.

 Sentándose a su lado, Agatha tenía que hablar seriamente con Alí.

- ¿Te sientes mejor entonces?

- Sí, después de que casi muero… El médico me dijo que estoy vivo gracias a la rapidez de Loreen y la tuya. Muchas gracias.

- No hay de qué. Pero hay algo que quiero preguntarte y espero una respuesta sincera… ¿Has matado a un muchacho negro?

- Sí…

 Levantando la voz, Agatha comenzó a quejarse y a insultar a Alí diciéndole de todo menos bonito, pero éste tenía algo más que decir.

- ¡Escúchame Agatha! Tuve que hacerlo para que no descubrieran mi plan.

- ¿Tu plan?

- ¡Sí! Yo desde un primer momento no estuve de acuerdo con lo que hacía Ralph y la banda, pero ellos se empeñaban en que los acompañase, de que aprendiese de ellos y me recompensaban con mucho dinero y con las fiestas… Pero en realidad yo lo que estaba haciendo era ir en contra de ellos.

 Agatha no se lo creía demasiado y así se lo hizo saber a Alí.

- ¿Entonces por qué tu hermano y Violet te vieron pegándole a un hombre mayor en ese club?

- Ah, eso fue porque aquel tipo decía que ya había pagado y los demás me decían que no. Yo creo que comenzaban a sospechar algo de mí y, para desviar la atención, le tuve que pegar esa paliza para que volvieran a confiar. Gracias a eso, así lo hicieron… ¿Te crees que iba a unirme al mismo grupo que mandó matar a mis padres y a mi tío? Si no fuera por culpa de ellos, yo ahora mismo no estaría en esta situación.

 Echándose las manos a la boca, Agatha se sorprendió.

- ¿Lo sabías?

- Sí. Arnold vino a contármelo un día y se sinceró conmigo. Yo entonces le dije que el niño pequeño que vio era yo. Arnold me pidió disculpas y yo en ese momento tuve que reprimir las ganas de matarlo con mis propias manos… ¿Por qué te crees que mi plan desde el principio era acabar con ellos?

 Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, Loreen había hablado con Ralph y le había dicho que quería ver a los chicos, que los echaba de menos y le echó toda la culpa a Agatha. Sabiendo que lo tenía en el bote, Ralph no tardó mucho en mandarle la ubicación de su casa. Cuando llegó allí, buscó a Josh y lo encontró frente al espejo y en pantalón de deporte.

- Vaya Josh,-dijo Loreen-. Menudo cuerpo te gastas, chico…

 Sobresaltándose, Josh se alegró mucho al ver a Loreen.

- ¡Qué sorpresa verte por aquí! ¿Qué te trae por la casa?

- Os echaba de menos. La loca de mi madre nos ha prohibido a todos que os veamos, pero ya sabes cómo soy yo y sus decisiones me las paso yo por el coño…

 Abrazándola, Josh felicitó a Loreen, quien correspondió a sus abrazos dándole fuertes palmadas en la espalda.

- Cuidado Loreen, me vas a echar la espalda abajo.

- Oh perdón. ¿Estás bien?

- No, la verdad. Últimamente he estado trabajando mucho y tengo las lumbares jodidas.

- Pues mira, si quieres túmbate ahí que te hago un masaje.

- Venga va, muchas gracias Loreen.

- Sólo pondré una condición,-dijo ella poniendo sus manos tras la espalda-.

- ¿Cual?

- Que te bebas este zumo que te he preparado con mucho cariño.

- ¿Qué lleva?

- Frutas… afrodisíacas…  

 Bebiéndose el zumo de un solo trago, Josh se colocó una toalla y, quitándose los pantalones, se tumbó boca abajo en la mesa de masajes. Loreen sacó un pequeño bote de aceites aromáticos y se lo comenzó a echar sobre la espalda de Josh mientra le daba el masaje.

 Sintiendo calor en su espalda, Josh comenzó a quejarse.

- Oye Loreen, ¿qué me has echado? Me está ardiendo la espalda.

- Entonces eso es buena señal. Te he echado una crema que produce calor cuando encuentra una contractura y tienes la espalda fatal, así que no te preocupes, porque que sientas calor es lo más normal.

 Pasados unos 20 minutos, Loreen acabó el masaje y Josh, poco a poco, fue incorporándose.

- Menudas manos tienes Loreen. Me has dejado muerto…

- Vaya Josh, muchas gracias.

- Como lo hagas todo igual de bien… Ahora comprendo por qué Aarón y Ralph no te querían compartir.

- ¿Y por qué se tienen que enterar de si me acuesto contigo o no?

- ¿Qué quieres decir, Loreen?

- ¿Por que te crees que te he dado ese zumo y te he dado el masaje? No te muevas y espérame aquí. Yo… enseguida vuelvo.

 Bajando las escaleras, Loreen se marchó de allí mientras que Josh seguía mirándola con ojos ilusionados. El pobre chico se creía que se iba a acostar con ella, qué inocente…  

 Mirándose al espejo, Josh se sentía bien y se repetía a sí mismo que no podía desperdiciar esa oportunidad y tenía que demostrarle a Loreen que sabía follar mejor que nadie. Sin embargo… Josh comenzó a sentir una fuerte náusea.

 De repente, acompañando a las náuseas, Josh sintió un fuerte dolor de estómago y mareos. ¿Qué le estaba sucediendo? No era normal… Poco a poco le costaba más respirar y su pulso se aceleraba…  

 Mientras bajaba las escaleras, Loreen escuchó el golpe. Sonriendo, Loreen tenía que admitir que Ekrem había sido muy listo averiguando que Josh era alérgico a las nueces y preparándole un zumo de nueces con frutas del bosque. El shock anafiláctico que estaba sufriendo lo llevaría directo al otro barrio…  

 De hecho, así fue. Josh no podía respirar y su lengua se había hinchado muchísimo. Los mareos a causa de una baja tensión le hicieron perder el conocimiento y que la muerte se le fuera acercando poco a poco sin que nadie pusiera remedio alguno.

 Justo cuando Loreen iba a irse, escuchó un fuerte grito de Ralph proveniente de la cocina.

- Puto lavavajillas…

- ¿Qué te pasa Ralph?

- Ah, hola Loreen. Nada, esta máquina del demonio, que todavía no me hago a ella…

 Volviéndose hacia la muchacha, Ralph le dio las gracias.

- Quería darte las gracias por venir a verme y saltarte la prohibición de tu madre. Significa mucho para mí que hagas esto…

- Ya sabes cómo es mi madre de histérica cuando se enfada.

- ¿Y por qué no te vas de casa? ¿Has pensado independizarte?

- Sí, pero como estoy estudiando interpretación y no tengo trabajo…

- ¡Vente aquí! Yo te pagaré los estudios y todos tus caprichos.

 Loreen tuvo que fingir alegría mientras que una idea se le comenzó a pasar por su cabeza…

- ¿Harías eso por mí?

- Por ti haría esto y mucho más. Ya sabes que siempre he estado loco por ti.

- ¿Más que por mi madre?

- Bueno… Son dos tipos diferentes de locura jajaja. ¿Qué me dices? ¿Te quedas conmigo?

- ¡Sí!

 Sin poderlo evitar, Ralph se abrazó a Loreen y comenzó a acariciar la espalda femenina, bajando lentamente hasta situar sus manos en el trasero de la muchacha, quien dio un pequeño respingo.

- Traviesillo…

 En completo silencio, Ralph besó a Loreen, quien se dejó mientras la idea que se le había ocurrido seguía en mente y para eso debía dejarse manipular por Ralph un ratito…  

 Bajándole los pantalones, Loreen agarró el duro miembro de Ralph, que ya estaba listo para atacar.

- Tú siempre tan dispuesto…

- Ya me conoces, Loreen.

 Con cierta violencia, Ralph le dio la vuelta a la muchacha y le bajó los pantalones de una vez. Rompiéndole el tanga que llevaba, metió su cabeza entre sus cachetes, lamió un momento la zona inferior y luego arremetió duramente contra Loreen, quien gimió más de dolor que de placer.

 Loreen no estaba lubricada y las embestidas de Ralph le estaban haciendo daño mientras que él seguía a lo suyo y con su lenguaje habitual durante el sexo.

- Vamos zorrita, muévete como tú sabes. Oh sí, vamos puta. Sigue así…

 Intentando aguantar las lágrimas, Loreen miró hacia su derecha y volvió a fijar la vista en los cuchillos que había colocados en la encimera. Quería agarrar uno y clavárselo a Ralph, pero sabía que tenía mucha más fuerza que ella y que, si daba un paso el falso, la que moriría sería ella.

 Dándose la vuelta, Loreen miró fijamente a Ralph mientras le hacía una petición.

- Quiero que me folles mirándome a los ojos. Quiero ver esa cara de cabrón que pones cuando me la metes y me llamas puta.

- Joder Loreen, por eso siempre me has gustado más que tu madre. Te voy a follar de tal forma que nunca vas a olvidar este polvo.

- Desde luego que no lo olvidaré…

 Acercándose a él, Loreen volvió a besar a Ralph mientras que su mano izquierda iba en busca del cuchillo pero tuvo que parar por el camino cuando él se separó para decirle algo.

- Qué bien besas Loreen.

- Lo sé, beso… de muerte.

 Alcanzando uno de los cuchillos, Loreen lo agarró con fuerza mientras que continuaba besando a Ralph, quien no era consciente de que su vida estaba a punto de acabar a manos de su amante…

 Sin pensárselo dos veces, Loreen le clavó el cuchillo a Ralph atravesándole la espalda. Ralph se quedó inmóvil y miró con sorpresa a Loreen, quien ya esbozaba una sonrisa maléfica.

 Gritando de dolor, Ralph comenzó a retorcerse mientras que Loreen continuaba con su mano en el cuchillo.

- Esto es por todo el daño que has hecho a nuestra familia y a la de Alí, Ekrem y Emel, hijo de puta.

CONTINUARÁ…


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