jueves, 13 de agosto de 2020

Capítulo 23 || Doble o nada

 Llegando a casa, Alí escuchó ruido en la sala de estar y entró para ver quién estaba allí a esas horas de la madrugada. Al ver a su prima, la saludó.

- Buenas noches Emel.

- ¡Alí! ¿Dónde te habías metido?-dijo levantándose justo antes de verlo en ropa interior-.


 Al verlo de esa guisa, Emel se quedó seria y le hizo una pregunta.

- ¿Qué pasa?

- Que me he emborrachado tanto que he perdido el conocimiento, me han robado la ropa y el dinero y me he despertado tiritando de frío en un banco fuera de la discoteca.

- ¿Y cómo te has venido desde allí?

- Andando…

- Ven conmigo, tienes que darte un baño caliente.


 Preparándole la bañera, Emel le dejó todo listo para que Alí pudiera entrar en calor. Notándolo más serio de la cuenta, quiso averiguar qué rondaba por la cabeza de su primo.

- ¿Y esa cara tan seria?

- Mientras dormía esta noche por culpa de la borrachera he… tenido un sueño bastante realista. Más que un sueño, era una pesadilla.

- ¿Me la quieres contar?

- He soñado que intentaba crear mi propia banda, como Ralph hizo con la suya. Recluté a varios y estaba muy convencido de ello, sentía que mi cuerpo era lo que necesitaba… Pero uno de ellos se reveló y me mató.


 Completamente seria pero asombrada, Emel se dirigió a su primo.

- ¿Y qué te ha dicho ese sueño?

- Me ha hecho pensar en que hay algo en mí que no funciona. Desde que tengo uso de razón me he metido en peleas, he buscado la boca, he insultado, he sido rebelde, he causado innumerables problemas a la pobre tía Bárbara, a Agatha y a las chicas al entrar en la banda de Ralph… Pero, ¿por qué?


 Respirando hondo, Emel contestó a la pregunta.

- Creo saber la respuesta…

- Pues dímela porque yo no tengo ni idea. ¿Cómo es posible que, siendo gemelos, Ekrem y yo seamos tan diferentes?

- Por la misma razón de que tú sufriste una experiencia traumática de pequeño y él no. Tú viviste en tus propias carnes el asesinato de tu padre, viste cómo Arnold lo mataba y, en tu subconsciente, se te quedó grabado la sangre, la violencia, la maldad… Tú no eres así, Alí. Si actúas de esa forma es porque, en lo más profundo de tu ser, todavía no has superado ese hecho. En el fondo eres un niño asustado llorando porque han matado a su padre…


 Permaneciendo en silencio, Alí no contestó a su prima, sino que siguió pensando y reflexionando sobre lo que había dicho Emel. Era cierto… Emel había sabido captar el trasfondo del comportamiento de Alí y ahora él debía pensar en lo que hacer.


 Ekrem, por su parte, ese día había ido a la cabaña junto con Violet para pasar una noche romántica a solas.

- Hacía siglos que no estaba aquí,-confesó ella-.

- Yo apenas unos días y… espero que todo esté en condiciones.


 Abriendo la puerta y encendiendo la luz, Ekrem revisó todo y a simple vista no había problema.

- Qué de recuerdos tengo aquí,-dijo Violet-. Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo.

- Y más recuerdos que crearemos juntos… Vamos, es hora de arreglarnos.


 Yéndose cada uno a una habitación diferente, Ekrem se cambió de ropa y se miró en el espejo del baño.

- Pues creo que no está nada mal esta ropa que he escogido para la noche…


 Por su parte, Violet se miraba en el espejo del dormitorio.

- La de hambre que he tenido que pasar para poder entrar en este vestido… Pero ha merecido la pena. Uf, qué nervios…


 Y es que Violet y Ekrem habían hablado sobre dar un paso más en su relación y… eso significaba que ambos estaban preparados y dispuestos para tener su primera vez. Ninguno había tenido experiencia previa con nadie más y no podían evitar que los nervios les dominasen.


 Saliendo del baño, Ekrem se quedó pasmado mirando a Violet caminar mientras salía del dormitorio.

- Wow, estás… fabulosa.

- Gracias Ekrem. Tú también estás muy guapo…

- ¿Tienes hambre?

- Sí, la verdad.

- Ven, vamos a hacer la cena.


 Marchando hacia la cocina, Ekrem abrió la nevera y miró lo que había allí.

- ¿No vas a pedir nada a domicilio?-preguntó Violet-.

- ¿Y eso qué mérito tendría? Prefiero ensuciarme las manos cocinando algo para ti y que sea más especial.

- Venga, pues entonces dime qué tengo que hacer.

- Tú sentarte. De la cena me encargo yo…


 Sonriendo, Violet hizo caso a Ekrem y se sentó mientras lo observaba cocinar y manejarse con los cuchillos y elementos culinarios.

- Tienes buena mano en la cocina, ¿eh?

- Ah sí. Estaba acostumbrado a cocinar yo cuando mi tía estaba pachucha…

- ¿La echas de menos?

- Sí pero… Al menos sé que ahora está en un sitio mejor y donde no sufre.


 Sintiéndose inútil, Violet se lo hizo saber a Ekrem.

- ¿No hay nada en lo que te pueda ayudar?

- No. Quiero que disfrutes de la noche al máximo.

- Bueno, pues entonces mientras tú me preparas la cena, yo pondré la mesa.

- Vale, está bien… Tú ganas.


 Rápidamente, Violet sacó los platos, colocó las servilletas y los cubiertos y se sentó para ver si todo estaba colocado en su sitio.

- No te muevas,-dijo Ekrem-. Esto está listo ya.

- Uh, qué bien huele.

- Espero que sepa igual de bien…


 Sirviendo un par de platos, Ekrem los puso sobre la mesa y, antes de comenzar a comer, miró a Violet a los ojos.

- Qué noche tan maravillosa, Violet. Solos tú y yo, a punto de cenar y sin que nadie venga a molestarnos…

- Parece un sueño hecho realidad.


 Cortando un trozo de carne y metiéndoselo en la boca, Violet comenzó a alabar el sabor y la textura del plato.

- Hum, está increíble Ekrem. Riquísimo.

- Muchas gracias, me alegro de que te guste.

- Te prometo que está buenísimo.

- Ahí hay más, por si quieres repetir luego.


 Tras la cena, la pareja decidió ver una película romántica en el salón. Escogiendo una que ninguno había visto pero que tenían curiosidad por ver, se sentaron frente a la tele para verla.

- Dicen que es muy buena,-comentó Violet-.

- Es un clásico, así que imagino que estará bien-.


 Minutos más tarde, Ekrem rodeó la cintura de Violet y ella, al notar el tacto de su mano sobre ella, lo miró.

- Te quiero Ekrem.

- Y yo a ti, Violet.


 Acercándose poco a poco, Violet y Ekrem unieron sus labios en un dulce beso mientras que la película se seguía reproduciendo en la tele.


 Fijando de nuevo la vista en la pantalla, vieron que los protagonistas se estaban besando también así que, aprovechando el momento, Ekrem hizo un comentario gracioso.

- Eh, esos dos nos han visto y les ha dado envidia.

- Jajaja, qué tonto.


 Y volviendo a unirse en un beso, así pasaron prácticamente lo que quedaba de película, atendiendo a ratos para no perder demasiado el hilo de la trama.


 Tras la película, vieron que ya era bastante tarde y había llegado el momento de dormir y, por primera vez, dormirían en la misma cama, bajo las mismas sábanas, piel con piel, mano sobre mano, boca junto a boca…

- ¿Te hago un masaje para que te relajes?-ofreció Ekrem-.

- Vale…


 Girándose para ver a Ekrem, él la besó y luego ella se acabó tumbando en la cama para que Ekrem se situase sobre ella.

- Estoy nerviosa, Ekrem…

- Y yo pero… dejémonos llevar.


 Acercándose a Violet, Ekrem comenzó a besar su boca y luego, bajó dando pequeños besos a su cuello, su escote, sus pechos…  


 Quitándose ambos la ropa, tanto Violet como Ekrem se contemplaron desnudos por primera vez y, volviéndose a acercar, esta vez los besos fueron más pasionales, con más fuerza…  


 Colocándose junto a Violet, Ekrem llevó su mano hasta la zona inferior y comenzó a rozar sus dedos sobre el clítoris femenino. Ella, sintiendo ese placer por primera vez, no pudo evitar gemir levemente.

- Oh…

- ¿Te he hecho daño?

- No… Sigue, por favor. Me gusta mucho…


 Mientras Ekrem continuaba tocando esa zona, Violet se acercó y besó la boca masculina mientras que buscaba el duro miembro de su novio.

- ¿Es así?-preguntó Violet comenzando a mover su mano arriba y abajo-.

- Sí, sigue moviéndolo…


 Finalmente, Ekrem y Violet tuvieron su primera vez. No fue nada espectacular y ambos se quedaron con ganas de más así que, ya con mucho menos pudor, volvieron a intentarlo hasta que juntos pudieron culminar aquella preciosa noche en la que, por primera vez, habían compartido sus intimidades y la misma cama.

- Te amo, Violet.

- Y yo…-dijo ella quedándose dormida-.


 Habían pasado tres días desde que Alí volviese de esa fiesta y, desde entonces, apenas había salido de su habitación, ni siquiera para comer. Estaba sumido en una profunda tristeza que preocupaba a todas las chicas de la casa y, Agatha, intentaba animarlo de cualquier forma.

- Alí, hoy he preparado tu comida favorita, baja a comer con nosotras, por favor.

- No gracias. Ya comeré luego si me apetece…


 Agatha no sabía lo que hacer ya para que Alí volviese a estar como antes. Sabía por Emel lo que le había ocurrido, pero le costaba horrores verlo envuelto en tristeza, desgana y soledad. Lo peor era la sensación de impotencia por no poder hacer nada por él.


 Después de comer, Agatha intentaba calentarse frente a la chimenea mientras pensaba en Alí y en alguna forma de animarlo. Lo había intentado con comida, música, invitándolo al cine… Pero no hubo forma posible de hacerlo cambiar de estado.


 Bajando las escaleras, Emel saludó a Agatha.

- ¿Qué haces Agatha?

- Aquí, intentando calentarme al fuego. ¿Y tú?

- Vengo de intentar hablar con Alí pero nada, sigue metido en la cama sin querer salir.

- Ay este chico… Me tiene muy preocupada Emel.

- Y a mí.


 Minutos más tarde, Loreen bajó también a calentarse junto a la chimenea.

- ¿Cómo llevas el estudio, hija?-preguntó Agatha-.

- Bien, pero necesitaba un descanso… ¿Alí sigue en la cama?

- Sí,-contestó Emel-.

- De verdad, odio verlo así… Preferiría verlo como antes aunque estuviera acosándonos con follar todo el día a que no salga de su cama y apenas quiera comer.


 Alí no paraba de darle vueltas a un mismo tema… ¿Cómo podía superar aquella experiencia vivida en su infancia? ¿De qué forma? Por mucho que intentaba oponerse, su cuerpo seguía susurrándole que hiciera realidad el sueño que tuvo aquella noche, formar su propia banda, ser mejor que Ralph. Pero su corazón se lo impedía… Alí recordaba en ese momento a su hermano. Anda que no había veces en las que se había reído de él por cualquier cosa, ya fuera de estudios o relaciones amorosas… Y sin embargo, ahora Ekrem era tremendamente feliz con una preciosa chica a su lado, estaba estudiando la carrera que le gustaba y no tenía ningún trauma infantil sin resolver… Cómo lo envidiaba en ese momento…


 Apareciendo por casa en ese momento, la pareja saludó a las mujeres de la casa.

- ¡Buenas tardes!

- Ey pareja,-saludó Agatha-. ¿Qué tal el fin de semana?

- De lujo,-contestó Violet con una sonrisa de oreja a oreja-.

- Ha sido un finde inolvidable,-dijo Ekrem-.


 Alegrándose profundamente, Agatha quiso saber si habían tenido algún problema en la cabaña.

- No,-contestó Ekrem-. La verdad es que el sitio está genial y la gente del pueblo es muy acogedora.

- Ah, ¿salisteis a dar un paseo?

- Sí,-dijo Violet interviniendo-. Yo hacía años que no estaba por allí y quería volver a ver esas calles y hasta hubo señoras que me reconocieron.

- Uf sí,-dijo Ekrem mirando a Agatha-. No paraban de preguntarle por ti y decirle lo mucho que se parecía a ti de jovencita… Bueno, ¿y mi hermano?

- Tu hermano…-dijo Agatha-.

- ¿Qué le pasa?

- Deberías subir a verlo. A ver si consigues que salga de la habitación porque lleva tres días sin salir apenas de allí.


 Con bastante gesto de preocupación, Ekrem subió las escaleras mientras que Agatha se abrazaba a su hija menor.

- Entonces, ¿ha ido todo bien hija?

- Mejor que bien. Ha sido un sueño todo.

- ¿Y habéis…?-quiso saber Agatha-.

- Sí mamá. Hemos… Jajaja.

- Y por lo que veo, tu sonrisa te delata. Imagino que bien.

- Uf… Ni te lo imaginas jajaja.


 Llamando a la puerta, Ekrem entró en su habitación y vio a su hermano sentado en su cama con gesto triste.

- Buenas tardes caballero.

- Oh Ekrem, ya estás de vuelta. ¿Qué tal?-preguntó Alí con una voz apenas perceptible-.

- Bien, bien, la verdad. ¿Qué te pasa Alí?

- Nada…-contestó con tristeza-.

- Te noto… derrotado. Nunca te he visto así.


 Sentándose en su cama, Ekrem se situó frente a Alí.

- ¿Sabes? Te envidio, Ekrem.

- ¿Me envidias? ¿Por qué?

- Porque eres perfecto. Siempre has ido el hijo modelo de los dos, el responsable, el preferido de la tía Bárbara, quien aprobaba los exámenes… En cambio, yo siempre daba problemas en todos los sitios a los que iba, la tía Bárbara apenas me aguantaba y respecto a los estudios ni hablamos… Cada día que pasa siento más que no debería haber nacido.

- Eh, no digas eso. ¿Quieres que te sea sincero? Yo también he envidiado muchas cosas tuyas.

- ¿Como cuales?

- Tu simpatía, popularidad, no tenías vergüenza, siempre te llevabas a las chicas, tenías muchos más amigos que yo…


 Con la voz totalmente quebrada, Alí le contestó a su hermano.

- ¿De verdad?

- Sí. Siempre lo he pensado…

- ¿Pese a todos los insultos y las veces que te he pegado?

- Pese a eso, sí. Eres mi hermano y quiero lo mejor para ti, Alí. Por eso quiero saber lo que te ocurre…

- Me he dado cuenta de que… tengo temas pendientes por resolver. Creo que si actúo así es porque no he superado el asesinato de papá y mamá, sobre todo el de papá porque lo vi con mis propios ojos.


 Quedándose pensativo, Ekrem retiró la mirada y dijo un comentario en voz alta.

- Muchas veces me he preguntado qué hubiera pasado si yo hubiera visto el asesinato en lugar tuya.

- Pues seguro que te habrías recuperado y estarías genial.

- No lo creo… Esa experiencia fue muy dura y mucho más para la edad que teníamos entonces.

- ¿Estás seguro?

- Casi al 100%. Yo no soy mejor ni peor que tú, al igual que tú tienes tus virtudes y tus defectos.

- Sobre todo defectos…

- Lo importante de todo esto es que te hayas dado cuenta de que hay algo que tienes que mejorar. Ese es el primer paso, admitirlo. Lo más complicado es averiguar cómo afrontarlo.

- Lo he estado pensando mucho y… creo que la mejor forma de afrontar esto es alejándome de aquí. A dos calles de aquí está la casa de nuestros padres y la casa donde nos criamos con la tía Bárbara, ésta casa donde estamos ahora, que tan malos recuerdos me trae… Creo que me vendría bien irme. 

 Sin esperar respuesta de Ekrem, Alí se levantó de la cama y se cambió de ropa ante la atenta mirada de su hermano.

- ¿Y a dónde irás?

- A donde el dinero me lo permita, pero muy lejos de aquí. Necesito curar mis heridas, reencontrarme a mí mismo y aprender a aceptar quién soy en realidad.

- Alí, estoy muy orgulloso de ti,-dijo Ekrem-. Estoy seguro de que volverás siendo el hombre que quieras llegar a ser.


 Alí abrazó con fuerza a su hermano mientras los dos comenzaban a llorar sin poderlo evitar.

- Ya me has hecho llorar, mamón,-dijo Alí provocando la risa de Ekrem-.

- Y tú a mí… Te voy a echar mucho de menos.

- Volveré antes de lo que esperas, te lo prometo.


 Bajando las escaleras, las chicas se sorprendieron al ver a Alí fuera de su habitación y sonriendo.

- ¡Alí! ¡Qué alegría verte!-dijeron todas-.

- Chicas… Quiero daros las gracias a todas por haberme aguantado durante todo este tiempo. Agatha, a ti la que más por no haberme echado de casa aunque tuvieras todas las razones del mundo. Loreen, a ti las gracias por no mandarme a la mierda todas las veces que te he insistido para que te acostases conmigo. Violet, a ti te quiero pedir perdón por…

- Tranquilo,-se adelantó a decir Violet-. Está todo olvidado.

- Y bueno, Emel, a ti te quiero pedir perdón por todo lo que te he hecho. Te robé tu inocencia, tu adolescencia y parte de tu juventud prohibiéndote, de cierta forma, que fueras tú misma.

- Alí,-dijo Emel frunciendo el ceño-. ¿Qué cojones estás haciendo?

- Despedirme. Me marcho de aquí…

- ¿A dónde?

- A recuperarme. Estoy enfermo y… necesito sanar mis heridas. Prometo que volveré, aunque no sé cuándo, pero sí cómo volveré. Y, como me ha dicho Ekrem antes, volveré cuando sea el hombre que quiero llegar a ser.


 Abrazando a todos, Alí se fue hacia la puerta ante las lágrimas y llantos de todos los que estaban allí. ¿Cuándo volverían a verlo? Nadie lo sabía, pero todos rezaban para que lo hiciese pronto y completamente recuperado.


FIN… por ahora


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