Resoplando, Arnold accedió a contar lo sucedido y comenzó a relatar
que Rashid les había pedido dinero a Ralph y a él para poder
comprar su casa y que lo devolvería rápidamente, pero luego comenzó
a echarles la excusa de que lo habían echado del trabajo y que no
podía pagar. Sin embargo, con una paliza no fue suficiente
escarmiento, ya que no les llegó a pagar ni la mitad y cada vez que
alguno de los dos aparecía se meaba en los pantalones. Como Arnold y
Ralph debían cobrarse la deuda de alguna forma, decidieron quedarse
con la casa y la mejor forma era matarlos a él y a su mujer. Lo que
Arnold no sabía era que Mehmet estaría esa noche con su cuñada y
lo mató a él en lugar de a su hermano.
Luego Arnold continuó diciendo que entró en la habitación de
matrimonio y que mató a Martina. Estuvo a punto de violarla justo
antes de matarla, pero prefirió no perder mucho tiempo y la mató
directamente.
Justo cuando ya salía de la habitación dispuesto a irse, vio a
Rashid. Ahí Arnold se había dado cuenta de que había matado a
quien no debía, por lo que agarró a Rashid y le asestó un
cuchillazo en el cuello que lo desangró.
Cuando terminó con él, Arnold vio que uno de los hijos de Rashid lo
había visto todo, pero era demasiado pequeño como para matarlo, así
que le hizo un gesto de silencio y se marchó.
Saliendo de la casa, Arnold se lamentaba de lo que había sucedido.
El plan era matar a Rashid por impago de la deuda y a Martina por
estar al corriente de las actividades de la banda, pero Mehmet no
debía morir bajo ningún concepto. Lo que Mehmet no sabía era que
habían planeado matar a Martina y a su hermano. Mehmet creía que
los dejarían vivos pero eso no iba a suceder así.
Cuando más nervioso se puso Arnold fue cuando se encontró con un
hombre, pero al final lo felicitó por el “asombroso y realista
disfraz que llevaba en aquel Halloween”.
Yendo hacia una papelera, Arnold rebuscó entre la basura la bolsa
hermética que había dejado con su ropa para cambiarse tras acabar
el plan. Debía deshacerse de ese disfraz lo más pronto posible.
Quitándose el casco, Arnold pudo respirar más tranquilamente y se
desnudó colocándose la nueva ropa rápidamente antes de que lo
viese nadie.
A todo esto, Ekrem estaba escuchando todo a escondidas. Acababa de
darse cuenta de que Alí fue quien presenció el asesinato de su
padre y que, tal vez fue ese suceso lo que le hacía ser tan
diferente a Ekrem, porque no tenía superado esa vivencia tan
traumática. Pero lo peor era que, seguramente sin saberlo, se había
unido a la misma banda que había acabado con sus padres y su tío
Mehmet…
Aarón estaba entusiasmado con el relato y le pidió a Arnold que
continuara.
-
Cómo se notaba la falta de experiencia,-intervino Ralph-.
- Y
que lo digas… Eso ahora no nos pasaría,-comentó Arnold antes de
proseguir-.
Arnold siguió contando que se cambió de ropa y dejó el disfraz
tirado en el suelo para que la lluvia disolviese la sangre y borrase
cualquier tipo de pruebas que pudiera haber y se marchó hacia la
casa donde se encontraban todos ahora.
La casa de su colega Ralph era imponente y de noche lo era aún más
todavía. Sin embargo, esa noche tenía más miedo de Ralph que de su
casa, ya que tendría que contarle lo que había sucedido…
Entrando en casa, Ralph apagó la tele y se levantó sonriente.
-
¿Qué tal ha ido? ¿Has acabado con Rashid y Martina?-preguntó
Ralph impaciente-.
-
Sí…
-
Genial, ahora la casa es nuestra y podremos venderla y sacar un buen
pico por ella. Mehmet es el que me preocupa… Quería mucho a
Martina, pero seguro que lo entenderá con el tiempo.
-
Tal vez no lo entienda…
Extrañado por esa frase, Ralph frunció el ceño mientras le
preguntaba a Arnold el por qué decía eso.
-
Bueno, tú mismo has dicho que Mehmet quería mucho a Martina y
sabemos que siempre aprovechaba cualquier momento para estar con
ella, ¿verdad Ralph?
- No
me está gustando nada el camino de esta conversación… ¿Ha pasado
algo Arnold?
-
Pues que Mehmet estaba en casa con Martina, yo entré sin encender
luces, lo vi de espaldas, lo confundí con su hermano y… lo maté.
Ralph comenzó a poner una expresión que asustó a Arnold.
-
¡¿Has matado a Mehmet?!
-
Sí, pero te juro que no fue intencionado. Cuando le agarré el
cuello estaba de espaldas a mí y no me di cuenta de que era él, lo
que hice fue lo que tú me dijiste: romperle el cuello y listo.
- ¿Y
entonces mataste a Rashid?
-
¡Sí! Cuando maté a Martina salí y me encontré de frente a Rashid
y me vio.
Ralph estaba muy enfadado, pero seguía guardando silencio mientras
escuchaba el relato de Arnold.
- Te
vio… Estupendo Arnold, no podrías haberla cagado más.
- No
hay problema por eso, porque lo agarré y le clavé un cuchillo en el
cuello y se desangró. Ya no podrá hablar ni decir nada más. Todo
ha salido bien al final.
-
Sí, pero Mehmet ha muerto…
Arnold sentía celos de cierta forma, ya que él llevaba con Ralph
desde el principio y, desde la llegada de Mehmet, todo rondaba a su
alrededor y el propio Arnold se sentía desplazado. Lo había matado
sin querer, pero tampoco se arrepentía de haberlo hecho.
Aarón, teniendo una duda sobre lo que le acababan de contar, se lo
preguntó a Arnold.
- ¿Y
qué pasó con la mujer de Mehmet?
-
Como había sido nuestra culpa, Ralph y yo decidimos seguir
mandándole dinero a Bárbara a modo de compensación. Lo estuvimos
haciendo durante años hasta poco antes de que enfermase de cáncer y
muriera.
-
¿Nunca supo la verdad?
-
Creemos que no. Lo que supo fue que Mehmet la engañaba con su
cuñada, pero no tenía ni idea de lo que hacía su marido.
-
¿Sabes una cosa?-dijo Aarón-. Me ha pasado algo parecido con Alí y
me he sentido identificado con lo que has dicho de Mehmet. Yo también
he notado que últimamente Alí lo acapara todo y yo parece que no
existo.
Cerrando la puerta con fuerza en ese momento, Ekrem saludó a todos
haciéndose pasar por su hermano. Ahora que sabía toda la verdad
sobre sus padres, no le costaría meterse en el papel de Alí y
demostrar que él también podía cabrearse y tener muy mala leche.
- Ya
estoy aquí,-dijo Ekrem-. ¿Qué sitio es este, Ralph?
- Mi
vieja casa chico. Sabía que no me fallarías…
Cuando llegaron Josh y Robin, Ralph comenzó a contar la idea que
había tenido para darle a Agatha su merecido.
-
Alí, lo que te dije antes fue mentira,-comenzó diciendo Ralph-. Tu
hermano no ha tenido un accidente…
- Lo
maté yo,-intervino Aarón-.
-
¿Por qué?-preguntó Ekrem haciéndose el nuevo-.
- De
alguna forma descubrió lo que hacías, a qué nos dedicábamos e
incluso sabía que mataste al hermano de Tim. Como comprenderás, no
podíamos dejar que siguiese con vida.
-
Claro, lo comprendo perfectamente. Mi hermano siempre ha sido muy
protector y se ha metido donde no lo llamaban, así que esto que le
ha pasado ha sido por tonto. Él se lo buscó.
-
Sabía que lo entenderías, Alí,-dijo Ralph-. Muy bien, ahora toca
planear los pasos que vamos a dar para acabar con Agatha y su
familia.
Dirigiéndose a Josh, Ralph le indicó paso por paso lo que tenía
que hacer.
-
Josh, como mecánico que eres tú modificarás los coches de Agatha y
Loreen. Haz que los frenos fallen de forma que no puedan evitar
estrellarse y tener un accidente. Será una tragedia terrible… Esa
zorra de Agatha también sabe lo nuestro y estoy seguro de que le
habrá faltado tiempo para contárselo a la puta de Loreen.
Mirando luego a Robin, Ralph se dirigió a él.
- Tú
hackearás el ordenador de la vaca de Violet. Esa gorda estaba muy
unida a Ekrem y estoy segura de que ese gilipollas le contó todo,
así que es otro peligro con el que hay que acabar. Descubre qué
tiene en su ordenador, sácale toda la información que puedas y
luego Aarón se encargará de matarla.
Conforme Ralph iba contando su plan, una horripilante sonrisa se iba
dibujando en su cara, cada vez más diabólica, provocando que Ekrem
se preguntase cómo podía haber estado conviviendo con semejante ser
durante más de un año.
Aarón también recibió instrucciones y las aceptó con gusto.
-
Antes de matarla, me follaré a esa gorda de Violet. Esa seguro que
es virgen y tiene el chocho tan cerrado como una niña… Lo voy a
gozar mucho mientras me la follo.
Intentando no abalanzarse sobre cada uno de ellos, Ekrem mantenía
las formas y él también recibía instrucciones.
-
Alí, tú debes hacerles creer a Agatha y a las demás que te has
arrepentido de todo lo que has hecho, que la muerte de tu hermano te
ha afectado mucho y que no piensas volvernos a ver,-decía Ralph-.
¿Qué les has dicho para poder venir aquí?
-
Que necesitaba estar solo para pensar y reflexionar.
-
Muy bien. Tu papel es muy importante, Alí. No deben sospechar nada
de lo que estamos planeando y, si comienzan a hacerse preguntas, tú
intenta cambiar el tema de la conversación y que se olviden de todo
esto. Así nuestro golpe será más certero. Respecto a Emel… ¿Te
ves capaz de matarla? No debemos dejar ningún cabo suelto.
-
Descuida Ralph, acabaré con ella.
-
Familia,-dijo Ralph ya dirigiéndose a todos-, si ninguno la cagamos,
todos podremos volver a vivir tranquilos y sin preocupaciones. Ahora
descansad y mañana, comenzaremos con nuestro plan.
Ekrem volvió a casa y le contó a todas lo que Ralph había pensado
hacer. Agatha y Loreen decidieron quedarse en casa y, si tenían que
moverse a algún lado, lo
harían andando o en transporte público.
Violet apagó su ordenador y desenchufó la batería para que no
pudieran acceder a él y Ekrem hacía rondas de vigilancia junto a
las demás por si veían a algún sospechoso entrando en la casa.
Al
día siguiente, Ekrem habló con Robin
para ayudarlo a hackear el ordenador de Violet.
-
¿Estás seguro de que has dejado el ordenador encendido?-preguntaba
Robin-.
- Te
lo juro tío. Antes de venirme lo he encendido y lo he dejado
viéndose el escritorio.
- Es
que… no me deja Alí. Y eso es muy raro. Espera a ver…
De repente, una chispa saltó y comenzó a arder el ordenador donde
estaba Robin. ¿Cómo había pasado aquello? Para averiguarlo,
tenemos que remontarnos al día anterior, en el que Ekrem habló con
Ralph y le pidió el favor de que fueran juntos a la guarida.
Supuestamente se había dejado algo allí y necesitaba recogerlo de
vuelta. Era la excusa perfecta para averiguar la localización exacta
de la guarida y volver con la llave de su hermano cuando no hubiera
nadie. Toqueteando el ordenador, Ekrem lo modificó de tal forma que,
cuando alcanzase cierto nivel de calor, saltase una chispa que
hiciese arder todo.
Ekrem, haciéndose el sorprendido, reaccionó rápido.
-
¡Voy a ir a por el extintor!
-
Corre antes de que todo se eche a perder. ¡Aquí hay productos
inflamables!
Justo antes de salir, Ekrem miró con desprecio a Robin y cerró la
puerta con llave, encerrando a Robin en su interior sin posibilidad
alguna de escapar.
El humo que se estaba formando era bastante espeso y Alí no
aparecía. Intentando forzar la puerta, no había forma alguna de
abrirla y, comenzando a toser, Robin acabó desmayándose.
Las llamas prosiguieron su camino y alcanzaron a Robin, quien se
despertó viéndose rodeado de fuego y notando cómo su carne
comenzaba a quemarse. Retorciéndose de dolor, Robin apenas logró
gritar justo cuando los productos inflamables que había allí
explotaron y arrasaron con todo a su paso.
Volviendo a casa, Ekrem avisó a Loreen de que su parte del plan ya
estaba cumplida.
-
Robin ha muerto. La guarida ha explotado en mil pedazos estando Robin
encerrado dentro…
-
Genial. Ahora me toca a mí…-dijo Loreen sonriendo y llenando sus
pulmones de aire-. Josh, te vas a enterar…
CONTINUARÁ…
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