Ekrem pensó en Violet. Ella, al igual que todos, se creían que el
que había muerto era él, cuando en realidad lo había hecho Alí…
Llamando a la puerta, Ekrem entró en la habitación de Violet y la
pilló llorando.
-
Violet… ¿Podemos hablar?
-
Alí, no quiero verte ahora. Vete, por favor.
-
Violet, será un momento, escúchame.
Levantándose, Violet se dirigió hacia Ekrem creyéndose todavía
que era Alí.
-
¡No! Tú y tu pandilla de inútiles habéis sido los causantes de la
muerte de Ekrem. Tú has sido quien ha matado a tu hermano. ¡Tú!
Ahora ya nunca podré decirle lo mucho que le quería y lo tonta que
fui al no habérselo dicho nunca… Vete, por favor,-dijo Violet
volviendo a echarse a llorar-.
Sin pensárselo, Ekrem abrazó a Violet y ésta intentó zafarse de
primeras.
-
¡Suéltame Alí!
-
No.
-
¡He dicho que me sueltes!
- No
pienso soltarte porque no me llamo Alí, Violet. Soy Ekrem.
-
¡No juegues conmigo, Alí!
- No
juego contigo Violet. Mírame, soy Ekrem… El verdadero y único
Ekrem.
Mirándolo a los ojos, Ekrem sonrió y Violet supo en su interior que
el chico decía la verdad, por lo que volvió a abrazarlo con fuerza.
- Oh
Ekrem, creí haberte perdido para siempre…
- No
cielo, no me has perdido. Estoy aquí contigo y no te abandonaré
nunca. Te quiero mucho Violet. Yo también siento no habértelo dicho
nunca…
- No
me importa. Yo tampoco me atreví a ser sincera y… siento no haber
dado el paso hasta este momento. Te quiero…
Separándose unos segundos, Ekrem y Violet cerraron sus ojos y se
unieron en un dulce primer beso que se prolongó durante unos
segundos que les parecieron eternos. Ambos estaban profundamente
enamorados y gracias a este terrible acontecimiento, se habían dado
cuenta que no podían dejar pasar más tiempo sin ser sinceros.
Tras el beso, Violet no se podía creer lo que había hecho…
¡Acababa de dar su primer beso! Y encima con el chico que quería…
¿Era posible que su suerte estuviera cambiando?
- Si
esto es un sueño, no quiero despertar,-confesó Violet-.
- Yo
espero que tampoco lo sea… No sabes la de tiempo que llevaba
esperando a que esto sucediera…
Pero Ekrem también tenía otro tema en mente… Y era su hermano.
-
Creo que… deberíamos ser sinceros con los demás y decirles que yo
no soy Alí.
-
¿Tú crees? Tal vez sea peor y sigan yendo a por ti.
-
Creo haber escuchado a tu madre echando a Ralph.
-
¿En serio?
La propia Agatha estaba en su dormitorio preocupada y con la cabeza
en mil cosas. Por un lado, pensaba en Loreen y se preguntaba si había
podido llevar al que creía que era Ekrem hasta la cabaña. Por otro
lado, no podía creer que estuviese casada con un mafioso asesino
durante todo ese tiempo y que nunca se hubiera dado cuenta. ¡Había
sido una tonta! Se dejó llevar por el dinero, la vida cómoda, las
fiestas, el sexo y se olvidó de lo demás. Ralph había jugado con
ella y quien lo había pagado caro era ese pobre chico… Ay, si su
padre levantara la cabeza…
Llamando a la puerta, Emel entró en la habitación de Agatha, quien
la atendió rápidamente.
-
¿Podemos hablar, Agatha?
- Sí
cariño, ¿cómo te encuentras?
Mirando a Agatha, Emel la respondió con tremenda seriedad.
-
Mal. Ekrem y yo no teníamos demasiada relación, pero no dejaba de
ser mi primo y… siempre había sido el responsable de los tres,
quien se había ocupado de la casa cuando mi madre estaba enferma,
quien nos ayudaba a Alí y a mí con los deberes… Incluso nos
cubrió frente a mamá
para que no se enterase de que Alí y yo nos acostábamos, aunque él
no estuviera de acuerdo. Era el mejor de los tres…
Completamente emocionada, Agatha la abrazó.
- No
puedo creer que haya muerto…-dijo Emel-.
- No
cantemos victoria todavía pero… cuando hemos llegado del cine y he
subido, Ekrem todavía vivía. Estaba muy débil, pero le dije a
Loreen que se lo llevase y llamara a un amigo mío.
-
¿Crees que sobrevivirá?
- No
lo sé, había perdido mucha sangre… Aún no tengo noticias de
ellos.
- ¿Y
Ralph?-preguntó Emel-.
- He
echado a ese bastardo de aquí.
-
¿Por qué?
Agatha le relató la discusión que había tenido con Ralph y cómo
le había admitido que él era el cabecilla de la organización y
había permitido que atentasen contra la vida de Ekrem. Dándose
cuenta de que Alí pertenecía a dicho grupo, Emel se quedó muy
pensativa y le pidió permiso a Agatha para quedarse a dormir en su
habitación. No quería dormir sola. Aceptando, la propia Agatha bajó
al salón para seguir pensando en lo sucedido.
Estando en esas, Agatha escuchó la voz de su hija mayor a sus
espaldas.
- Ya
estoy aquí, mamá.
-
¡Loreen! ¿Qué tal ha ido todo? ¿Ekrem está bien?
Levantándose de un salto, Agatha se acercó a su hija, quien estaba
sonriendo muy felizmente.
-
Sí, mamá. Ekrem está vivo y ese hombre cree que se salvará, pero
que las próximas horas son cruciales para él.
-
Gracias a Dios y gracias a ti, hija mía.
Llena de alegría, Agatha abrazó a Loreen y volvió a felicitarla y
comenzó a llenarla de besos sin parar.
- ¿Y
quién era ese amigo tuyo, mamá?-preguntó su hija-.
- Es
una larga historia… Un día te lo contaré más tranquilamente.
Pero Loreen tenía muchas dudas y así se lo hizo saber a tu madre.
-
Mamá, sigo sin entender por qué me dijiste que llevase a la cabaña
a Ekrem en lugar de llamar al 911. ¿Por qué me dijiste que lo
sacase por la puerta de atrás y que llamase a ese hombre?
-
Porque llevaba un tiempo viendo raro a Ralph.
-
Mamá, Ralph siempre ha sido raro…
- Lo
sé, pero me refiero a que estaba más de la cuenta y me echaba
muchas excusas extrañas respecto a su trabajo y las cosas no me
cuadraban… Había algo en lo que no era sincero conmigo y, teniendo
en cuenta cómo ha cambiado el comportamiento de Alí en estos
últimos meses, más razones tenía para sospechar de Ralph.
Loreen frunció el ceño y se quedó bastante pensativa.
-
Eso es cierto,-acabó afirmando Loreen-. Alí también está muy raro
y últimamente siempre tenía trabajo, no pasaba mucho tiempo en
casa, se comportaba de manera extraña, venía de madrugada… Y
también era más violento cuando se acostaba conmigo. Ya sabes que a
mí me gusta la caña, pero le tenía que pedir que bajase el ritmo
si no me quería destrozar.
-
Por eso fui a hablar con Ralph mientras tú te llevabas a Ekrem. Así
lo quitaba de en medio y me resolvía algunas dudas y, vaya si lo ha
hecho.
-
¿Te contó algo?
Inmersas en la conversación, ni Loreen ni su madre se dieron cuenta
de que Ekrem y Violet bajaron las escaleras y las estaban llamando.
-
Mamá, Loreen,-decía Violet-.
-
¡Agatha!-gritó Ekrem provocando que ambas mujeres se diesen la
vuelta-.
Cuando ya se giraron hacia los recién llegados, Violet las sonrió.
-
Mamá, ¿podemos hablar?
- Sí
hija.
- Yo
me voy entonces,-dijo Loreen-.
-
No,-intervino Ekrem-. Tú también tienes que estar. ¿Y mi prima?
- Se
encontraba mal,-contestó Agatha-, y se ha acostado en mi cama. ¿Qué
ocurre Alí?
- Lo
que sucede es que no soy Alí, sino Ekrem.
Tanto Agatha como Loreen se quedaron serias y miraron a Ekrem.
Mirando también a Violet, Agatha pudo ver cómo su hija estaba
agarrada de la mano de él.
-
¡Es cierto! Tú eres Ekrem, joder… ¿Cómo no he podido darme
cuenta?
-
¿Me iluminas mamá?-pidió Loreen-. Porque yo sigo sin darme cuenta
de nada.
-
Loreen,-contestó Agatha-, ¿no te acuerdas de que Alí se peinaba
siempre dejándose un mechón de pelo sobre la frente? ¡Ekrem no!
-
Joder, entonces… ¿A quien me he llevado a la cabaña es a Alí y
no a Ekrem?
-
¿Cómo, cómo?-preguntó Ekrem-.
Sentándose todos, Loreen le contó lo que había hecho con el cuerpo
de Alí y le dijo que se encontraba grave, pero vivo al fin y al
cabo. La gran duda se planteaba ahora: ¿por qué habían querido
matar a Ekrem? Respirando hondo, el aludido comenzó a relatar lo
sucedido desde el principio.
-
Alí y yo siempre hemos tenido nuestras diferencias, pero desde que
vinimos aquí y se unió a esas dichosas fiestas, cambió. Era más
arrogante y prepotente, insultaba más fácilmente, sus horarios no
eran los normales para una persona de nuestra edad… Pero lo que me
hizo sospechar fue que, mientras nos estábamos tomando una copa
Violet y yo en un club, Alí se presentó en ese lugar y le pegó una
paliza a un señor y nos amenazó con no decir nada a nadie si no
queríamos ser los siguientes. Por lo que, desde entonces, me dediqué
a seguirlo siempre que podía hasta que un día lo seguí hasta una
casa en la que, sin ningún tipo de pudor o remordimientos, asesinó
a un chico.
Loreen comenzó a sonreír sin terminar de creérselo y Agatha, por
su parte, no cabía en sí de asombro.
-
Venga ya,-dijo Loreen-. ¿Alí es un asesino?
- Sí
hija,-contestó Agatha-. Ekrem tiene toda la razón y con lo que me
está diciendo y lo que yo he averiguado me cuadran más las cosas…
-
¿Qué sabes tú?-preguntó Ekrem-.
Agatha volvió a contar lo que Ralph le había dicho ese mismo día y
Ekrem iba confirmando lo que ella le decía a cada frase que decía.
-
Claro, Ralph no te ha mentido esta vez,-dijo Ekrem-. Lo que no me
explico es cómo se han podido enterar…
-
¡El investigador!-intervino Violet-. Tú a las únicas personas a
quienes se lo contaste fuiste a mí y a ese investigador con quien
contactaste, ¿verdad?
-
Joder claro, ese tío tiene que estar compinchado con Ralph y los
suyos… Lo malo es que se creen que yo estoy muerto y que soy Alí.
Quedándose en silencio totalmente absorta, Agatha tuvo una idea
respecto a eso.
-
No… No creo que sea malo precisamente, Ekrem. Tenemos tres ventajas
sobre ellos ahora mismo.
-
¿Qué ventajas?
-
Que sabemos a lo que se dedican, que tú no eres Alí y que eres su
hermano gemelo…
-
Vale, creo que ya sé por dónde vas.
-
Piénsalo detenidamente. Si realmente te hubiesen herido a ti, ¿tú
crees que tu hermano habría respetado mi decisión de que no
volviera a ver a Ralph ni al resto de la pandilla?
- Ni
de coña.
-
Exacto. Debemos aprovechar esa ventaja para pillarlos y
encerrarlos-sentenció Agatha-.
-
Mamá,-intervino Violet-, por mucho que consiguiéramos pillarlos y
encerrarlos, no creo que sirviese de nada. Si estamos en esta
situación es porque tienen a un investigador privado en plantilla y
no sabemos si tendrán a más gente dentro de la policía… Aunque
los encerrásemos, en media hora estarían en la calle.
-
Joder, tienes razón, ¿qué podemos hacer entonces?-preguntó
Agatha-.
-
Matarlos,-dijo Loreen-.
En otro punto de la ciudad y en ese preciso instante, Aarón acababa
de llegar a la guarida.
-
Ralph, aquí estoy. ¿Qué era tan urgente?
-
Agatha me ha echado de casa.
-
¿Agatha? ¿Por qué?
-
Cuando mataste a Ekrem fue justamente escasos minutos antes de que
nosotros llegásemos a casa, Violet ya había visto a Ekrem muerto y
bajó a contarlo gritando y llorando sin parar. Agatha subió con
Loreen, pero luego volvió a bajar y me acusó de haberlo organizado
todo.
-
¿Cómo llegó a esa conclusión?
Bajando la cabeza, Ralph resopló.
-
Creo que fue porque no mostré ningún sentimiento. Me quedé
completamente quieto e indiferente a todo…
-
Joder Ralph, deberías haber actuado un poco, que no se hubiera
notado tanto…
-
Eh, la actriz es Agatha, no yo. Yo soy un simple empresario.
-
Bueno, ¿y qué vamos a hacer ahora?
-
Preparar un plan para acabar con todos. Vamos a mi casa…
Saliendo de ese sitio, Ralph y Aarón entraron en la vieja casa del
primero.
-
Vaya, por fin conozco la mítica casa del jefe Ralph,-comentó Aarón
en voz alta-.
-
Hacía años que no pasaba por aquí. Cuántos recuerdos tengo en
esta casa…
-
¿Has avisado a los demás?
-
Sí, están de camino.
-
¿Alí también?-preguntó Aarón extrañado-.
Sentándose frente a la chimenea, Ralph contestó.
-
Claro, ¿por qué no iba a venir?
-
Porque acaba de morir su hermano…
-
Anda, menuda bobada. Alí no sentía nada por su hermano y él mismo
se había dado cuenta de que era un estorbo para todos nosotros.
Tarde o temprano lo habría matado él.
Entrando en la casa, Arnold saludó a los presentes.
-
Buenas noches gente. Menuda prisa la vuestra… Además, ¿por qué
nos reunimos aquí?
-
Debemos comenzar de cero, Arnold,-le dijo Ralph-. Como cuando tú y
yo empezamos en este mundo. Y para eso, debemos conectarnos de nuevo
con este lugar donde hemos vivido tanto tú y yo.
-
¿Qué ha pasado?
-
Agatha se ha enterado de lo que hacemos a raíz de la muerte de Ekrem
y… no podemos permitir que hable más de la cuenta.
-
¿Habéis matado al hijo de Rashid?-preguntó Arnold-.
Afirmando con su cabeza, Aarón se atrevió a preguntarle algo a
Arnold. Siempre había tenido esa duda y ahora era el momento
propicio. Lo que ninguno de los asistentes sabía era que Ekrem,
vestido y comportándose como su hermano Alí, había llegado al
lugar.
-
Arnold,-dijo Aarón-. ¿Es cierto eso que se cuenta de ti?
-
¿Qué se cuenta de mí?
-
Que una vez mataste a quien no debías y metiste la pata hasta el
fondo.
-
¿Cómo sabes eso? Bueno, mejor no te pregunto… Pues sí, es
cierto. Y precisamente fue con el padre de Alí…
-
Cuéntamelo Arnold,-pidió Aarón-.
CONTINUARÁ…
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