sábado, 22 de agosto de 2020

Capítulo 4 || Doble o nada (Temporada 2)

 Varios días después, Loreen se despertó temprano y se arregló para ir a un casting que hacían para elegir una actriz para un papel secundario. Llevaba estudiando el texto desde que se enteró del casting y se sentía preparada para hacerlo.

- Vamos allá…


 Esa misma mañana, Violet salió de su cuarto y se encontró de frente con su madre, quien estaba muy sonriente.

- Buenos días mamá.

- Oh, buenos días Violet.

- Qué madrugadora te veo hoy, ¿no?

- Ah sí, es que… tenía cosas que hacer.


 Acercándose a Agatha, Violet siguió charlando con ella.

- ¿Sabes mamá? Creo que he tenido una de las mejores ideas del mundo.

- ¿De verdad? ¿De qué se trata?

- Como sabes, publiqué mi primer libro y no está yendo nada mal. Pero es que ahora se me ha ocurrido otra cosa…

- ¿Vas a hacerle una segunda parte?

- No.


 Extrañándose, Agatha miró a su hija y le hizo una pregunta.

- ¿Entonces qué se te ha ocurrido?

- He pensado escribir una obra de teatro y que Loreen y tú trabajéis en ella.

- Pero cielo, ¡eso es maravilloso!

- ¿A que sí? ¡Pues ya tengo hasta redactada la idea principal!

- ¿Puedo verla?


 Pegando pequeños saltos de alegría, Violet y su madre fueron hasta el dormitorio de la primera y ésta le enseñó lo que llevaba escrito.

- ¿Lo ves?-decía Violet-. Yo creo que así terminaría de una forma apoteósica y nos ganaríamos los aplausos de la gente.

- Sólo que… No sé.

- ¿Qué ocurre mamá?

- ¿Y si en lugar de una obra de teatro la convertimos en una película? Tengo contactos a los que podría enseñarle el guion una vez que lo termines y tal vez les interese.

- Pero mamá, eso sería ya soñar demasiado…

- Tú sigue escribiendo y ya veremos lo que hacemos después.


 Un rato más tarde, Agatha bajó a la cocina para limpiar un poco justo cuando se encontró con Ekrem, quien volvía del trabajo.

- Ey, buenos días Ekrem, ¿cómo estás?

- Bien, algo cansado pero acostumbrado ya a cuando me toca turno de noche.

- ¿Qué tal en el trabajo?


 Acercándose a ella, Ekrem respondió a Agatha.

- Ah bien bien. Tengo unos compañeros geniales y los abueletes son muy dulces, aunque a veces no quieran hacer demasiado caso.

- Sí, eso es cierto. Conforme nos vamos haciendo mayores, nos volvemos más difíciles…

- La cuestión es que…

- ¿Qué pasa?

- Pues que hay un hombre, Roberto, que… me da cierta lástima.


 Sonriendo, Agatha aduló a Ekrem.

- Qué buen corazón tienes, Ekrem. Siempre lo he sabido.

- Muchas gracias Agatha pero esta vez no es que sea porque tenga buen corazón, es ya un tema de humanidad, ¿sabes? Desde que estoy trabajando en la residencia, no he visto a nadie visitar a Roberto, ni hijos, ni nietos… Nadie.

- ¿Y tiene familia?

- Coño, 3 hijos y 5 nietos.

- Joder, pues sí que es una lástima. No hay derecho de que una persona tenga que pasar por eso…


 Llegando en ese momento, Loreen se incorporó a la conversación.

- Buenos días, ya he llegado,-dijo Loreen-.

- ¿Qué tal?-preguntó Ekrem-.

- Pues… bien…

- ¿Ha habido suerte con el casting?


 Sin poderlo evitar, una amplia sonrisa se comenzó a dibujar en la cara de Loreen y Agatha comenzó a aplaudir.

- ¡Esa es mi niña! ¿Qué tal fue la prueba?

- Fenomenal mamá. Fui de las primeras en llegar y en cuanto interpreté mis frases, me dijeron que estaba dentro.

- ¡Eso es comenzar por la puerta grande!


 Bajando las escaleras tras escuchar el tumulto, Violet quería saber qué ocurría allí.

- ¡Tu hermana ha conseguido el papel!

- ¿De verdad?-preguntó Violet asombrada y contenta-.

- ¡Sí! ¿No es fantástico?-respondió la propia Loreen-.

- ¡Muchas felicidades! Esto hay que celebrarlo-dijo Ekrem-.


 Mirando a su novio, Violet se cruzó con su mirada.

- Tú y yo ya lo celebraremos luego cariño, ahora es el momento de mi hermana,-soltó Violet provocando las risas de todos-.

- Pero bueno Violet, ¿quién eres tú y qué has hecho con mi novia?-preguntó Ekrem siguiendo la broma-.


 Esa misma tarde Agatha tenía que ir a rodar y, tras ponerse el abrigo, se dirigió hacia el lugar mientras que su cabeza no paraba de darle vueltas a un tema…

- ¿Estaré haciendo bien? No lo sé… Quizás es muy pronto todavía pero… Ay, menudo lío tengo encima.


 A todo esto, Alí había recibido días atrás una carta revelándole que, tras haber aprobado el examen y pasado con éxito todas las pruebas de la academia de policía, ya podía incorporarse a su nuevo puesto de trabajo. Viendo el edificio desde el exterior, Alí no se podía creer que ya fuera oficialmente un policía. Si se lo llegan a decir hace años, no se lo habría creído.


 Nada más entrar, Alí se encontró con un viejo “amigo”.

- ¿Qué haces tú aquí?-preguntó Tim-.

- Esto… Acabo de aprobar las pruebas de la academia y…-comenzó a decir Alí antes de ser interrumpido-.

- ¿Eres el nuevo?

- Sí…


 Sonriendo, Alí se quedó mirando a Tim sin saber qué más hacer o decir.

- ¿Esto es una broma Alí?

- No, te juro que no.

- ¿Es una forma de vengarte de mí por haber intentado acabar con… Ekrem?-preguntó Tim bajando el tono al formular la frase-.

- No, te juro que no. Eso ya quedó en el pasado, te lo prometo tío. Soy un hombre nuevo…

- Eso ya lo veremos. Ven conmigo.


 Haciéndolo pasar, Tim le abrió las rejas para que entrase en el interior de la comisaría y condujo a Alí hasta donde estaban el resto de los compañeros.

- A mano izquierda tienes las escaleras. Sube por ellas y llama a la puerta, allí arriba está la comisaria.

- ¿Y qué le digo?-preguntó sin obtener respuesta alguna-.


 Suspirando, Alí comenzó a andar en completo silencio mientras que los demás policías lo miraban extrañados sin saber quién era aquel muchacho.


 Pero Tim no estaba conforme y comenzó a investigar por su cuenta. En los antecedentes de Alí no salía reflejado que perteneciese a una banda armada que cometía todo tipo de delitos y, por supuesto, tampoco había nada sobre la muerte de su hermano, a quién él había matado.

Buscando los nombres del resto de la banda, todos aparecían en paradero desconocido, ya que hacía más de tres años que ninguno tenía actividad alguna de tarjetas de débito o crédito. Supuestamente estaban vivos pero, entre los que lo conocían, se rumoreaba que los habían matado, pero nadie sabía quienes. Eso era todo un misterio… 


 Llamando a la puerta, Alí escuchó cómo la comisaria le permitía el paso así que, abriendo la puerta, saludó afablemente.

- Buenos días comisaria.


 Levantándose, la comisaria recibió a Alí con una seria expresión facial.

- Buenos días, ¿qué desea?

- Verá, soy… Alí Köpek. Acabo de salir de la academia de policía y me han destinado aquí.

- Oh sí, ahora lo recuerdo. Encantada de conocerte, yo soy la comisaria Megan Reynolds. Bienvenido a la comisaría 8.


 Sonriendo, Alí agradeció a la comisaria la bienvenida.

- Muchas gracias comisaria.

- De nada. Por cierto, aquí solemos llamar a los compañeros por los apellidos, así que no te extrañes si alguna vez te llamo Köpek, ¿vale?

- Sí claro, no hay problema.

- Espérate aquí un momento, voy a presentarte al que será tu nuevo compañero.


 Saliendo del despacho, la comisaria Reynolds bajó las escaleras y se encontró con la dura mirada de Enrique Vidal, el policía más veterano de la comisaría y quien peor llevaba que su superior fuera una mujer.

- Comisaria, ¿quién era ese?

- Un nuevo policía. Acaba de salir de la academia.

- Y me lo vas a poner como compañero, ¿verdad?

- No Vidal, lo siento mucho. No quiero que lo intoxiques tan pronto…

- Zorra,-murmuró Vidal-.


 Acercándose a otra mesa, Megan se paró junto a ella.

- Buenos días comisaria,-saludó el agente Arturo Fresno-.

- Buenos días Fresno, ¿podrías subir a mi despacho un momento?

- Claro, enseguida voy.


 Bloqueando el ordenador, Arturo subió las escaleras tras la comisaria hasta entrar a su despacho, momento justo en el que le presentó a Alí.

- Fresno, te presento a tu nuevo compañero. Su nombre es Alí Köpek y acaba de salir de la academia de policía. Köpek, éste es el inspector Arturo Fresno. Él te enseñará todo lo necesario para que aprendas el funcionamiento de esta comisaría.


 Ambos se dieron la mano y luego Arturo se sentó junto a Alí mientras escuchaba a la comisaria.

- Bien, hechas las presentaciones, tengo que deciros que quiero que comencéis cuanto antes. Hay varios casos acumulados a los que hay que darle salida y cerrarlos cuanto antes.

- Sí,-intervino Arturo-. Muchos de ellos ya son puro papeleo y archivar las pruebas.

- Bien, pues que enséñale a Köpek lo que debe hacer y que así vaya adelantando trabajo.


 Asintiendo a todo, Alí levantó la mano para hacer una pregunta.

- ¿Y cuándo podré salir a patrullar?

- ¿Acabas de llegar y ya tienes ganas de patrullar? Cómo se nota que acabas de salir de la academia…-dijo Arturo mirando a Alí con una sonrisa-.

- Es que yo soy más de acción que de papeleos,-contestó Alí-.

- Bueno señores,-dijo la comisaria interviniendo en la conversación-, ya sabéis lo que tenéis que hacer, así que salid de mi despacho porque tengo mucho que hacer todavía. Ah y cerrad la puerta cuando salgáis, por favor.


 Haciendo lo que la comisaria les había dicho, Arturo y Alí bajaron las escaleras mientras charlaban.

- Lo primero que tendrás que hacer será cambiarte, así que sígueme,-dijo Arturo-. Con que eres un hombre de acción, ¿no?

- Sí. Era uno de los mejores de mi clase.

- Chico, no es lo mismo una academia que la calle…

- Lo sé, créeme que lo sé.


 Unos minutos después, Alí avisó a Arturo y éste entró en el vestuario.

- Vaya, te queda que ni pintado,-dijo Arturo-. Ahora sí, bienvenido a la comisaría 8.

- Gracias jefe.

- Genial. Pues ahora ven conmigo, que te voy a enseñar lo que tienes que hacer…


 Mientras tanto, Tim había aprovechado para acercarse al despacho de la comisaria.

- ¿Qué quiere agente Welling? Estoy ocupada.

- Sólo será un momento… Es sobre el nuevo: Alí Köpek.

- ¿Qué ocurre con él?

- Alí es… un asesino. Y tengo pruebas.


CONTINUARÁ…


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