Saliendo del dormitorio, tanto los gemelos como Emel, le pidieron a
Agatha ver el resto de la casa y así hizo ella. Poniéndose al
frente de ellos, los guió hasta el jardín.
Bajando las escaleras, a mano derecha se encontraba la puerta que
daba al patio trasero, la zona de barbacoa y la piscina donde allí
se relajaba tranquilamente Loreen, la hija mayor de Agatha.
-
Menuda mansión,-logró decir Alí-.
-
Loreen,-avisó Agatha a su hija mayor-. Ven a conocer a los nuevos
integrantes de la familia.
Saliendo de la piscina, el cuerpo escultural de Loreen mojado por el
agua, su forma de andar tan femenina y su carita de ángel provocaron
que tanto Alí como Emel la mirasen embobado. Ekrem, en cambio,
sonrió y se quedó en un segundo plano.
-
Hola chicos, encantada de conoceros. Yo soy Loreen. Anda, ¡si sois
gemelos!-exclamó sorprendida-.
-
Sí,-contestó rápidamente Alí-. Yo soy Alí, él es mi hermano
Ekrem y esta es nuestra prima Emel.
-
Sois todos guapísimos.
Interviniendo, Agatha le contó a su hija la noticia de que
compartiría cuarto con Emel.
-
Mamá, no. No te molestes Emel porque esto no va contigo, pero mamá,
ya sabes que me gusta tener mi privacidad. ¿Por qué no se queda con
la sosa de mi hermana?
-
Hija, tú tienes más espacio en tu habitación y la cama ya está
pedida.
-
Joder mamá, siempre haces lo mismo. Haces las cosas y luego me
consultas.
- A
callar.
Agatha era muy buena madre e incluso demasiado permisiva con muchas
cosas, pero en otras su opinión era inamovible.
-
Mamá, tuve que aguantar a la pesada de mi hermana casi toda mi vida
y justo ahora que tengo mi propia habitación, me metes a otra chica.
No es justo.
-
Loreen, tienes 22 años ya, así que déjate de comportar como una
cría y acata las normas.
-
Pero…
- Es
lo que hay,-sentenció Agatha-.
-
Yo… yo no quiero molestar,-dijo Emel casi sin atreverse a hablar-.
-
Nena,-intervino Loreen-, si a mí tú no me molestas cariño, es mi
madre la que hace las cosas y no me consulta pero bueno… Estoy
segura de que seremos buenas amigas.
Entrando en casa, Agatha le preguntó a Ralph si había visto a
Violet, la hija pequeña de Agatha y hermana de Loreen, ambas fruto
de un matrimonio anterior a Ralph. Diciéndole que creía que estaría
leyendo en la sala de estar, entraron ahí y se la encontraron como
Ralph había dicho.
-
Violet, te quiero presentar a unos muchachos que vivirán a partir de
ahora con nosotros.
En completo silencio, aquella chica dejó el libro a un lado y se
levantó, sorprendiendo a todos al notar la… gran diferencia en
cuanto a su hermana mayor.
-
Violet, estos de aquí son Emel, que es la muchacha, Ekrem el
muchacho que está a su lado y éste de atrás es Alí.
-
Encantada de conoceros,-dijo con una voz dulce y suave-. ¿Dónde
dormirán?
-
Hemos instalado a los gemelos en la habitación del fondo, la que
está al lado de la tuya y a Emel con tu hermana.
-
¿Con mi hermana? ¿Estás segura mamá?
- Sí
Violet, estoy segura.
-
¿Ya lo sabe?
-
Sí.
-
Peligro. Yo me piro… Se viene borrasca.
Saliendo de la sala de estar, Violet se encontró de frente con su
hermana, quien la saludó muy amablemente.
-
Anda mira, si al fin la señorita ha levantado su culo gordo del
sillón. ¿Qué ha sido esta vez? ¿Tele o libro?
-
Loreen, deja a tu hermana en paz,-regañó Agatha a su hija mayor-.
Parece mentira que estéis todo el día igual.
- Me
voy a mi cuarto,-dijo Violet haciendo caso omiso a su hermana-.
-
¡Espera Violet!-dijo uno de los gemelos saliendo de la habitación
contigua-.
Volviéndose hacia Ralph, Agatha le regañó.
-
Cariño, porque te conocí cuando mis hijas ya habían nacido, pero a
veces juraría que Violet es hija tuya. ¿Puedes dejar de leer o
estar enganchado con esa maldita tablet y atender a los muchachos?
-
Sí, ya voy. Perdona.
Tanto los gemelos como Emel y Violet se pusieron a jugar al Jenga
mientras que Agatha y Ralph los miraron sonriendo.
-
Parece ser que hacen buenas migas,-comentó Ralph-.
-
Sí. Ay, espero que se adapten bien… Bueno, como ellos están
ocupados yo me voy a la piscina.
- Te
acompaño.
Subiendo las escaleras, Ralph dejó a su esposa entrar en el
dormitorio mientras él lo hizo en el baño del pasillo.
-
Creí que te vendrías a la piscina conmigo, Ralph.
- Ah
no, tengo que resolver primero unos asuntos del negocio.
-
Vale, pero no te quedes hasta muy tarde. ¡Ah! Y si puedes habla con
Loreen, que me ha protestado por meter a Emel en su cuarto.
-
Ok, entonces iré a hablar con ella ahora mismo.
Llamando a la puerta, Ralph entró en el dormitorio y se encontró a
su hijastra completamente desnuda después de secarse con una toalla
que estaba tirada sobre la cama junto al biquini.
-
Ah, hola Ralph, ¿qué querías?
-
Esto… Venía a hablar contigo de algo.
- Te
ha mandado mamá, ¿no?
En el piso de abajo, el ambiente era bastante agradable y los jóvenes
jugaban a ese famoso juego completamente concentrados e
intercambiando alguna que otra frase de vez en cuando para conocerse
más.
En el dormitorio de Loreen, Ralph le transmitía el mensaje de
Agatha.
-
Así que no protestes más Loreen, que luego tu madre se queja de ti
y viene a calentarme la cabeza a mí, ¿vale? Tengamos la fiesta en
paz, por favor.
- Ay
Ralph, de verdad, qué tierno eres a veces. Cuando te veo así y
pienso en que eres inspector de seguros, me cuesta creer que lleves
para adelante un negocio de ese estilo con lo inocente y buenazo que
eres cuando quieres.
Perdiendo la partida, Alí se levantó de la mesa y pensó en ir a la
piscina para disfrutarla justo cuando vio bajar a Agatha en biquini.
¡Menudo cuerpazo! Ahora sí que se iba a la piscina, vaya, ¡de
cabeza!
Sonriendo, Ralph se acercó a Loreen y besó su cuello.
-
Venga Ralph, para ya tonto.
- Es
que me vuelves loco y con esas tetas nuevas que te pusiste hace poco…
-
Pues ahora cuidadito con lo que dices o haces porque comparto
habitación con la chica nueva.
-
Mierda…
-
Ah, se siente… Haberlo pensado mejor…
Saliendo del dormitorio, Ralph se encontró de frente con Emel.
Sonriéndose, saludó a la muchacha intentando que no se le notase el
bulto de su entrepierna, pero sus movimientos dejaron a Emel más
claro aún que aquel hombre intentaba colocarse el paquete en su
sitio.
Llamando a la puerta, Loreen soltó un comentario que sorprendió a
Emel.
-
Ralph, ya te he dicho que hoy no podemos follar, tranquilízate
hombre.
-
No, soy… Emel.
-
Mierda…
-
Tranquila, soy una tumba Loreen, lo juro.
-
¿Me guardarás el secreto? No quiero que la foca de mi hermana se
entere y arme un escándalo.
- Te
lo prometo. Yo también tengo un secreto como el tuyo…
-
Uh, cuenta, cuenta.
En la piscina, Alí ya se encontraba nadando junto a Agatha. Ambos
estaban en silencio, pero el joven muchacho no paraba de mirar a la
anfitriona de la casa. Sabía que podía ser su madre en cuanto a
años, pero ese cuerpo que tenía era espectacular. ¿Tetas operadas?
Seguro. ¿El culo? Casi seguro al 100%, pero oye, a Alí le daba
igual. Sólo de imaginar lo que podría hacer con ella… Uh no,
mejor dejar de pensar en esas cosas.
Emel se sentó en la cama de su nueva compañera de habitación.
- A
ver, tú sabes que me acuesto con Ralph, así que como compañeras de
cuarto es justo que yo sepa tu secreto.
- Me
acuesto con mi primo.
-
¿Con tu primo? ¿Con uno solo o con los dos?
-
No, con uno solo, con Alí.
-
¿Cual de los dos es?
- El
que tiene un mechón en la cara, el más hablador.
-
Sí, el que se le ha caído la baba en cuanto me ha visto, vaya.
-
Joder, es que estás muy buena…-confesó Emel-.
Sin poderlo evitar, Loreen soltó una carcajada.
- ¿A
ti también te gustan las tías?
-
No… Con la única persona con la que he estado ha sido con mi
primo…
-
Ya, ya, pero intuyo que tienes curiosidad, ¿no?
- A
ver, nunca se me ha presentado la oportunidad tampoco, así que no
sabría decirte.
-
Tranquila, todo se andará…
Algo cansada, Agatha se sentó en el borde de la piscina para
descansar mientras que Alí veía cómo las gotas de agua caían por
el canalillo de ella.
-
Joder, necesito follar ya. Estoy más salido que el pico de una
mesa,-pensaba Alí justo cuando Agatha lo llamó-.
-
Alí ven, que quiero hacerte una pregunta.
Incorporándose, Alí salió del agua y se sentó junto a Agatha.
-
Dime, ¿qué querías preguntarme?
-
Quería saber cómo te encuentras después de la muerte de tu tía.
-
Bueno, es duro… Pero yo llevaba tiempo oliéndome que algo así
pasaría.
- ¿Y
eso?
-
Porque yo la veía y la observaba cada vez más débil, lo que pasa
es que mi hermano es un iluso optimista y se creía que se iba a
curar, pero Emel y yo estábamos cada vez más convencidos de que no
vencería al cáncer.
-
Estáis muy unidos tu prima y tú, ¿no?
-
Sí, mucho más incluso que yo con mi hermano.
-
Anda, eso sí que no me lo esperaba. ¿Por qué?
-
Ah, porque mi hermano se cree que la vida es todo alegría y color.
Siempre ha estado en su mundo de fantasía, jugando en su cuarto y
sin relacionarse con los demás. Yo, sin embargo… he vivido otras
cosas que me hicieron cambiar el concepto de la vida para siempre.
A todo esto, Violet y Ekrem seguían jugando al Jenga y charlando
cada vez más entre ellos, venciendo a la timidez de ambos.
- ¿Y
cómo te llevas con tu hermano? Espero que mucho mejor que yo con
Loreen.
-
Bueno… Digamos que nos aceptamos. Somos gemelos, pero muy
diferentes. Él tiene un concepto de la vida totalmente distinto al
mío y yo no lo comparto, pero lo acepto.
-
¿Por qué dices eso?
-
Porque mi hermano dice que la vida son dos días, que hay que
aprovecharla al máximo, no cerrarse a nada y experimentar con todo,
no dejar atrás ninguna oportunidad que se te presente porque hay
trenes que pasan una vez en la vida. Se cree un filósofo él…
-
Algo parecido me pasa con mi hermana. Ella es…-comenzó a decir
justo cuando sonó el timbre de la puerta-. Espera, voy a abrir-.
Levantándose y abriendo la puerta, Violet se encontró con dos
amigos y compañeros de trabajo de Ralph.
-
Violet, qué sorpresa verte fuera de tu cuarto,-dijo Josh White, el
muchacho de rasgos asiáticos-.
-
Venga, no te pases con la chiquilla,-dijo Aarón García, el otro
muchacho con gafas de sol-.
-
¿Qué hacéis aquí?-preguntó Violet secamente sin dejarles pasar-.
-
Traemos la cama que nos pidió tu madre y Ralph hace unos días.
-
Ah, pasad…
Entrando, Aarón y Josh saludaron a Ekrem.
-
Hombre, tú debes de ser uno de los gemelos,-dijo Aarón estrechando
la mano del muchacho-. Soy Aarón García. Mucho gusto.
- Yo
Ekrem Köpek. Encantando.
-
Coño, ¿de dónde sale ese nombre?-preguntó Josh-.
- De
Turquía. Mi padre era turco y nos puso a
mi hermano y a mí nombres típicos de allí.
-
Bueno, seguiría charlando toda la tarde, pero esta cama no se va a
poner sola,-dijo Aarón volviendo a cargar con la cama-.
Apartándose para dejarles espacio, Violet miró a Ekrem y propuso un
plan.
-
¿Te… apetece venir a mi cuarto y charlar más tranquilos? Así no
nos molestará nadie.
-
Vale, me parece guay.
Dejando la cama en su sitio, Aarón y Josh respiraron tranquilos.
- Su
puta madre, cómo pesa la cama,-dijo Josh-.
-
Gracias chicos,-dijo Emel muy agradecida-.
- No
es nada,-intervino Aarón-. ¿Tú cómo vas a llevar compartir
habitación de nuevo?-le preguntó a Loreen-.
Dándose la vuelta, Josh le hizo un gesto a Emel con la cabeza y
ambos salieron de la habitación mientras que Loreen y Aarón seguían
charlando.
-
Será mejor que les dejemos intimidad a los tortolitos,-comentó
Josh-.
-
¿Tortolitos?
-
Sí, esos dos son una especie de novios o algo así. No sé qué
tienen, pero follan de vez en cuando.
Una vez que la puerta se cerró, Aarón se abalanzó sobre Loreen
para besar su boca.
-
Hijo, qué efusividad más grande tienes, ¿no?
-
Tengo mucha adrenalina acumulada…
-
Ah, pues entonces vuelve a cargar la cama, la bajas y la vuelves a
subir tú solo. Seguro que así te calmas.
-
Qué mala eres… Ya sabes que tú eres la única bombera capaz de
apagar este incendio.
Sentándose en un sofá que había en el pasillo, Josh siguió
hablando con Emel.
- Y
bueno, ¿qué os ha traído por aquí a tus primos y a ti?
- Mi
madre murió ayer.
- No
me jodas, lo siento mucho…
- No
te preocupes. Es algo que me imaginaba ya… Pero mejor cambiemos de
tema, no quiero ponerme a llorar de nuevo.
-
Bien, una buena idea. Entonces, como ahora vas a vivir con Ralph y
los demás ¿tú también te vas a unir a las fiestas semanales que
hacemos, a sus negocios, o prefieres pasar del tema como Violet?
-
¿Negocios? ¿Qué negocios?
CONTINUARÁ…
No hay comentarios:
Publicar un comentario