miércoles, 29 de julio de 2020

Capítulo 13 || Doble o nada

 El investigador se reunió esa mañana con un policía amigo suyo en una cafetería cercana a la comisaría.
- Jacomo, ¿qué tal tío?-saludó aquel policía-.
- Buenas Tim, ¿cómo te va?
- Bueno… He pasado por momentos mejores.
- Siento lo de tu hermano, por cierto…


 Y es que, aquel policía, no era otro que el hermano gemelo de Jim, el chico al que había asesinado Alí días atrás.
- ¿Es cierto lo que me dijiste por teléfono?-preguntó Tim-.
- Te lo prometo. Me comentó que todo empezó por una sospecha, luego pilló a su hermano pegando a un hombre, otro día escuchó una conversación… Y fue tirando del hilo.
- Yo lo siento mucho por Alí, pero él mató a mi hermano y ahora seré yo quien acabe con el suyo.


 Jacomo lo miró serio.
- ¿Estás seguro?
- Soy policía y sé cómo poner pruebas falsas en la escena de un crimen, así que tranquilo.
- No deberías hacerlo tú solo…
- Bueno, en eso te doy la razón. Hablaré con Aarón y se lo contaré todo. Me alegro de haberte visto Jacomo, cuídate.


 Ese mismo día, Tim habló con Aarón y quedaron en la base para hablar.
- Muy buenas Tim, bienvenido al zulo.
- ¿Qué hay Aarón?
- Dime, ¿qué era eso tan importante que no me podías decir por teléfono?


 Mirando a su alrededor, Tim se quedó embobado al ver todas las máquinas que tenían allí.
- Menudo despliegue tenéis aquí, Aarón.
- Ah sí. No tenemos problema para hacer cualquier cosa, ya nos conoces.
- Bueno, vayamos a lo importante… ¿Te acuerdas que mandasteis a Alí a matar a mi hermano porque se iba a ir de la lengua?
- Sí y… lo siento. Sé lo que significaba tu hermano para ti.
- Pues espero que Alí no sienta lo mismo por su hermano porque se ha enterado de todo.


 Abriendo los ojos de par en par, Aarón se sorprendió porque no se esperaba aquello.
- ¿Ekrem? ¿De qué se ha enterado?
- De todo. De a lo que os dedicáis, de que Alí mató a mi hermano, de que pegáis palizas a los morosos… Absolutamente todo. Hay que acabar con él si queremos que todo esto se mantenga en secreto.
- Tienes razón… Pero hablaré con Ralph sobre esto antes de actuar. Él sabrá lo que hacer… Gracias por avisar.


 Al día siguiente, Aarón se acercó a la casa de Ralph para hablar con él.
- ¡Aarón! Qué alegría verte.
- ¿Podemos hablar? A solas…
- Sí, claro… ¿Qué ocurre?


 Pasando al comedor, Aarón le contó a Ralph lo que le habían dicho Jacomo y Tim el día anterior.
- ¿Ekrem?-preguntó Ralph-.
- Eso mismo dije yo.
- Te prometo que estoy que no me lo creo, Aarón. De Ekrem me habría esperado cualquier cosa menos que descubriera lo nuestro… Nunca se ha metido en conversaciones, siempre ha ido a su aire sin involucrarse en nuestras cosas…
- Tal vez eso es lo que nos hacía creer. Ese Ekrem es más listo de lo que parece. Hay que hacer algo…
- Sí y rápido. Antes de que se dé cuenta que Jacomo está con nosotros.
- La cuestión es qué hacer…


 Quedándose en silencio, tanto Ralph como Aarón se pusieron a pensar qué podían hacer para callar a Ekrem. Tras unos minutos, Aarón miró al cuadro que había a su derecha y tuvo una idea.
- ¿Y si lo matamos?
- ¿Crees que no hay otra solución?
- Ralph, Ekrem no va a querer unirse a nosotros como su hermano y dudo mucho de sus capacidades, al menos no como las tiene Alí… Si Ekrem ha dado el paso de ir a un detective privado para contar lo que sabe, nadie nos puede asegurar que no lo vaya a hacer en cualquier momento. Ekrem es un peligro para todos nosotros y hay que actuar rápido.


 Quedándose un momento en silencio, Ralph aceptó.
- Está bien, ¿cómo tienes pensado hacerlo? Porque imagino que querrás hacerlo tú…
- ¿Crees que Alí estaría lo suficientemente preparado como para matar a su propio hermano?
- No… Mejor no metamos a Alí en todo esto.
- ¿Y qué le diremos cuando matemos a su hermano?
- Pues… Ya se nos ocurrirá algo, pero no debe enterarse de nada.


 A todo esto, Ekrem y Violet veían tranquilamente una serie en la televisión mientras charlaban y la comentaban sin saber que habían descubierto a Ekrem y que su vida corría peligro.


 Cogiendo las riendas de la conversación, Ralph miró seriamente a Aarón.
- Muy bien, ya sé lo que haremos. Mañana propondré ir al cine y como Ekrem casi nunca viene, se quedará en casa con Violet. Ten cuidado con ella porque puede ser un peligro.
- ¿Qué pasa si me descubre?
- Tú procura que no.
- Lo sé pero, ¿y si lo hace?
- Te la cargas también. Y ya sabes, no dejes huellas ni evidencias algunas que te sitúen aquí.
- Lo sé, no es la primera vez que mato a alguien.
- Por eso te digo. Te cuelas en casa, matas a Ekrem y luego te deshaces del cuerpo, lo destripas, lo cocinas, haz lo que quieras con él, pero que no quede ni rastro.


 Quitando la cara, Aarón comenzó a quejarse al haberse imaginado a él comiéndose carne humana.
- Dios, qué asco me has dado Ralph. No hace falta ser tan explícito cojones.
- Bueno, lo que sea con tal de que captes bien la idea.
- Lo sé, pero creo que con “mátalo y no dejes huellas” era más que suficiente.


 Ultimando los detalles, Aarón y Ralph se pusieron de acuerdo para actuar al día siguiente justo cuando cayese la tarde y que la luz dificultara la vista por si surgía algún problema.


 Al día siguiente, por la mañana, amaneció como cualquier otro día salvo que Ralph no dejaba de darle vueltas al tema de Ekrem. Siempre habían tenido mucho cuidado, ¿cómo era posible que se hubiera enterado?


 El propio Ekrem había quedado esa mañana con Violet para ir al gimnasio y entrenar un poco. Los resultados estaban comenzando a surtir efecto en ella y la ropa ya le quedaba más ancha, pero todavía quedaba bastante camino por recorrer hasta llegar a su peso ideal.


 Ambos tenían la costumbre de ir al gimnasio haciendo footing para llegar más temprano y hacer más ejercicio del que ya hacían allí. Lo cierto era que Violet había comenzado a entusiasmarse más, ya que ver su cuerpo más delgado, le hacía sentirse más cómoda consigo misma.


 En el propio gimnasio Violet ya había hecho ciertas amistades con las que coincidía casi siempre y, mientras hacía ejercicio, charlaba y se le hacía el rato mucho más ameno.


 Ekrem intentaba ganar masa muscular para contrarrestar su delgadez, pero le estaba costando horrores… Además, todo el mundo le decía que a una persona de complexión delgada le resultaba más complicado engordar que a una persona que siempre había sido gorda.


 Violet y Ekrem tenían ya una gran complicidad en casi todos los aspectos menos en el que tanto deseaba ella: algo más que amistad con Ekrem. Cuando ambos se abrazaban, sus mariposas volaban sin parar, cuando los dos se quedaban solos en la habitación, veían películas… Tantas y tantas cosas que le resultaba muy difícil ocultar sus sentimientos a esas alturas.


 Ekrem ayudaba a Violet en todo lo que necesitase porque él también se sentía atraído por ella, pero su timidez era más grande. Llevaba semanas notando ciertas miradas por parte de Violet pero ¿y si eran imaginaciones suyas? No quería arriesgarse y que le rechazaran después.


 Durante el entrenamiento, Violet sintió un fuerte mareo que la hizo parar.
- ¿Estas bien?-preguntó Ekrem-.
- Sí, es solo que me he mareado un momento.
- ¿Y eso? Tampoco le estamos metiendo tanta caña hoy.
- Ya, pero creo que es porque tengo la regla y estoy más debilucha.
- Ah claro, entonces vamos a dejarlo ya.


 Violet se negó.
- No hace falta, estoy bien.
- No Violet, es mejor que lo dejemos y vayamos a casa a descansar, ¿vale?
- Pero…
- Hazme caso, venga.
- Vale…


 Después del almuerzo de ese día, Ralph propuso que todos fueran al cine y Emel, Loreen y Agatha aceptaron y se alegraron mucho, ya que había una película que tenían ganas de ver.
- ¿Y los demás qué me decís?-preguntó Ralph-.


 Mirándose entre ellos, Violet y Ekrem rechazaron la oferta.
- Yo tengo la regla y me siento bastante débil, así que yo prefiero quedarme en casa.
- Y yo tengo cosas que hacer de la universidad…


 Mirando a Alí, Ralph le preguntó a él.
- ¿Y tú vienes con nosotros?
- Yo hoy tengo trabajo.
- Bueno, déjalo para mañana si quieres, tampoco te corre prisa.
- No, prefiero zanjar el tema hoy y estar más descansado para mañana.
- Como quieras Alí.


 Indicando que era hora de irse, Ralph y las chicas se fueron junto a él para ir al cine mientras que Alí subía las escaleras y se metía en su habitación.


 Al cabo de unos minutos, Ekrem subió para preparar un trabajo de la universidad cuando su hermano salió del dormitorio cambiado de ropa y con gafas de sol y gorra.
- ¿A dónde vas así?-preguntó Ekrem-. ¿No te has dado cuenta de que es prácticamente de noche?
- Déjame en paz, ¿quieres?
- ¿No me puedes contestar la pregunta?
- ¡No!


 Al cabo de un minuto, Ekrem entró en el dormitorio de Violet vestido de la misma forma que su hermano y la avisó.
- Violet, voy a seguir a mi hermano porque no me gusta ni un pelo las pintas que tiene. Voy a intentar sacar fotos para enviárselas al detective. Hasta luego.


 Asomándose a la terraza, Ekrem vio cómo su hermano salía de casa y giraba hacia la derecha.
- Esta vez voy a pillarte Alí,-dijo Ekrem-.


CONTINUARÁ…

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