Daros las gracias a todos por el apoyo diario, por leer los capítulos y por la espera de este verano... Sin vosotros nada de esto sería posible. Muchísimas gracias a todos. Que disfrutéis de este último capítulo de R.I.F.
CAPÍTULO 38
Fernando colgó el
teléfono directamente.
-
¿Quién
era?-preguntó Claire-.
-
Tenemos que
irnos. No estamos seguros aquí.
-
¿Era el rubio?
-
Sí. Hay que
irse.
Fernando y Claire se
dirigieron a la puerta.
-
Sentimos tener
que irnos así, pero no quiero implicaros en nada.
-
No te
preocupes,-contestó Stacy a Fernando-. Tened muchísimo cuidado.
Claire estaba saliendo
por la puerta cuando vio que Fernando no se movía.
-
¿No vienes?
-
Espérame fuera,
que quiero hablar con ellos a solas.
-
Vale, te espero.
-
No creo que os
vuelva a ver,-dijo Fernando cuando Claire había salido-.
El matrimonio frunció
el ceño.
-
No digas eso
porque vais a salir de esta,-dijo Hugh-.
-
Si lo digo por
eso. Verás, en mi trabajo he creado una máquina.
-
¿Qué tipo de
máquina?
-
Una del tiempo.
¡Y funciona!
-
¿La has probado?
-
Con personas no,
pero con objetos sí ha funcionado.
Hugh y Stacy estaban un
poco descolocados.
-
Solo te digo,
Fernando, que tengas mucho cuidado. Si funciona y no te volvemos a ver… decirte
que ha sido un placer cuidarte en tu adolescencia, que seas fuerte y afrontes
tus sueños.
-
Vosotros para mí
habéis sido unos padres… Cuidad de Paul porque se merece ser feliz con unos
padres tan buenos como vosotros.
Hugh no pudo evitar
darle un abrazo a Fernando.
-
Te quiero… Yo
también te considero un hijo para mí.
-
Yo también te
quiero.
Stacy también abrazó a
Fernando.
-
Mi niño… Ten
mucho cuidado cariño.
-
Lo tendré, no te
preocupes.
-
Sí lo hago… Te
quiero mucho.
-
Y yo también…
mamá.
Fernando subió arriba a
despedirse de su “sobrino” pero ya estaba dormido.
-
Sueña y que
luego esos sueños se hagan realidad. Sé feliz Paul.
Fernando salió de la
casa y Claire seguía esperándolo.
-
Siento haber
tardado tanto, ¿lista?
-
Sí, ¿a dónde
vamos?
-
A casa.
Fernando conducía el
coche cuando temprano, sobre las 6 de la mañana recibió una llamada del móvil.
-
Claire, cógelo
tú que yo estoy conduciendo.
-
¿Diga? Soy
Claire, una amiga de él, no se pone porque está conduciendo. Sí, yo se lo digo,
aha… De acuerdo. Adiós.
-
¿Quién era?
-
Tu jefe, me ha
dicho que te dijera que se ha quedado toda la noche despierto preparando todo y que ya está listo R.I.F.
-
¿De verdad?
Uhhh, este tío es un genio.
-
¿Qué coño es
R.I.F.?
-
Ahora lo verás.
Llegaron a la empresa y
estaba todo cerrado. Era domingo y no había nadie, por lo que Fernando abrió la
puerta y luego lo cerró todo de nuevo. Más tarde entró en el despacho de su
jefe.
-
Claire, ve a
vigilar por si viene el rubio, que yo tengo que dejarle un mensaje a mi jefe en
el portátil.
Mientras tanto, Patrick
recibía una llamada.
-
¿Sí? Entendido.
Gracias por la información, voy para allá.
Patrick había recibido
una llamada que desconocemos pero que le reveló el paradero de Fernando y
Claire, así que se dirigió hacia allí.
-
No puedo esperar
a que me vean y yo grite: ¡Sorpresa!
Fernando salió del
despacho y llamó a Claire.
-
¡¿Pero qué
cojones es esto Fernando?!
-
Esto, querida
Claire, es R.I.F.
-
¿Y qué se supone
que es?
-
Una máquina del
tiempo.
-
¿Te estás
quedando conmigo?
-
¿Tengo pinta de
bromear?
Claire, desconcertada,
prefirió cambiar de tema.
-
Me voy a
vigilar, a ver si viene este o no.
-
Vale, ten
cuidado.
Fernando se puso a
mirar si la máquina estaba a punto. Parecía que su jefe había dejado todo
preparado.
Patrick ya estaba
frente al laboratorio donde se encontraban Claire y Fernando.
-
La venganza se
acerca...
Claire entró corriendo
en la sala.
-
Fernando, ¡está
aquí! Lo he visto intentando entrar.
-
¿Ya está aquí?
Hay que darse prisa.
Fernando dejó lo que
estaba haciendo.
-
Claire, la
máquina está a punto, tienes que entrar e irte de aquí.
-
No puedo irme sin ti.
-
No te preocupes por
mí, yo voy detrás de ti, pero tengo que cerciorarme de que todo salga bien.
Claire no estaba de
acuerdo.
-
Entremos los dos
juntos.
-
Claire, la
máquina es individual, tenemos que entrar de uno en uno. No te preocupes que yo
voy a estar bien.
-
¿Dónde voy a acabar?
-
La máquina está
programada a un año y época determinada. En cuanto salgas, no te muevas de
allí, ¿entendido?
-
Vale, pero tú…
Fernando estaba ya
desesperado ante la insistencia de Claire.
-
¡No te preocupes
por mí!
-
No puedo parar
de pensar en que si te pasa algo…
-
¡¡Cállate ya y
entra en la máquina!!-dijo Fernando besándola en la boca impulsivamente-.
Fernando pulsó un botón
y la puerta de la máquina se abrió, así que Claire, colocándose delante, entró
en la máquina.
-
¡Te espero! ¡Ten
mucho cuidado!
La máquina se cerró y
Claire comenzó a escuchar unos ruidos extraños, como si fuera hubiera una
tormenta, se escuchaban truenos y en mitad de eso, la puerta se abrió y Claire
salió de allí lo más rápido que pudo.
Una vez fuera, la
máquina dejó de sonar y se paró.
-
Dios, qué susto
he pasado… ¿Dónde estoy? O mejor dicho… ¿cuándo?
Claire apenas se alejó
unos 10 metros de la máquina, observó un coche antiguo.
-
Me da a mí que
ya sé la época en la que estamos…
Mientras tanto, en el
presente, Fernando se alegraba porque la máquina funcionaba. ¡Era un auténtico
genio!
De repente, un ruido se
escuchó en la recepción. Patrick había abierto la puerta y avanzaba hacia la
sala donde estaba R.I.F.
Unos golpes muy fuertes
en la puerta hicieron que Fernando se sobresaltara.
-
Abre, no te vas
a escapar maldito hijo de puta.
-
Que te crees tú
eso.
-
Tarde o temprano
conseguiré abrir la puerta y no te podrás escapar. Primero iré a por ti y luego
a por toda tu familia y amigos.
A Fernando se le vino a
la cabeza la imagen de su padre. No iba a volver a verlo más y ni siquiera se
había despedido…
-
¿Papá? No sé si estás ocupado pero esto que te tengo que decir es muy importante.
-
Dime hijo, ¿qué
ocurre?
-
En el trabajo,
¿te acuerdas? He conseguido inventar algo que revolucionará el mundo. ¡He
inventado la máquina del tiempo!
-
¿De verdad hijo?
-
De verdad, lo
malo es que un hombre del gobierno me persigue y voy a tener que huir con la
máquina y lo más seguro es que no te vuelva a ver en lo que me queda de vida.
-
Hijo, no puedo
volver a perderte de nuevo…
-
Papá, sé feliz
con Eleonor, ella te quiere y yo también. Piensa que en alguna parte del
espacio-tiempo hay alguien que se acuerda de ti todos los días.
-
Hijo… te quiero
mucho…
-
Y yo a ti, y yo
a ti papá. Hasta siempre.
Fernando colgó el
teléfono y lo estrelló contra el suelo para que no funcionara más por si
Patrick entraba, para que no consiguiera el número de su padre. Pulsando un
botón de la máquina, le dio a retorno, haciendo que la máquina se auto
programara a la fecha de su última utilización.
Las puertas se abrieron
y Fernando, echándole valor, le hizo un corte de manga a Patrick que todavía
intentaba forzar la puerta y entró en la máquina.
Patrick no podía más,
iba a estallar de la ira.
-
¡¡NOOOOOOO!!
La máquina comenzó a
hacer los mismos ruidos y Claire volvió corriendo para ver quién aparecía.
-
Como sea el
rubio… No sabré dónde meterme.
La puerta se abrió pero
no salía nadie cuando de repente, una mano se cogió al borde y la cabeza de
Fernando comenzó a asomar.
Había una fuerza que lo
arrastraba hacia dentro, como si no quisieran que estuviera en este tiempo…
Pero finalmente las
horas de ejercicio en la universidad habían hecho acto de presencia y pudo
salir de allí a tiempo antes de que la máquina se cerrara y lo cortara por la
mitad.
Claire salió corriendo
hacia él y lo abrazó.
-
Creí que no
volvería a verte nunca más Fernando.
-
Shhh, tranquila
sólo han pasado 5 minutos… Bueno, en realidad…
-
Fernando, ¿en
qué año estamos?
-
En 1955.
-
¿Sabes? No me
importa haber desaparecido y estar perdida en 1955 porque estoy contigo y me
siento a salvo a tu lado.
-
¿Qué me quieres
decir?
Claire estaba
visiblemente nerviosa.
-
En estos minutos
esperando a que aparecieras, me he dado realmente cuenta de que te necesitaba a
mi lado, de que eres muy importante para mí, de que… te quiero.
-
¿De verdad me
quieres?
-
Desde el primer
momento, pero mis ojos no dejaban ver lo que había más allá porque la sombra de
Roger se interponía en nuestro camino, pero ahora… ¿quién nos impide que
estemos juntos?
-
Te quiero Claire
Bagans,-dijo Fernando besándole como Dios manda-.
Pero esto no había
acabado… Patrick acababa de conseguir entrar en la sala y como había observado
a Fernando, le dio al botón de retorno para encontrarse con ellos.
Justo en el momento
cuando se estaban separando, comenzaron a escuchar la máquina.
-
Oh no, debe ser
el rubio…-dijo Claire-.
-
¡Rápido! Ayúdame
a tirarla al agua. ¿Sabes cuánto tiempo tarda en abrirse las puertas?
-
Unos 2 minutos.
-
Entonces no hay
tiempo que perder.
Comenzaron a empujar la
máquina hacia la orilla, pero pesaba mucho.
-
Vamos, empuja
fuerte Claire.
-
Eso intento…
¿Qué pasará cuando metamos a la máquina en el agua?
-
Esta máquina ha
aparecido porque la del presente la hemos puesto en funcionamiento, así que, me
imagino que si estropeamos esta, a la otra le ocurrirá igual.
-
Esperemos que
sí.
Al final consiguieron
que la máquina entrara en el agua y comenzara a hundirse, pero… ¿lo habían
hecho a tiempo?
-
Está… ¿saliendo
humo?
-
Sí, ¡va a
explotar! ¡Corre!
Tres meses más tarde,
Fernando conducía tranquilamente por las calles de la antigua Nueva York y vestido
como un hombre de la época.
Claire lo acompañaba
para ir a misa como todos los domingos y así pasaban el día junto a unos amigos
que habían hecho.
Tenían planes de boda,
Claire y Fernando habían creado un negocio de compra-venta de mobiliario de
todo tipo… En definitiva: ¡eran felices!
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