CAPÍTULO 22
Fernando tenía que
salir de esa situación como pudiera.
-
¿Desaparecido
quién?
-
Vamos a ver,
hace unos años un chico se desapareció y no se supo más de él.
-
Ay pobrecillo,
¿qué habrá sido de él?
-
Mira, no te
hagas el nuevo porque te llamas igual que él, además que cuando desaparece
alguien y su foto sale en los periódicos yo la guardo en una carpeta. ¿Quieres
que vaya por ella?
-
No, no, está
bien. Soy yo.
-
¿Por qué
desapareciste?
- ¿Me prometes
guardarme el secreto?
Alison sin pensarlo
contestó.
-
Sí.
-
Resulta que mi
padre mintió, no me fue a recoger, yo me fui solo en autobús hacia mi casa
estando en otro estado y cuando llegué allí, sin coger mis cosas me fui muy muy
lejos de allí donde nadie me conociera. Estuve trabajando en una hamburguesería
y con los ahorros que tenía en mi cuenta que saqué del banco antes de irme, he
entrado en la universidad.
-
Así que has
estado solo una parte de tu adolescencia, ¿no?
-
Totalmente.
-
Pues mira, lo
que quieras o necesites estoy aquí. Prometo guardarte el secreto. Seré una
tumba.
-
¡Muchas
gracias!-dijo sonriendo al saber que la había engañado totalmente-.
Fernando, seguidamente
después de la conversación con su compañera de resi, se puso con un trabajo de
investigación que tenía que hacer sobre el cuerpo humano.
Varios minutos después,
se puso a pensar.
-
Pero bueno,
¿para qué coño me meten el cuerpo humano si yo no voy para medicina sino para
ciencias? Joooder macho.
Cuando había hecho
algunos avances, se fue a la cocina a picar algo, pero estaba todo manga por
hombro, así que aprovechó para limpiar un poco.
Fue a la habitación de
un compañero que quería cambiarse de cuarto para dormir donde lo hacía él. Así
que cambió las sábanas y la colcha cuando de repente se tropezó.
La cama como si tuviera
vida propia comenzó a cerrarse estando Fernando ahí dentro.
-
¡¡No, no!!
¡Mierda, mierda!
Unos segundos después,
la cama se volvió a abrir y Fernando calló de golpe dándose un golpe fuerte en
la espalda.
Fernando comenzó a
quejarse.
-
¡Maldita cama!
Ya sé por qué se quería cambiar de habitación. Será cabronazo… Au, como duele…
Se levantó poco a poco
y se dirigió al baño para mirarse al espejo.
Ya bien entrada la
tarde, siendo ya casi de noche completamente, un amigo le dio un bote para
hacer grafitis, así que decidió darle uso.
-
Voy a dejar la
marca de la casa.
Al terminar el grafiti,
había quedado bastante chulo pero no puso su nombre ni nada para que no
supieran que lo había hecho él.
Después, Fernando cogió
un megáfono y se puso a pegar berridos por ahí. Abbie apareció en ese momento y
se quedó atónita.
-
¿Se puede saber
qué estás haciendo?
-
Un momento
Abbie,-dijo quitando el megáfono de la boca para luego volvérselo a poner-.
¡Ahora Abbie y yo nos vamos a la cama!
La cara de Abbie era un
poema.
-
Eres un puñetero
gamberro, ¿eh?
-
Shh, calla y
disfruta,-dijo besándola con pasión-.
Fernando después de
besarla se fue y Abbie lo siguió llamándolo pero él no hacía caso. Cuando lo
vio tumbado en la cama, supo lo que quería.
-
Cierra la puerta
anda.
-
Ay Fernandito,
qué caprichoso eres…
Abbie cerró la puerta y
se metió en la cama.
-
Abbie, algún día
tendrá que ser el primero, ¿no?
-
¿Cómo? ¿No lo
has hecho todavía?
-
No.
Abbie sonrió y lo miró
a los ojos.
-
Ay, qué tierno.
Ven aquí que te voy a dar candela de la buena.
-
Oye, ten cuidado
que mi amigo tiene que estar ahí hasta que me muera, ¿eh?
-
Ya veremos…
Dicen que me muevo muy bien…
Tras hacerlo una vez
donde duraron… mejor ni decirlo porque os reiríais, lo hicieron por segunda vez
y ahí sí que pudieron disfrutar los dos, que se quedaron dormidos directamente.
A la noche siguiente,
tras un día agotador de clases, le habían dicho que tenía que hacer la prueba
Rocherch a una persona y anotar los resultados, así que se la hizo a Abbie.
Luego, cogió uno de los
libros de la uni y se puso a estudiar. Quería sacarse la carrera con la mejor
nota posible.
Había pasado ya 1 año
en la universidad y todavía le quedaban 3 más para terminar la carrera. Había
sacado todo sobresaliente menos 2, que tenía matrícula. Se estaba tomando muy
en serio su carrera y futuro profesional.
La relación con Abbie
seguía bien, aunque no eran novios, salían por ahí, pasaban tiempo juntos,
estudiaban juntos y de vez en cuando si caía algún pinchito, mejor.
Una tarde fue a la
bolera, necesitaba relajarse después de tantos exámenes, trabajos y demás.
Tiró la bola y… me temo
que lo suyo no era eso. Salió directamente fuera sin rozar siquiera un bolo.
Fernando miró al frente
haciendo como si nada hubiera pasado, pero su mente no estaba ahí precisamente.
-
Abbie me gusta,
pero no estoy seguro de querer algo más con ella. No quiero sufrir ni tampoco
que ella se sienta mal.
Como habían quedado
después para ir al cine, tuvo que verla y esos pensamientos volvieron a su
cabeza.
-
Vamos Abbie.
-
Sí voy. Perdona,
¿te puedes quitar de delante? Es que necesito pasar…
Cuando terminó la
película, volvieron a la resi y se pusieron a jugar a la consola.
-
Temblad chicas,-
decía Fernando-. Llevo muchísimos años jugando a esto, no me ganaréis jajaja.
-
¿Sí?,-contestó
Abbie-. Eso ya lo veremos.
Esa noche, como desde
hacía un año, se acostaron juntos en la misma cama y Abbie también estaba
pensativa.
-
Veo muy raro a
Fer. No me gustaría que se enamorara porque todavía no estoy preparada para una
relación, quiero vivir y estar libre.
CONTINUARÁ…
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