Aquí vengo con otro capítulo donde las cosas siguen empeorando... La recta final está llegando y este momento es crucial en la historia. No me entretengo más y os dejo con el capítulo de hoy. ¡Hasta mañana!
CAPÍTULO 35
Mientras Roger tenía su
estupenda sesión de sexo matutina, Fernando se preparaba para la reunión con
los del gobierno, así que se vistió con un traje y se largó al trabajo.
Llegó saludando a la
secretaria y entró directamente en el despacho del director.
Al entrar, se llevó una
sorpresa.
-
Coño jefe. ¿Qué
se ha hecho?
-
Afeitarme y
quitarme el pelo de la cara.
-
Joder, pues
menudo cambio.
-
¿Estoy más
guapo?
-
Hombre… está
diferente.
Fernando entró al
interior del despacho y se abrazó con su jefe.
-
Gracias por
dejarme estar en la reunión jefe.
-
Es que debías
estar. El proyecto te pertenece así que tú eres el que decide.
-
Ahora solo queda
esperar.
-
Un momento,
ayúdame a cambiar las sillas de sitio mientras viene.
Al poco rato, llegó el
hombre trajeado.
-
Buenos días.
Señor Turner, ¿quién tiene el placer de acompañarnos hoy?,-dijo el hombre que
acababa de entrar-.
-
Es el señor
Rodríguez, creador y jefe de proyecto.
-
¿Es usted el que
tuvo la idea?
-
Efectivamente.
-
Será mejor que
nos sentemos,-propuso el jefe-.
Cada uno se sentó en su
asiento haciendo que el silencio dominara en ese instante la habitación.
El jefe rompió el hielo
comenzando a hablar el primero.
-
Bueno, ¿usted
viene de parte del gobierno?
-
Efectivamente.
Vengo porque a raíz de unos rumores, nos enteramos de la existencia de este
proyecto y la NASA está muy interesada en adquirirlo.
-
¿Estáis
enterados también de que este proyecto nos pertenece?
-
La empresa es
suya, si la adquirimos y adherimos a otra empresa científica, todos los
proyectos pasarán a nuestro poder, por lo que R.I.F. nos pertenecerá.
El jefe Turner no
quería oír nada de comprar la empresa.
-
De eso nada. La
empresa es familiar y desde siempre ha pertenecido a mi familia. Ahora el que
está al mando soy yo y por mucho que se quiera imponer el gobierno de los
EE.UU. no me van a hacer cambiar de opinión. Nosotros con nuestros medios
estamos desarrollando este proyecto, así que vosotros con los vuestros que
serán infinitamente superiores a los nuestros, podréis construir una.
El hombre enviado por
el gobierno pareció ponerse a pensar.
-
Está bien, la
empresa es suya y quiere que siga perteneciendo a su familia, se le respeta,
pero el proyecto nos lo podría vender. Esa idea es más factible, ¿cierto?
Fernando miró fijamente
al del gobierno adivinando por dónde iban a ir los tiros de la conversación.
Y como estaba pensando,
el hombre de blanco miró a Fernando.
-
Sr. Rodríguez,
el proyecto es suyo, ¿correcto?
-
Correcto, señor…
-
Llámeme Philip.
-
Efectivamente,
señor Philip.
-
¿Por cuánto
estaría dispuesto a vender R.I.F.?
- R.I.F. no se
vende.
-
No está siendo
razonable Sr. Rodríguez.
Fernando era tajante
con sus respuestas. Sabía que no quería vender su proyecto a nadie y menos sin
saber lo que harían con él luego.
-
Me es
indiferente no escuchar ninguna propuesta. Conozco mis gustos y mis metas y lo
que quiero es poder terminar R.I.F., hacerle pruebas y si funciona realmente,
comercializarla al mejor postor.
-
Esa idea es una
ridiculez. Si usted nos vendiera su proyecto, podríamos investigar los grandes
misterios de la historia. ¿Cómo se extinguieron los dinosaurios? ¿Cuál era la
apariencia exacta de nuestros antepasados los homínidos? La resurrección de
Jesucristo, ¿realidad o ficción?
-
Todo eso es muy
interesante pero ya le he dicho y le volveré a repetir las veces que haga falta
que R.I.F. no está en venta. Lo siento mucho.
Aquel tal Philip,
nombre falso pero que había facilitado para que se le pudiera llamar de alguna
forma, estaba muy serio. No le gustaba la actitud de Fernando y su tozudez era
mayor cada vez que escuchaba una negativa por parte de nuestro protagonista.
Pero Philip no se
rendía, y en su afán por conseguir lo que quería, hacía ofertas astronómicas.
-
Le doy cinco mil
billones de dólares por su proyecto si me lo vende ahora mismo.
-
Es mucho
dinero…-contestó Fernando-, pero yo sacaría más vendiendo máquinas. Rechazo su
oferta.
-
Se va a
arrepentir de esto. Es una gran oferta que nadie rechazaría. Le advierto que se
lamentará en el futuro.
-
Puede, pero mi
decisión está tomada.
-
Dentro de unos
meses, volveré. Espero que haya tenido tiempo para reconsiderar mi oferta.
Todos se levantaron de
sus asientos en completo silencio. La situación no era precisamente sencilla en
aquel momento.
El jefe Turner miraba a
Philip sin llegar a comprender de dónde iba a sacar tanto dinero. No se fiaba;
podría ser todo fuera un fraude y entregara un cheque sin fondo. Por suerte
Fernando era bastante sensato y no se dejaba comprar tan fácilmente.
Fernando le dedicaba
una mirada dura a aquel hombre que se había interpuesto en el camino hacia el
éxito. No pensaba vender R.I.F. a nadie aunque la suma de dinero fuera
astronómica.
Y aquel hombre, que
ocultaba su mirada tras unas gafas de sol para parecer más misterioso. ¿Qué
pretendía el gobierno americano?
Mientras tanto y al
margen de todo esto, a las afueras del ayuntamiento…
-
Roger, ¿entonces
tu padre está ya bien?
-
Sí, no te
preocupes. Me ha dado saludos para ti.
-
Qué detalle por
su parte. Como no me avisaste ni nada, entiéndeme que me enfadara contigo de
esa manera.
-
No quise
despertarte. Me levanté en cuanto me llamaron por teléfono y no pensé en otra
cosa que coger el coche e irme en busca de mi padre.
-
Bueno, pues
ahora vámonos a casa, comemos y nos dormimos la siesta juntos, ¿te parece?
-
Siempre y cuando
a la noche vayamos a cenar juntos.
-
Trato hecho.
Un par de horas más
tarde Claire se quedó dormida en el sofá antes de que le diera tiempo de llegar
a la cama justo en el momento donde recibió una llamada del hombre misterioso
para que se fuera al punto para recoger el dinero.
Justo cuando llegó no
vio ninguna bolsa o mochila a la vista, pero escuchó un ruido proveniente de su
izquierda y Roger, se aproximó un poco.
-
¿Hola? ¿Hay
alguien ahí?
Roger siguió escuchando
el mismo ruido hasta que, doblando la esquina, se encontró con un hombre al que
no conocía.
-
Me alegro de
verte Roger,-dijo Philip-.
-
Tú eres el de
las llamadas… ¿Qué quieres ahora?
-
Eres una persona
directa, me gusta tu estilo.
Roger miraba serio al
hombre que le había estado llamando durante meses para que se infiltrara en la
empresa donde estaban construyendo la máquina del tiempo, justo el lugar donde
trabaja un amigo de su novia.
-
¿Qué es lo que
quieres?
Philip sonrió.
-
Conoces a
Fernando Rodríguez, ¿cierto?
-
Sí, es el a…
administrador del proyecto. ¿Por qué me pregunta por él?-Roger supo salir de la
situación en la que había estado a punto de meterse cuando casi dice que era
amigo de su novia-.
-
Me está
molestando mucho. Te pagaré el doble de lo establecido si te deshaces de él.
-
¿Quiere que lo
mate?
-
Cuanto antes
mejor. De aquí a 3 horas lo quiero ver muerto. Sabes que te llamaré, así que
comienza con tu cometido.
Roger sin decir una
palabra más se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida, pero su cara
no era de satisfacción precisamente.
-
Yo podré ser un
espía, un detective, pero lo que nunca seré es asesino,-pensaba fastidiado-.
En esto que Fernando
estaba echado sobre la cama descansando un poco cuando a la media hora, escuchó
un ruido que le sobresaltó e hizo que se despertara e incorporara un poco de la
posición en la que se encontraba.
Y efectivamente, Roger
estaba en la casa de Fernando sin saber lo que hacer. Sabía que si hacía lo que
este hombre le había mandado, lo tendría cogido para siempre, pero si no mataba
a Fernando, podría que tomase represalias contra él mismo.
Pero la presión era
demasiada y Roger salió corriendo antes de que Fernando o alguien lo viera
rondando por ahí.
Sin embargo, lo que
Roger desconocía es que Philip, este hombre misterioso lo vigilaba…
-
Sabía que no
podría acabar con Fernando.
Roger sentía una
presión muy fuerte en el pecho. Estaba nervioso y necesitaba relajarse al
máximo y sabía que la única que lo había conseguido hasta la fecha era Lulú,
así que fue a su casa.
Philip, atento a todos
los movimientos de Roger, fue hacia su domicilio y esperó a que Claire saliera
ya que sabía que había quedado con su novio esa noche.
Acercándose a ella,
comenzó a interpretar su papel.
-
Disculpe
señorita, ¿es usted la novia de Roger?
-
Sí, ¿quién es
usted?
-
Verá, es que su
novio acaba de reencontrarse con una vieja amiga de la infancia, mi pareja, y
os ha invitado a nuestra casa a cenar.
-
Ah, ¿y por qué
no me lo ha dicho él por WhatsApp?
-
Se le ha quedado
sin batería, por eso me he ofrecido a avisarla.
-
Por favor,
llámame Claire.
-
Estupendo, ¿me
acompañas?
Philip era un estupendo
actor, así que Claire no sospechó absolutamente nada. Cuando llegaron al
destino, la casa era la de Lulú, pero Claire no sabía de la existencia de ella
ni de la supuesta pareja de Philip.
-
Oh, qué casa más
bonita.
-
Muchas gracias.
Acabamos de comprarla a su antigua dueña.
Philip sacó una llave
maestra y abrió sin problemas el portón principal.
-
Claire, entra en
la casa, la puerta está abierta, que yo mientras tanto voy a coger el correo.
-
De acuerdo,
ahora nos vemos.
Philip se dio media
vuelta con una leve sonrisa.
-
Objetivo 1
cumplido: Roger paga la consecuencia de no cumplir mis órdenes. Objetivo 2:
Acabar con Fernando Rodríguez.
A todo esto, Fernando
chateaba con Hugh y Stacy por Skype. Hacía ya muchísimos meses que no se veían,
pero gracias a la cámara del portátil podían seguir en contacto.
Llamaron a la puerta,
por lo que Fernando se desconectó y fue a ver quién era la persona que llamaba.
Fernando avanzaba por
el salón hasta llegar a la puerta que tenía cerrada con llave. Giró la llave
hasta que el cerrojo se abrió y comenzó a abrir la puerta…
CONTINUARÁ…
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