lunes, 21 de septiembre de 2020

Capítulo 20 || Doble o nada (Temporada 2)

 Gregor, dejando atrás a Alí, se colocó rápidamente delante de Michael cuando escuchó un disparo, pero Susan no fue la que había apretado el gatillo.

- Susan, por favor, baja el arma. Michael ya ha tirado la suya, ahora te toca a ti… Resolvamos esto como personas adultas.

- Lo siento Gregor, pero eso no va a poder ser. Estoy cansada de ser vuestra puta, de trabajar para vosotros y haceros ricos mientras lo único que hacéis es provocar dolor, hacer daño y empeorar más este puto mundo.


 Aprovechando que Alí estaba indefenso y apartado de Gregor, Moncho, con su pistola en mano, le amenazó.

- Di tus oraciones porque vas a estar criando malvas en unos segundos junto a la puta de Megan. La he matado y haré lo mismo contigo,-dijo Moncho cargando la pistola y comenzando a apretar el gatillo-.


 Pero sorprendentemente, Megan apareció por detrás y le colocó un trapo a Moncho tapándole la nariz y la boca. Del susto, Moncho disparó justo antes de que cayese inconsciente gracias a Megan. ¿Cómo lo había hecho? Moncho había asegurado que la mató…  


 Por fortuna, el disparo que realizó Moncho no impactó en nadie. Lanzándole unas esposas a Alí, él y Megan detuvieron a Gregor y a Michael mientras que Susan tenía en su poder la pistola que había soltado Michael minutos atrás y vigilaba a Moncho, quien permanecía inconsciente tumbado en el césped.


 Mirando a Susan, Alí se dirigió a ella.

- Gracias Susan, se nota que eres hija de un buen agente del FBI.

- Te lo agradezco Alí.

- Por fin todo ha acabado… Ve a avisar al resto de las chicas, pero no les digas nada. Traelas al salón y esperad ahí, ¿de acuerdo?


 Tras cuadrarse delante de Alí, Susan se dirigió hacia la casa grande mientras que él y Megan custodiaban a los tres detenidos. Parecía mentira, pero siete años después de que todo empezase, podía afirmar que esa terrible etapa había finalizado. Por fin podrían volver a ser libres y retomar sus vidas.


 Mientras tanto, Megan sacaba un móvil de la bolsa que había dejado su compañero escondida para llamar al equipo.

- Soy la comisaria Megan Reynolds. Operación Jaula finalizada, repito, Operación Jaula finalizada. Procedan a la extracción de los detenidos y que venga una ambulancia, he sufrido una herida de bala en el hombro.


 Susan no podía estar más contenta cuando abrió la puerta del dormitorio de Tamara y le comunicó la noticia.

- ¿Estás cachondo nene?-decía Tamara justo cuando Susan entró-.

- Tamara, apaga eso,-ordenó Susan-.

- Tía, ¿qué dices?

- Que se acabó. Somos libres.


 Sin dejarla responder, Susan salió de la habitación y puso sus manos alrededor de su boca a modo de amplificador y comenzó a gritar.

- ¡Todas las chicas fuera! ¡Os espero en el bar!


 Poco a poco, las chicas fueron llegando mientras le preguntaban a Susan qué era lo que sucedía, pero la protagonista del momento mantenía el secreto.

- No os puedo decir nada hasta que no estemos todas.


 Cuando Rubí entró en el bar, siendo ella la última, Susan cogió aire y comunicó la noticia.

- ¡Hoy es el día chicas! Hoy podremos salir de aquí y reunirnos con nuestras familias.

- ¿Cómo? ¿Qué ha pasado? ¿Esto es una broma?-preguntaban todas ellas al unísono-.

- Acompañadme y lo veréis con vuestros propios ojos,-dijo Susan iniciando el paso hacia el piso superior-.


 Cruzando la puerta por la que antes habían salido Michael y Moncho, Susan miraba que el resto de chicas la siguiera.

- ¿Dónde nos llevas Susan?-preguntó Mary-.

- A la ansiada libertad.


 En apenas cinco minutos, un furgón de la policía apareció en la vivienda de Gregor y varios policías armados entraron y detuvieron a toda la banda mientras que unos sanitarios vendaban a Megan, quien había recibido un balazo superficial en su brazo izquierdo. Salvo la sangre derramada, no se observaba ninguna otra herida que pudiese preocupar.

- Menos mal que ese Moncho tenía mala puntería,-dijo el sanitario-.


 El resto de las chicas subieron las escaleras asombradas de estar de nuevo en ese salón.

- ¡Durante todos estos años hemos estado bajo los cimientos de esta casa!-dijo Helen-. ¿Cómo es que sabías esta salida y nunca escapaste Susan?

- Porque nunca tuve oportunidad y, de haberla tenido, habría intentado sacaros a todas. No habría podido irme dejándoos en manos de esos desgraciados.

- ¿Dónde están?-preguntó Tamara-.

- Detenidos,-contestó Susan-.

- ¿Megan y Mohamed también?-preguntó Helen preocupada-.


 Tras curarle el brazo a Megan y llevarse a los detenidos, ella y Alí se cambiaron de ropa y se volvieron a poner sus uniformes.

- Qué bien sienta volver a ser Alí Köpek.

- Y que lo digas. Yo estoy encantada de volver a ser la temida comisaria Reynolds jajaja.

- Ahora lo serás más, todos te respetarán después de sacarnos con vida de aquí.

- No ha sido para tanto. Por mi culpa casi te matan.

- Pero no lo han hecho y ahora eres una heroína.


 Entrando en el salón, las chicas se volvieron a ver a quiénes pertenecían esas pisadas y, conforme fueron viendo a Alí y a Megan, todas enmudecieron.

- ¿De qué vais disfrazados?-preguntó Rubí-.

- No es ningún disfraz,-contestó Alí-. Estos somos nosotros realmente… Yo me llamo Alí Köpek y soy agente de la policía y… ella es la comisaria Megan Reynolds.

- ¿En serio?-preguntó Tamara-.


 Tomando la palabra, Megan les dio a las chicas una breve explicación de qué era todo aquello y qué pasaría a partir de ahora.

- Ahora nos iremos todos a comisaría y avisaremos a vuestras familias, les explicaremos todo y podréis volver a vuestras vidas,-dijo Megan-.

- Yo me encargaré de hablar con la familia de Ania…-intervino Alí-.


 Montándose en un minibús custodiado por dos coches de la policía, las chicas junto con Alí y Megan llegaron a la comisaría, donde allí fueron recibidos entre vítores y aplausos.


 Michael, quien había permanecido en silencio durante todo el camino, se lamentaba internamente por no haberse dado cuenta de la falsa identidad de “El Turco”. Cuando sospechó de él nada más llegar a casa, debió haber investigado y seguramente nada de eso habría pasado, pero ahora era inútil arrepentirse.


 Mirando a Moncho entre rejas, Alí se regodeaba.

- Cuántas ganas tenías de verme muerto y fíjate ahora, tú estás entre rejas y yo estoy libre. Qué caprichosa es la vida a veces, ¿verdad Moncho? Maltrataste a Gloria y te encerré antes de ser policía, saliste de allí y mataste a la pobre Ania y ahora que te he vuelto a detener siendo policía, serás tú el que muera en la silla eléctrica, a no ser que colabores y te reduzcan la pena… a cadena perpetua claro.


 Sin poderlo evitar, Alí se rió y provocó que Moncho le escupiese a la cara y otro policía fuese a por él.

- Tranquilo Evans,-dijo Alí-. Por mucho que este delincuente de tres al cuarto me escupa, no va a conseguir salir de la cárcel. Te queda mucho tiempo por delante para pensar y arrepentirte de tus actos.

- Púdrete en el infierno, escoria,-le deseó Moncho-.


 Gregor, quien había sido detenido en bañador, se quejaba del trato que le estaban dando.

- Megan, no hay derecho. Yo os cuidé y no permití nunca que os pasase nada malo, ¿por qué me tenéis aquí en bañador y no me habéis dejado ponerme otra ropa?

- Por la misma razón por la que te pones muy bien puesto cuando en realidad te daba igual lo que nos pasase. Murió Ania, Roberto violó a Helen siendo ella menor de edad, Moncho hizo lo mismo con Rubí y, aparte de eso, intentó asesinar a Alí en dos ocasiones diferentes… ¿Y a ti qué? Lo único que te importaba era el dinero.


 Mirando a Alí, Megan siguió dando sus razones.

- Suerte que Alí es un buen policía y un hombre fuerte que ha podido salir de esta. Le habéis arrebatado siete años de su vida por no contar la del resto de chicas, ¿y encima tienes la osadía de decir que nunca permitiste que nos pasara nada malo?

- Megan, déjalo,-dijo Alí-. Dejemos a los demonios en el infierno…


 Subiendo a ver a las chicas, Alí y Megan le preguntaron su estado.

- ¿Qué tal? ¿Os tratan bien?-preguntó Megan-. Mira que si alguno no lo hace lo pongo a patrullar a pie cinco meses seguidos…

- Me resulta tan raro verte así, Megan,-confesó Helen-. Y mucho más que tú seas la jefa de esta comisaría. ¿En serio todos estos hombres y mujeres trabajan para ti?

- Exacto. Todos y cada uno de ellos, aunque a algunos no les guste la idea de que una mujer les mande.

- Ya hemos avisado a vuestras familias,-dijo Alí-. Así que será cuestión de horas para que vengan a recogeros.


 Acercándose a Susan, Alí se dirigió a ella.

- Susan, no hemos podido avisar a ningún pariente cercano porque tus padres están fallecidos.

- Ya, lo sé.

- ¿No tienes hermanos o tíos?

- No que yo sepa.

- Bueno… Tienes una hermana a la que no conoces,-dijo Alí refiriéndose a Agatha-. ¿Quieres conocerla por fin?

- ¿Tú crees que me aceptará?

- Si nos aceptó a mi hermano gemelo, a mi prima y a mí y no éramos de su familia, ¿cómo no te va a aceptar a ti?


 Aceptando con una amplia sonrisa, Alí le dijo a Susan que le esperase porque él subiría a acicalarse un poco antes de salir de allí e irse.


 Al cabo de una hora y media, Alí bajó con un nuevo corte de pelo, completamente afeitado, duchado y vestido con ropa de calle.

- Ah, es un placer volver a ser yo mismo,-dijo Alí viendo cómo Susan se levantaba de su asiento-.

- Wow, pareces más joven Alí,-dijo Susan-.

- Vaya gracias. Eso sí que es un verdadero halago jajaja. ¿Y las demás?

- Helen y Mary en el baño e Hinako se ha ido ya con sus padres.


 Sonriendo, Alí le hizo la pregunta del millón a Susan.

- ¿Estás preparada?

- No lo sé… Estoy muy nerviosa.

- ¿Os vais ya?-preguntó Megan-.

- Sí,-contestó Alí-.


 Acercándose a ambos, Megan abrazó primero a Susan y luego a Alí.

- Te deseo todo lo mejor del mundo y disfruta de tu excedencia,-le dijo Megan a Alí-, pero no te pierdas demasiado porque te quiero de vuelta en esta comisaría.

- Para mí será un placer volver a estar a tus órdenes, señora comisaria.

- Comisaria… Si después de todo lo que hemos vivido me llamas comisaria te cojo y te degrado jajaja. Ya en serio, estoy aquí para todo lo que necesites, ¿vale? Ya sabes dónde vivo.

- Lo sé Megan. Muchas gracias por todo, cuídate.


 Separándose, Susan miró sonriendo a Megan y luego a Alí pero, en lugar de decir nada de lo que pensaba al respecto, se dirigió a Alí.

- ¿Nos vamos?-preguntó la muchacha-.

- Sí, perdona Susan. Nos vemos pronto Megan.

- Hasta pronto y cuidaros mucho…-dijo Megan viendo a Alí alejarse junto a Susan-.

- Bueno, ¿estás lista para conocer a tu hermana y tus sobrinas?-le preguntó Alí a Susan-.



CONTINUARÁ…


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