jueves, 3 de septiembre de 2020

Capítulo 11 || Doble o nada (Temporada 2)

 Esa misma noche, Ekrem se despertó en plena madrugada después de haber tenido una pesadilla.

- Dios, qué sueño más real…-pensó Ekrem-.


 En la puerta, un hombre encapuchado observaba la casa para ver si había algún tipo de movimiento dentro de ella.


 Saliendo al salón, Ekrem se sentó en el sofá y se puso a intentar averiguar el sentido de esa pesadilla.

- Bah, no te comas tanto el coco Ekrem,-se decía a sí mismo-. Ha sido un mal sueño y ya está.


 Levantándose y yendo al baño, Ekrem cogió un vaso de agua y comenzó a beberlo. Pensó que así se le pasaría el mal trago que tenía… Sin saber que el mal trago iba a ir a más.


 Con un ágil movimiento de manos y ganzúas, el encapuchado abrió la puerta de la casa de Ekrem y Violet y se introdujo en ella. La historia volvía a repetirse…


 Al escuchar un leve ruido que provenía del salón, Ekrem alzó su ceja extrañado. ¿Violet se había despertado? Eso sí que era raro, porque sabía de sobra que su novia tenía un sueño muy pesado.


 Abriendo levemente la puerta del baño, Ekrem pudo ver a ese encapuchado entrar en el despacho, donde tenía el ordenador. Sin hacer ruido, salió del baño y Ekrem fue hasta su dormitorio.


 Una vez allí, Ekrem vio a Violet despierta.

- Cariño, ¿qué haces levantado a estas horas?

- Shhh, silencio Violet. Alguien ha entrado en casa.

- ¿Cómo? ¿Quién?

- No lo sé, un tipo con capucha. Llama a la policía y dile que han entrado en casa a robar y que estamos dentro,-dijo Ekrem mirando hacia la puerta-.

- ¿Estás pensando en lo que yo creo que estás pensando?


 El encapuchado encendió el ordenador y comenzó a teclear y a buscar entre los documentos y en el historial intentando encontrar algo muy específico…  


 Conociendo a Ekrem, Violet se levantó y le dio a su novio un bate de béisbol.

- Si vas a intentar pararlo, ve armado, que no quiero perderte.

- Tranquila, todo saldrá bien. Tú llama por teléfono a la policía.


 A paso decidido, Ekrem salió de su dormitorio y entró en el despacho sorprendiendo al encapuchado, quien se levantó rápidamente y se echó su mano al bolsillo derecho.

- Tú…-dijo Ekrem descubriendo quién era el asaltante-.


 Sin pensárselo dos veces, Ekrem levantó el bate y golpeó al encapuchado justo en el momento en el que estaba sacando una pistola del bolsillo. Este hecho provocó que la pistola cayese al suelo y el asaltante también.


 Soltando el bate, Ekrem empujó la pistola con su pie alejándola del encapuchado mientras que lo agarraba de la sudadera y lo levantaba del suelo llenándose de sangre.

- No vas a salir impune de esta, hijo de puta,-dijo Ekrem-.


 Un sangriento Enrique veía a Ekrem borroso a causa de la abundante sangre que estaba comenzando a salir de la herida de su cabeza.

- ¿Qué querías? ¿Descubrir dónde tenía el dinero?-preguntó Ekrem-. ¡Contesta coño!

- Un… médico.

- Que sí, tranquilo que no te vas a morir. Verás cuando venga la policía y descubran que un compañero ha entrado en mi casa con intenciones de robar… Ahora andando,-dijo Ekrem tirando de Enrique-.


 Encerrando a Enrique en el baño, Ekrem avisó a Violet de que era seguro salir.

- No te vas a creer a quién tengo en el baño encerrado…

- Pero, Ekrem… ¡estás lleno de sangre!

- Tranquila, no es mía, es de Enrique Vidal…

- ¿Enrique Vidal? Enrique, Enrique… ¿De qué me suena ese nombre?

- ¿Te acuerdas que, cuando Roberto murió y me dejó el dinero, vinieron sus hijos y luego el marido de una de ellas me amenazó y resultó ser un policía compañero de Alí?

- Coño, ¿en serio? ¿Ese tío ha sido quien ha entrado en casa?

- El mismo.

- ¿Y qué quería?

- ¿No es obvio Violet? Descubrir dónde teníamos guardado el dinero de su suegro…


 Al cabo de un par de minutos, un par de policías llegaron hasta la vivienda con mucha precaución porque la alerta decía que estaba siendo robada en ese momento.


 Para la sorpresa de los agentes, Ekrem abrió la puerta y los tranquilizó.

- ¿Novato?-preguntaron los policías-.

- ¿Novato? Ah no, no soy Alí. Soy su hermano gemelo, Ekrem Köpek. Tranquilos agentes, ya está todo bajo control. He encerrado al ladrón en el baño.

- Soy el agente Takagashi Honiata, ¿podría decirme qué es lo que ha ocurrido?

- Yo iré a ver al ladrón,-dijo el agente Simon McCan-.


 Pasando al interior de la vivienda, Simon se presentó.

- Buenas noches señorita, soy el agente Simon McCan, ¿podría decirme dónde tenéis encerrado al sospechoso?

- En el baño, pase por aquí,-indicó Violet amablemente-.


 Mientras tanto, Ekrem le relataba lo sucedido al agente Honiata.

- Entonces entré en el baño a beber un vaso de agua cuando escuché ruido en el salón y ahí fue cuando comencé a sospechar.

- ¿Por qué? Podría haber sido su pareja, ¿no es así?

- Lo dudo. Mi novia tiene un sueño muy pesado y le cuesta horrores despertarse o que alguien la despierte, por eso sospeché y abrí la puerta y fue cuando vi a un encapuchado entrar en el despacho, donde tengo el ordenador.


 Simon entró en el baño con la pistola en la mano sin saber quién o qué se podía encontrar y, cuando vio a su compañero completamente ensangrentado, bajó la pistola y se la guardó.

- ¿Qué coño haces tú aquí Enrique?

- Por favor… llamad a un… médico. Me estoy… desangrando…

- Aquí el agente McCan, patrulla 4811, necesito una ambulancia en la dirección…-comenzó a decir Simon a través de su radio-.


 Entrando en la vivienda, Takagashi continuó haciendo preguntas tanto a Ekrem como a Violet.

- Puede ir usted mismo a verlo,-le decía Ekrem al policía-. No he tocado nada después de haber encerrado al agente Vidal en el baño.

- Estupendo, tengo su permiso para poder hacer mis comprobaciones, ¿no es así?

- Adelante, no hay problema,-dijo Violet interviniendo-.


 Entrando en el despacho, lo primero que vio Takagashi fue el bate ensangrentado y una pistola en el suelo, tal y como Ekrem lo había descrito antes. Fijándose en el ordenador, el agente Honiata se dio cuenta de que estaba encendido pero en modo suspensión para ahorrar electricidad. Todo estaba exactamente igual como Ekrem dijo.


 Suspirando, Takagashi sacó su móvil e hizo una llamada.

- Comisaria, siento las horas… Sí, sé que son las 3 de la madrugada, pero no la llamaría si no fuera estrictamente necesario. Debe venir aquí. Es… el agente Vidal, lo acabamos de detener después de entrar en la vivienda del hermano de Alí Köpek de forma fraudulenta.


 Llevándolo al salón, Simon sacó sus esposas comenzó a ponérselas a Enrique mientras que éste intentaba zafarse sin éxito.

- Vidal, cuanto más te muevas peor,-le decía el agente McCan-.

- Un… médico.

- Que sí pesado, que la ambulancia está de camino.


 Apenas 15 minutos después, la propia comisaria en persona se presentó en la casa de Ekrem con cara de pocos amigos.

- Buenas noches agente Honiata. ¿Dónde está el detenido?

- Aquí comisaria,-dijo Takagashi señalando temeroso-.


 La ambulancia ya había llegado y curado a Enrique, limpiándole y tapándole la herida para que no sangrase más. Pese a lo aparatoso de la sangre, parecía todo más grave de lo que era. Acercándose a él, la comisaria Megan Reynolds hizo una mueca mientras que el agente Simon McCan se alegraba no ser Enrique en ese momento.

- Agente Enrique Vidal… ¿Por qué no me sorprende verlo así?

- Se lo puedo explicar comisaria…

- Desde luego que lo vas a hacer, Vidal… Y me lo vas a explicar personalmente porque te pienso interrogar yo misma y, hasta que no cantes como Pavarotti, no pienso dejarte un segundo de tregua. La guerra de Vietnam va a parecer Disneyland en comparación con tu interrogatorio. ¡Llevároslo!


 Volviéndose hacia Violet y Ekrem, éste estaba sorprendido al haber escuchado a la comisaria hablar de esa forma. Se notaba que era una mujer de armas tomar y que sabía lo que se hacía.

- Buenas noches,-saludó Megan-. Soy la comisaria Reynolds y en nombre de mi comisaría quiero pediros disculpas por todo lo sucedido. ¿Mis agentes ya os han tomado declaración?

- Sí,-contestó Violet con una media sonrisa-.

- Estupendo. De nuevo, siento mucho lo que ha ocurrido.

- No se preocupe comisaria,-dijo Ekrem-.


 Mirándolos a ambos, Megan le dio un consejo a Ekrem antes de marcharse.

- Yo que usted llamaría a mi hermano y le contaría lo que ha sucedido ahora. Creo que… le alegrará saber que su ex-compañero Enrique Vidal va a pasarse mucho tiempo a la sombra. Se lo puedo asegurar. Esto no quedará impune.

- Gracias,-contestaron ambos-.

- Señor Köpek, ¿me permite un comentario?

- Por supuesto comisaria.

- ¿Alguna vez se ha planteado ser policía? Creo que, al igual que su hermano, podría convertirse en un buen agente de la ley.

- Bueno pues… no lo había pensado, la verdad.

- Os dejo mi tarjeta. Si necesitáis alguna cosa, por pequeña que sea, no dudéis en llamarme.

- Muchas gracias,-contestó Violet-. Es usted muy amable.

- No hay de qué. Buenas noches y disculpen las molestias de nuevo.


 Cuando se marcharon todos, Ekrem se duchó y se cambió de ropa. Viendo la hora que era, se pensó mucho llamar a su hermano, pero finalmente lo hizo.

- Alí, buenas noches. ¿Te he despertado?

- No mucho. No sé por qué pero hoy no podía dormir, ¿pasa algo? No son horas normales de llamar…

- Lo sé y lo siento, pero ha sucedido algo…

- ¿Estáis todos bien?-preguntó Alí preocupado-.

- Sí, tranquilo. No hay por qué preocuparse… Es sólo que… ha estado a punto de repetirse lo mismo que le ocurrió a nuestros padres.


 Frunciendo el ceño, Alí se quedó en silencio unos momentos.

- Alí, ¿sigues ahí?

- Sí, sí… Es sólo que se me han venido todos los recuerdos a la cabeza. ¿Qué ha pasado tío?

- ¿Te acuerdas de que te llamé el otro día preguntándote por Enrique Vidal?

- Claro.

- Pues se lo acaba de llevar tu comisaria detenido después de que yo mismo le pillase intentando buscar dónde teníamos el dinero de su suegro.

- Qué hijo de puta… ¿Qué pasó?

- No sé, pero me desperté por culpa de una pesadilla y lo vi entrando en el despacho, cogí el bate y le reventé la cabeza. Luego lo encerré en el baño mientras que Violet llamaba a la policía. Por cierto, la comisaria es dura, ¿eh?

- Y que lo digas… Pues Ekrem, me alegro muchísimo de que estéis todos bien. ¿Necesitáis algo?



CONTINUARÁ…


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