sábado, 5 de septiembre de 2020

Capítulo 12 || Doble o nada (Temporada 2)

 Alí se quedó un rato más hablando su hermano hasta que ambos se quedaron tranquilos tras el ataque de Enrique Vidal. A la mañana siguiente, justo cuando terminaba de guardar sus cosas, Alí escuchó el timbre de la puerta y fue a abrir.

- Ey Gloria, por fin estás aquí. ¿Tienes todo listo?


 Pero Gloria no contestó y, por su expresión facial, Alí comenzó a mosquearse.

- ¿Pasa algo Gloria?

- Verás Alí… Yo te quiero mucho y me encantó lo que pasó el otro día, de verdad.

- Pero no quieres nada.

- Es que… soy tu terapeuta y no debería acostarme con clientes por muy guapos o atractivos que sean.

- ¿Soy eso para ti? ¿Apenas un mero cliente?

- No me entiendes, no quería decir eso. Yo te considero un buen amigo pero… no puedo dejar todo atrás e irme contigo. Aquí tengo a mi clientela, mi despacho, mi casa, mi vida… No puedo renegar a todo esto para irme contigo.


 Alí negó con la cabeza e intentó explicarse.

- No te he pedido que reniegues. Te pedí que vinieses conmigo y que trasladaras tu vida a la nueva ciudad, eso es todo, pero está visto y comprobado que tu trabajo es más importante que tu vida personal. Mira Gloria, llevo mucho tiempo queriéndote y amándote en secreto, te ayudé con tu ex-novio cuando te maltrataba y te apoyé cuando lo detuvieron.

- Y eres un pilar muy importante en mi vida.

- Pues se ve que no soy lo suficiente… Debí imaginármelo… ¿Quién iba a aguantar a un tipo como yo?

- Venga, no digas eso.

- Digo lo que me da la gana y ahora, por favor, vete. Necesito terminar de recoger mis cosas e irme a mi nuevo hogar, que me queda un largo viaje por delante.

- ¿Volveremos a vernos?


 Pero esta vez fue Alí quien no contestó, por lo que Gloria se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras justo cuando escuchó cómo se despedía de ella.

- Adiós Gloria.


 Un par de horas después, Alí llegó a su nuevo hogar y pudo contemplar lo amplio que era en comparación con su anterior piso.

- No está mal… Nada mal.


 Cruzando otra puerta, Alí descubrió el dormitorio y se quedó asombrado.

- Este cuarto es más grande que todo mi anterior piso. Aquí podrían correr caballos y todo… ¿Y yo para qué quiero un sitio tan grande para mí solo?


 Y, sin poderlo evitar, Gloria volvió a su cabeza. ¿Qué había hecho mal para que lo abandonase? Justo cuando había avanzado en la relación y todo parecía ir viento en popa, ella se echa atrás y lo deja marchar. ¿Por qué? No lo comprendía.


 Diciéndose a sí mismo que debía dejar de pensar en ella, Alí salió de casa y comenzó a caminar por los alrededores para descubrir el barrio al que se había mudado. Tal vez el tiempo no acompañaba, pero había poca gente en la calle y el ambiente era bastante gélido.


 Alí vio a una chica tocando el violín, una vendedora ambulante, dos o tres personas andando por la calle… Todo muy normal, pero lo que sí notó es que la gente era más solitaria, no habían tantos saludos entre ellos.


 Acercándose al puestecillo, saludó a la mujer.

- Buenos días.

- Buenos días caballero, ¿le gusta algo de lo que ve?

- Pues estaba echando un vistazo porque soy nuevo por aquí y quería descubrir este sitio.

- Oh, entonces bienvenido a la ciudad. ¿Qué le trae por aquí?

- Trabajo. Soy policía.

- Vaya, un agente de la ley. Pues eso viene muy bien porque aquí hay mucho ladrón suelto. De hecho, el otro día denuncié que me habían intentado robar el cargamento,-dijo mirando hacia la furgoneta y viendo que había un hombre agarrando una caja-. ¡Al ladrón! ¡Me están robando!-gritó la dependienta-.


 Comenzando a correr tras el sospechoso, Alí iba gritándole que parase, pero aquel tipo no hacía caso y corría más rápido.

- ¡No escaparás!


 Dando un buen par de zancadas, Alí consiguió alcanzar al sospechoso y agarrarlo de la chaqueta.

- ¡Ya te tengo!-dijo Alí-.

- No estés tan seguro…-dijo aquel hombre mientras cerraba su puño con intención de pegarle-.


 Pero Alí lo vio venir y esquivó el puñetazo para el asombro de aquel extraño hombre con turbante.


 Aprovechando que ese hombre había fallado, Alí fue quien le pegó un puñetazo y lo noqueó de un solo golpe.

- ¿Con quién te crees que estás?-preguntó Alí-. Quedas detenido, cualquier cosa que digas puede ser y será utilizado…


 Yendo hasta la comisaría, Alí lo metió entre rejas y le dijo al policía que estaba en esa zona que tuviese cuidado porque parecía ser un hombre peligroso.


 Justo cuando Alí se estaba cambiando de ropa, un compañero le avisó de que el comisario quería verlo y hablar con él. Dándose prisa, Alí se presentó en el despacho de su superior.

- Buenos días comisario, ¿quería verme?

- Buenos días Köpek. ¿Qué hace aquí? Tenía el día libre a causa de su reciente mudanza.

- Lo sé señor, pero mientras daba un paseo he cazado a un tipo que intentaba robarle a una dependienta ambulante y lo he traído aquí.

- ¿Sabe quién es el tipo al que ha detenido?

- Pues… no, pero supongo que por su tono debe ser alguien importante.


 Levantándose, el comisario miró seriamente a Alí.

- No se lo imagina. ¡Ha detenido al turco!

- ¿Quién?

- ¿No conoce a Mohamed Salah, alias “El Turco”? Llevamos años detrás de él buscándole cualquier minucia para cazarlo y va usted y lo consigue sin apenas despeinarse.

- Bueno… Yo sólo hice mi trabajo, eso es todo. ¿De qué se le acusa?

- Pertenencia a banda armada, venta ilegal de armas, extorsión… Un angelito.

- Joder pues me alegro de haberlo pillado.

- Sólo hay un problema.

- ¿Cual?

- Se rumoreaba que estaba por la ciudad porque iba a encontrarse con un importante hombre al que llevamos años queriéndole echar el guante, pero ahora no va a poder ser.


 Sintiéndose responsable, Alí pidió disculpas.

- Lo siento señor, no sabía que esto era tan importante.

- Agente, estamos en un barrio peligroso y aquí las bandas y la delincuencia están a la orden del día, por lo que buscamos incesantemente a todo aquel que quiera lucrarse a costa del sacrificio de los demás. Usted ha hecho su trabajo muy bien, pero ahora debemos pensar en lo que hacer para cazar al resto… Un momento…


 El comisario se quedó en silencio y comenzó a mirar de una forma extraña a Alí, quien le preguntó qué era lo que sucedía.

- Estoy pensando en que… pero no, es una locura.

- ¿El qué señor?

- Se me ha ocurrido la idea de que usted y El Turco tienen rasgos parecidos y que podría infiltrarse en la organización haciéndose pasar por él. Claro que sería muy arriesgado y no todos estarían dispuestos a…-dijo el comisario antes de ser interrumpido.

- Acepto.

- ¿Está seguro?

- Creo que estoy cualificado para el trabajo y estaría encantado de ayudar a limpiar las calles de maleantes.

- ¿Cómo está tan seguro?

- Verá…-dijo Alí comenzando a contarle su historia-.


 Durante dos largas semanas Alí y el comisario, en total secretismo, interrogaron exhaustivamente a Mohamed Salah para sonsacarle toda la información. No habían anunciado su detención por lo que, para todos, El Turco seguía libre. Fue al final de ese periodo cuando, en un arrebato, Alí comenzó a pegar al detenido para sonsacarle información, ya que no había manera de que hablase. Viendo que Alí era un policía diferente, Mohamed aceptó hablar con él, contarle todo lo que sabía y colaborar en lo que hiciera falta sólo con la condición de que se le rebajase la pena. Aceptando dicho trato, El Turco comenzó a cantar como los pajaritos hasta el punto en el que le dio a Alí toda su documentación auténtica, acceso a sus cuentas bancarias… absolutamente a todo. De esa forma, no habría tantas sospechas sobre él. Alí estudió intensamente la forma de comportarse de Mohamed, de moverse, de hablar… Quería parecerse lo máximo que pudiera al detenido y, justo antes de irse para comenzar con la infiltración, llamó a su hermano.

- Ekrem, ¿qué tal?

- Bien tío, ¿y tú? Hacía mucho que no hablábamos.

- Lo sé, pero es que he estado muy liado en el trabajo y no he tenido tiempo.

- Ah, todo bien imagino, ¿no?

- De eso quería hablarte… He de desaparecer.


 Quedándose en silencio, Ekrem no se creía lo que le estaba diciendo su hermano.

- Alí, ¿cómo que desaparecer?

- No te lo puedo contar, pero he de desaparecer durante un tiempo.

- Alí, ¿estás en tu piso? Voy para allá.

- No Ekrem, estoy en un piso franco. Hazme caso, sigue tu vida y dile a los demás que los quiero.

- Espera Alí, ¿qué coño estás diciendo?

- No puedo especificar más porque estoy en una misión de vital importancia y seguramente me echen la bronca por llamarte, pero no quería irme sin despedirme de ti. Te quiero mucho Ekrem.

- Pero… Alí. ¿Alí? ¿Hola?


 Cerrando los ojos y respirando hondo, Alí salió del piso franco y se dirigió hacia el lugar donde había quedado El Turco con Gregor Andrews, un empresario famoso con actividades fraudulentas. Alí estaba completamente metido en su papel y deseaba con todas sus fuerzas que nadie notase que no era el verdadero Mohamed Salah.


 Aquella mañana había una tempestad de cuidado y era muy desagradable permanecer allí fuera con todo lo que estaba cayendo. Escuchando una voz a sus espaldas, Alí miró hacia atrás y vio a un hombre aproximarse hasta él.

- ¿Mohamed Salah?


 Levantándose, Alí afirmó y saludó a aquel tipo.

- Es un placer conocerle al fin, señor Salah.

- Lo mismo digo, señor Andrews.

- Por favor, llamame Gregor. ¿Nos vamos para casa? Hace un frío del carajo hoy.


 Montándose en el coche de Gregor, él y Alí llegaron hasta la casa del primero.

- Bienvenido a mi humilde morada.

- No está mal la choza,-comentó Alí-.


 Entrando en ella, por fin, pudieron ponerse al resguardo de la dichosa tempestad.

- Este de aquí es el salón principal y la cocina,-dijo Gregor-. Allí tiene un baño y justo al lado el comedor principal.

- Bien. Parece un sitio confortable.

- Sin duda, es mi casa favorita de las tres que tengo.


 Dándose la vuelta, Gregor comenzó a hablar con Alí.

- Mohamed, es un placer que un hombre como usted haya accedido a financiar parte de los negocios que estamos llevando mi equipo y yo. Significa mucho para mí que su implicación sea tanta como para dejar su palacio en Dubai y haya venido a hospedarse en mi hogar.

- Soy un hombre de negocios Gregor, sé quién es un mentiroso y quién tiene buenas ideas para hacer dinero y usted es de este segundo grupo. Aposté por usted y lo seguiré haciendo mientras que nuestras cuentas corrientes sigan engordando considerablemente.


 Asintiendo con la cabeza, Gregor le dio las gracias por su comentario.

- Gracias Mohamed. Estoy seguro de que no se arrepentirá de haber apostado por nosotros.

- Eso espero y deseo. Soy un hombre muy exigente y me gusta que todo esté a mi gusto, por lo que si quiero algo, se hace y si no quiero una cosa, quiero que esté retirada de mi vista en menos de un segundo.

- Somos conocedores de su exigencia y, por eso, le hemos preparado un lugar para usted que creo que cumple con sus preferencias pero, si me permite, me gustaría seguir mostrándole la casa y presentarle a mis dos socios principales.


 Aceptando, Gregor subió las escaleras hacia el piso superior seguido de Alí, quien estaba muy nervioso y, a la vez, sorprendido porque ese tal Gregor no había notado absolutamente nada y estaba orgulloso de su actuación.

- Aquí arriba están los dormitorios, el de la derecha es el de Moncho, el del fondo a la izquierda el mío y el contiguo el de Michael. Las otras dos puertas son de otro dormitorio y de un baño.

- ¿Y usted se cree que voy a compartir baño con tres personas más?

- En todo caso sería con dos porque en mi dormitorio tengo un baño privado pero no, usted no va a estar en esta casa.

- ¿Entonces?

- Confíe en mí, Mohamed.


 Llamando a sus dos socios, ambos se presentaron y, viendo a Mohamed, tragaron saliva y se presentaron.

- El de la izquierda es Moncho Wilson y es el encargado de organizar los pedidos de nuestros clientes respecto a nuestro producto estrella: la droga. Junto con otros socios nuestros que nos han proporcionado transportes seguros, no hay forma posible de que la policía nos pueda coger.

- Interesante, me gustaría saber más detalles sobre eso más adelante,-dijo Alí mientras intentaba evitar que se le notase que conocía a Moncho desde hacía años. Este tío no era otro que el ex-novio de Gloria al que metieron en la cárcel por maltrato y ahora estaba allí con él. Cruzando los dedos, Alí deseaba que Moncho no lo reconociese-.

- El de la derecha es Michael González, nuestro jefe informático y uno de los mejores hackers del mundo. Es capaz de encontrar qué número de zapato usas con sólo teclear un par de cosas. Es un auténtico fuera de serie y único en lo suyo, que es coordinar nuestra segunda gran fuente de ingresos: las estafas. Él, junto con su equipo, son los encargados de pensar nuevas formas de engañar a la gente cada semana.

- Genial, me gusta…-comentó Alí pensando en qué mundo más turbio era en el que se estaba introduciendo-.



CONTINUARÁ…


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