lunes, 18 de mayo de 2020

Capítulo 15 || The Mirror

 Linda no tenía cara de buenos amigos y Hugo y Marta eran conscientes así que, para evitar que el castigo fuera peor, Marta se adelantó y contó la verdad.
- Maestra, esta vez sí que no es lo que parece.
- Ahora mismo me vais a contar qué diablos hacíais aquí abajo y la excusa tiene que ser muy buena como para que os crea.
- Pues…-comenzó a decir Marta mirando a Hugo, quien asintió con la cabeza-, será mejor que venga con nosotros.
- ¿A dónde? ¡Quietos los dos ahora mismo!


 Marta arrancó el paso y Linda la siguió para intentar frenarla, pero sin suerte. Parándose todos frente a la estantería, Hugo indicó cual era el libro que abría el pasadizo y, cuando la puerta se abrió, Marta entró dejando la vía libre a Linda.


 Pasando con un paso lento, Linda miraba a todos lados con cara de asombro.
- ¿Qué se supone que es este sitio?-preguntó Linda-.
- ¿No lo sabe?-preguntó Marta-. Pensábamos que usted o el maestro sabrían algo…
- No tenía ni idea de que esto estuviera aquí y pondría la mano en el fuego de que el maestro tampoco sabe nada.


 Mirando a los alrededores, Linda se dio cuenta de que había una especie de piscina debajo de mucha vegetación.
- Qué extraño lugar…
- Si esto le parece raro es que usted no ha visto nada,-dijo Hugo señalando la gran estatua y la tumba-.


 Adelantándose un poco, Linda se asombró al ver todo aquello mientras que Hugo y Marta se miraban entre ellos.
- Y… ¿Cómo habéis descubierto esto?
- De casualidad,-contestó Hugo-. Bajamos aquí por saber lo que había y sin planearlo descubrí este sitio.
- Y pensar que todo esto ha estado todo el tiempo bajo nuestros pies y no éramos conscientes de ello…


 Lo cierto era que allí el aire y el ambiente se hacía más pesado que en la habitación contigua. Ninguno de ellos sabía lo que hacer, ya que Linda miraba todo aquello con verdadero asombro, Hugo temblaba de miedo por partida doble pensando en el castigo que le podría caer a Marta y a él y también por estar en ese lúgubre lugar. Por su parte, Marta no paraba de mirar hacia el sitio donde había visto ese bulto unos minutos atrás.


 Justo cuando Marta inició el paso, Linda se volvió y habló con los muchachos.
- Está bien. Esto debe saberlo el maestro así que… Señor Solanas, ¿podría avisarle? Y, por supuesto, mantenga esto en total y absoluto secreto.
- ¿Y cómo se lo digo para que los demás no se enteren?
- Pues… dígale que ha encontrado un nido escondido y que le he mandado llamar yo. Vaya directamente al comedor, él estará allí.
- ¿Y yo qué hago?
- Quedarse conmigo esperando a que su compañero vuelva con el profesor.


 Saliendo de allí dando largas zancadas, Hugo fue a avisar a Tyler intentando calmarse a sí mismo para evitar que se le notase más nervioso de la cuenta.


 Marta vio cómo Hugo se marchaba y le propuso a su profesora investigar más aquel lugar.
- ¿Para qué? A mí este sitio me pone los pelos de punta… ¿A usted no?
- Qué va. Yo no creo en estas cosas… Las respeto, pero paso de todo esto,-dijo dirigiéndose hacia el bulto-.
- ¿A dónde va señorita Ruiz?
- Voy a ver qué hay aquí,-dijo comenzando a parar justo cuando vio dos pares de pies sobresaliendo del bulto que había visto antes-.


 Llegando al comedor, Tyler lo saludó y le preguntó por Marta, ya que era la única que faltaba allí.
- Maestro, verá… Es que… He encontrado un nido escondido y me ha mandado la profesora a que se lo diga.
- ¿Un nido?-preguntó poniéndose de pie-.
- Sí…
- Le acompaño,-dijo Tyler iniciando la marcha-.


 Sin embargo, justo cuando Marta se dio la vuelta para contarle a Linda lo que había visto, sintió las femeninas manos apretar su cuello. ¿Se había vuelto loca? ¡La estaba ahogando! Marta comenzó a golpear los brazos de su profesora sin mucho éxito mientras que esta seguía apretando con fuerza.
- ¿Por qué habéis tenido que venir aquí? ¡¿Por qué?!-gritaba Linda fuera de sí-.


 Avisando a los alumnos de que tendría que ausentarse de allí durante unos minutos, Tyler se encaminó hacia la puerta mientras que Hugo lo miraba sin dejar de moverse. Ese sitio no le daba buena espina y no le gustaba nada haber dejado allí abajo a Marta.


 Marta comenzó a notar cómo la sangre se le acumulaba en la cabeza y sus esfuerzos por respirar estaban siendo inútiles. No paraba de intentar zafarse de Linda sin éxito y la falta de oxígeno provocaba unos movimientos más lentos y torpes.
- Nadie más conocerá nuestro secreto cuando acabemos con vosotros. ¡Jamás!


 Hugo salió escopeteado hacia el sótano mientras que Tyler le indicaba que no corriese por los pasillos.
- Señor Solanas, no hace falta correr. ¡Señor Solanas!
- Maestro, discúlpeme por lo que le voy a decir, pero déjese de tonterías y baje ahora mismo. ¡Es muy importante!


 En un arrebato de lucidez, Marta logró reaccionar y le clavó su tacón en la espinilla de Linda, provocando que ésta dejase de apretar y dándole oportunidad a Marta para separarse, recobrar el aliento y pegarle un puñetazo a su profesora acompañándolo de diversos gritos.
- ¿Está usted loca? ¿Por qué cojones me ha intentado matar?


 Pero Linda, lejos de rendirse, agarró a Marta y comenzó a pegarle también.
- ¡No saldrás viva de aquí! ¡No te resistas zorra!-gritaba Linda mientras pegaba a Marta-. ¡Haremos un gran sacrificio al Maestro contigo y con el memo de tu novio!


 Justo en ese momento, el mismo Hugo entró en la sala que, viendo cómo Linda pegaba a Marta de esa forma, intervino acercándose a ellas dos.
- ¡Eh! ¡Pare de pegarla! ¡Maestra!
- ¡Me está intentando matar!-llegó a gritar Marta entre golpe y golpe-.


 Al escuchar las palabras de Marta, Hugo agarró a Linda del brazo y la empujó con tal fuerza que casi la tira al suelo. Recibiendo un duro golpe en la cara, Hugo agarró del cuello a su profesora mientras le hacía preguntas sin parar.
- ¿Por qué coño estaba intentando matar a Marta? ¿Qué cojones es este sitio? ¿Quiénes sois vosotros?


 Marta aprovechó ese momento para huir justo cuando se acordó del bate que había visto antes. Yendo a por él, lo cogió y se dio media vuelta para patearle el culo a Linda.


 Llegando Tyler en ese momento, vio cómo Hugo sujetaba a Linda del cuello mientras le preguntaba cosas sobre ese lugar. No había visto a Marta por ningún lado, pero le daba igual.
- ¡Hugo para!
- ¡No hasta que me diga el por qué estaba intentando matar a Marta!
- Hugo, me caías bien, pero esto no va a quedar así. ¿Por qué has tenido que venir aquí?
- ¿Y yo que sé? ¿Se cree que este sitio viene en un puto mapa?
- Acabé con el cabrón de Fernando y ahora acabaré contigo…-dijo Tyler provocando que Linda se zafase de las manos de Hugo y le golpease en la cabeza-.


 Pero justo en ese momento entró Marta con el bate y, habiendo escuchado a Tyler, se dirigió a él comenzando a darle incesantes golpes en la cabeza mientras que Linda corría en dirección contraria.
- ¡NOOOOOOOO! Me las pagarás, ¡¡¡puta de mierda!!!-gritó Linda-.


 Linda echó a correr hacia la estatua mientras que Hugo, quien había recobrado el aliento, empezó a perseguirla.
- ¡No escaparás!


 Tras alcanzarla y sujetarla como podía, Marta se dirigió hacia ella comenzando a darle un golpe detrás de otro con el bate mientras que Hugo miraba hacia otro lado.


 Cayendo al suelo al igual que previamente había hecho Tyler, Marta soltó el bate sintiendo cómo el corazón se le iba a salir por la boca. ¿Los había matado? No lo sabía, pero al menos los había dejado sin ganas de matar a nadie.


 Abrazándose en ese momento, Marta y Hugo comenzaron a respirar más tranquilamente.
- ¿Estás bien Marta?
- Sí, ¿y tú?
- Sí, no te preocupes.
- ¿Qué cojones acaba de pasar?
- No lo sé, pero tenemos que llamar a la policía,-dijo Hugo buscando un móvil en el cuerpo inmóvil de Linda-. ¡Aquí está! Mientras llamo, asegúrate de si están vivos o muertos.


 Subiendo las escaleras para obtener cobertura, Hugo llamó a emergencias y comenzó a relatar lo sucedido.
- ¿Entonces están los dos solos?-preguntaba la operadora-.
- ¡No! Le he dicho que somos estudiantes del Internado McCullock y que nuestros profesores nos han intentado matar a una compañera y a mí.
- ¿Y dónde están los profesores?
- Tirados en el suelo.
- ¿Muertos?
- No,-dijo Marta tras subir de comprobarlo-.
- No, no-contestó Hugo a la operadora-.


 Tras mandar una ambulancia y a la policía hasta el internado, Hugo y Marta fueron a contarle lo sucedido a sus compañeros.
- Chicos, ¡chicos! Escuchadme todos.
- Ey Hugo, ¿qué pasa? ¿Por qué tardan tanto los maestros en venir?-quiso saber Rubén-.
- No van a venir.
- ¿Y eso por qué?-preguntó Diego-.
- Porque nos han intentado matar,-contesto Marta enseñando su camisa con salpicaduras de sangre-.


 Levantándose instantáneamente, Raquel la abrazó.
- ¿Estás bien Marta? ¿Qué ha pasado?
- Cuando os lo cuente no os lo vais a creer…


 Todos los compañeros, totalmente sorprendidos escuchando todo aquello, exigían explicaciones a Hugo y Marta, quienes comenzaron a relatar lo sucedido hasta que escucharon a lo lejos cómo las sirenas de la policía y la ambulancia se acercaban cada vez más y más.


 Isaac, levantándose también, abrazó a Hugo.
- Joder, menos mal que estáis bien. Entonces, ¿el profe mató a Fernando?
- Eso dijo… No sé cómo pero lo hizo…
- Buenas tardes, somos los servicios de emergencia,-dijo un chico entrando en el comedor junto a unos policías-. ¿Dónde están los heridos?
- Por aquí,-indicó Marta acompañándolos-.


CONTINUARÁ…

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