sábado, 1 de enero de 2022

Capítulo 26 || Nada Es Lo Que Parece

 Aquel día era el de las visitas de amigos y familiares en la cárcel y, como era costumbre, Vicente vigilaba las cámaras con más ahínco para asegurarse de que todo iría bien.


 Uno de los guardias llevó a Ferrán hasta la sala de visitas mientras éste se quejaba sin parar.

- ¿Te vas a quedar ahí mirando como si fuera a robar algo?-preguntaba Ferrán-.

- Como un alcón.

- ¿Y qué te crees que voy a hacer teniendo un cristal antibalas de por medio? No empieces otra vez como siempre…

- Me da igual, tengo que quedarme.

- ¡Pero que es mi hijo! ¿No puedo tener un momento de tranquilidad con él sin que estés ahí?


 Pedro miraba con tristeza a su padre y al guardia y le decía con gestos que les dejase a solas casi suplicándole, pero el guardia se mantenía en su posición sin moverse.


 Al momento, dicho guardia recibió una llamada por el walky de parte de Vicente diciéndole que les dejase a solas, que no había problema. En ese mismo instante, la expresión de Ferrán cambió radicalmente.


 Haciendo caso a su superior, el guardia se marchó pero sin parar de mirar hacia padre e hijo porque no les gustaba un pelo esos dos.


 Una vez solos, Ferrán y Pedro dejaron de comportarse tal y como lo estaban haciendo y fueron al asunto que les reunía.

- ¿Hay novedades Pedro?

- Sí, me enfrenté con Santi pero está muy crecido. Ya es policía y creo que está en Asuntos Internos o algo así escuché decirle Clara a mamá.

- No me extraña, ese perro sólo va a joder la vida de todos los demás.

- No sé qué hacer para joderle la vida papá. Ese hijo de puta necesita su merecido.

- Tengo una idea. Tu hermana y Santi tienen algo, ¿no? Eso me dijiste la última vez.

- Sí, creo que están liados o algo así.

- Vale, pues le vas a robar a tu hermana la llave de la casa de Santi.


 Pedro abrió sus ojos como brótolas.

- ¿Cómo?

- Joder, pareces tonto… Te cuelas en su cuarto cuando ella no esté, copias la forma de la llave en un trozo de plastilina, luego quemas plástico y haces el molde y entras en la casa de Santi cuando él no esté.

- ¿Y para qué?

- Para matarlo pero de forma que parezca un accidente. No debes dejar huellas, nadie debe verte y, por supuesto, debes hacer desaparecer el arma para que no te pillen. Estoy harto de seguir con este juego. Ahora vamos a ir a por todas.


 Subiendo a la sala de control, el guardia vio a Vicente bastante concentrado.

- No me gustan un pelo esos dos,-decía Vicente-.

- ¿Entonces por qué me ha dicho que me vaya jefe?

- Porque quiero pillar a Ferrán haciendo algo indebido. Tengo puesto un micrófono bajo la mesa, todo legal y con consentimiento de un juez, y necesito que se crea que lo tiene todo bajo control.

- Coño, buena jugada.


 Ajenos al plan de Vicente, Ferrán y Pedro hablaban sobre los detalles del suyo para dejarlo todo bien atado y que Pedro no tuviese el menor problema a la hora de matar a Santi.


 Tras varios minutos dejándolos solos, Vicente se levantó de su sitio.

- Te dejo al cargo de la vigilancia, yo me encargo de llevar de vuelta a Ferrán a su jaula.

- ¿Seguro jefe?

- Totalmente. Se ha acabado el cuartel que le hemos dado.


 Entrando con firmeza en la sala de visitas, en cuanto Ferrán escuchó la voz de Vicente suspiró.

- Se acabó el tiempo. Hora de volver Ferrán.

- Todavía no he terminado de hablar con mi hijo.

- Me importa un huevo. Toca volver a la celda.

- Pero…-comenzó a decir Ferrán antes de ser interrumpido por Vicente-.

- ¡Que te levantes!-gritó el guardia pegando un tirón de la silla-.


 Levantándose rápidamente, Ferrán se quedó mirando fijamente y con expresión seria a Vicente.

- ¿Qué estás mirando?-preguntó Vicente-.

- Tu cara.

- Oh, ¿y te parezco guapo? ¿Te gustaría meterme tu polla bajo el agua de la ducha? O no, mucho mejor, hundirme la cara a puñetazos, ¿verdad?

- No te pases de listo jefazo, que un día pueden cambiar las tornas cuando salga de aquí.

- ¿Me estás amenazando? ¿Te recuerdo que puedo meterte en el agujero y hacer que no tengas visitas durante un mes? ¿Qué me dices a eso?


 Sin decir absolutamente nada, Ferrán se fue de allí dando un portazo y, antes de ir tras él, Vicente miró a Pedro seriamente y le hizo un gesto para hacerle ver que lo tenía en el punto de mira.

- Estos dos… Debería hablar con Santi y prevenirle. No me fío un pelo de ninguno de ellos.


 Horas más tarde, Clara y Claudia llegaron a casa tras entrenar y trabajar respectivamente.

- Mamá, yo voy a ducharme, que huelo que apesto.

- Muy bien, yo me pondré cómoda e iré a ver qué preparo para cenar.


 Subiendo al piso de arriba, Clara entró en el baño mientras que Pedro salía de su dormitorio justo en el preciso instante para no ser visto.


 Despacio y sin hacer ruido alguno, Pedro entró en el dormitorio de su hermana y buscó el bolso de ella. Haciendo caso de lo que le había dicho su padre, sacó un molde de la llave de la casa de Santi mientras que Clara se duchaba ajena a todo.


 Feliz de haberlo conseguido, Pedro no quería perder más tiempo y se fue silbando de casa. Su madre iba a avisarlo pero, al verlo tan contento, le resultó raro.

- ¿A dónde irá?


 Poniéndose la ropa de nuevo, Claudia siguió a su hijo a cierta distancia y, cuando lo vio cerca de la casa de Santi, se preocupó.

- ¿Qué hace Pedro aquí? ¿Qué es lo que pretende este hijo mío?


 Sin saber que su madre le estaba espiando, Pedro abrió la puerta con total normalidad y supo que su padre volvía a tener razón, como siempre. Ahora era el momento de esconderse y esperar a que Santi llegase a casa y matarlo.


 Pocos minutos después, justo cuando Claudia iba hacia la casa de Santi, lo vio dirigirse hacia allí y, sin poderlo evitar, tuvo que intervenir.

- ¡Santi! ¡Santi espera!


 Acercándose a Santi, Claudia no tenía ni idea de qué decirle a Santi, pero de lo que estaba segura era de no destapar a su hijo. Primero quería hablar con Pedro y después tomaría la decisión pertinente.

- Vaya Claudia, menuda sorpresa. ¿Qué haces tú por aquí?

- Pues… pues… quería hablar contigo.

- ¿Sobre qué? ¿Clara está bien?

- Sí, ella está bien, era porque quería hablar de… vosotros dos.

- Uy, primera charla suegra y yerno, ¿no?

- Más o menos. ¿Podemos pasar a tu casa?


 En cuanto entraron Claudia miraba a todos lados y Santi la notó extraña.

- Oye Claudia, ¿seguro que estás bien?

- Sí, te lo prometo.

- Te veo rara… no sé.

- Es que… no sé cómo decirte lo que te voy a decir.

- Bueno, pues suéltalo.

- Preferiría que fuera en tu dormitorio.

- ¿Cómo?


 Desde el baño, Pedro escuchó la voz de su madre y se sorprendió mucho.

- ¿Qué cojones hace mi madre aquí? No debería estar aquí, mierda. ¿Ahora qué hago?


 Sin estar muy seguro de lo que quería Claudia, Santi entró en el dormitorio seguido de su suegra.

- Bueno, pues ya estamos aquí… De verdad Claudia, hoy estás muy rara y perdona que sea muy pesado con eso pero… nunca te había visto así.

- Ya, es que… esto es nuevo para mí.

- ¿Nunca has tenido una charla seria con ningún novio de tu hija?


 Escuchando las voces de Santi y su madre en el dormitorio, Pedro aprovechó para salir del baño e irse sin ser visto ni oído. Su plan debería posponerse…  


 Una vez sentado en la cama, Santi miró a Claudia.

- Bueno, tú me dirás…

- Verás… ¿Mi hija y tú… tenéis pensado ser padres?

- ¿Cómo?

- Sí, que si me queréis hacer abuela.

- A ver… me encantaría pero no nos ha dado tiempo ni a hablar de ese tema. ¿No estás yendo muy rápido Claudia?


 Tras la conversación con Santi, Claudia se marchó a casa y en cuanto entró vio a su hijo frente al ordenador.

- Pedro, contigo quería yo hablar.

- Ah, hola mamá. ¿Qué pasa?


 Acercándose a su hijo, éste no despegaba la cara de la pantalla.

- ¿Tú qué mierda hacías entrando en casa de Santi? ¿Le has robado la llave a tu hermana?

- Mamá, tú estás delirando.

- ¿Deliro? ¿Entonces qué hacías escondido en el baño justo cuando he ido hace un rato a casa de Santi? ¡Y mírame cuando te hablo!


 Levantándose, Pedro miró a su madre.

- Mamá, no digas tonterías. Nunca haría tal cosa.

- ¿Te crees que puedes engañarme Pedro? Soy tu madre, te he parido y sé perfectamente cuando mientes y sé que tenías pensado hacer algo y te he jodido el plan. Sea lo que sea, ¡no lo hagas!

- No hay ningún plan mamá. Estás loca.

- ¿Loca? Ah, ya veo… Todo esto es cosa de tu padre…

- ¡No metas a papá en esto! ¡Él solo quiere…!

- Ah, ¿ves? Sabía que si había algo turbio en todo esto es porque la mano de tu padre está metida.


 Girándose en ese momento, Claudia tomó una decisión.

- Voy a llamar a la policía y a tu padre se le va a caer el pelo, si es que le queda algo.

- ¡No harás nada de eso!

- ¡He dicho que lo voy a hacer y lo haré! Y no podrás hacer nada para impedirlo.

- ¡Mamá, no!-gritó Pedro agarrándola del brazo-.


 Minutos después, dejaba a su madre tumbada en la cama inconsciente tras haberla golpeado en la cabeza.

- Lo siento mamá pero esto no puede esperar más. Ya me lo agradecerás cuando sepas que papá tiene razón…


CONTINUARÁ…


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