martes, 11 de enero de 2022

Capítulo 2 || Custodio

 Joel, Luisa y Silvio comenzaron a llamar a Trevor sin obtener respuesta. Todos estaban entre preocupados por si le había pasado algo e incrédulos por si resultaba ser una broma de mal gusto.

- Trevor, deja de hacer el tonto, por favor,-decía Joel-.


 Iban de habitación en habitación mirando cada rincón sin encontrar a Trevor y ya estaban dejando a un lado la idea de que fuera una broma. ¿Qué había pasado con Trevor?


 Silvio, mirando a Joel, le transmitió la idea que se le había ocurrido.

- ¿Por qué no nos separamos y buscamos a Trevor por todo el complejo?

- No Silvio, si hacemos eso vete a saber si podemos desaparecer igual que él…

- Pero es que así iremos más rápido. Piénsalo Joel, nos ponemos a buscarlo y cuando terminemos nos encontramos todos aquí, en este mismo sitio, ¿vale?

- Bueno… Pero si lo encontráis gritad para que los demás os escuchemos. Y por favor, tened cuidado.


 Silvio se fue por una zona que ponía Ala Norte y comenzó a recorrer las habitaciones de esa zona, mirando a conciencia y esperando encontrarse con Trevor en algún momento. Aunque fuera insconsciente por algún golpe, pero quería encontrarlo.


 Joel por su parte hizo igual, se fue por otra de las zonas y siguió buscando a Trevor a conciencia. Tocaba paredes por si había pasadizos, aunque en su cabeza le pareciera una tontería, no podía descartar que ese sitio tuviera más secretos de los que parecía.


 Luisa hacía lo mismo. Pese a que no se llevase excesivamente bien con Trevor, era uno más de la pandilla y si faltaba Trevor nada sería igual, por lo que les convenía a todos encontrarlo y, a poder ser, vivo.


 Al cabo de un par de horas, todos se encontraron de nuevo en el punto de partida sin haber encontrado a Trevor.

- ¿Nada?-preguntó Joel-.

- Se ha esfumado tío,-contestó Silvio-.

- Parece como si no hubiera estado aquí. He mirado por todos lados y nada,-respondió Luisa-.

- Pues… miremos en casa, por si ha vuelto allí. Lo dudo mucho pero… yo que sé,-dijo Joel-.


 Pese a que tenían reticencias en irse, los tres veían factible que, por cualquier cosa, se hubiera despistado y Trevor estuviera de vuelta en casa. Ya cualquier idea que se les ocurría les parecía viable.


 Y justo cuando iban hacia el coche, escucharon una voz a sus espaldas. Una voz que no era otra que la de Trevor.

- ¡Chicos esperad! ¡No os vayáis sin mi!


 Todos se volvieron rápido hacia Trevor y sonrieron hasta que vieron a Luisa dirigirse con paso ligero hacia el recién aparecido.

- ¿Dónde mierda te habías metido, eh?

- Me había quedado encerrado detrás de las puertas grandes y me puse a investigar y…

- ¡Y qué casualidad que sales justo cuando nos vamos a ir!

- Luisa, cálmate,-dijo Joel-.


 Pero lejos de hacerle caso al líder del grupo, Luisa siguió regañando a Trevor.

- Eres un puto desgraciado que se cree que es más chulo que nadie, mejor que cualquiera del grupo y que vas por delante de todo el mundo y te recuerdo que no. Tú fuiste el último en unirte al grupo, no eres ni vas a ser nunca el líder porque para eso está Joel y como vuelvas a gastarnos una broma de este estilo te prometo que será la última cosa que hagas antes de expulsarte.


 Luisa estaba muy enfadado con Trevor, quien se mantenía en silencio sin tener tiempo a replicar las palabras de su compañero de banda.

- Y es más, esta nos las vas a pagar porque hemos perdido un tiempo increíble buscándote en lugar de encontrar lo que queríamos.

- Pero Luisa, que me he quedado encerrado coño, ¿no lo entiendes?

- ¡Mentira! Nos has querido gastar una de tus “graciosas” bromas que tú sueles hacer.

- Pero…


 Interviniendo en ese momento, Joel frenó la contestación de Luisa.

- ¡Ya está bien! Luisa, para ya. Si Trevor dice que se ha quedado encerrado le creo y no hay nada más que hablar. Yo soy el líder de la banda y el que tiene derecho de regañar a Trevor soy yo, no tú, así que baja esos humos y camina hacia el coche.


 Mirando a Trevor, Joel le hizo una pregunta.

- ¿Estás bien?

- Sí, pero no creerás lo que he visto… Como no podía salir, me puse a investigar y… Madre mía. Ahora comprendo muchas cosas.

- ¿Nos las cuentas de camino a casa?


 A la semana siguiente, la banda tuvo un soplo de que una importante ricachona había llegado a la ciudad con una gran suma de dinero y allí estaban todos para llevarse su parte.

- Bien, ahora debemos pensar un plan para poder acceder sin que nos vean y salir sin levantar sospechas,-decía Joel-. Esta tía debe tener seguridad hasta para cagar.


 Pero Trevor se adelantó y se ofreció voluntario.

- Si entramos todos será demasiado cantoso, así que seré yo quien entre,-dijo mientras que Luisa y Joel se miraban-.

- No tienes por qué hacerlo,-confesó Joel-.

- Lo sé, pero os lo debo por lo de la semana pasada. Deseadme suerte.


 Acercándose a la puerta principal, Trevor comprobó que estaba abierta y, tras mirar que no hubiera cámaras de seguridad, entró completamente en silencio y sin hacer ruido.

- Despacio Trevor, con cuidado…


 Mirando por todos lados, descubrió a la ricachona en una de las salas completamente sola. Mirando a su alrededor, no vio a guardias de seguridad ni cámaras por lo que Trevor siguió su camino sin hacer el más mínimo ruido para no ser descubierto.


 Subiendo al piso superior, Trevor llegó al lugar donde se escondía el dinero, el jugoso premio para poder aliviar las tensiones que había provocado en el grupo sin quererlo.

- Joder… Joel va a flipar con esto. Y encima tienen esto sin seguridad…-pensó Trevor sin darse cuenta de una de las cámaras que había colocadas arriba de la cámara hermética-.


 Los minutos pasaban y desde fuera todos se sentían inquietos porque querían que Trevor saliese ya de ahí. Se la estaba jugando mucho por la banda y, había que reconocer que los tenía bien puestos.


 En un momento dado, cuando Trevor estaba agarrando los fajos de dinero, escuchó cómo la puerta se cerraba a sus espaldas. La puerta era hermética y no había forma de abrirla desde dentro…

- Mierda, otra vez no… Me van a matar cuando salga de aquí y se crean que me quería largar con todo el dinero.


 Pero minutos después, la puerta se abrió y Trevor pudo ver que había un hombre trajeado frente a él que le saludó con una amplia sonrisa en la cara.

- Buenas noches caballero. Está usted en la cámara acorazada de mi clienta y no creo que tenga usted permiso para estar aquí y… ¿Qué veo en su bolsillo? Oh, son billetes… Vaya, me temo que no podrá salir de aquí con ese dinero.

- Yo… Lo siento mucho… Dejaré todo y me iré de aquí,-dijo Trevor metiéndose las manos en los bolsillos-.


 Pero en ese momento, aquel hombre se puso nervioso y sacó una pistola.

- ¡Las manos donde pueda verlas!

- Tranquilo hombre, vengo desarmado… Voy a sacar los billetes.

- Mientes… Los negros asquerosos como tú tienen armas escondidas hasta en los calzoncillos y como me descuide me matas y no lo voy a permitir.

- Pero que es cierto,-dijo Trevor sacando un billete de uno de los bolsillos-.


 Pero aquel hombre, ante el temor de que Trevor sacase una pistola, disparó antes de ver cómo el billete que había sacado de su bolsillo caía al suelo manchado de la sangre de aquel pandillero.


 Escuchando el disparo desde fuera, el resto de compañeros se quedaron congelados sin saber muy bien qué hacer. Por dentro sabían que algo había salido mal, aunque nadie lo expresaba verbalmente.


 De repente, Luisa comenzó a retroceder antes de hablar.

- Lo siento Trevor pero mi pellejo vale más que el tuyo así que… me marcho.

- Trevor… -dijo Silvio antes de iniciar la marcha e irse-.

- ¡Esperad! No me voy a quedar sólo aquí…-comentó Joel-.


 A todo esto, Mercedes se encontraba en la casa de Trevor viendo la tele haciendo tiempo para pasar una noche con él. Llevaban varios días sin verse y lo echaba de menos así que, como tenía llave, quería darle una sorpresa.


 Pero la sorpresa se la llevó Mercedes cuando al que vio aparecer fue a Joel en lugar de a Trevor.

- Joel, ¿qué haces tú aquí? ¿Y Trevor?

- Necesito hablar contigo… ¿Puedes apagar la tele un momento?


 A la muchacha le extrañó mucho el tono de voz tan serio y solemne de Joel, así que le hizo caso y se acercó al chico.

- ¿Qué pasa Joel? Te noto serio.

- Es sobre Trevor…

- ¿Qué ha pasado?

- Teníamos que entrar en casa de una ricachona y Trevor, por hacerse el valiente, entró él solo y…


 Joel tuvo que hacer una breve pausa antes de continuar para intentar tragar el nudo de su garganta.

- ¿Y qué?

- Pues… unos minutos después escuchamos un disparo dentro de la casa y…

- Joder, ¿y dónde está? ¿Está bien?

- No lo sé… Todos salimos corriendo de allí y…

- ¿Me estáis diciendo que seguramente han disparado a Trevor y en lugar de ayudarlo lo habéis dejado tirado como una colilla sin saber si está bien o si necesita ayuda?

- No me hagas sentir peor de lo que ya lo hago…

- ¡¿Peor?! Yo quiero saber si Trevor está bien o no, cabronazo.

- ¡No lo sé! Ya te he dicho que sonó un disparo dentro, así que…

- ¡Ah no! ¡Joder! ¡Coño!


CONTINUARÁ…


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