sábado, 15 de enero de 2022

Capítulo 4 || Custodio

 Un par de días después, durante el recreo, había bastantes chavales en el patio cada uno haciendo algo diferente, unos corrían, otros hablaban, algunos leían… Había de todo.  


 Pese a que el día estaba bastante nublado, hacía calor y Trevor estaba deseando salir al patio para refrescarse un poco.

- Carlos, ahí está ese chico nuevo de tu clase,-comentó Víctor-.

- Ah muy bien.

- Está mirando para acá.

- ¿Y qué quieres que le haga? ¿Le saco los ojos para que no nos mire?

- Es que no sé si te está mirando a ti o a Kate…


 Ese último comentario de Víctor puso a Carlos bastante nervioso, ya que era muy celoso y no soportaba que nadie mirase o hablase de cierta forma con Kate y Víctor había provocado que sus alertas saltasen.


 Víctor miraba fijamente a Trevor, quien se puso a mirar a otra gente del patio para disimular pero no podía evitar encontrarse con la mirada de aquel chico que no paraba de mirarlo y juzgarlo.

- ¿Qué problema tendrá esta gente conmigo? Racistas no son porque su pandilla parece la ONU, así que… Qué raros son tío,-pensaba Trevor para sí-.


 Ajena todo esto, Kate dijo algo que provocó las miradas de Carlos.

- Voy al baño.

- ¿Ahora?

- No, después durante la clase cuando no se puede, no te jode…

- Nena…

- Tío Carlos, ¿qué coño te pasa? ¿No puedo ir a mear ahora en el recreo o qué?

- Sí pero…

- Déjame en paz ya tío…


 Como Trevor estaba junto a la puerta, Kate pasó junto al muchacho y ésta lo saludó, a lo que Trevor contestó haciendo una mueca con la boca.


 Trevor se giró y se puso a observarla. Tenía que reconocer que la muchacha era guapa y tenía buen tipo, pero lo que no tenía era buen gusto porque mira que ser novia de Carlos…  


 En ese momento, Trevor escuchó que le llamaban a sus espaldas. Mirando, vio que era el propio Carlos.

- Trevor, ¿tienes algún problema?

- Ya empezamos…-pensó-.


 Trevor se giró y vio que Carlos estaba avanzando hacia él.

- Te estoy haciendo una pregunta.

- Y yo te he escuchado a la primera, no soy sordo, gracias.

- Pues responde cuando te hable.

- ¿Y cual era la pregunta?

- Mira chaval… te estás metiendo con la persona equivocada y eres demasiado nuevo aquí como para que te comportes de esa forma, así que será mejor que cuides lo que dices o haces si no quieres pasarlo mal.


 Pero lejos de asustarse como todos hacían siempre, Trevor se dio media vuelta y dijo algo que cabreó más si cabía a Carlos.

- Si tienes cojones, oblígame a no hacer o decir lo que me de la gana, chaval. Que eres muy valiente delante de todos tus amigotes.

- Uy este tío… Se está ganando a marchas forzadas que le pegue la paliza de su vida,-pensaba Carlos viendo alejarse a Trevor-.


 Entrando en el instituto, Kate salía del baño cuando vio de frente a Trevor.

- ¿Qué tal Trevor? ¿Te estás adaptando bien?

- Bueno… Es complicado, pero voy paso a paso.

- ¿Y cómo es que te has mudado aquí? Por el trabajo de tus padres imagino, ¿no?

- Qué va, mis padres murieron hace mucho. De hecho, vivo sólo…

- Ostras perdón, no quería…

- No te preocupes,-dijo Trevor cortando a la muchacha-. Simplemente cogí un mapa, cerré los ojos y puse el dedo aquí.

- Pues menuda suerte la tuya, ya podrías haber escogido las Maldivas en lugar de este pueblucho.


 Justo iba a contestar Trevor cuando Gerard apareció.

- Kate, Carlos dice que…-comenzó diciendo el chico-.

- Que haga acto de presencia, ya lo sé Gerard. Dile que ahora voy.

- No te deja ni a sol ni a sombra, ¿eh?-se atrevió a comentar Trevor en voz baja-.

- Carlos es buen chico, pero a veces me desespera,-contestó Kate antes de suspirar-.


 Los días pasaban y Trevor iba adaptándose más a su nueva vida. Entre otras cosas, descubrió que habían pasado unos 45 años desde su muerte, por lo que Trevor daba por hecho que sus amigos estaban criando malvas en algún cementerio o muy mayores, si es que no habían conseguido que les matasen como a él, claro.  


 Por su parte, la pandilla seguía igual que siempre y Trevor permanecía a cierta distancia vigilando, ya que el ambiente seguía caldeado y notaba que había mucha reticencia por parte del grupo en contra de él.


 Uno de esos días, durante un intercambio de clase, Kate salió del aula y vio a los chicos acosando a un muchacho de otra clase. Parándose a escuchar, pudo enterarse de lo que le decían.

- Las respuestas que nos diste estaban mal,-decía Carlos-.

- Te juro que te di las respuestas que estaban en el escritorio de mi madre. Cambiaría el examen a última hora, no lo sé.

- Pues deberías haberte enterado y habérnoslo dicho a tiempo. Ahora por tu culpa todos hemos suspendido…

- Bueno, así no levantáis sospechas…

- Este tío es gilipollas,-comentó Marco-.


 Viendo que el ambiente estaba de lo más tenso, Kate entró en clase para no ver lo que podía llegar a pasar. Había intentado interceder en otras ocasiones y nunca con éxito, así que se evitaba el mal trago. Abriendo la puerta sin mirar, se chocó con Trevor.

- Eh, cuidado Kate.

- Ay, perdona Trevor.

- Oye, ¿estás bien?

- Sí, no te preocupes.

- Pues tu cara no dice lo mismo…


 Respirando hondo, Kate no pudo más y explotó frente a Trevor.

- Es Carlos y la banda, que de vez en cuando les da por meterse con la gente y me pone de los nervios porque, por mucho que lo he intentado, nunca he conseguido que paren de hacerlo.

- Te entiendo, ¿y por eso estás así?

- Sí, están ahora acosando al hijo de la profe de Matemáticas porque les dio las respuestas mal en lugar de haberse preocupado cada uno en estudiar como hemos hecho todos los demás. De verdad, cuando se pone así no lo soporto.


 Trevor notaba a Kate bastante cabreada, por lo que se ofreció voluntario para ayudar.

- ¿Quieres que hable con él?

- ¿Tú? ¿Quieres que te peguen?

- No lo harán.

- Se nota que no conoces a la banda. No sé qué habrás hecho, pero no te soportan y como ahora te entrometas en sus asuntos… Malo.

- Que se atrevan.

- Trevor tío, no vayas. Carlos puede ser muy peligroso si se lo propone.

- Y sin tan peligroso es, ¿qué haces que todavía sigues siendo su novia?


 Seguidamente, Trevor salió de la clase tras decir esa frase, que se quedó repitiéndose en la cabeza de Kate durante unos minutos. ¿Por qué seguía con Carlos? ¿De verdad lo quería o ya era costumbre?


 Abriendo la puerta, Trevor alzó la voz.

- ¿Queréis dejar al pobre chaval en paz?

- Pero ¿qué?-dijo Gerard-.

- Qué huevos tiene este tío,-comentó Carlos-.

- Se va a enterar este hijo de puta,-dijo Gerard yendo a por Trevor-.


 Pero cuando Gerard iba hacia el recién llegado, Carlos le frenó agarrándolo del hombro.

- Tranquilo, yo me encargo.

- ¿Estás seguro?-preguntó Gerard-.

- He dicho que yo me encargo, ¿no hablo con suficiente claridad?


 Saliendo de la clase en ese mismo instante, Kate pudo comprobar cómo Carlos se dirigía hacia Trevor con cara de pocos amigos.

- La has cagado, chaval-comentó Gerard-.

- Ay madre,-dijo Kate-.


 Carlos se colocó frente a Trevor y lo miró fijamente antes de comenzar a hablarle de forma serena.

- Ay Trevor, no aprendes… ¿Quién te ha dicho a ti que te puedes meter en nuestros asuntos?

- En cuanto tus asuntos son maltratar, reírse o acosar a otra gente me tengo que meter.

- ¿Y tú quién te crees que eres? ¿Un ángel de la guarda o algo así?

- No, para nada. Soy un chico con dedos de frente que puede vivir su vida sin entrometerse en la de los demás para joderla.


 Carlos se acercó a Trevor hasta tenerlo a un palmo.

- Oye, ¿no te han dicho que tienes un moco pegado en la nariz? Vaya amigos tan malos que tienes,-dijo Trevor provocando que Carlos se diese en la nariz y cayendo en la broma-. Jajajajajaja, menudo idiota, has caído en la broma más vieja del mundo jajajajaja.


 Considerablemente cabreado, Carlos miró a Kate y le dio una orden.

- Kate, entra en la clase. Esto se va a poner feo…

- Kate hará lo que le de la gana,-dijo Trevor entrometiéndose de nuevo-.

- ¿También me vas a decir cómo debo hablarle a mi novia, payaso?

- Te voy a decir un par de cosas muy claras y la primera es que no eres dueño de Kate, por lo que ella puede hacer y deshacer lo que quiera y no necesita de tu consentimiento; segundo y último, si te crees que yendo de duro por la vida vas a conseguir algo, tengo que decirte que lo único que vas a lograr es que te maten.


 Carlos lo miró con cierta incredulidad. No llegaba a comprender a Trevor ni sus motivos para entrometerse en la pandilla o con Kate, pero de lo que estaba seguro era de que Trevor se iba a arrepentir de sus palabras.


 Sin que nadie se lo esperase, Carlos le dio un guantazo a Trevor en la cara que resonó en todo el pasillo, provocando un gran silencio al momento, seguido de un murmullo incesante. Trevor se quedó en su sitio como si no le hubieran pegado y se quedó mirando a Carlos completamente serio, quien lo miraba con una sonrisa victoriosa.


 Pero lo que nadie se esperaba era que la sonrisa de Carlos le iba a durar dos segundos, porque Trevor, y sin que nadie se lo pudiera imaginar, contraatacó y le pegó un puñetazo en el estómago que lo dejó sin respiración durante unos segundos que se le hicieron eternos al afectado.


 Gerard ayudó a Carlos a recuperar el aliento y luego se dirigió hacia Trevor.

- Gerard para,-dijo Carlos-.

- Pero…

- He dicho que no, Gerard.

- Carlos, te ha pegado.

- ¿No me digas? No me he dado cuenta… Gerard, he dicho que vuelvas aquí. Ahora.


 En contra de su voluntad, Gerard volvió con el resto del grupo mientras que Kate sonreía orgullosa de que, al fin, alguien había plantado cara a Carlos y había salido victorioso.

- Joder con Trevor, sí que los tiene bien puestos… Menuda cara se le ha quedado a Carlos,-pensaba Kate-. Habrá que tomar más en serio al nuevo, porque desde luego que es una caja de sorpresas…


CONTINUARÁ…


No hay comentarios:

Publicar un comentario