martes, 18 de enero de 2022

Capítulo 5 || Custodio

 Cuando apareció el profesor de la siguiente clase, todos los alumnos entraron en sus respectivas aulas y las miradas que le echaba Gerard a Trevor eran de lo más reveladoras, ya que no podía dejar de mirarlo con odio.


 Por su parte, Kate y Carlos no se habían dirigido la palabra desde el incidente y mucho menos cuando Trevor pasó entre ellos para dirigirse hacia su pupitre. La tensión se podía cortar con unas tenazas en ese momento…  


 Cuando ya no había posibilidad de que Trevor le viese la cara, Carlos cambió su expresión por una de fastidio, ya que era la primera vez que alguien le había plantado cara y salía vencedor. Eso era nuevo para él y no estaba acostumbrado.


 Por su parte, Kate seguía pensativa por las palabras que Trevor le había dicho y, tras ver los actos de Carlos, la muchacha estaba comenzando a plantearse que Trevor podía llevar más razón de la que creía en un principio pero… ¿Cómo tomar la decisión adecuada?


 Horas más tarde, cuando sonó el timbre que indicaba el final de la jornada, Trevor se levantó y pasó frente a Carlos en total silencio sin mirar a nadie más sabiendo que éste le estaba observando. En cambio, Kate se despidió de Trevor, a lo que el muchacho respondió levantando su mano.


 Y justo antes de que Trevor saliese de clase, Carlos le llamó.

- Trevor, ¿puedes quedarte aquí? Me gustaría hablar contigo. A solas…

- Claro, cómo no,-dijo Trevor dejando salir a todos los demás compañeros-.


 Una vez solos, Carlos cerró la puerta y se quedó mirando a Trevor desde cerca.

- He de reconocer que tienes los huevos bien puestos para llegar nuevo a un sitio y enfrentarte cara a cara al líder de una banda, y todo por defender a un chico que ni conoces.

- Me gusta ser justo y hacer las cosas bien, como no abusar de los demás, por ejemplo.

- Me parece bien tu punto de vista Trevor y lo respeto, de verdad, pero… tras nuestro incidente he estado pensando mucho…


 Todos esperaban fuera de la clase expectantes por saber qué sería lo que estaba pasando en el interior, ya que no escuchaban golpes ni voces altas. Minutos después, Trevor salió de lo más tranquilo y pasó frente a todos, dejándolos completamente anonadados.


 Justo después salió Carlos que, al ver las caras del resto, dijo algo al respecto.

- Ni que hubiérais visto a un fantasma. Vamos a irnos, que tengo hambre…

- Pero… ¿Qué ha pasado?-quiso saber Víctor-.

- Nada que os interese. Andando…


 Ese mismo día, a eso de las cinco de la tarde, la pandilla menos Kate estaba reunida en un viejo sitio abandonado donde quedaban siempre para charlar y pasar el rato juntos.

- Sigo sin entender por qué no le has reventado la puta cabeza al nuevo,-decía Gerard-.

- No empieces otra vez con eso,-comentó Carlos-. Qué cansino eres…

- Es que por mucho que lo pienso, no lo llego a comprender tío. Y perdona que sea pesado con esto pero el Carlos de antes le habría desfigurado la cara.

- ¿Me estás diciendo que me estoy ablandando?

- No, no quería decir eso.

- Ah, porque a ver si al que le voy a desfigurar la cara es a ti.


 Marco, tomando la palabra, se dirigió a Carlos.

- Lo que es verdad es que el nuevo ha sido el primero que te ha plantado cara y ha ganado. Eso no nos puedes negar, porque ha sido sorprendente.

- Claro, no puedo negar un hecho,-respondió Carlos-.

- Por eso nos ha alarmado que no hayas tomado cartas en el asunto respecto al chico nuevo.

- ¿Y quién os dice que no lo haya hecho?-comentó Carlos provocando las sonrisas del resto-.


 Interviniendo, Gerard se dirigió a Marco.

- Espero que Carlos se haya inventado un nuevo método de tortura y reviente al nuevo. Desde el primer momento que lo vi no me gustó nada y hay algo en él que no me termina de cuadrar.

- A ti no te gusta nadie,-comentó Marco-. Eres el tío más raro que conozco, te lo juro. Estás siempre de mala leche y enfadado y suficiente que el nuevo haya llegado para que estés más enfadado todavía.

- ¡No digas gilipolleces! Es que soy muy selectivo con las personas y no trago a cualquiera. Me gusta que las cosas se hagan a mi forma y punto.


 Volviendo a hablar, Carlos miró a Víctor y le hizo una pregunta.

- ¿Y tú qué opinas del nuevo?

- Pues es valiente, se ha enfrentado a ti y no ha tenido miedo y, cuando le pegaste, supo responder rápido. Puede parecer un tío chulo, pero creo que es más porque necesita mantener una imagen de tipo duro.

- Por eso te tengo aquí,-dijo Carlos-. Eres el único de todos que mantiene la mente fría y analítica.


 Esa misma tarde, Trevor fue a visitar su antigua casa después de tantos y tantos años para ver qué había pasado con ella y, en cuanto llegó, su alma se le vino a los pies.

- Dios mío… Ha desaparecido el viejo parking y… ¿Por qué está todo lleno de basura? ¿Qué ha pasado en todos estos años?


 Pero cuando se fijó en el lugar donde estaba el edificio de su casa, se llevó un auténtico chasco, ya que habían destruido el lugar y ahora era un solar vacío lleno de plantas y matojos salvajes.

- Qué pena me da ver todo esto así…


 Observando el lugar, Trevor comenzó a recordar las vivencias que tuvo con su pandilla, cuando quedaba con ellos a tomar cervezas en el viejo bar, cuando subía a Mercedes y se enrollaban en su piso…  


 Y ahora no quedaba nada. Qué lástima… Sin poderlo evitar, Trevor se emocionó y dejó caer algunas lágrimas de tristeza.

- Bueno, voy al bar…


 Entrando en el bar, se encontró con la reunión de la banda de Carlos.

- ¡Bienvenido!-saludó Carlos-. Me alegra que hayas encontrado tan rápido este lugar.

- Gracias… No ha sido difícil de encontrar,-dijo a todos-. Si tú supieras…-pensó para sí-.


 Viendo Gerard de quién se trataba, no pudo evitar dar su opinión.

- ¿Qué cojones está haciendo el nuevo aquí?

- Gerard, para,-dijo Carlos-.

- No, no, es que esto ya pasa de castaño a oscuro. No es suficiente con verlo en horas de clase como para que ahora aparezca en nuestra guarida.


 Levantándose de su sitio, Gerard se acercó a Trevor.

- Vete de aquí antes de que te arrepientas,-le dijo-. Este sitio es nuestro y no vamos a permitir que te entrometas en nuestros asuntos.

- Yo no quiero causar ningún problema.

- Pues estás haciendo justo lo contrario chaval, así que lárgate porque te aseguro que yo no me voy a pensar dos veces en darte tu merecido.


 Interviniendo, Carlos le paró los pies a Gerard de forma que lo dejó boquiabierto.

- No hará falta porque Trevor va a unirse a nuestra banda-sentenció Carlos-.

- ¿Cómo dices?-preguntó Gerard anonadado-.

- Lo que has oído. Le dije hoy que me había gustado su forma de actuar y que lo quería en nuestro grupo. Necesitamos a gente que tenga esa valentía y arrojo y que no tema cuestionar las decisiones del jefe. Quiero a gente que piense por sí misma, no a borregos que me sigan porque yo lo digo.


 Gerard no estaba de acuerdo y comenzó a “discutir” con Carlos frente a Trevor, que aprovechó para echarle un ojo al antiguo bar, ya completamente desmantelado, lleno de suciedad y de grafitis por todas partes.


 Pero como Gerard era de ideas fijas, le pidió a Carlos hablar a solas.

- Espera aquí Trevor, ahora volvemos,-dijo Carlos-.

- Sí, tranquilo.


 Ya fuera, Gerard comenzó a decir lo que pensaba.

- ¿Se te ha ido la olla Carlos? Sólo a ti se te ocurriría meter en el grupo al tío que te ha dado de ostias. ¿De verdad que estás bien? ¿No te das cuenta de que tiene actitud de líder? Cuando menos te lo esperes, te quitará el puesto y él tomará el mando y te van a dar por culo. Y estoy seguro de que los otros dos le comerán el culo a Trevor y yo seré quien te diga que te lo advirtió.


 Carlos no podía evitar reírse al ver la actitud de Gerard.

- Eres un dramático Gerard. El tío vale mucho y necesitamos gente así con nosotros y, si ocurre lo que tú dices, ya me encargaré de demostrarle cuál es su sitio en el grupo.

- Eso espero Carlos, eso espero…


 Entrando delante de Carlos, lo que Gerard vio confirmó lo que le acababa de decir al jefe de la banda y era que Trevor se había sentado en el sitio de Carlos.

- Levanta de ahí. Ese sitio le pertenece a Carlos.


 Justo cuando se iba a levantar, Carlos le frenó.

- No Trevor, quédate ahí, quien me va a ceder su sitio es Gerard, ¿verdad?

- ¿Cómo dices? Soy tu mano derecha, mi sitio es a tu lado.

- Te ha quedado muy bonito Gerard, de verdad que me conmueve, pero te he dicho que me voy a sentar en tu sitio. Coge otro de los viejos bancos que están por ahí.


 Completamente indignado y enfadado, Gerard se levantó en silencio ante las atentas miradas de los demás, quienen observaban sin decir nada. Yendo a por su banco, Gerard comenzaba a sentirse desplazado y eso que Trevor acababa de llegar al grupo.


 A regañadientes, Gerard agarró otro banco y se sentó entre Trevor y Carlos mientras que los demás charlaban con el recién llegado preocupándose por conocerlo más, ya que les generaba cierta curiosidad.


 Por su parte, Trevor se sentía como si estuviera retomando su vida, estaba teniendo una segunda oportunidad y comenzaba uniéndose a un grupo, a una banda que, pese a que parecía diferente a la antigua, tenía la esperanza de que fuera mejor.


CONTINUARÁ…


No hay comentarios:

Publicar un comentario