domingo, 9 de enero de 2022

Capítulo 1 || Custodio

 Un viejo bar, un barrio humilde y trabajador, un pueblo apartado, dificultad de oportunidades, trapicheos, abusos por parte de las autoridades… Todas son claves necesarias para que la gente se canse y busque su propia justicia, su propia subsistencia al margen de la ley, de lo legal, de lo “correcto”. Pero es que, cuando lo legal es ilegal, ¿es lícito hacer lo ilícito?


 Y ese era el pensamiento de Joel Lupiáñez, quien era el líder de una banda que se dedicaba a buscarse la vida de formas no muy… aceptadas socialmente, pero las circunstancias mandaban y había que sobrevivir de la forma que fuese.


 Joel iba camino hacia el viejo bar del pueblo, que casi siempre estaba vacío pero que era el típico lugar donde todos quedaban, ya que se encontraba prácticamente en el centro del pueblo. Una vez allí, se encontró a otro miembro de la banda.

- Tan puntual como siempre Silvio,-dijo Joel-.

- Ya me conoces tío.


 Dicho miembro era Silvio Bermúdez, miembro de la pandilla que lideraba Joel y con gustos claramente homosexuales pero que, a pesar de ello, no eran relevantes para los demás compañeros de la banda, quienes respetaban sus gustos y placeres siempre y cuando los mantuviera fuera del grupo.


 Al momento, llegó otro integrante del grupo al que saludó Joel.

- Ey, ¿qué tal?-preguntó Joel-.

- Muy buenas, pues bien… De momento sigo vivo. ¿Ya estamos todos?

- No, falta Trevor.

- Ese como siempre…


 El recién llegado era Luis Alberto Benavente y, aunque suene a broma, le llamaban Luisa. Al principio le molestaba, pero ya era como su mote o nombre en clave y estaba más que acostumbrado, como también era normal verlo cabreado dado que era muy firme con sus cosas y más cuando se trataba de la banda.


 Mirando hacia el edificio que había junto al bar, Luisa comentó algo respecto a Trevor.

- Mira que vive aquí, que sólo tiene que bajar unas putas escaleras… Pues nada, siempre viene tarde… Le vamos a dar dos minutos y si no, subo a buscarlo. ¿Qué mierda estará haciendo este chico?


 El ya mencionado Trevor estaba haciendo las labores necesarias que había que hacer con el rollete de ese momento y, obviamente, el sexo era mucho más importante que cualquier quedada con la banda.


 Aquella chica era otra más para la colección pero, a pesar de todo, era la primera vez que Trevor se planteaba tener algo más serio con ella. ¿Estaría comenzando a sentar la cabeza?


 Abajo, el ambiente era de lo más diferente y Luisa se cansó de esperar.

- Voy a buscar a este cabrón… Se va a enterar.

- No Luisa,-dijo Joel interviniendo-. Voy yo, que para algo soy el líder de la banda… Es mi deber.


 Adelantándose, Joel puso rumbo hacia el edificio mientras escuchaba hablar a Luisa con Silvio.

- Es que siempre igual Silvio,-decía Luisa-, ya me cansa que siempre sea el que viene tarde. Quedamos debajo de su puta casa coño…

- Luisa, cálmate que así no consigues nada… Necesitas desahogarte, ¿eh? Yo en eso te puedo echar una mano…

- Ni puta gracia Silvio, ni puta gracia.


 Notando que estaba llegando el final, la muchacha comenzó a gemir más fuerte y Trevor comenzó a callarla.

- No grites tanto mujer, que se van a enterar todos mis vecinos.

- Pues que se enteren todos de que tienen aquí a un genio del sexo… Ohhhh.


 Subiendo a la casa de Trevor, justo cuando iba a llamar a la puerta, Joel vio el motivo de la tardanza y, suspirando, llamó a la puerta.

- ¡Cinco minutos te doy!-gritó Joel-.


 Bajando, el primero que le preguntó fue Luisa.

- ¿Va a bajar ya ese tardón?

- Sí, en cinco minutos baja.

- ¿Qué estaba haciendo?

- Algo que no es de tu incumbencia Luisa. Deja de cabrearte por todo…


 Mercedes se quedó en la cama recuperando el aliento mientras que Trevor iba a darse una ducha rápida antes de bajar con el resto de los muchachos. Aquella chica conocía a la banda desde que todos eran niños, pero nunca había tenido una relación cercana con ellos hasta ahora. La mayoría deberían estar en la universidad pero, o tenían que trabajar para traer dinero a casa o preferían hacer el vago antes que arrimar el hombro.


 Poniéndose la ropa, Trevor bajó las escaleras como alma que lleva el diablo.

- Ya era hora,-dijo Luisa en cuanto vio a Trevor-. Se ha dignado a aparecer…

- Tan simpático como siempre. ¿Te ha dicho tu madre lo guapo que estás cuando sonríes?

- Vete al carajo Trevor. Siempre haces lo mismo…


 Trevor González, el último miembro de la banda y el más dicharachero de todos. Tenía algo en común con Silvio, le encantaba ligar y sentirse deseado y amado, pero él con las mujeres. Gracioso en ciertas ocasiones y el más valiente de todos ellos pese a que Luisa fuera el más bravucón.


 Mirando a Joel, Trevor buscaba la mirada del jefe de la banda sin encontrarla.

- Joel…

- No, ni lo menciones. Lo que tú hagas o dejes de hacer en tu tiempo libre no me importa, pero cuando hayamos quedado tómalo en serio y acude a tu hora.

- Lo sé, lo tenía en cuenta pero Mercedes me vino y esa chica…

- No me importa. Ahora vayamos a lo que nos trae aquí.


 Pidiendo silencio, Joel comenzó a relatar el motivo de la reunión.

- Como sabéis, la semana pasada cerraron la fábrica y hoy es el primer día que he dejado de ver trasiego de coches y camiones, por lo que vamos a entrar y ver qué podemos rescatar para nosotros. Lo que sea… Algo se les debe haber olvidado.


 Acudiendo al lugar, se encontraron con que la valla estaba rota.

- Pues sí que se han dado prisa en entrar… No creo que seamos los únicos que hemos tenido la idea,-comentó Joel-. Tened cuidado por si hay alguien dentro todavía.


 Pero Trevor, haciendo oídos sordos, se adelantó al grupo.

- Iré a mirar.

- Pero… no sabes si hay gente,-dijo Joel-.

- Por eso mismo, os aviso si encuentro a alguien.

- Chulo…-murmuró Luisa-.


 Joel vio cómo Trevor iba a paso ligero hacia una de las puertas del laboratorio y pensaba que, aunque algo inconsciente, era de lo más valiente y se la jugaba mucho por el grupo.

- A veces me planteo si él no sería mejor líder que yo…


 Apenas tuvo que girar el picaporte para entrar, así que Trevor no tuvo problema alguno en acceder a las instalaciones.

- Menuda seguridad tenían aquí… O eso o quien haya venido antes la ha forzado. A ver qué me encuentro…


 Tras mirar por un par de habitaciones, no vio ni escuchó ruidos extraños que indicasen que había alguien más en el edificio.

- Tío, esto es de lo más raro. Parece que se han ido deprisa y corriendo dejando todo tal y como estaba… ¿Qué mierda estaban haciendo aquí?


 Ese tema le intrigaba bastante a Trevor, por lo que avisó a Joel para dar via libre mientras que él comenzaba a investigar.


 En cuanto entró en las instalaciones, Joel llamó a Trevor.

- Trevor, espero que esta no sea otra de tus bromas, porque como pienses en asustarme te voy a reventar la cabeza… ¿Trevor?


 Y avanzando hasta la habitación contigua, Joel se encontró a Trevor sentado en una de las sillas.

- Ya era hora de que vinieras,-dijo Trevor-. Has tardado en venir, ¿eh?

- Es que no sabía si me ibas a asustar o no…

- De verdad que… No siempre soy tan bromista coño, y menos en esta situación. ¿Van a entrar estos o no?

- Les dije que esperasen hasta saber si esto es seguro.

- Completamente. Y ya te digo que aquí hay más de lo que parece… Me da a mí que se fueron rápido por algún motivo oculto.


 Saliendo a buscar a los demás, les avisó para que se acercasen y pudieran unirse a Trevor y a él.

- ¿Es seguro?-preguntó Luisa-.

- Que sí hombre,-contestó Joel-.

- No estarás asustado, ¿verdad?-quiso saber Silvio-.

- Calla ya y déjame en paz. Soy previsor, no soy ningún inconsciente como Trevor.


 Entrando en la cocina, ninguno de los tres vio a Trevor por ningún lado y, por más que lo llamaron, no contestaba. ¿Dónde se había metido?


CONTINUARÁ…


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