domingo, 30 de enero de 2022

Capítulo 10 || Custodio

 Trevor besaba el cuello de Mercedes mientras que ambos cuerpos se rozaban desnudos, incrementaban las pulsaciones, la respiración se aceleraba… Y es que no había nada igual.


 El cariño era notorio que, junto a la pasión y a la delicadeza en ciertos momentos, creaban un cóctel explosivo provocando que Trevor y Mercedes estuvieran enganchados el uno al otro. Nadie había conseguido lo que sentían ambos cuando estaban íntimamente.


 El problema era que los dos tenían miedo de llamarlo por su nombre, pero en su interior sabían que no era sexo eso que practicaban, sino que era amor. Ya no era follar, era hacer el amor y la palabra amor se les hacía muy grande…  


 Abriendo los ojos, Trevor se encontró abrazado a Mercedes y, al mirarla, volvió de golpe y porrazo a la realidad. Ese sueño le había hecho darse cuenta que amaba a Mercedes, incluso ahora que físicamente parecía su abuela, pero no podía evitar mirarla y que se sintiese nervioso. Qué injusta era la vida…  


 Sin embargo y pese a que no había podido vivir una vida con ella, sabía que le había dado una hija a Mercedes y que ésta tenía otra hija que era Kate y, por qué no decirlo, era una chica maravillosa. Lástima que no estuviera ahí su hija para verlo…  


 Saliendo del dormitorio, Trevor se encontró con Kate.

- Buenos días dormilona.

- Buenos días Trevor. Perdón, pero me quedé dormida en mi cama… ¿Dónde has pasado la noche?

- He dormido con Mercedes.

- ¿Te ha dejado mi abuela dormir con ella?

- Sí, ¿qué pasa?

- Nada, pero me resulta raro, es sólo eso… Bueno, me voy a cambiar que tengo que ir a clase.


 Ese comentario sacudió a Trevor.

- ¿Vas a ir al instituto?-preguntó él-.

- Claro, necesito aprobar para poder terminar mis estudios.

- Pero Kate, ¿después de que ayer Carlos apareciese vas a ir allí?

- Sí, no le tengo miedo, así que no me entretengas que me tengo que vestir.


 Cerrando su puerta, Kate comenzó a cambiarse justo cuando Mercedes salió de su cuarto.

- Buenos días Trevor, ¿cómo has dormido?

- Hola Mercedes, pues bien… Estaba muy bien hasta que he visto a Kate.

- ¿Qué le pasa?

- Que se le ha metido en la cabeza que quiere ir a clase y allí se va a encontrar con Carlos y toda su banda y no quiero que le pase nada.


 Sonriendo, Mercedes le contestó a Trevor.

- A Kate no le va a pasar nada por la cuenta que le trae a Carlos, así que puedes estar tranquilo.

- Voy a ir con ella.

- Trevor, Kate está bien protegida pero tú no. Si vas te matarán.

- Que lo intenten, pero no pienso dejarla sola.

- Pero…


  Abriendo la puerta en ese momento, Kate se encontró a Trevor y Mercedes hablando.

- Me voy a clase.

- Voy contigo,-dijo Trevor-.

- No. Te matarán si vas.

- Se nota que eres su nieta… Mercedes me ha dicho lo mismo.


 Kate negaba con la cabeza al no estar de acuerdo con el muchacho.

- Es que es verdad. Carlos no se atreverá a tocarme, en todo caso intentará convencerme, pero no hará nada más.

- Pero es que no quiero ni que se dirija a ti, así que voy a ir contigo. Me da igual lo que me pase a mí, pero no voy a permitir que esos pandilleros te hagan algo así que, Mercedes, retenla hasta que me cambie.


 Apenas dos minutos después, Trevor salió del dormitorio y vio a Mercedes frente a la puerta de la casa.

- Abuela, apártate por favor.

- No, Trevor irá contigo. Me quedo más tranquila si vas con él.

- Pero abuela, que no me va a pasar nada.

- ¡Eso no lo sabes! Carlos puede no mantener su promesa y hacer lo que quiera contigo… Si Trevor va, al menos tendrás una oportunidad.

- ¿Y tú desde cuándo apoyas tanto a Trevor?

- Porque el muchacho tiene razón nena…

- Y ahora que me fijo, ¿desde cuándo te pones ese camisón tan corto para dormir?


 Trevor miró a Mercedes y ésta se encontró con su mirada. Ambos mantuvieron un silencio cómplice hasta que Trevor hizo ruido para anunciar que había salido.

- Ya estoy listo. Vámonos.


 En cuanto salieron de casa, Kate se sinceró con Trevor.

- Aquí hay algo que no me cuadra…

- ¿Con qué?

- Contigo y con mi abuela. No sé… No te habrás acostado con ella, ¿verdad?

- Pero Kate, ¿qué coño estás diciendo?

- Ah, yo que sé. De repente la veo con el pelo suelto, un camisón corto rojo, duerme contigo en la cama… Vaya, no reconozco a mi abuela.

- Venga, tira para clase anda.


 Minutos después, estaban frente al instituto.

- Pues aquí estamos,-dijo Trevor-.

- Tú ten cuidado, que temo más por ti que por mí…


 Abriendo la puerta, Kate entró en clase y Carlos se la quedó mirando mortalmente serio. Ninguno se dirigió la palabra y ella iba directa a su pupitre, pero Carlos la observaba de cerca sin perderla de vista.


 Pero la sorpresa fue monumental cuando Trevor apareció también por allí con sus andares típicos. Carlos no se podía creer lo que veía.

- Tiene los huevos cuadrados este tío…-pensó Carlos para sus adentros-.


 Una vez que pasó de largo, Trevor miró de reojo a Carlos y pudo ver cierto parecido de Luisa en él. Se notaba que Carlos era su nieto, y ya no sólo por el físico, sino por la personalidad…  


 Sentándose en su pupitre, Trevor vio cómo Carlos se levantaba y se dirigía hacia él.

- ¿Qué se supone que estás haciendo aquí, Trevor?

- ¿El espectáculo de piruetas caninas no es aquí? Mierda, creía que sí…

- Te advertí de que no te acercaras a ninguno de nosotros, pero aquí estás… ¿Tienes ganas de que te maten?

- No, pero tú te estás buscando que te pegue una paliza.


 En ese momento, se levantó Gerard y se acercó a Trevor.

- Vaya, si es el querido primo de Carlos… Oye Gerard, ¿sabe tu abuelo que eres igual de mamón que él?

- Ni se te ocurra decir nada más de mi abuelo o te juro que…


 Interrumpiendo, la profesora llegó a clase y se dirigió a Trevor.

- Trevor, me alegra verte y saber que estás bien. Por favor, ¿podrías ir al despacho del director? Necesita hablar contigo.

- Claro, ahora mismo voy.

- Esto no ha quedado aquí…-susurró Gerard-.


 Levantándose, Trevor le dio con el hombro a Gerard para que se apartase y éste se le quedó mirando serio mientras pensaba en la relación que podía tener ese chico con su abuelo. ¿De qué conocía a Luisa? ¿Le habrían hablado de él?


 Llamando a la puerta, Trevor entró en el despacho y comenzó hablando con el director dándole explicaciones de lo que había pasado y dónde se había metido en todos esos días.


 Kate atendía a la clase mientras notaba constantemente las miradas por parte de Gerard y de Carlos. Pese a que intentaba concentrarse, la muchacha pensaba en Trevor y en lo que le estaría contando al director, quien seguramente habría llamado a la policía. El tema del incendio de la casa era bastante grave y eso no era moco de pavo.


 Trevor se pasó casi dos horas declarando a un par de agentes de policía y al director, contándoles lo sucedido y, tal y como él se caracterizaba, diciendo todo sin temor a las represalias. Desde qué fue lo que ocurrió hasta quiénes eran las personas de las que sospechaba.


  Al salir del baño, Trevor fue a lavarse las manos cuando la puerta del servicio se abrió y entró todo el grupo a la vez.

- Pero mira a quién tenemos aquí… Si es Trevor…-dijo Carlos-.

- Es el perro que se atreve a ir a la perrera a pavonearse sin saber que está a punto de ser sacrificado…-comentó Gerard-.


 Trevor, manteniendo la calma completamente, se giró hacia la pandilla y los miró seriamente.

- Comedme los huevos por debajo del culo, todos y cada uno de vosotros. No sois rivales para mí.

- Qué seguro de ti mismo estás, ¿verdad Trevor? A ver si eres igual cuando te hunda los ojos con mis propias manos,-comentó Gerard respirando agitadamente-.

- Víctor,-dijo Carlos-, espera fuera mientras nosotros nos encargamos de este… bicho.


 Sin decir nada, Víctor hizo caso y se colocó frente a la puerta del servicio de chicos con una medio sonrisa que le delataba. Pensar en la paliza que le iban a pegar a Trevor le animaba a entrar y mirar, pero debía vigilar para que ningún alumno o profesor hiciese acto de presencia durante el cambio de clase.


 Viendo a Víctor allí y con los demás completamente desaparecidos, Kate se temió lo peor.

- Quítate de en medio.

- No puedo dejarte pasar Kate, ese es el baño de señoritos… El tuyo está justo enfrente.

- Déjate de gilipolleces Víctor y déjame pasar. ¿Qué coño estáis haciendo?

- Yo vigilar y los demás… digamos que… ¿matar a Trevor? Sí, creo que ese es el término correcto.


 Pero dentro, y para sorpresa de todos, Trevor se estaba encargando de los miembros de la pandilla, empezando por Gerard. Éste fue el primero que se abalanzó sobre Trevor y el primero que recibió un fuerte puñetazo en la cara provocándole una pequeña herida en la ceja izquierda.


 Tras Gerard, el siguiente que intentó pegar a Trevor fue Marco y, por consiguiente, se llevó un buen puñetazo en el estómago que lo dejó sin aliento durante varios segundos.


 Dejando completamente fuera de servicio a los otros dos miembros, sólo quedaba Carlos, el cabecilla.

- Dos de dos Carlitos. Sólo me quedas tú… ¿Estás preparado para lo que se te viene encima o te has cansado de mirar cómo los demás intentan luchar por ti? Porque lo único que veo es a un “líder” que manda a los suyos mientras él se queda detrás viendo cómo sus colegas reciben palos por él. Mira, igualito que uno que conocí hace tiempo, que era muy bravucón y el primero que se rajaba cada vez que había un problema…


 Viendo que sus amigos se reincorporaban, Carlos volvió a mirar a Trevor y se dirigió a él.

- Trevor, no sé quién cojones eres o qué coño haces aquí, pero te puedo asegurar que esto no quedará así. Esto es la guerra y aunque hayas ganado una batalla, esto sólo acaba de empezar. Iré a por ti con todas mis fuerzas, con toda mi familia, con todos mis amigos y acabaré contigo…

- Pues como tus amigos y tu familia sean como estos dos mequetrefes de atrás… me lo vais a dejar muy fácil.

- Ríete ahora, que ya tendrás tiempo de llorar cuando acabemos contigo.

- Si tú lo dices… Ah, por cierto, saluda a tu abuelo de mi parte…


CONTINUARÁ…


No hay comentarios:

Publicar un comentario