jueves, 13 de enero de 2022

Capítulo 3 || Custodio

 Trevor abrió los ojos y se sorprendió al verse en un lugar gigantesco, completamente blanco y sin nadie alrededor. Se encontraba solo y desorientado.

- ¿Hola?


 Avanzando un poco, Trevor comenzó a ver la silueta de un hombre a lo lejos.

- ¿Hola? ¿Dónde estoy?


 Yendo hasta esa persona con más velocidad, Trevor seguía haciéndole preguntas sin obtener respuesta.

- Oiga, que le estoy hablando. ¿Dónde estoy y quién es usted?


 Pero llegado a cierto punto, Trevor se paró en seco y, por mucho que intentaba moverse, era incapaz. ¿Qué era todo eso?

- Preguntas demasiado,-dijo esa persona-. Antes de nada, me presento: soy Ezequiel, ángel enviado por Dios para ayudarte en este proceso y, si te lo preguntas… Sí, estás muerto. Has recibido un disparo mortal en la cabeza que acabó con tu vida.

- Oh… pero… ¿Y ahora? ¿Todo se acabó?

- No, aunque la gente no lo crea, ahora es cuando comienza lo bueno pero… sólo si decides escoger el camino de Dios.

- Siempre me he considerado creyente aunque no haya seguido las normas y reglas de la Iglesia así que… sí, lo escojo a él.

- Entonces debo decirte que no puedes entrar en el Cielo.


 Trevor volvió a intentar moverse sin éxito. ¿Por qué ese tal Ezequiel le estaba impidiendo moverse?

- ¿No puedo entrar? ¿Entonces para qué me das a elegir?

- Porque cuando estés preparado podrás entrar, pero hasta ese momento necesitarás purgar tus faltas y pecados cometidos en vida.

- ¿Cómo?

- Me alegro de que me lo preguntes… Volverás a la tierra y tu función será la de cuidar y proteger a alguien de forma que te asegures que está sana y a salvo.

- ¿Voy a ser una especie de ángel custodio?

- Por así decirlo, pero la diferencia es que serás una persona de carne y hueso y todos te podrán ver, no como en el caso de los ángeles, que nos mostramos sólo cuando queremos, aunque estemos siempre con vosotros.

- Y si me van a ver todos, ¿cómo voy a proteger a esa persona?

- Eso es cosa tuya, pero te advierto que sólo tienes una oportunidad. Si vuelves a morir allí en la Tierra, no podrás regresar de nuevo y perderás tu oportunidad de purgar tus pecados de esa forma.


 Trevor estaba bastante espeso en cuanto a lo que debía hacer. Era mucha información de golpe y no podía asimilar bien que estuviera muerto, que tuviera que volver a la Tierra a cuidar a una persona, que sólo tenía una única oportunidad y que tampoco le decían de qué forma hacerlo.

- Tengo una pregunta Ezequiel.

- Dime.

- ¿Puedo pedir ayuda a mis amigos?

- Bajo ningún concepto debes investigar sobre tu familia o amigos y mucho menos decir quién eres en realidad. Recuerda que estamos siempre vigilando y que nos enteraremos de lo que haces.

- Ya pero…

- No hay peros que valgan. Estas son las normas…

- Está bien… ¿Y a quién debo cuidar?

- Su nombre es Kate McMillan, una muchacha adolescente que estudia en el Instituto Bonnyside y cuyo novio tiene una pandilla un tanto peligrosa. Tu deber es protegerla y salvarla de cualquier daño o perjuicio que pueda ocurrirle. Para todos serás un alumno nuevo que ha venido a la ciudad, por lo que deberás ganarte su confianza. Eso sí, recuerda que no debes decirle a Kate ni a nadie quién eres o qué haces allí.

- Obviamente, aparte de que la chica no me iba a creer… “Hola Kate, soy tu ángel de la guarda, ¿me dejas que te cuide?”.

- Bueno, ya sabes todo… Mucha suerte y… ya puedes volver.


 Volviendo a sentir que podía moverse, Trevor dio media vuelta y se dirigió hacia la zona donde había aparecido y, poco a poco su visión comenzó a nublarse hasta que el lugar desapareció de sus ojos.


 Momentos después, Trevor apareció sentado en un banco junto al río que cruzaba la ciudad.

- Joder… menudo viaje tan raro.


 Respirando hondo, Trevor se quedó unos segundos pensando en que su vida había desaparecido de golpe y plumazo. ¿Qué habría sido de su banda? ¿Y de Mercedes? ¿Seguirían vivos? ¿Cuántos años habían pasado desde que él murió hasta ese momento? Demasiadas preguntas que quemaban la cabeza de Trevor.


 Levantándose, Trevor se dio cuenta de que en el bolsillo de su pantalón tenía unas llaves con una dirección escrita en el llavero donde se podía leer su nuevo nombre: Trevor García. Yendo hasta su nuevo hogar, cuando lo vio desde fuera se sorprendió.

- Madre mía chaval, toda esa pedazo casa para mí sólo… Oye, esto de morirse no está tan mal.


 Abriendo la puerta, lo que se encontró le dejó boquiabierto.

- Esto… ¿Cómo? Esto sí que no me lo esperaba…


 La casa apenas tenía 3 muebles contados, una tele minúscula y un sofá con pinta de ser muy incómodo.

- Pero… ¿esto qué es? ¿Aquí tengo que vivir? Si en mi piso tenía más cosas…


 Y cuando vio la cocina, el alma se le vino a los pies.

- Madre mía… Menuda depresión… La cocina tiene pinta de no funcionar y la nevera a saber si enfría. Desde luego que esto debe ser el purgatorio, porque vaya tela…


 Subiendo a la planta superior, al menos vio algo que le gustó.

- Bueno, por lo menos dormiré en una cama de matrimonio. Dentro de lo que cabe… Me puedo dar un canto en los dientes, porque esta gente era capaz de haberme puesto un colchón en el suelo.


 Abriendo la pequeña cómoda que tenía, Trevor vio que tenía ropa de su talla, por lo que se colocó un pijama y se fue a la cama a descansar. Necesitaba desconectar para recargar las pilas.


 La noche fue tranquila y Trevor durmió del tirón, tal vez por el cansancio de tantas emociones vividas. Tanto fue así que no puso la alarma y…  


 Cuando Trevor se levantó, miró el reloj y vio que eran las 7:49. Iba a llegar tarde a su primer día de instituto, estupendo…  


 Volviéndose a poner la ropa del día anterior, Trevor descubrió en otro de los bolsillos del pantalón un pequeño mapa donde indicaba la localización del instituto, así que puso rumbo hacia allí corriendo todo lo que podía.


 Tras cinco minutos a paso muy ligero, llegó al lugar.

- Bueno, al menos tiene mejor pinta que el viejo colegio donde yo estudiaba. Veamos qué tal…


 Al entrar, Trevor se sorprendió y vio que estaba bastante bien cuidado.

- La gente debe estar en clase ya, pero… ¿dónde tengo que ir yo? Mejor pregunto en secretaría.


 Justo a la izquierda de la entrada vio el puesto de secretaría y le preguntó a la muchacha que estaba tras el mostrador.

- Buenos días. Verá, soy nuevo aquí y no sé cual es mi clase.

- Oh, dígame su nombre.

- Trevor González.

- Hum, veamos… Disculpe, pero no me aparece ningún Trevor González.

- Ay mierda, quise decir García, Trevor García.


 Si hubiera podido esfumarse en ese momento, Trevor lo habría hecho. Primer fallo, decir su verdadero nombre… Empezaba con muy buen pie.

- Vale, ahora sí. Señor García, su clase está al fondo del pasillo a mano izquierda, junto al servicio de señoritas.

- Genial, muchas gracias y disculpe las molestias.

- Nada, no se preocupe.


 Llamando a la puerta, Trevor entró en la clase interrumpiendo la lección que estaba dando el profesor.

- Buenos días, ¿qué desea?-preguntó el maestro-.

- Soy Trevor y la chica de secretaría me ha dicho que esta es mi clase…


 Los compañeros le observaban en silencio mientras que el profesor le contestaba.

- Ah, eres el nuevo. Te estábamos esperando. Has llegado tarde…

- Lo sé, pero no me conozco la ciudad y he tardado en encontrar el instituto.

- No te preocupes. Toma asiento.


 Pasando junto a una de las chicas, Trevor se la quedó mirando y en su interior supo que aquella muchacha era su protegida, a la que debía cuidar sobre cualquier cosa.

- Muy bien, veamos qué se cuece aquí,-pensaba Trevor-. Espero que no me des muchos problemas, niña…


 Junto a Kate, se encontraba otro muchacho que miró a Trevor de reojo cuando estaba pasando y luego volvió su mirada hacia la chica.

- Ese debe ser el novio. Tiene pinta por la forma en la que me ha mirado… Pues no me parece tan peligroso como me dijo Ezequiel…


 El profesor reanudó la clase pero vio que una muchacha estaba mirando su teléfono móvil.

- Nadia, ¿podrías dejar de mandarle mensajitos a tu novio y atender a mi clase, por favor?

- Sí, perdón…

- Muchas gracias. Bien, como iba diciendo…


 En el intercambio de clase, los alumnos tenían permitido salir del aula para cambiar de aires hasta que llegaba el siguiente profesor. Levantándose para ir fuera, Trevor recibió un empujón.

- Aparta, no te pongas en medio…

- Pues no me empujes,-contestó Trevor de forma seca-.

- ¿Cómo dices? Oye, ¿tú quién te crees que eres para hablarme así? Anda, aparta de una puta vez, joder,-dijo aquel muchacho-.

- Este debe ser uno de la banda del novio de Kate… Viste con la misma chaqueta,-pensó Trevor-.


 En el pasillo, se reunía la pandilla a charlar.

- ¿Qué tal la clase, Carlos?-preguntó el chico rubio al novio de Kate-.

- Un coñazo Víctor. Ese profesor cada día es más gilipollas.

- Ya tío, Marco y yo este año nos hemos librado de él.

- Venga ya hombre, ¿y quién os da Filosofía?-quiso saber Carlos-.

- Brenda. La gran Brenda con sus dos grandes razones para asistir a clase.

- Qué hijo de puta eres Víctor, qué suerte tienes cabrón.

- Ay Carlos… Soy un tipo listo…


 Tras escuchar esa pequeña conversación, Trevor salió de clase pasando por detrás de Kate, quien se le quedó mirando al igual que el chico con el que tuvo el encontronazo.

- Hay que tener cuidado con el nuevo,-dijo el chico junto a Kate-.

- ¿Por qué dices eso Gerard?

- Porque le he dicho que se apartara y me ha contestado. Es un chulo.

- ¿Se lo has dicho educadamente o lo has empujado como haces siempre?

- Pues…

- Entonces aquí el único chulo eres tú,-sentenció Kate-.


 En el pasillo había un gran ambiente y muchos jóvenes hablando entre ellos, grabando con sus móviles vídeos para sus redes sociales, risas, bromas…  


 Pero antes de que se le perdiera de vista, Kate llamó a Trevor.

- ¡Tú! El nuevo.

- ¿Me llamas a mí?

- Sí claro. ¿Cómo decías que te llamas?

- Soy Trevor.

- Eso, menos mal que te lo he preguntado, porque te iba a llamar Travis.

- Ay no, por favor. Todo el mundo cuando se ha equivocado con mi nombre me ha llamado Travis.

- Jajajaja, tienes un nombre muy bonito Trevor. Yo soy Kate, por cierto. Bienvenido al barrio.

- Muchas gracias Kate.


 Kate parecía de lo más agradable y simpática, aspecto que gustó a Trevor porque su recibimiento había sido de lo más seco y borde.

- ¿Sabes? Mi…-comenzó a decir Kate justo cuando Carlos le tocó el hombro-.

- ¿Qué haces cariño?

- Ah Carlos, le estaba dando la bienvenida a Trevor.

- ¿Por qué no te vienes con nosotros?

- Vale, voy.


 Kate se despidió de Trevor y se volvió hacia la pandilla, pero Carlos seguía en su sitio.

- ¿Vienes o qué?-preguntó Kate-.

- Sí, ya voy…-dijo Carlos mientras le guiñaba el ojo a Trevor-.


 Mirando de reojo hacia Trevor, Carlos se colocó de forma que tapaba casi totalmente a Kate. Toda la pandilla estaba reunida charlando entre ellos y parecían estar cerrados herméticamente a que alguien nuevo se acercase a ellos. La misión de Trevor se iba complicando cada vez más…  


CONTINUARÁ…


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