sábado, 26 de marzo de 2022

Capítulo 19 || Mi Otro Yo

 Charles, acompañado de Robb y Cindy fueron hasta la casa del otro Robb.

- Tengo los papeles arriba,-dijo Charles-.

- Vale,-dijo Robb-. Y tú deja de hacer pucheros,-le susurró Robb a Cindy-.

- Es que es mi padre…

- No lo es, ¡idiota!

- ¿Por qué susurráis?-preguntó Charles-.

- Es que por su problema no puede hablar en voz alta. Me estaba diciendo que tengo una casa muy bonita…


 Al subir las escaleras, tanto Robb como Cindy se llevaron una sorpresa porque había una reunión que no estaba planeada.

- ¿Y esto?-preguntó Robb-.

- ¡Sorpresa!-gritó Charles. Queríamos darte las gracias por abrirnos los ojos y, bueno, queríamos decírtelo en persona.

- No hacía falta…

- Sí, era necesario.


 Mientras tanto, Cindy miraba a la Cindy de ese mundo, con su pelo largo, su maquillaje, su vestido escotado, tan sonriente, tan feliz, tan guapa…

- Se la ve tan alegre…-pensaba la otra Cindy para sí-.

- Robb, tú quédate aquí conmigo y dile a tu amiga que se siente junto a Louis,-comentó Charles-.


 Carraspeando, Charles comenzó a hablar.

- Tras tu charla de ayer, he estado hablando largo y tendido con mi hija y hemos aclarado las cosas entre nosotros, así que hemos quedado en que yo me portaré como un padre y un abuelo, pero no como ningún dictador.

- Sí,-intervino Cindy hablando-. Y yo he estado hablando con Louis y queremos intentar lo nuestro. Tenemos un hijo, así que Fred se merece crecer viendo a sus padres felices. En principio no nos casaremos hasta que veamos que nuestra relación funciona, así que cuando nos divorciemos tú y yo, Robb, tienes via libre para hacer lo que quieras.


 Mirando a Robb, Charles cayó en la cuenta de algo.

- Nosotros aquí hablándote y tú todavía vestido con la ropa de trabajo. ¿Por qué no bajas a tu dormitorio y te cambias antes de volver? He comprando champagne para celebrarlo.

- Vale…


 Cuando Robb comenzó a bajar las escaleras, Charles miró a su acompañante.

- ¿Y cómo te llamas tú? No has abierto la boca desde que has llegado.

- Yo… Gwen.

- Anda, como mi ex-mujer… Un bonito nombre.

- ¿Y por qué no te quitas la mascarilla para que te veamos la cara?

- ¡No!


 Robb comenzó a buscar puerta por puerta hasta que dio con la habitación.

- Ahora comprendo que Robb quisiera marcharse de mi mundo, con semejante casa… Eso sí, en cuanto lo mate esto será mío jajajaja.


 Sintiéndose incómoda, Cindy se levantó y pensó en marcharse de allí. Aunque no pudiera volver a su mundo, al menos intentaría alejarse de ese lugar todo lo posible.

- ¿A dónde te vas?-preguntó Charles-. ¿He dicho algo que te haya molestado?

- Su cara me resulta familiar,-pensaba Vivian-.


 Cuando Cindy iba a abrir la puerta de la casa, ésta se abrió ante ella y por dicha puerta cruzaron Robb y Marge, quienes acababan de volver del otro planeta.

- ¿Quién eres?-preguntó Marge-.

- ¿Cindy? ¿Cómo cojones estás tú aquí?-preguntó Robb-.

- Mierda…-susurró Cindy-.

- ¿Cindy? ¿Esta es tu mujer?-preguntó Marge-.


 En ese momento, Robb cayó en la cuenta de que Cindy no habría podido cruzar por sus propios medios, por lo que eso significaba que…

- ¿Está aquí?-le preguntó Robb a Cindy-.

- Sí, y viene a por ti.

- Joder. Subid y escondeos en la habitación del bebé.

- ¿Pero qué pasa?-preguntó Marge sin saber qué ocurría-.

- Luego te cuento cariño, confía en mí.


 Subiendo las escaleras rápidamente, Marge vio que no estaban solas.

- ¿Y esta reunión?

- ¡Marge! Vienes justo a tiempo,-dijo Charles-. Robb está cambiándose de ropa y luego brindaremos por vosotros y por vuestro amor.

- Tendrá que ser después porque tenemos que escondernos,-dijo la Cindy que estaba subiendo las escaleras-.

- ¿Escondernos de qué?-preguntó Charles extrañado-.

- Es más de quién. Luego os explico.

- Esto no tiene sentido…

- ¡Que os escondais en el cuarto del bebé coño!-gritó Cindy alterando a todos los allí presentes-.


 Aunque sin saber muy bien por qué, todos hicieron caso y se reunieron en el cuarto en total silencio.

- No comprendo qué cojones hacemos escondidos aquí. Menuda desilusión se va a llevar Robb cuando suba de nuevo,-decía Charles-.

- Ese Robb que habéis visto no es nuestro Robb,-comentó Marge-. Al igual que tú no eres…

- No,-contestó la otra Cindy antes de que Marge pudiera decir su nombre-.

- ¿Alguien puede explicar esta locura?-preguntó Charles-.

- Lo intentaré…-dijo Marge-.


 Mientras tanto, el otro Robb acababa de subir después de cambiarse y, cuando vio el salón vacío, comenzó a sospechar que ahí estaba pasando algo.

- ¿Por qué no hay nadie? ¿Dónde están todos?

- ¡Están escondidos!-gritó el otro Robb-.


 Girándose, ambos Robb pudieron mirarse cara a cara.

- A ti te estaba yo buscando,-dijo el Robb vestido de blanco-.

- Pues aquí me tienes. Ven a por mí y deja a mi gente en paz.

- A tu gente te la puedes quedar si quieres, no me interesan.

- Te creía muerto…

- Pues ya ves, aquí me tienes.

- Bicho malo nunca muere…


 El Robb malvado comenzó a acercarse al otro Robb.

- No sabes lo mucho que disfrutaré arrebatándote la vida… Después de jugarnos el pescuezo por ti y sacarte de la cárcel, tú vas y nos abandonas a la primera de cambio. Eso no se hace…

- ¿Tú no ibas a hacer lo mismo? Te recuerdo que quien se cortó el pelo y se afeitó para hacerse pasar por mí fuiste tú, no yo. Suerte que Charles y Marge estaban ahí para pararte.


 El malvado Robb seguía avanzando hacia su objetivo cuando una voz lo frenó en seco.

- Joder Robb, menudo puto cambio le has dado a la casa tío. Oh, perdona, no sabía que tenías visita.


 Girándose, el Robb malvado pudo comprobar que el que acababa de subir las escaleras era otro Robb. ¡Ya había tres en esa misma habitación! Dándose cuenta el Robb recién llegado de que aquel era otro clon, comenzó a sospechar.

- Esto… ¿interrumpo algo?

- Sí,-dijo el Robb malvado-. Estaba a punto de tener una importante charla con este caballero hasta que tú has llegado, así que si no te importa…

- Robb, ¿qué has hecho ya?-preguntó el recién llegado al Robb con el que se había intercambiado-.


 El Robb del jersey azul abrió los ojos de par en par e hizo un gesto imitando un corte de cuello para advertirle al Robb que acababa de llegar sobre el peligro que corrían en ese momento. Una vez prevenido, el Robb que acababa de venir ideó un plan sobre la marcha.

- Oye, ahora que me fijo… ¿No te pareces mucho a mí? Espera que te vea de cerca…


 Sin pensárselo demasiado, Robb le pegó un fuerte puñetazo al Robb malvado.

- ¡Corre Robb!-gritó tras el puñetazo-.


 Los Robb buenos huyeron y comenzaron a correr sin tener ni idea hacia dónde iban a ir. Metros más atrás, el Robb malvado los perseguía.

- ¿Hay algo que debas comentarme?-preguntó el Robb del jersey morado-.

- Estuve dos semanas en otro de los mundos del multiverso y allí descubrí que el que nos persigue es un asesino y un terrorista que luchó en una guerra nuclear.

- Joder macho. Pues habría que devolverlo a su sitio.

- ¡Eso es! Vamos al laboratorio.


 Una vez los dos Robb estaban en el pasillo de las puertas, se les planteó una duda.

- ¿Dónde nos escondemos?-preguntó el de morado-.

- En mi mundo. Allí sabemos que estaremos seguros,-contestó el otro Robb-. Paso de jugármela de nuevo.

- ¿No nos encontrará el que nos persigue?

- Espero que no…


 Apenas un minuto después, el Robb malvado llegaba al pasillo de las puertas y no veía a nadie.

- Estos cabrones… Intentan jugármela, pero sé que yo soy más listo y mejor que ellos.


 Mirando las puertas, Robb vio una que estaba algo abierta y sonrió.

- Encima se esconden en la puerta que da a mi mundo… Serán gilipollas…


 En cuanto se cerró la puerta, los otros Robb abrieron la suya.

- Listo, le hemos despistado,-dijo el de morado-. Pero ahora, ¿cómo evitamos que vuelva? Es otro Robb, puede volver siempre que quiera.

- No, si rompemos la máquina…

- Pero…


 Sin darle tiempo a réplica, el Robb de azul abrazó a su homólogo.

- No hay otra solución. Si rompemos la máquina, se quedará encerrado en su mundo para siempre.

- Ya, pero nosotros también y tú no podrás volver a ver a tu hija.


 Quitándose las lágrimas de los ojos, Robb miró al otro.

- Cuida de mi hija, aunque sé que ya lo haces. Dile que la quiero mucho aunque no me haya portado bien con ella.

- Robb, no hagas esto. Encontraremos otra solución.

- No hay otra solución.


 Girándose, Robb miró por última vez a su homólogo.

- Te echaré de menos, Robb,-dijo el de azul-.

- Y yo a ti… Cuídate y no me hagas tonterías ahora que has sentado la cabeza.

- Descuida, ahora sí que haré las cosas bien.


 Cerrando la puerta una vez que el otro Robb había vuelto a su mundo, Robb agarró un palo de madera que había por la habitación y comenzó a destrozar la máquina sabiendo que no habría vuelta atrás una vez que empezase.


 Completamente desolado, Robb salió por la puerta y supo que ya no volvería a ver ese pasillo gigantesco, ahora sólo sería un laboratorio normal en un edificio corriente.


 Mirando a su alrededor, Robb suspiró e inició la marcha hacia su casa.

- Hasta nunca Robb,-susurró antes de irse-.


 Por su parte, el Robb malvado había estado mirando por todas partes del parque y allí no había rastro alguno de los otros dos Robb, así que sólo quedaba una alternativa. Volver al pasillo.


 Pero al abrir la puerta y ver que sólo estaba el baño, no se lo podía creer. Cerrando y abriendo la puerta una y otra vez siempre pasaba lo mismo: nada.

- Esos hijos de puta me la han jugado… Me han engañado… ¡Joder!


CONTINUARÁ… 


No hay comentarios:

Publicar un comentario