martes, 22 de marzo de 2022

Capítulo 17 || Mi Otro Yo

 Uno de los Robb, miró a Marge y se dirigió a ella.

- Suéltame a mí, Marge. Yo soy el Robb que ha venido aquí. Yo no pertenezco a este mundo. Yo fui al que detuviste hace una semana. Yo no tengo la culpa de nada, así que, si me sueltas, me iré y nunca más volveré.


 Marge se quedó un poco pensativa hasta que el otro Robb alzó la voz.

- ¡No le hagas caso a ese farsante! Yo soy quien vino aquí por accidente. Me quiere endiñar todos los crímenes de guerra que ha cometido mientras él es libre en otro de los mundos del multiverso. ¡No le dejes que se salga con la suya!

- Joder…-dijo Louis mirando a ambos lados sin saber a quién creer-.


 De repente, Charles salió de entre unos arbustos cercanos y, pistola en mano, apuntó a uno de los Robb. Charles había sido avisado por Marge cuando, tras la charla con Louis, éste había aceptado a llevarlos hasta el Robb malvado, pero todo aquello era nuevo y ahora no sabían cómo actuar. Sin embargo, Charles estaba muy seguro de lo que hacía.

- Por mucho que intentes engañar a los demás, a mí no me engañas. Te conozco muy bien, cabrón de mierda. Tú fuiste quien asesinaste a mi amada, a mi querida… Y juré sobre su tumba que acabaría contigo y así lo haré.


 Marge no estaba segura y le increpó a su compañero.

- ¡No lo hagas Charles!-gritó Marge-. No sabemos si ese es nuestro Robb o no.

- Estoy seguro de que es este… ¿No te das cuenta de que el otro es más delgado? ¡Se nota que no ha luchado en una guerra como ha hecho este!

- ¿Estás 100% convencido?

- ¡Al 200% Marge!


 Con todo el lío, nadie se percató de que alguien, pistola en mano también, se colocó a unos metros de Charles a sus espaldas… y disparó.


 A la primera persona que disparó fue a Louis, quien cayó fulminado en el suelo. Con el alboroto, el Robb que estaba suelto se dirigió hacia el baño dispuesto a irse cuando escuchó otros disparos muy cerca de él.


 Girándose a comprobar, el Robb que se estaba marchando pudo ver cómo Charles ya se encontraba tendido sobre el suelo y que el otro Robb y Marge también se desplomaban. ¿Quién era la persona que disparaba y por qué los había matado a todos?


 En cuanto el humo de los disparos se disipó, la duda de la identidad del tirador quedó resuelta. Nada más y nada menos que Cindy pero… ¿cómo había logrado escaparse de Vivian y por qué tenía una pistola? Al ver que todos estaban tirados en el suelo, incluido uno de los Robb, su corazón dio un vuelco.

- Mierda… No, no… Que mi padre no lo haya matado, por favor…


 El Robb que se iba a marchar, miraba la escena completamente serio hasta que Cindy lo llamó.

- Robb cariño, ¿eres tú?-preguntó cuando el aludido comenzó a correr hacia el baño-.


 Robb se metió en la puerta derecha del baño y la cerró rápidamente marchándose de allí sin mirar atrás, ya que escuchaba los pasos y gritos de Cindy tras él.


 Apenas dos segundos después, Cindy abrió esa misma puerta y vio un baño completamente normal y, obviamente, sin rastro alguno de Robb.

- ¡Joder! En mis putas narices…


 Robb ya estaba a salvo en aquel pasillo gigantesco lleno de puertas. Había faltado poco pero, había logrado escapar de una muerte segura.


 Respirando más tranquilo, Robb se quitó la mascarilla y la tiró al suelo.

- Ha estado a punto de engañar a Marge,-pensaba Robb en voz alta-. Ese hijo de puta se cortó el pelo y se afeitó y pensaba hacerse pasar por mí, dejarme allí y que yo pagase por sus culpas. Menos mal que apareció Charles. Pobre hombre… Ha muerto a manos de su hija… Joder. Menudas semanas he pasado… Hora de volver y enfrentarme a mi realidad.


 En cuanto Robb salió a la calle y vio a la gente sin mascarilla, paseando por la calle, riéndose, jugando… Eso le alegró muchísimo y mucho más cuando volvió a su casa.

- Hogar dulce hogar…


 En el piso superior, se estaba llevando a cabo una dura reprimenda por parte de Charles hacia Louis, quien lo miraba con cara de pocos amigos.

- Cuando Robb aparezca, mi hija y él se divorciarán y seguidamente os casaréis vosotros, os guste o no. Se acabó el dar manga ancha a mi hija y que ella se crea que puede hacer lo que quiere. Mientras yo viva, ella hará lo que yo quiera, me da igual si tiene 20, 40 o 60 años.

- Eso es denunciable,-se atrevió a decir Louis-.


 Acercándose más todavía, Charles le dijo algo casi en susurros a Louis.

- Y yo puedo denunciarte por abusar de mi hija cuando ella estaba comprometida con Robb.

- ¡Pero eso es mentira!

- Ya, pero sería tu palabra contra la mía, así que… Es lo que hay. Habértelo pensado antes de metérsela a la guarra de mi hija.

- Papá…

- ¡Ni me hables!


 Escuchando unos pasos subiendo por las escaleras, Charles miró hacia el lugar y, cuando vio a Robb, se llevó una enorme sorpresa.

- ¡Robb! Llevamos dos semanas buscándote, ¿dónde cojones te habías metido?

- Es una larga historia pero… ya estoy de vuelta. Para siempre.


 Dándose cuenta del atuendo que llevaba puesto, Charles le hizo otra pregunta.

- ¿Y por qué vas disfrazado? Mejor dicho, ¿de qué vas vestido?

- Mejor no lo quieras saber, Charles… Sería muy largo de contar y no me creerías, así que por el bien de todos me lo ahorro. ¿El niño está en su cuarto?

- Sí, con la niñera. Nos íbamos a ir cuando has llegado.

- Voy a verlo y luego me doy una ducha.


 Abriendo la puerta lentamente, Robb vio que la niñera no era otra que Jane.

- Ah, hola Jane. No sabía que eras tú la niñera del pequeño Fred.

- Sí, Cindy me llamó y me pidió el favor. Me alegro de verte… Estábamos muy preocupados.

- Gracias, te lo agradezco.


 Acordándose de las palabras que le dijo Vivian cuando Cindy acababa de quedarse embarazada, Robb quiso quitarse la duda.

- Jane, voy a hacerte una pregunta y quiero que me seas completamente sincera. No temas. ¿Tú y Cindy os habéis acostado mientras ella estaba conmigo?

- Sí. Varias veces…

- Te gusta mucho, ¿verdad?

- Estoy enamorada de ella pero… no sé lo que siente ella por mí.

- Sigue tu corazón y si te manda luchar por ella, hazlo.


 Marchándose de la habitación, Robb dejó a Jane sola con sus pensamientos. La sonrisa la delataba y no podía dejar de imaginarse una vida junto a su buena amiga pero… ¿Permitiría Charles aquello?


 Saliendo de la ducha con una ropa más acorde, Robb tenía unas palabras que decirle a todos.

- Durante estas dos semanas he estado pensando mucho y… he de sincerarme con todos. Cindy, nunca te he amado. Me has gustado mucho por cómo te comportabas conmigo al principio, por cómo eran nuestros encuentros, la forma de hacer el amor… Pero si seguí contigo fue porque de verdad creía que ese bebé era mío, a lo que me lleva a ti, Louis: a tus casi 40 años no sabes todavía lo que quieres realmente y vas picoteando de aquí y de allá, sin importarte demasiado si esa chica está casada, con planes de boda o enamorada de su novio. Ahora tienes un hijo, no te digo que cambies tu forma de actuar radicalmente, pero ahora ya no estás sólo en el mundo. Tienes una criatura que se fijará en ti y te tendrá como referente. Y Charles, ¿qué ganas con manejar todo? Si tu hija no quiere casarse, que esté soltera. Nadie le va a decir nada por tener un hijo y ser madre soltera.


 Pero Charles estaba terminantemente en contra de aquello.

- ¡Me niego! Si su madre no me hubiese puesto los cuernos ni se hubiese divorciado…

- Charles, deja de echarle las culpas a los demás y asume la tuya. ¡Tu trabajo siempre era más importante! Creías que con dejarle un par de tarjetas a tu hija con mucho dinero se arreglaría todo y mientras, Cindy estaba sola, hacía y deshacía a su antojo salvo cuando venías tú y se comportaba como creías tú que ella seguía siendo. La cuestión es que se ha convertido en una mujer a la que desconoces completamente. ¿Sabes cuál es su plato favorito? ¿Por qué no quería parejas serias? ¿Sabes acaso si le gustan las mujeres? ¡Deja de intentar controlar! Por más que controles, no te va a querer más. Las represiones nunca son buenas.


 La sonrisa que se dibujó en la cara de Cindy era enorme y le dio las gracias con sus labios sin pronunciar palabra alguna. Robb, en ese momento, miró a los allí presentes y se acordó de sus homólogos en el otro mundo y se preguntaba cómo podían ser tan distintos pese a que eran físicamente iguales.


 Charles se había quedado mudo, al igual que Louis, por lo que Robb continuó hablando.

- Firmaré los papeles del divorcio porque, como he dicho antes, a quien amo no es a Cindy. Estas semanas me han hecho reflexionar sobre qué es lo realmente importante en mi vida y, desde hoy, mi vida cambiará.


 Marchándose de casa, Robb paseó tranquilamente por las calles saludando a la gente aunque no los conociera. Se encontraba feliz por estar en ese planeta que, aunque no lo había visto nacer, ahora lo sentía como suyo propio.


 Entrando en el restaurante, contempló a Marge atendiendo a unos clientes. Automáticamente se acordó de la Marge militar y rió para sus adentros.

- ¿Quién le habría dicho a la otra Marge que el pelo corto le quedaba bien? Con lo guapa que está con el pelo largo…


 De repente y sin previo aviso, Robb agarró a Marge de la cintura y la besó profundamente en la boca, dejando a la muchacha completamente estupefacta y sin apenas responder al beso.


 Al incorporarse, Marge saboreó sus labios antes de hacerle una pregunta a Robb.

- ¿A qué viene este beso?

- Viene a que me he dado cuenta de que me he enamorado de ti. Este tiempo trabajando contigo y conociéndote me ha hecho darme cuenta de que te quiero en mi vida, de que quiero que tengamos una vida juntos y, dado que ahora los dos estamos solteros por razones obvias…


 Robb nunca se habría imaginado que, al cambiarse de mundo, acabaría enamorado de la misma mujer con la que estaba casado en su planeta natal.

- ¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo?-preguntó Marge-.

- Marge, ¿quieres casarte conmigo?


CONTINUARÁ…


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