domingo, 6 de marzo de 2022

Capítulo 10 || Mi Otro Yo

 Para sorpresa del Robb de pelo largo, Louis lo soltó tras unos momentos de indecisión.

- No me merece la pena ni pegarte… Soy mucho mejor que tú y con esto te lo demuestro.

- Ya le he endiñado yo antes,-dijo el Robb de pelo corto-. Bueno Louis, nos vamos… que este individuo tiene que volver a su realidad.

- Sí claro, por supuesto,-dijo apartándose-.


 Abriendo la puerta, Louis se quitó del paso cuando Marge intervino.

- ¡Un momento! Robb tiene que hacer algo antes de irse,-dijo su mujer-.

- ¿El qué?-preguntó el Robb de pelo corto extrañado-.


 Tras llevar a cabo la idea de Marge, los tres se fueron directos hacia el pub.

- Ya estamos aquí,-dijo el Robb de pelo corto-. Qué feliz voy a ser a partir de ahora…

- Sois unos cabrones,-murmuró el otro Robb-.


 Yendo hacia su homólogo, el Robb de pelo corto le dijo unas últimas palabras.

- Hasta nunca, viejo amigo… Que no te vuelva a ver por aquí.

- Esto que me habéis hecho…

- Es lo que había que hacerse. Tú mismo elegiste tu camino estando aquí, con ella, con Pricia, con tus padres… Tú mismo hiciste tu vida al margen de ellos así que… Sigue tu vida, pero en otro mundo, completamente apartado de ellos, igual que hiciste en el pasado.


 Suspirando, el Robb de pelo largo se dirigió hacia la puerta del baño y desapareció frente a los ojos del otro Robb y de Marge.


 Una vez solos, Marge sonrió mucho más aliviada.

- No me puedo creer que esté oficialmente divorciada.

- Has tenido una idea fantástica cariño.

- Ahora podremos casarnos tú y yo y ser un matrimonio en condiciones.

- Tenemos que preparar la boda… No puedo esperar más.


 Desde que Robb apareciese en el laboratorio y volviese a su casa, fue pensando en todo lo ocurrido ese día y, por mucho que le pesase, tenía que darle la razón al otro Robb. Marge se había enamorado de su homólogo y con razón, ya que era todo lo contrario que él. Su hija nunca lo había mirado a la cara y según le habían contado, era de lo más cariñosa con el otro aunque supiera que no era su hija. ¿Y sus padres? Su madre nunca le había hablado de esa forma y cuando la vio… La notó cambiada.


 Ahora Robb se encontraba en una situación bastante complicada, ya que no tenía trabajo, apenas le quedaba dinero y encima había dejado embarazada a una cría de 20 años y el padre de ella los quería casar para no formar un escándalo.


 Robb no quería eso pero… ¿Qué debía hacer? ¿Huir de nuevo? La otra vez que huyó acabó en este mundo y sí, estuvo bien durante unos meses pero, ¿y ahora? ¿Y si se iba a otro mundo y volvía a pasar igual que ahora? ¿Iba a estar destrozando la vida de otras Marge y de otros Robb con tal de estar él bien?


 En esas estaba cuando entró Cindy, la joven amante y futura mujer de Robb.

- Hola Robb, ¿todavía estás así? Me prometiste que hoy irías a buscar trabajo cielo…

- Lo sé y a eso iba.

- ¿Con esas pintas?


 Cindy vio cómo Robb suspiraba.

- Yo sé que debe ser agotador ponerse a buscar trabajo a estas alturas, pero es que… si no te queda dinero… yo con la actuación y el dinero que nos deje mi padre no creo que sea suficiente para llevar para adelante todo lo que se viene, porque el bebé no espera.

- Ya, lo sé, lo sé…


 Sentándose junto a Robb, Cindy le acarició la cara y la barba.

- Venga va, que te acompaño a la peluquería y luego te voy a comprar un traje chulo para que vayas hecho un pincel a buscar trabajo y ya verás como hoy tienes más suerte.

- Con la edad que tengo dudo que busquen a gente de mi perfil…

- Ni que tuvieras 60 años. Tienes 38 y vale, no eres el más joven del mundo, pero tampoco ningún carcamal, así que levanta esa cara.


 Viendo que Robb seguía sin moverse, Cindy comenzó a hacerle un masaje.

- Uh, ahí… Oh, qué gustito.

- Estás muy tenso… Debes dejar de tomarte las cosas tan a pecho.

- Es que han sido muchas cosas en muy poco tiempo.

- ¿Te crees que para mí no es duro? Quedarte embarazada a los 20 no es sencillo y menos cuando tienes un padre que controla tu vida todo el rato.

- Ya…


 Haciendo un esfuerzo, Robb se levantó y se puso en marcha.

- Ya verás lo guapo que vas a estar cuando te cortemos esos pelos. Vas a parecer hasta más joven y todo.

- Sí, seguro…


 Y efectivamente, en cuanto Robb se miró al espejo, apenas se pudo reconocer y ya cuando se colocó el traje, parecía otra persona diferente. Con los ánimos algo más renovados, se marchó a buscar trabajo de lo que mejor sabía hacer, que era de coctelero, camarero, dependiente incluso…  


 Pateándose varias tiendas, restaurantes, bares, clubs nocturnos… En todos los sitios no le hacían falta personal o no buscaban gente con el perfil de Robb. Si hubiera estado allí Cindy y no en casa, Robb le habría hecho incapié en que tenía la razón en esa ocasión.


 Ya totalmente desganado y de camino a casa, Robb pasó por un sitio que no conocía.

- Eh, este lugar debe ser nuevo… Parece un restaurante…


 Acercándose al metre, Robb le hizo una pregunta.

- ¿Habéis abierto hace poco?

- Sí, la semana pasada fue la inauguración. Y la verdad es que no nos esperábamos tan buena acogida. La gente ha respondido muy bien y casi todas las noches estamos completos.

- Vaya, me alegro mucho. ¿Por casualidad no os hará falta gente?

- ¡Claro! Con todo el trabajo que tenemos, nos vendría bien un par de manos más. ¿Traes el currículum?


 En cuanto el metre lo leyó, hizo una llamada.

- Jefe, tengo delante a un chico perfecto para nosotros. No tiene mucha experiencia pero tiene ganas de trabajar. Me dice el jefe que si se te da bien trabajar bajo presión.

- Claro, no tengo problema. En los momentos tensos es cuando me crezco.

- Dice que sí jefe. Ajá, no hay problema. Vale… Yo se lo digo. Estupendo…


 Volviendo a casa, le comunicó la noticia a Cindy.

- Al final te voy a tener que dar la razón,-dijo él-.

- ¿Has encontrado trabajo?

- En un restaurante nuevo que han abierto cerca de aquí.

- ¡Lo sabía! ¿Qué te han dicho?

- Que me pase mañana y vaya como refuerzo. Si les gusto, me hacen contrato.

- ¡Qué bien cariño! Te has ganado un premio… Vamos.


 Tras desnudarse, Robb sentó en la cama a Cindy.

- Has sido un nene muy desobediente últimamente… Y los nenes malos deben tener un castigo, ¿cual debería ponerte a ti?-preguntó Cindy sensualmente mientras que con su pie acariciaba el duro miembro de Robb-.

- Yo creo que a cuatro tendría que ponerte yo a ti mientras te follo y agarro del cuello como a ti te gusta.

- Uh, chico malo… Cómo me gusta…


 Tumbándolo en la cama, Cindy se colocó sobre él y, sin llegar a la penetración, comenzó a mover sus caderas notando el roce del miembro masculino con la vagina femenina y sintiendo placer por ambas partes.

- Eres una diosa. Cómo te mueves, cómo besas…

- Y cómo follo,-dijo introduciendo el miembro de una-.


 El sexo entre ambos era acompasado, rudo pero sin llegar a ser violento, con besos pero sin ser romántico… Tal y como a ambos les gustaba, haciendo que los dos disfrutaran más que con ninguna otra persona anteriormente.


 Una vez habían terminado, antes de irse a dormir se pusieron a charlar.

- No sé cómo será mañana mi primer día…

- Seguro que lo haces bien,-dijo Cindy sonriendo-.

- Eso espero… porque llevo mucho tiempo sin trabajar de camarero y sé que me pondré nervioso.

- Bueno, tú hazlo lo mejor que sepas y puedas. Piensa en nuestro bebé y en que nos hace falta el dinero.


 A la noche siguiente Robb se presentó en el trabajo temblando más que un flan, aunque por fuera mostraba una sonrisa de compromiso.

- Pues ya estoy aquí… Es un salto grande, de trabajar con criptomonedas a servir platos en un restaurante… Ay, quién me ha visto y quién me ve.


 El restaurante acababa de abrir al público ese día y por eso todavía no había comensales, por lo que Robb aprovechó para conocer a sus compañeros.

- Buenas noches, soy Robb.

- Hola, tú debes ser el nuevo, ¿no?-dijo uno de los chicos-.

- Sí, espero hacerlo bien.

- Mientras no tires vasos ni tardes en servir platos en cuanto salgan de la cocina, te irá bien,-dijo el otro camarero-.


 Robb entró en la cocina y saludó al cocinero justo cuando escuchó una voz a sus espaldas.

- ¿Eres el nuevo?

- Sí,-contestó Robb antes de volverse-. Esa voz…-pensó para sí-.


 En cuanto se giró, Robb se sorprendió al ver que una de sus compañeras era Marge, nada más y nada menos. Por parte de ella, su expresión cambió radicalmente.

- ¿Robb? ¿Qué estás haciendo tú aquí? ¿Y tu trabajo de científico?

- Ah bueno… Eso se acabó,-contestó Robb tomando como suya la vida de su homólogo-. El experimento no fue bien, me echaron de la empresa y bueno, he de ganarme la vida como puedo.

- Vaya, lo siento mucho… Hacía tiempo que no te veía ni sabía nada de ti.

- Cierto…

- Desde que te investaste que te habías acostado con Vivian para darme celos, ¿verdad?


 Robb sonrió por compromiso de nuevo.

- Eh… ¿inventarme? Creo que no.

- Venga Robb, que nos conocemos.

- He cambiado bastante en estos meses Marge. Te digo más, he cambiado tanto que parezco otro Robb…

- Bueno, eso ya lo veremos.

- ¿Y tú qué haces aquí?


 Justo iba a contestar cuando Louis se presentó en la cocina.

- ¿Qué coño haces aquí Robb?-preguntó el recién llegado-.

- Soy el nuevo.

- ¿Tú eres quien va a hacer la prueba hoy?

- Sí… ¿Hay algún problema?


CONTINUARÁ…


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