domingo, 20 de marzo de 2022

Capítulo 16 || Mi Otro Yo

 Minutos después, Vivian y Cindy salían del dormitorio ante la vista de todos, principalmente del Robb de pelo corto. Mirándolos, Vivian soltó un comentario.

- Robb, no estarías nada mal con el pelo corto. Estarías hasta guapo y todo… Bueno, hasta otra ocasión… Me la llevo conmigo.


 Ya cerca de la casa de Vivian, ésta le dio varias órdenes a Cindy.

- No podrás hacer nada sin que yo te lo permita, llamarás a la puerta siempre antes de entrar, te vestirás como yo te lo ordene y te desnudarás y actuarás tal y como yo te mande. ¡Ah! Y no quiero quejas. ¿Tú has aceptado ser mi esclava? Pues esto es a lo que te enfrentas ahora.


 Charles sabía perfectamente dónde vivía la antigua gobernadora y allí estaba bajo la lluvia, observando cómo entraba Vivian con su hija en aquella mansión. Si veía salir a su hija, debía seguirla, fuese a donde fuese.


 Por su parte, Robb quería marcharse de allí lo más pronto posible, pero el Robb de pelo largo le convenció de que no lo hiciese porque acababa de escaparse de la cárcel y el ejército de Marge lo estaría buscando por todas partes. Así que pasada un par de semanas, ambos habían hablado y congeniado lo suficiente como para hablar sin tapujos.

- Con esa ropa vas dando el cante a donde quiera que vayas,-dijo el Robb de pelo largo-. Ven, te daré algo mío. Imagino que te valdrá…


 El Robb de pelo corto se cambió, se miró y luego se sentó sobre la cama con actitud pensativa.

- ¿Qué te pasa Robb?-preguntó el del pelo largo-.

- Pues… que echo de menos mi realidad.

- Esto es demasiado duro, ¿verdad?

- Sí, no estoy acostumbrado a vivir con velas, no tener electricidad, apenas nos llega agua corriente ni tampoco podemos salir a dar un paseo… Son cosas que yo daba por hecho pero ahora…

- Las echas de menos, claro. Yo echo de menos el mundo tal y como era antes de la guerra.

- ¿Lleváis mucho tiempo así?

- Camino de 15 años. Ya no se escuchan pájaros cantar, ni niños jugando en las calles y mucho menos ver a la gente sin mascarilla salvo bajo tierra claro, porque en los demás sitios el aire es irrespirable.


 Mientras charlaban, Louis entró en la habitación.

- Robb, Robb, voy a ir a por suministros.

- ¿Ya se han gastado?-preguntó el de pelo largo-.

- Todavía no, pero queda poco.

- Vale, pues ten cuidado y no te arriesgues demasiado. Ya sabes cómo está el ambiente.


 Marge había hablado con todos sus hombres y ninguno le había reportado novedades. Todo estaba tranquilo y, a cada día que pasaba, más se desesperaba por encontrar el escondrijo de Robb y su banda. Además, ahora había otra cuestión que le daba curiosidad y era la identidad del hombre que tuvieron preso. Si no era Robb, ¿quién era?


 Las calles, como de costumbre, estaban desiertas y más con la lluvia tan intensa que estaba cayendo sobre la ciudad. Louis, intentando no ser visto, corría a todas partes para volver lo antes posible.


 Pero curiosamente, Marge estaba haciendo su ronda de vigilancia y creyó ver a alguien correr. Llamándole terriblemente la atención, aceleró el paso.


 Louis se encontraba decepcionado. Todo el camino bajo la lluvia para que su contacto no estuviera. La puerta estaba cerrada con rejas y no había forma de ver si había alguien en el interior, por lo que les tocaba amarrarse el cinturón para comer hasta volver a comprar más suministros.


 Justo cuando Louis volvía se encontró de frente con nada más y nada menos que Marge. Iba a echar a correr cuando escuchó algo que lo frenó en seco.

- No voy a detenerte.

- ¿Cómo?-preguntó Louis-.

- Ya me has oído. ¿Podemos hablar?


 Marge se quedó esperando una respuesta a su pregunta.

- Louis, vengo en son de paz, no voy a detenerte aunque tenga motivos para ello, sólo quiero hablar.

- Vale… Pero me resulta extraño.

- ¿Te resulta raro que la mujer con la que te ibas a casar quiera hablar contigo?

- Me resulta desconcertante que la artífice del golpe de Estado me tenga delante y no quiera detenerme.


 Sentándose en un banco cercano, nadie era capaz de hablar.

- Tú dirás que eres la que quiere charlar,-dijo Louis-.

- La última vez que nos vimos fue poco después de que la guerra estallase y cuando nuestras posturas se distanciaron completamente.

- Tú sabías perfectamente que apoyaría a Robb porque para mí es como un hermano y, aún así, decidiste ir en su contra.

- Fui en contra de todos. Ambos bandos estaban equivocados.


 Marge intentaba hacerle ver a Louis su punto de vista.

- ¿No te das cuenta de que la guerra estalló por culpa del gobierno de entonces?-preguntó Marge-.

- ¡Claro! Por eso me uní a Robb.

- ¿Esa era la única alternativa? Robb… El mismo Robb que estuvo en la cárcel por matar a uno de sus compañeros de orfanato por “robarle la cama”, y cito textualmente.

- ¿Te remontas a cosas de haces tantos años?

- Vale, ¿quieres algo más reciente? La madre de Cindy.


 Louis sabía que Marge iba a donde más dolía.

- Eso fue un accidente,-excusó Louis-.

- Sabes que no. Vaciar dos cargadores sobre una persona no se llama accidente, sino premeditación y alevosía. ¿Y todas esas personas inocentes que mató durante la guerra? ¿Qué excusa echas? ¿Y las violaciones? ¿Y cuando enterraba a nuestra gente viva tras capturarlos?


 El silencio de Louis era total.

- Y pese a eso, le sigues apoyando,-sentenció Marge-. ¿No te das cuenta de que estás en el bando equivocado? Louis,-continuó diciendo Marge agarrándole las manos al chico-, sabes que tengo razón. Si me dices dónde os escondéis, esta situación tan amarga terminará. El golpe de Estado dará paso a un gobierno sólido, consolidado… Pero no podemos hacerlo mientras tengamos suelto a uno de los mayores criminales de guerra.


 Robb fue a la cocina y vio a su homólogo sirviéndose unos tristes guisantes.

- ¿Tienes hambre?-preguntó el recién llegado-.

- Sí, llevo desde ayer sin comer. Ven, siéntate y charlemos.

- Vale…


 El Robb de pelo largo supo que ese era el mejor momento para indagar más sobre el multiverso.

- ¿Y cómo es viajar entre los mundos?-preguntó-.

- Pues fácil, cruzar una puerta y ya estás al otro lado. No duele ni tampoco te deja mareado ni nada.

- Qué curioso. ¿Y no te pierdes a la hora de buscar la puerta de tu mundo?

- No, porque donde tengo que ir es la puerta central, así que no tiene pérdida.

- Vaya, entonces se supone que el mundo tuyo es como el original por así decirlo.

- Coño, no lo había pensado… Tal vez,-dijo Robb cuando se escuchó un ruido fuera-.

- ¿Has oído?-preguntó el Robb de pelo largo-. Nos están acechando… Robb, será mejor que te largues pero antes, ¿podrías hacernos un favor?

- Claro.

- Déjanos acompañarte. Tú irás a tu mundo y Louis, Cindy y yo nos iremos a otro y allí comenzaremos una nueva vida.


 Robb salió de la cocina tras haber aceptado la petición de su homólogo pero… ¿debía hacerle caso al otro Robb o a su cabeza que le decía que se fuese él solo?


 Un rato más tarde, Louis volvió a la guarida.

- Ey Robb, ¿y el melenas?-preguntó refiriéndose al otro Robb-.

- Ha ido al parque que hay cerca de aquí. Ahí es donde aparecí y he quedado con él en llevaros conmigo. Hoy mismo nos marcharemos.

- ¿Y se va a ir sin Cindy?

- No lo sé…


 Louis terminó de bajar las escaleras y le hizo otra pregunta.

- ¿Hay que llevarse algo?

- No, nada más que nosotros mismos. Cuando crucemos, iremos todos agarrados de la mano. Es la única forma de que pasemos todos juntos porque, por alguna extraña razón, sólo funciona la puerta con los Robb del multiverso.

- Joder, qué cosa más rara. Bueno, entonces vayámonos ya.


 De camino hacia el parque, ninguno de los dos abrió el pico.

- Cuando apareciste aquí, menuda sorpresa te llevarías, ¿no?-preguntó Louis-.

- Ya te puedes imaginar…


 Cuando estaban cerca de los baños, la puerta se abrió y allí apareció el otro Robb pero, para sorpresa de Louis, los dos estaban peinados de la misma forma. ¿Ahora quién era quién?

- ¿Esto qué es? ¿Por qué los dos estáis vestidos y peinados de la misma forma? ¿Es una especie de broma?

- Ese Robb se ha cortado el pelo para engañarte e irse contigo y dejarme a mí aquí,-dijo el Robb que acompañaba a Louis-.


 Louis comenzó a mirar a ambos Robb sin saber muy bien quién era quién. Se suponía que a su amigo de toda la vida debía conocerlo mejor que nadie pero es que, bajo la lluvia y la mala visibilidad del aire, en ese momento no distinguía bien.


 El Robb que acababa de salir del baño supo en ese mismo instante que todo eso era un plan orquestado pero, ¿de quién y para qué?


 El Robb junto al baño se acercó a los otros dos y comenzó a hablar.

- No sé de qué cojones va todo esto, pero tenemos que irnos antes de que vengan a por nosotros y nos pillen. Yo no quiero que me metan en la cárcel otra vez.

- ¿Entonces tú eres el Robb visitante?-preguntó Louis-.

- No, ese soy yo. Este es tu amigo Robb, ¿no te das cuenta de que quiere engañarte?

- Vamos a ver, ¡no os quedéis conmigo! Decidlo claro de una puta vez. ¡¿Quién es quién?!


 El Robb que había venido del baño miró a ambos frente a él y suspiró.

- Yo soy el verdadero Robb, el que vino de visita, porque tu amigo me envió aquí cuando escuchamos un ruido mientras él comía un bol de guisantes.

- ¿Y tú crees que si yo no fuera el verdadero sabría que la puerta central del pasillo del multiverso es donde voy a mi mundo?

- ¿Ves? ¡Error!-dijo el otro Robb-. Ese no es mi mundo de nacimiento.


 Mientras la discusión iba subiendo de tono poco a poco, Marge apareció bajo la lluvia después de haber estado escondida tras un árbol cercano.

- ¡Se acabó la discusión! Ahora mismo los dos os vais a venir conmigo y hasta que esto no se aclare no voy a soltar a ninguno.

- ¿Cómo coño nos ha encontrado?-preguntó el Robb junto a Louis-.


 El silencio de Louis le delató y el Robb que estaba a su izquierda le increpó.

- ¿La has traído tú aquí? ¿En serio te has vendido por un par de tetas?

- Dijimos de irnos de aquí con Cindy, no con Marge,-comentó el otro Robb-. Ese no fue el trato.

- ¡Ya no hay trato que valga!-gritó Marge-. Se acabó la cháchara, así que los tres nos vamos a ir a mi guarida. ¡Andando!


CONTINUARÁ…


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