domingo, 21 de marzo de 2021

Capítulo 9 || Condena

 Justo en el momento cuando Kwan vio la explosión, recibió una llamada de su sargento al mando.

- Park, disculpe las horas pero no creo haberlo despertado. ¿Está usted y su familia bien?

- Sí, mi sargento. ¿Cómo sabe que ha pasado algo?

- Hijo, llevamos meses sospechando que el líder norcoreano tramaba algo y acaba de explotar una bomba en territorio surcoreano. Creemos que pretende unificar las dos coreas bajo su mandato.

- Joder, qué tío más loco…

- Corea del Sur nos ha pedido ayuda de manera extraoficial, por lo que he reunido a los mejores para ir allí y luchar entre sus filas. Park, quiero que usted esté con nosotros.

- Vaya sargento, será todo un honor.

- Sé que se pidió un permiso y que su abuelo estaba delicado de salud pero…

- No se preocupe. Dígame fecha y lugar y allí estaré.


 Entrando en casa, todos vieron que Kwan había cambiado su expresión.

- ¿Qué ocurre hijo? Te he visto hablar por teléfono,-preguntó Choi-.

- Era mi sargento. Al parecer el líder norcoreano ha bombardeado una zona de Corea del Sur porque pretende hacerse con ella y unificarla bajo su mandato.

- Ese loco…-dijo Selene-.

- Mi sargento me ha comunicado que nuestro país le ha pedido ayuda a los Estados Unidos, pero oficialmente no pueden involucrarse sin armar un revuelo mayor, por lo que van a enviar a un pequeño escuadrón secreto para hacer unas misiones de alto riesgo y ayudar en la guerra que se avecina.


 Kwan hizo un breve silencio y su hermano captó lo que ocurría en realidad.

- Te ha pedido que vayas con ellos, ¿no es verdad?

- Sí y… tengo miedo. Una cosa es el cuartel, la teoría, pero tengo miedo a fallar, a no ser lo suficientemente bueno, a poner en peligro a mis compañeros…


 Acercándose con rapidez, Hyun abrazó a su hermano pequeño.

- Kwan, eres una de las personas más valientes que conozco. Desde que naciste has demostrado de la madera que estás hecho. Vas a poder con esto y con todo lo que se te ponga por delante porque eres un Park, y nuestra familia no se rinde, lucha hasta el final y tú eres el vivo reflejo de ello. Estoy muy orgulloso de ti, hermanito.

- Y yo de ti, aunque te tenga envidia por tus ojos.

- Jajaja, qué cabronazo eres.


 Sin poderlo evitar, Choi se abrazó a Kwan con fuerza.

- Hijo, sé que lo harás genial. Es normal tener miedo, pero recuerda todo lo que has luchado hasta llegar a donde estás ahora. Y por carambolas de la vida, te toca defender tu país de nacimiento con el uniforme del país que te vio crecer. Es un auténtico honor luchar por la tierra de tus ancestros de las garras de ese demente. Sé fuerte hijo.


 Y su madre hizo exactamente igual.

- Ay, mi niño, mi niño pequeño. Ten mucho cuidado en la guerra y no te expongas demasiado si crees que tu vida puede depender de ello. No me hagas locuras de las tuyas, que una guerra no es ningún juego.

- Mamá, quiero que papá, Hyun y tú os vayáis de esta casa. Estáis cerca del lugar del bombardeo y me gustaría que os alejarais todo lo posible. Volved a casa, en América, allí estaréis a salvo.

- Te lo prometo. Haremos las maletas y nos iremos lo más rápido que podamos.


 Recogiendo sus cosas, Kwan se marchó con una mezcla de sentimientos hasta el lugar donde le había indicado el sargento que se encontrarían. Temor por dejar a su familia en esos momentos y por la inexperiencia de la guerra, de un auténtico enfrentamiento armado.


 A la mañana siguiente, sin apenas haber podido dormir, Kwan se encontró con el sargento y los compañeros elegidos para la misión que les habían encomendado. Todos se miraban nerviosos, en silencio y con ojos temerosos. La situación pintaba fea y no sería nada fácil para ninguno.


 Alistándose todos frente al sargento, éste comenzó a hablar con ellos.

- Si estáis aquí es porque os consideramos los mejores, cada uno en vuestra disciplina. La misión que tenemos por delante no será fácil. No os voy a engañar, seguramente no salgamos vivos de esta. Estamos solos, sin apoyo aéreo o de ningún tipo salvo la que las fuerzas surcoreanas nos puedan brindar en ciertos momentos. Quiero dejaros esto claro porque todavía podéis largaros, estáis en vuestro derecho, así que quiero saber quién se anima a esta misión pese a los peligros que conlleva. ¡¿Estáis conmigo?!

- ¡Señor, sí señor!


 Sonriendo levemente, el sargento continuó hablando.

- Bien, quiero que conozcáis en detalle cuál será nuestra misión. Como sabéis, nadie sabe que estamos aquí salvo el ejército surcoreano, por lo que pillaremos a los norcoreanos por sorpresa cuando menos se lo esperen. La Inteligencia surcoreana nos ha pasado una lista de generales y oficiales leales al líder norcoreano y sus posibles ubicaciones actuales. Nuestra misión será buscarlos y darles caza. Estarán bien defendidos y muchos hombres darían su vida por las de sus superiores, por lo que tendremos que hacer un trabajo minucioso y sigiloso. Entrar en sus campamentos, acabar con ellos y salir sin que nadie nos detecte.

- Con todos mis respetos sargento,-dijo Bob, el soldado negro-, pero eso es prácticamente imposible.

- Usted lo ha dicho, es prácticamente, pero no imposible. Estudiaremos bien el terreno, sus costumbres, rutinas… Hasta que no sepamos a qué hora cagan todos los días, no entraremos en juego. Por eso también está aquí el soldado Park. Como sabréis, él nació y vivió en estas tierras durante unos años y se las conoce mejor que nosotros, por lo que será imprescindible para la misión.

- Es todo un honor, mi sargento,-dijo el aludido-.


 Y sin previo aviso, la puerta del lugar donde estaban todos reunidos se abrió y, quien apareció, sorprendió a todos.

- He llegado lo más pronto que he podido,-dijo el recién llegado-.

- ¿Kilian?-preguntó Bob-. ¿Qué cojones haces aquí?

- Vengo a ayudar. Hay que darles caña a esos coreanos de mierda, con perdón, Kwan. ¿Qué tengo que hacer?

- Largarte por donde has venido,-dijo Kwan-.


 Acercándose hacia Kilian, el sargento le increpó.

- Señor Fedras, usted quedó expulsado de ejército y tengo entendido que huyó del país antes de que saliese la sentencia. No sé cómo se ha enterado de que estamos aquí, pero tampoco me importa. Usted no puede estar aquí, así que váyase.

- Pero señor, ¡estamos en guerra! Han lanzado una bomba y han muerto cientos de personas inocentes, ¡dejemos a un lado el pasado y luchemos juntos!


 Sin pensárselo dos veces, Kwan rompió la formación y se acercó a Kilian, situándose a pocos centímetros de él.

- Quieres ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. Amas ser el protagonista de todo lo que sucede, ¿verdad? Pues te prometo que lo serás, vas a ser el gran protagonista del balazo en la cabeza que te voy a meter si no te das la vuelta y te vas de aquí para siempre.

- Sigues cabreado porque me follé a tu nena, ¿no?-le dijo Kilian con una sonrisa chulesca-.


 Acercándose aun más, Kwan echó mano a su cinturón para coger la pistola justo cuando la voz del sargento lo frenó.

- Park, ni se le ocurra sacar la pistola o lo lamentará de por vida. Señor Fedras, no sé qué pretende viniendo aquí pero no va a conseguir nada salvo que le arreste.

- Aquí no puede, no estamos en territorio americano así que soy libre de moverme por donde quiera, sargentucho.

- Otra palabra más y te prometo que te meto la pistola en la boca,-amenazó Kwan-.

- ¿Y perder la oportunidad de ser el héroe de esta guerra? No lo creo…-comentó Kilian en tono burlesco-.

- ¿De verdad?-preguntó Kwan poniéndole la pistola en la boca-.


 Retrocediendo, Kilian abrió la puerta y comenzó a marcharse no sin antes dar una última advertencia…

- Os arrepentiréis de esto. ¡Todos! Sobre todo tú, Kwan. Desearás haberme pegado el tiro cuando pudiste.

- ¡Fuera!-gritó el sargento-.


 Cerrando la puerta, Kwan comenzó a irse hacia la formación cuando el sargento lo paró.

- Un momento soldado.

- Dígame sargento.

- Ha demostrado tener agallas en estos momentos. Le felicito.

- Gracias señor.

- Puede volver a su puesto.


 Cuando Kwan se puso en su sitio, Trevor le dijo algo a su buen amigo.

- No sé cómo has podido resistirte y no pegarle un tiro a Kilian. Si hubiera sido yo, ahora mismo la sangre de ese gilipollas estaría por las paredes de este sitio.

- Yo tampoco sé por qué lo he hecho. Supongo porque no soy un asesino…

- Bien, escuchadme todos,-dijo el sargento-. Aquí tenéis vuestros uniformes, vestíos porque saldremos de inmediato.


 Tras cambiarse de ropa y situarse en formación, el sargento volvió a hablarles.

- Pase lo que pase, quiero que sepáis que sois un orgullo para vuestra patria y prometo que, aunque ahora nadie sepa que estáis aquí, el mundo os recordará como los héroes de la guerra de Corea.


 Y mirando hacia Kwan y Trevor, el sargento finalizó su discurso.

- El soldado Kwan será vuestro líder si me pasara algo. Tras él, será el soldado Trevor.

- ¡Señor, sí señor!

- ¿Estáis listos?

- ¡Señor, sí señor!

- ¡Pues vamos a darle caña!


 Todos marcharon hacia la primera posición conocida de unos de los oficiales leales al mando norcoreano, lugar cercano al pueblo donde vivían los padres de Kwan. Éste estaba nervioso y se preguntaba si su familia ya se había marchado a Estados Unidos como les dijo y… no podía evitar la tentación de ir a verificar.


 Kwan imaginaba que entraría en casa, subiría por las escaleras hacia el dormitorio de sus padres y estaría todo desmantelado. Hyun les habría ayudado escogiendo lo necesario para largarse de allí antes de que siguiesen los bombardeos y ponerse a salvo.


 Pero todo eso estaba en la imaginación de Kwan mientras que, en la vida real, Kilian se cobraba su venganza asesinado a Selene a sangre fría mientras dormía.

- Te juré que te arrepentirías de no haberme matado,-dijo Kilian mientras apretaba el gatillo una y otra vez sin alarmar gracias a las pistolas con silenciador-.


 Al salir de la habitación, Kilian pudo ver a Choi saliendo del baño y sonrió mientras agarraba su cuchillo.

- ¿Quién es usted y qué está haciendo en mi casa? ¡Esto es propiedad privada!

- ¡Y ahora su vida me pertenece!


 Empujando a Choi, Kilian llevó el cuchillo hasta la garganta del cabeza de familia sin que éste supiera quién era aquel extraño ni por qué estaba sucediendo eso.

- ¿Pero qué…?-logró decir Choi antes de que el cuchillo rajase su cuello-.


 Al instante, Choi cayó al suelo mientras que la sangre salía sin parar. Sin apenas fuerzas, Choi intentaba contener la hemorragia sin éxito a la vez que Kilian se reía mirando la escena.

- Verás la cara que va a poner Kwan cuando se entere… Pagaría por ver su expresión jajaja.


 Tras ver cómo Choi moría ahogado en su propia sangre, Kilian comenzó a bajar las escaleras sin saber que Hyun se había despertado al escuchar el golpe causado por su padre al caer al suelo.  


 Volviéndose a meter en su dormitorio, Hyun supo que aquel tipo era el que su hermano le mencionó en aquella charla. Temiéndose lo peor, el hermano mayor de Kwan deseaba que Kilian pasase de largo y no se diera cuenta de que aún estaba él en la casa.

- Oye, esa puerta no estaba abierta cuando entré…-dijo Kilian-.


 Acercándose a ella, Kilian entró y descubrió y Hyun, quien suspiró al verlo.

- Vaya, si tenemos aquí a otro miembro más de la familia…

- Kilian, ¿cierto?

- Pero bueno, si tu hermanito te ha hablado de mí… Qué tierno… Lástima que él y su escuadrón vayan a morir muy pronto.

- No, quien va a morir eres tú.

- Cómo no, la misma testosterona. Se nota que sois hermanos…


 Y sin dejar tiempo a reacción, Hyun saltó sobre Kilian y comenzó a asfixiarlo con gran fuerza. En su cabeza recordaba todo lo que le había contado Kwan sobre él y con más ganas apretaba su cuello.


 Pero Kilian sabía cómo defenderse y pudo pegarle una patada en la entrepierna a Hyun, quien soltó rápidamente las manos de su cuello.

- Ahora verás, hijo de la gran puta…-dijo Kilian con un hilo de voz a causa del estrangulamiento-.


 Sin apenas recuperar el aliento y con muy poca energía, Kilian sacó a duras penas la escopeta que tenía en su espalda y apuntó contra Hyun.

- ¡Muere bastardo!


 Hyun cayó al suelo con una herida profunda en su hombro derecho. Como Kilian todavía no estaba al 100% recuperado, le dio unas patadas al hermano de Kwan para asegurarse si estaba muerto y, al ver que éste no se movía, se marchó de allí con celeridad.

- Hora de planear la muerte del escuadrón…


CONTINUARÁ…


1 comentario:

  1. Por Dios, no imaginaba que Kilian fuera a matar a la familia de Kwan. Sí imaginaba que iba a hacer algo contra el escuadrón pero no esto. Veremos qué pasa cuando Kwan se entere. Las cosas se han puesto muy feas por culpa de Kilian, que no para de hacer maldades.

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