miércoles, 17 de marzo de 2021

Capítulo 7 || Condena

 Una de esas mañanas, Kwan fue hasta la casa de Megan porque habían quedado en hacer ejercicio juntos. Hacía tiempo que, salvo en el trabajo, no se veían y a Kwan le hacía ilusión.


 Llamando a la puerta, muy rápidamente esta se abrió y salió de ella una muchacha joven.

- Hola, tú debes ser Kwan, ¿no?

- Sí, hola. Tú debes ser Rebecca, ¿verdad?

- La misma que viste y calza. Pasa. Mi hermana bajará en un momento.


 Conduciéndolo hasta la sala de estar, Rebecca le hizo una pregunta al invitado.

- ¿Y cómo es que habéis quedado? ¿Sois novios o algo así?

- ¿Tú hermana y yo? Qué va. Somos buenos amigos, nada más.

- Ah, vale…


 Sentándose en un sofá, Rebecca fue acercándose poco a poco a Kwan mientras lo miraba y suspiraba en silencio.


 Sin tener mucha idea de qué decir, pero con ganas de romper ese incómodo silencio, Rebecca soltó lo primero que se le pasó por la cabeza.

- Estás muy fuerte, se nota que vas al gimnasio.

- Ah sí, ahora puedo ir menos por tema del trabajo y tal, pero siempre me gusta machacarme con las pesas.

- Qué guay, a mí me encantan los tíos de gimnasio… Y entrenaría si tuviera la edad, pero me tengo que aguantar hasta que cumpla los dieciséis. ¿Tú empezaste muy joven a entrenar? Porque tienes un cuerpazo.


 Kwan se sentía un poco atropellado por Rebecca, ya que era un volcán a punto de explotar. Ahora que la conocía en persona podía entender más a Megan.

- Bueno, no empecé muy joven tampoco,-contestó Kwan por cortesía-. Oye, ¿no está tardando tu hermana un poco?

- Ya la conoces, ella tiene que ir monísima de la muerte a todos lados. Se hace de rogar, así está… Más sola que la una.


 Sin saber qué contestar a eso, Kwan carraspeó y se quedó callado, cosa que no hizo Rebecca.

- ¿Te han dicho alguna vez lo guapo que eres?

- Mi madre cada día cuando vivía con ella.

- Jajaja, qué tonto. Pero no, en serio, qué guapo eres.

- Bueno… pues gracias. Pero eso lo dices porque no has visto a mi hermano, él es el guapo de la familia.


 Bajando las escaleras, Megan pudo notar a Kwan bastante intimidado por su forma de hablar y, sin poderlo evitar, la muchacha tuvo que reírse. Una cría de catorce años intimidando al tipo más duro del cuerpo de soldados.


 Sin darse cuenta de la presencia de su hermana, Rebecca le puso la mano en la espalda a Kwan.

- Vaya, menuda espalda tienes tan fuerte…

- Esto… gracias Rebecca.


 Carraspeando, Megan provocó que Rebecca se alejase de Kwan de forma casi instantánea mientras que la recién llegada se reía al ver la expresión de Kwan.

- Ya estoy aquí,-dijo Megan-.

- Bien,-dijo Kwan-. Has tardado mucho, ¿no?

- Ya te dije que quería ponerse guapa,-contestó Rebecca por su hermana-.


 Acercándose a Megan, ésta le susurró algo a Kwan mientras seguía con la sonrisa en la cara.

- ¿Quieres que te salve?

- Por favor Megan. Salgamos de aquí ya.


 Y justo cuando se encaminaban hacia la puerta, Rebecca dijo algo.

- Megan, ve adelantándote tú que Kwan y yo nos hemos quedado a mitad de la conversación.

- No, por favor,-susurró Kwan-.

- Vale,-contestó Megan-. Te espero fuera…

- Joder,-se quejó Kwan en silencio-.


 En cuanto Megan salió de casa, Rebecca se puso frente a Kwan y lo besó con todas sus fuerzas sin darle oportunidad al muchacho de zafarse.


 Cuando Rebecca soltó a Kwan, éste la miró y le hizo una pregunta.

- ¿Por qué demonios has hecho eso?

- Porque estás muy bueno, eres muy guapo y no podía perder la oportunidad de dar mi primer beso con mi crush.

- ¿Que soy tu qué?

- Mi crush, mi amor platónico.

- Joder, creo que me hago mayor… No entiendo ni la mitad de lo que decís los jóvenes.


 Pero Rebecca aún tenía sed de conocimiento…

- ¿Beso bien?

- Rebecca, yo… no lo sé.

- Eso se arregla rápido,-dijo adelantándose-.

- No,-dijo Kwan frenándola-. Eres menor de edad y yo soy muy mayor para ti. Comprendo que a tu edad tengas las hormonas revolucionadas pero yo no soy tu tipo. Te agradezco tus palabras pero mejor será que ésta sea la última vez que me besas, ¿vale?

- Como quieras, pero yo seguiré esperándote hasta el día en el que seas tú quien quiera besarme. Nunca nadie más besará estos labios ni tocará este cuerpo a no ser que seas tú.

- Muy bien Rebecca… Nos vemos anda.

- Cuando quieras, guapo.


 Saliendo de casa, Kwan iba negando con su cabeza mientras se acercaba a Megan.

- ¿Qué quería mi hermana?

- Megan, dime que tú con la edad de tu hermana no estabas tan salida como ella…

- Bueno… ¿Por qué lo preguntas?

- No, responde primero a mi pregunta. ¿Estabas salida o no?

- Era incluso peor que ella.

- ¡¿Peor?! Imposible.

- Posible, porque con su edad yo ya había estado con dos chicos y no era virgen. ¿Qué te ha hecho mi hermana?

- Darme un morreo de tres pares de narices.

- ¡Sabía que lo haría!


 Iniciando la marcha, Kwan y Megan siguieron comentando la escena anterior mientras hacían footing.

- ¿Cómo que lo sabías?

- A ver, me imaginaba que haría algo así. A mi hermana le gustaste mucho la última vez que estuviste aquí y algo me comentó de que si yo no quería nada contigo que ella no sería tonta y aprovecharía el salto.

- Joder, pues sí que ha aprovechado. Menudo morreo me ha metido…

- Jajajajaja, para que veas lo macho que eres cuando es una tía la que lleva las riendas.

- Que no es eso…


 Terminada la sesión de footing, Megan y Kwan decidieron parar en un parque cercano a la casa de ella.

- Uf, estoy agotada.

- Yo igual. Voy a llegar a casa, me pegaré una ducha y me pienso tumbar en el sofá a ver la tele.

- Y que lo digas. No quiero saber nada de nadie hasta mañana.

- Un momento,-dijo Kwan sacando su móvil-. Me llaman…


 Viendo quién era, Kwan frunció el ceño y contestó la llamada.

- Hombre Hyun, cuánto tiempo. ¿Cómo estás?

- Siento molestarte hermanito pero… ¿te pillo en buen momento?

- Sí claro, ¿qué pasa? Me estás asustando.


 Quien llamó a Kwan fue su hermano mayor, Hyun, quien se marchó con sus padres a Corea del Sur a cuidar de su abuelo paterno.

- Es… el abuelo. Está muy mal y los médicos creen que no vivirá mucho más. ¿Podrías venir? Papá y mamá no saben que te estoy llamando, pero sé que les haría mucha ilusión verte aquí.

- Allí estaré. Cogeré el primer vuelo.

- ¿De verdad? ¿Y no te resultará un problema ahora que estás en el ejército?

- Para nada. Me pediré unos días de asuntos propios y problema arreglado.


 Mientras Kwan hablaba con su hermano, Megan observaba a su compañero y se daba cuenta de que era un buen chico, tierno y cariñoso detrás de esa careta de tipo duro que se marcaba delante de todos.

- Está bien Hyun. Te iré informando. Hasta luego…

- ¿Qué pasa Kwan?-preguntó Megan-.

- Era mi hermano. Mi abuelo se está muriendo y me ha pedido que vaya…

- Joder, lo siento mucho.

- Gracias. Voy a llamar al sargento para contarle lo sucedido.


 El sargento a cargo del pelotón de Kwan era un hombre duro, pero justo y conocedor de los problemas personales de cada uno. En cuanto se enteró de la noticia, le permitió a Kwan estar unos días fuera de servicio.

Volviendo a casa, Kwan se encontró a Pilar haciendo la comida.

- Hola Kwan, qué pronto llegas. Te iba a sorprender haciéndote hoy la comida, ya que me diste la semana pasada la llave, quería agradecértelo de alguna forma… diferente a la que hacemos siempre.


 Pero Kwan no contestó y eso extrañó a Pilar, quien dejó las cosas de la comida sobre la encimera y se volvió hacia su amante.

- ¿Ocurre algo?

- Mi abuelo… se muere. Me lo ha dicho mi hermano y voy a coger el primer vuelo hacia Corea del Sur para despedirme.

- Oh, lo siento mucho Kwan.

- Mi avión sale en dos horas.

- Coño, pues entonces te ayudo a hacer la maleta.


 Todavía estaba hablando Pilar cuando Kwan la abrazó.

- ¿Y este abrazo?

- Quería darte las gracias por estar ahí. No eres solo una amiga con derecho a roce, sino que eres muy especial y te he cogido un cariño inmenso.

- Anda tonto, ve a ducharte que hueles a tigre, que me vas a hacer llorar. Yo te hago la maleta.

- ¿Puedo pedirte un último favor?

- Ya sabes que puedes pedirme lo que sea.

- Quédate aquí en la casa. Te dejo vivir aquí mientras que la cuides como si fuera tuya.


 Mirando a Kwan con una amplia sonrisa, Pilar aceptó.

- Te lo prometo Kwan. ¿Yo puedo pedirte algo?

- Claro, dime.

- ¡Corre a ducharte si no quieres perder el avión!

- Voy, voy…


 Kwan llegó a la puerta de embarque justo cuando llamaban por última vez para subir todos a bordo del avión. Tras una escala y muchas horas de vuelo, por fin estaba en su país natal. Había vuelto a casa.


 Avisando a su hermano de que estaba en la puerta, éste salió a recibirlo. Kwan llevaba mucho tiempo sin ver a Hyun y se impresionó al ver el gran cambio que había dado.

- Pero bueno… ¿Dónde está ese hermano enclenque y sin barba que se fue con nuestros padres? Estás fenomenal. Ahora sí que me has quitado el puesto como guapo de la familia.

- Sabes que ese puesto siempre fue mío… Gracias por venir, Kwan.

- No hay de qué. ¿Cómo sigue el abuelo?

- Apenas se mantiene despierto más de cinco minutos seguidos. Yo creo que está aguantando porque quiere verte por última vez.

- ¿Saben papá y mamá que estoy aquí?

- No. He querido que sea una sorpresa. Ven, pasemos dentro.


 En cuanto Hyun entró en casa, sus padres se dieron cuenta de que algo estaba pasando. Selene, la madre de Hyun y Kwan, sabía perfectamente que había algo que su primogénito les estaba ocultando, pero lo que no sabía era el qué. Por su parte, Choi, el padre de ambos chicos, no se había dado cuenta de nada. Era su padre quien estaba al borde de la muerte y el dolor que sentía en ese momento era casi asfixiante.

- Mamá, papá, mirad quién ha venido a visitarnos,-dijo Hyun haciéndose a un lado y dejando entrar a su hermano pequeño-.


 En cuanto vio a Kwan, Selene se abalanzó sobre él y lo llenó de besos.

- Mi niño, mi pequeñín, ¿qué haces aquí?

- Hyun me dijo lo del abuelo y…

- Ay, este hermano tuyo…

- ¿Cómo está papá?

- Tirando… Muy decaído.


 Y yendo hasta su padre, Kwan lo abrazó con fuerza.

- No deberías haber venido, hijo.

- Tonterías. Primero va la familia y luego todo lo demás.

- ¿Has notificado que venías?

- Sí papá, pero eso no importa ahora. ¿Cómo está el abuelo?

- Pues hijo… muriéndose. Y yo cada vez que entro y lo veo así…-dijo Choi parando de hablar y secándose las lágrimas-.

- Tranquilo papá, ahora estamos todos juntos.


 Y sorprendiendo a todos, el abuelo de Kwan lo llamó.

- ¿Ese era el abuelo?-preguntó el propio Kwan-.

- Sí, y te ha llamado a ti,-dijo Hyun-. ¿Cómo sabe que estás aquí?

- Hijo,-contestó Choi-, es su nieto y lo conoce muy bien.

- Papá, tengo miedo,-confesó Kwan-. Tengo miedo de verlo en mal estado y… derrumbarme.

- Tranquilo. Tu abuelo es consciente de su estado y sabe que no le queda mucho. Ve a verlo y disfruta de su compañía…


CONTINUARÁ…


1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho el capítulo. Vaya con la hermana de Megan, me da un poco de miedo de que comprometa a Kwan como besándolo delante de otros por ejemplo.

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