sábado, 13 de marzo de 2021

Capítulo 5 || Condena

 Tras un rato caminando, finalmente llegaron a casa de ella.

- Hemos llegado,-dijo Megan-.

- Wow, menuda casa tan grande,-contestó Kwan sorprendido-.

- Demasiado diría yo. Desde que mi madre murió la casa parece enorme.

- Lo siento mucho Megan.

- No te preocupes Kwan.


 Adelantándose, Megan comenzó a ir hacia su casa cuando Kwan dijo algo.

- Me alegro mucho de haberte acompañado a casa.

- Y yo estoy muy agradecida de que lo hayas hecho. Ha sido un detallazo por tu parte.

- No hay de qué Megan. Para eso estamos los amigos, ¿no?


 Girándose hacia Kwan, Megan lo miró en silencio durante unos segundos.

- Gracias de nuevo…

- De nada guapa.


 Por su parte, Kwan apenas articulaba palabra porque su cabeza le repetía una y otra vez que besase la boca de Megan, que se la comiese a besos, que no se reprimiera. Sin embargo…  


 Sin dejarle tiempo a reaccionar, Megan se volvió a girar y encaminó hacia su casa.

- Buenas noches Kwan. Avisa cuando llegues a casa, ¿vale?

- Esto… sí, descuida… ¿Se va sin darme un beso?-se decía Kwan a sí mismo-. Yo flipo.


 Entrando en casa, Megan subió las escaleras con cuidado para no despertar a nadie, pero justo cuando llegó al final, la puerta del dormitorio de su padre se abrió.

- Cariño, ¿dónde estabas?-dijo Frank, el padre de Megan-.

- He ido a celebrar que he entrado en el ejército con unos cuantos compañeros. Espero no haberte despertado…


 Frank era un hombre mayor y con algún que otro problema de salud típico de la edad, por lo que Megan intentaba darle el menor número de problemas posibles.

- Qué va. Estaba leyendo justo cuando has llegado.

- Ah, mejor. Descansa mucho papá, yo me voy a dormir ya que estoy molida.

- Estupendo. Que descanses cielo. Te quiero.

- Y yo a ti papá.


 Entrando en su habitación, Megan se encontró con Rebecca, su hermana pequeña, sentada en su cama.

- Pero bueno, ¿hoy nadie duerme aquí o qué?-preguntó Megan-.

- ¿Y estas qué horas son de llegar?

- ¿Y a ti qué te importa enana? Eres peor que papá…

- Me importa porque si te has echado novio y no me lo has dicho me enfadaré mucho contigo.

- ¿Qué novio ni qué leches? Sabes perfectamente que no quiero nada ahora mismo después de lo que pasó.

- ¿Y entonces quién es el chico que está todavía abajo?-preguntó Rebecca yendo hacia la ventana-.


 Asomándose, Rebecca pudo cerciorarse de que Kwan seguía frente a la casa sin moverse.

- ¿Qué le has hecho al muchacho para que se quede tan abatido?

- ¿Kwan sigue ahí?

- Con que se llama así… ¿Y de qué lo conoces?

- ¿Pero sigue ahí o no?


 Girándose hacia su hermana mayor, Rebecca la miró con una pícara expresión.

- Ay, que mi hermana mayor se ha enamorado…

- Quita de en medio coño. Que quiero ver si sigue ahí.


 Efectivamente, Kwan se había quedado frente a la casa un par de minutos por si Megan se arrepentía y bajaba a darle un beso, pero al ver que no se cumplían sus deseos, el chico decidió largarse.

- ¿Qué cojones hará Kwan todavía abajo?

- Querría que le dieras las “buenas noches”.

- Mira que eres cerda, Rebecca. Tú y tus hormonas revolucionadas.


 Quitándose de la ventana, Megan miró a su hermana.

- ¿No comprendes que no quiero nada con nadie? Mi deseo era entrar en el ejército y ya lo he hecho. Ahora lo que quiero es ascender y conseguir prestigio, ahorrar y mudarme. Y ya ahí será cuando me preocupe por si quiero a alguien a mi lado o no.

- Qué tonta eres, Megan. Pretendes tener toda tu vida atada y planificada cuando tú misma sabes que la mayoría de las veces no funciona.

- ¿Y tú qué sabrás con catorce años que tienes?


 Cambiando su expresión, Rebecca se puso más seria.

- Yo lo que sé es que papá tenía muchos planes en la cabeza con mamá, al igual que tú. Y de repente, un cáncer se llevó a mamá en tres meses y sus planes se fueron por el retrete. ¿Vas a dejar de soñar tanto y agarrar lo que se te presenta aquí y ahora? Que la vida son dos días hermana…

- Lo sé perfectamente. Soy más mayor que tú y he vivido más cosas.

- Entonces más a mi favor Megan, deberías…-comenzó a decir Rebecca antes de ser interrumpida-.

- Estoy cansada Rebecca, necesito dormir.


 Suspirando, Rebecca abrió la puerta y se marchó no sin antes desearle las buenas noches a su hermana.

- Buenas noches Megan.

- Buenas noches filósofa. Y deja esa cabecita en paz, que tienes que dormir.

- Cuando quiera tus consejos te los pediré.

- ¡Simpática!-le dijo Megan a Rebecca-.

- ¡Aburrida!


 Encerrándose en su cuarto, Rebecca comenzó a reflexionar sobre lo ocurrido.

- No lo entiendo. Mi hermana, con el cuerpazo que tiene, lo guapa que es y con todos los tíos que tiene detrás y pasa de ellos y yo, con ganas de que un chico, no dos ni tres, sólo uno se fije en mí y pasa tres kilos… Ay, qué desgraciada soy…


 A todo esto, Kwan había llegado a su casa tras otro buen rato caminando. Durante todo ese trayecto, su cabeza estuvo dándole vueltas al por qué Megan no quiso besarlo. Él tenía ganas y juraría que ella también, entonces… ¿por qué se fue antes de darle la oportunidad? ¿O es que él había sido muy lento?


 Sea lo que fuere, ya no había marcha atrás y se tendría que aguantar con lo ocurrido. De lo que Kwan estaba seguro era de que seguiría intentándolo porque Megan le había demostrado que era una chica que merecía la pena pero… ¿para sólo un polvo o algo más serio? Menudo lío tenía entre su corazón y su cabeza…  


 Kwan se incorporó al ejército y en la academia comenzó a recibir las instrucciones pertinentes para prepararlo y que fuera un buen soldado, valiente y dispuesto para cualquier adversidad que pudiera presentarse.


 En sus ratos libres, Kwan estaba en casa, iba al gimnasio o intentaba invitar a Megan a tomar algo, pero normalmente siempre recibía la misma respuesta: “Lo vamos hablando”. Y Kwan estaba cansado de leer y escuchar siempre lo mismo. ¿Qué le pasaba a aquella chica? ¿Es que él no le parecía lo suficientemente atractivo?


 Uno de esos días, Kwan recibió un mensaje y, al leerlo, sonrió al instante.

- Sabía que caería,-pensó-. Es hora de prepararse para el gran momento.


 Y no fue otra chica que Pilar la que contactó con Kwan. Presentándose en su casa, habría mentido si dijese que no estaba nerviosa por el reencuentro. Desde la violación por parte de Kilian, Pilar no había estado con ningún chico y tenía todavía la imagen grabada de sus gritos de auxilio y las duras embestidas de aquel malnacido.


 Pero Pilar también recordaba los dulces y buenos besos que Kwan le había dado en el cuarto de la limpieza, lo mucho que la había hecho disfrutar y gozar pese a que el lugar y las condiciones no eran las mejores, así que estaba, en parte, entusiasmada por volver a tener un rato de intimidad con ese chico tan dulce.


 Llamando a la puerta, Kwan se la abrió y recibió a Pilar con una sonrisa.

- ¡Muy buenas Pili! Cuánto tiempo sin verte.

- ¿Qué tal Kwan? Pues sí, ya hacen algunas semanas.

- Me alegro de que me escribieras.

- ¿De verdad?

- Claro, pasa y charlemos.


 Cerrando la puerta, ambos se abrazaron como dos buenos amigos.

- Pues llevaba varios días pensando en si hablarte o no, porque como sólo nos vimos aquella vez y… pasó lo que pasó… no sabía si lo que me dijiste de que te llamase era cierto o no.

- Claro mujer, si no hubiera querido verte, ¿por qué razón te habría dado mi número de teléfono?

- También es verdad, no había pensado en eso, qué tonta…


 Acariciándole la mejilla con dulzura, Kwan le contestó a Pilar.

- No eres tonta, estabas nerviosa porque apenas nos conocemos y no sabía cómo iba a reaccionar. Pero, desde hoy, tienes carta blanca para hablarme todas las veces que quieras, que yo estaré encantado de verte en cualquier momento.

- ¿En cualquier momento?

- Sí… Ya sea mañana, tarde o… madrugada.


 Sonriendo de forma pícara, Pilar observó a Kwan antes de contestar.

- Y te recuerdo que el teléfono funciona en dos direcciones así que, ahora que tienes mi número, no tienes excusa para hablarme o llamarme si quieres… verme.

- Por supuesto. Da por hecho que te llamaré cuando pueda para charlar y tomarnos algo.

- ¿Charlar?

- Sí, o… también podríamos dejar de dar rodeos e ir al tema importante de este encuentro,-dijo Kwan acercando a Pilar agarrándola por la cintura-.

- Ya veo por dónde vas…-contestó Pilar besando el cuello masculino-.


 Unos breves minutos después, Pilar y Kwan intercambiaban profundos y húmedos besos mientras sus lenguas se entrelazaban, sus manos recorrían los rincones secretos de ambos cuerpos y sus corazones latían galopantes a un ritmo vertiginoso…  


CONTINUARÁ…


1 comentario:

  1. No me esperaba que lo llamara Pilar pero a mí me gusta más Megan. A ver si cambia de opinión y tiene una cita con Kwan.

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