jueves, 17 de febrero de 2022

Capítulo 2 || Mi Otro Yo

 Menudo jaleo se montó cuando Robb dijo que la boda se cancelaba. Todos los invitados se quedaron atónitos y comenzaron a marcharse a sus casas mientras que el plantado novio tenía que encargarse de cancelar el banquete posterior, perdiendo todo el dinero invertido al igual que del viaje de novios a Las Bahamas.


 Robb todavía no terminaba de creerse que Marge lo hubiese dejado y… ¿por qué motivo? ¿Por qué de repente? No lo llegaba a comprender. ¿Había hecho algo mal sin darse cuenta?


 Los días pasaban y Robb apenas comía, no tenía hambre por mucho que abriese la nevera y se “obligase” a comer. Pero no había forma, no le entraba. Sólo quería llorar y dormir.


 Cuando salía de la ducha, Robb se quedaba un rato mirando al espejo observándose. ¿Tan feo era? ¿Tan poco interesante le parecía a Marge como para dejarlo el día de su boda? ¿Por qué no hacerlo antes y evitarse el ridículo? No lo entendía. Había algo que se le escapaba a su entendimiento.


 Uno de esos días, Vivian salió del trabajo y pasó por casa de Robb, aunque sabía que no le iba a abrir la puerta como a todo el que lo había intentado.

- Robb, sé que estás ahí, abre la puerta ahora mismo. ¡No puedes quedarte encerrado de por vida en estas cuatro paredes! Que llevas más de un mes sin ir a trabajar y sin salir de aquí…


 Robb estaba tan deprimido que no había acudido ni siquiera al trabajo, que era lo que más le gustaba junto a Marge. Pero ahora no la tenía a ella y… eso para él era muy duro.

- De aquí no me voy a ir hasta que no me abras la puerta,-llegó a escuchar Robb-.


 Haciendo un esfuerzo, Robb se levantó de la cama y fue hasta el salón.

- Sigo vivo, si esa es tu preocupación. Ya te puedes ir, muchas gracias… ¡Hasta la semana que viene!

- Abre ya la puerta si no quieres que la tire abajo.

- ¿Tú y cuántos más?-preguntó Robb justo cuando Vivian pegó un puñetazo a la puerta-.

- Yo solita.


 Ante el miedo de que pudiera romper la puerta, Robb quitó el seguro y dejó entrar a Vivian, quien se sorprendió al ver el terrible estado del ex-novio de Marge.

- Dios, qué delgado estás… ¿Cuánto peso has perdido?

- Pues… unos seis kilos o así, ¿qué más da?

- Tienes que comer más.

- Vaya, no me había dado cuenta, ni de que ahora a mi edad tuviera madre…

- Venga, siéntate y hablemos,-propuso Vivian-.

- Paso.

- ¡Que te sientes coño!


 Sentándose a regañadientes, Robb se quedó mirando a Vivian.

- ¿Y tú qué miras?-preguntó él-.

- A un hombre venido a menos.

- Pues es lo que hay. Si no te gusta mirarme ya sabes dónde está la puerta. ¿A qué vienes? ¿A volver a hacerle el trabajo sucio a Marge porque no se atreve a dirigirme la palabra e irle con el cuento después?

- Ay Robb…


 Colocándose junto al muchacho, Vivian comenzó a hablar.

- No me puedo llegar a imaginar lo duro que debe ser para ti tener que enfrentarte a todo esto después de una relación tan larga y que, encima de todo, te dejen el día de tu boda. Pero también te digo, encerrarte no te va a servir de nada.

- Sólo me tengo a mí en mi vida, prefiero ser feliz estando sólo que rodeado de gente falsa.

- Pero una cosa es querer estar sólo y otra muy diferente estar sólo por obligación, que es lo que te pasa a ti y por eso estás tan amargado.

- ¿Y cómo cojones quieres que esté después de lo que ha pasado? ¿Dando saltitos en la cama?


 Vivian podía notar el resentimiento de Robb, más que comprensible.

- No te vayas por los cerros de Úbeda Robb, sabes perfectamente que lo que quiero decir es que te afeites, que comas algo, que vayas a trabajar y que sigas tu vida. Que tu vida no se acaba porque Marge ya no quiera estar contigo, sus motivos tendrá, no lo sé.

- Mentira.

- ¿Mentira el qué? ¿Por qué dices que miento?

- Si eres su mejor amiga tienes que saber el motivo real de por qué me ha dejado, así que dímelo. Estás en mi casa, has sido tú quien ha querido entrar, así que te toca apechugar. Habla por esa boquita.


 Robb permaneció en silencio mientras miraba fijamente a Vivian, quien también se quedaba callada sin saber qué responder.

- ¿Me ha dejado porque no me quiere? ¿Necesitaba más tiempo y se agobió? ¿Quería vivir otras experiencias antes de terminar de atarse conmigo? No sé… Dime algo. ¿Había alguien más en todo esto?


 Tragando el nudo en la garganta, Vivian comenzaba a arrepentirse de haber ido a casa de Robb.

- Robb, no me concierne a mí decirte los motivos. Si ella quiere contártelos algún día, lo deberá hacer ella, así que no me metas en estos líos porque no me lo merezco. Suficiente hice ya el día de tu boda.

- Y más a gusto que te quedaste, seguro.


 Mirando a un punto fijo de la habitación, Vivian suspiró antes de levantarse e irse.

- No he venido aquí a que me insulten ni me digan cosas que no son ciertas, así que me marcho. Ea, ahí te quedas mochuelo.

- Venga, hasta otra ocasión. Besos a tu supermejor amiga Marge…-dijo en tono irónico-.


 Cuando Vivian se había marchado, Robb tomó una decisión respecto a algo que había dicho aquella muchacha y era la de averiguar los motivos reales de la ruptura. ¿Y qué debía hacer? Irse hasta el trabajo de ella y que le contase la verdad.


 Cambiándose de ropa, Robb volvió a salir de casa después de tanto tiempo y le pareció de lo más extraño. Parecían siglos desde la última vez, pero allí estaba, llegando al restaurante donde trabajaba Marge.


 En la puerta, Louis acababa de salir junto con uno de los cocineros cuando entró una clienta.

- Buenas tardes, señorita.

- Buenas tardes,-contestó ella-.

- Louis, que se te van los ojos machote…

- Anda ya, no digas tonterías.


 Al ver a Louis, Robb retrocedió y se quedó más alejado. No había caído en la cuenta de que Louis también trabajaba allí y que, obviamente, lo tendría que ver. Louis pasó por su casa un par de veces, pero como no le abrió tampoco la puerta, no volvió por allí ni le escribió más.


 Momentos después, Marge salió del restaurante.

- Ya me he cambiado,-dijo la recién llegada-. Qué lata que no te pudieran cambiar el turno. Odio tener que irme a casa sola…

- Lo sé Marge, pero esto es así, hoy me toca el turno de tarde y listo. Cuando salga vemos una peli, ¿de acuerdo?


 Y como forma de afirmar el plan, Marge besó a Louis en la boca sin saber que Robb estaba siendo protagonista de todo aquello, casi en primera plana.


 Ya no hacía falta hablar con Marge, ya lo entendía todo… La ruptura con él, abandonarlo en la boda, la pasividad que había demostrado Louis tras lo ocurrido… Así no se comportaba un buen amigo, llegó a decir Robb, pero ahora confirmaba que Louis nunca lo había sido.


 Marchándose de allí antes de ser visto, Robb llegó a casa bastante cabreado. Ahora todas las piezas del puzle le encajaban y podía comprender todo lo sucedido, tanto en la boda como años anteriores.

- Y pensar que Robb era mi testigo de boda…


 Pese a que en ese momento no quería saber nada de nadie, debía darle las gracias a Vivian por una cosa y era que debía seguir con su vida. Había abandonado su trabajo justo cuando tenía algo gordo en sus manos y eso no debía ser así pero, mirándose al espejo una vez más, Robb no pudo evitar echarse a llorar una vez más mientras se hacía una pregunta.

- ¿Por qué todos me abandonan?


 Una calurosa mañana de sábado, unos jóvenes padres daban un paseo con su hijo.

- ¿Es aquí?-preguntó Laura-.

- Sí, hemos llegado,-contestó Robert, su marido-.


 Suspirando, Robert le hizo una pregunta a su mujer.

- ¿Estamos cien por cien seguros de lo que vamos a hacer? No hay vuelta atrás.

- Completamente. Ya lo hemos hablado y no podemos seguir dándole vueltas al tema. Ya estamos aquí, así que… Adelante.


 Dejando al pequeño en uno de los bancos, la madre le dijo algo.

- Quédate aquí un momento, ¿vale? Papá y mamá vamos a comprarte un estupendo paquete de chuches de las que te gustan a ti, ¿quieres?

- ¡Sí!-contestó el pequeño muy alegre-.

- No te muevas de ahí, ¿vale Robb? Se un niño bueno. Ahora volvemos…


 Mirando a Robert, Laura le hizo un gesto y ambos comenzaron a andar.

- Venga, vamos a por esas chuches,-dijo ella-.

- Sí, chuches…

- ¿Y qué querías que le dijese? ¿Te dejamos aquí porque no podemos seguir con nuestra vida profesional tal y como estaba antes después de haberte tenido y te convirtieses en un lastre para nosotros?


 Y el pequeño Robb esperó sentado en ese banco minuto tras minuto, convirtiéndose en horas hasta que un hombre mayor que pasaba por allí avisó al centro de menores que había atrás creyendo que se les había escapado un niño. Robb no quería irse porque decía que sus padres habían ido a comprarle chuches y quería esperarles… pero los padres no volvieron.


 Sin embargo, día tras día y durante largas horas, Robb esperaba a sus padres en el mismo banco creyendo que algún día aparecerían por la esquina y le recogiesen, pero nunca parecía llegar ese día.


 Y esperó, y esperó, y esperó largos años… Y nunca llegaron. Sus padres lo habían abandonado y tampoco ninguno de los otros padres que buscaban hijos para adoptar lo quisieron. Así, día tras día Robb se fue convenciendo de esto hasta que le tocó comenzar su vida completamente solo.


 Había cumplido los 18 años y, con la mayoría de edad, no podía permanecer más en el hogar que fue su casa durante toda su vida. Sólo, casi sin amigos, sin familia… ¿Por qué seguir adelante?


CONTINUARÁ…


No hay comentarios:

Publicar un comentario