martes, 27 de abril de 2021

Capítulo 25 || Condena

 Esa última pregunta de Megan dejó congelado a Kwan, quien se quedó sin habla.

- Uy qué cara has puesto… Si te hubieras visto… Será una mujer maravillosa, no te lo niego, pero te tiene a dos velas.

- Megan, primera y última vez que hablas así de mi esposa.

- Ay, qué le gusta a algunos hombres decir la palabra “esposa”. Se les llena la boca decirlo cuando en realidad tienen los pezones de otras mujeres en sus bocas…


 Y sin dejarle opción a Kwan de réplica, Megan pasó por su lado y se dirigió hacia los reclutas.

- Atención, por favor: escuchadme todos… Hoy tendréis el día libre. Aclimataros a vuestra nueva habitación, a vuestras camas, relajaos… En un rato os diremos qué hacer después.


 Cuadrándose ante ella, todos rompieron fila y se dirigieron hacia su caseta mientras que Megan los miraba con una sonrisa.


 Ya cuando estaban entrando en su nuevo dormitorio, uno de los chicos se dirigió a otro.

- Oye Pepe,-dijo el muchacho que iba primero al que tenía justo detrás-, ¿no te ha parecido raro que el Teniente se llevara a la Capitana a otro lado para hablar?

- Sí que ha sido raro, Frank,-le contestó-. No sé, pero a mí el Teniente me parece un estirado de mucho cuidado.

- Es un veterano de la guerra de Corea y dicen que se tuvo que infiltrar entre las filas norcoreanas para poder matar al líder de los enemigos.

- ¿Qué dices? Anda ya hombre…

- Te lo juro, al menos es lo que cuentan.


 De repente, uno de los reclutas recibió un empujón de otro.

- Aparta rubio,-le dijo el que empujó-.

- Me llamo Joe, para tu información…

- Me da igual como te llames, pero a mí no te me acerques, nazi de mierda.

- ¿Nazi? ¿De qué cojones me estás hablando Alan?

- No te hagas el nuevo, figura. Te estoy hablando de que eres un puto nazi al igual que tu abuelo, así que ten bien guardadas tus espaldas porque voy a por ti.


 Joe se sentó en la cama más apartada y le mantuvo la mirada a Alan, quien lo hacía con desprecio.

- ¿Qué miras genio?

- La cara de soplapollas que tienes.

- ¿Cómo has dicho, maricón?

- Oh, muy bonito por tu parte. Usando una orientación sexual como insulto… Qué bien.

- Mira crack, te llamo como me salga de los cojones, ¿te enteras? Nazi asqueroso…


 La única chica de los reclutas fue la última en entrar y pasó por delante de los demás muchachos forzando un poco más el típico contoneo de caderas que tenía cuando caminaba. Dándose cuenta de que Frank no paraba de mirarla, ésta le echó valor y le dijo un par de cosas.

- Ten cuidado cuando te levantes, Frank.

- ¿Por qué lo dices, Sheila?

- Porque te vas a caer con tu propia baba como no cierres la boca jajaja.

- Perdona Sheila, yo no quería…

- ¿Te he dicho acaso que me haya molestado?-le preguntó al muchacho guiñándole un ojo-.


 Fuera, Kwan tomó una decisión y se dirigió hacia la caseta de los reclutas mientras ignoraba las palabras de Megan.

- Kwan, deja a los muchachos. Kwan, ¿qué vas a hacer? ¡Kwan!


 En cuanto la puerta se abrió y los reclutas vieron que era Kwan, en menos tiempo de lo que dura un parpadeo, todos se levantaron de sus camas.

- Ya veo que habéis elegido vuestro catre.

- Sí señor.

- Podéis descansar,-les dijo a los reclutas para que dejasen de estar en formación-. Ya os aviso una cosa: no son cómodas, os lo puedo asegurar…


 Joe, echándole valor, dio un paso al frente y le hizo una pregunta a Kwan.

- Teniente, ¿puedo preguntarle algo?

- Claro Monroe, dispara.

- ¿Es cierto que se tuvo que infiltrar en las filas norcoreanas durante la guerra de Corea con la misión de matar al líder opresor del régimen?

- ¿Dónde has escuchado eso recluta?

- Como cantes te mato, nazi asqueroso,-susurró Alan-.

- Por… ahí,-contestó Joe-.

- Espero que no tengáis que pasar por lo mismo que yo, pero… si lo hacéis, estoy seguro que habrá cosas que no querréis recordar… Creo que con eso queda respondida tu pregunta, soldado.


 Otro de los reclutas, Frank, quiso también averiguar algo.

- ¿Puedo hacerle otra pregunta yo, Teniente?

- ¿Cual?

- ¿Entre la Capitana y usted hubo algo más que compañerismo? Antes nos pareció que había diferencias entre vosotros.

- Mire soldado, aquí estamos para aprender a luchar, a defender nuestra patria y a nuestros compañeros, no a leer la prensa rosa. Si esa es toda su curiosidad, todavía está a tiempo de irse a su casa. La puerta siempre está abierta…

- Bueno, yo simplemente quería…

- ¡Soldado! Otra insubordinación más y le aseguro de que duerme al raso. Queda advertido.


 Yéndose de allí, Kwan volvió a su caseta, donde se encontraba Megan sentada en su cama.

- ¿Ya has vuelto de atemorizar a los chavales?

- Chavales no, niñatos. No me explico cómo cada generación es peor que la anterior…

- Eres demasiado duro con ellos. Acaban de llegar…

- Y tú muy blanda. Pareces una madre que busca el cariño de sus hijos…

- ¿Y eso es malo?

- Sí porque no estamos en la calle. Por si lo has olvidado, esto es un campamento militar. Esos chicos son reclutas, soldados que lucharán por nosotros cuando estemos viejos y no podamos ni andar. Así que prefiero que sepan defenderme bien por lo que pueda pasar.


 Sonriendo, Megan negaba con la cabeza.

- Eres un extremista de cuidado…

- ¿Extremista? Tsé, cómo se nota que tú no te tuviste que quitar de encima los pedazos de Trevor y de Abraham mientras no podía moverme de cintura para abajo por culpa de una bomba que puso nuestro “viejo amigo” Kilian.

- Eh, no te pases Kwan. Ahí te has colado. Ellos también eran mis compañeros y los quería muchísimo.

- ¿Sí? Pues lo apuntaré en la libreta de cosas que no me importan una puta mierda.


 Y sin decir nada más, Kwan se echó sobre su catre para intentar dormir algo. Ya que Megan les había dado el día libre, él no tenía ganas de fiesta ni de más charlas. Como no podía estar con su mujer e hijos, lo mejor era dormir para que el tiempo pasase más rápido.


 Mientras tanto, en la otra caseta, tres de los chicos hablaban entre ellos.

- Lo que te digo Joe, esos dos estuvieron liados pero acabaron mal, me juego el cuello,-dijo Pepe-.

- ¿Y qué más te da?-contestó el aludido-.

- Mientras hagan bien su trabajo con nosotros…-dijo Rob, el muchacho negro, interviniendo en la conversación-.

- Yo lo que sé es que a la Capitana me la trabajaba yo,-comentó Pepe riéndose-.


 Y en otra parte de la habitación, Frank y Sheila charlaban entre ellos mientras que Alan intentaba quitarle el ligue sin mucho éxito.

- ¿Y siempre andas así?-le preguntó Frank a ella-. Porque si hubiera un conflicto, creo que marearías al enemigo con ese movimiento de pelvis.

- ¿Tú crees? Y eso que no me has visto bailar…

- Dicen que si sabes bailar follas bien y, no es por nada, pero yo gané un concurso de bachata…-dijo Alan interviniendo-.

- Ah, qué bien,-comentó Sheila secamente-.


 Al cabo de unos minutos, Megan apareció en la caseta por sorpresa.

- Chicos, salid fuera si queréis. Nos sentaremos junto a la hoguera y charlaremos, que yo también quiero conoceros.


 Haciéndole caso, todos comenzaron a seguir a Megan hasta la pila de leña que estaba rodeada por ocho sillas.

- Sentaos donde queráis,-dijo la Capitana-.


 Tras encender la hoguera, todos se sentaron y continuaron la charla por donde la habían dejado. Megan intercambiaba palabras con todos y escuchaba las conversaciones para conocerlos mejor. Los muchachos eran simpáticos con ella y poco a poco se iban soltando más.


 En un momento dado, Megan miró hacia su derecha y vio una silla vacía, la que sería de Kwan. Suspirando, Megan continuó charlando con los demás mientras pensaba que, si hubiera aceptado la propuesta que le hicieron aquel día, podrían estar ahora haciendo lo que les daba la gana.


 Y los que estaban a punto de hacerlo eran Sheila y Frank, quienes habían incrementado el voltaje de la conversación hasta el punto de que él no podía disimular el bulto de sus pantalones.

- ¿Todo eso es tuyo?-preguntó Sheila-.

- ¿Todo el qué?

- Eso,-le dijo señalando a su paquete-.

- Ah bueno… Supongo que sí pero… eso tendrás que averiguarlo.

- Pues vamos,-dijo Sheila levantándose-.

- ¿A dónde?

- A la caseta. ¿O quieres que te la chupe delante de todos? No es por nada, pero me tienes más cachonda que una perra en celo.


 Abriendo los ojos de par en par, Frank se levantó de un salto y se dirigió a la caseta junto con Sheila.

- Menuda prisa te ha dado de repente, ¿no?

- Calla ya y tira para dentro.


 Escuchando lo que querían hacer, Alan se levantó con la intención de seguirlos, pero Megan lo frenó.

- Alan déjalos. Que tengan su ratito de intimidad antes de que venga “Terminator” y se de cuenta,-dijo Megan refiriéndose a Kwan-.

- Pero Capitana, yo la vi primero. Ese memo me la ha quitado…

- Alan, ven aquí.


 Haciendo caso, Alan se acercó y, lo que escuchó a continuación, lo dejó estupefacto.

- Si ella prefiere estar con ese delgaducho, ella sabrá. Pero tú no vayas detrás de ella porque no merece la pena. A ti te gustaría que te la chuparan, ¿verdad?

- ¿Es una pregunta con trampa?

- ¿Ves aquí al Teniente por algún lado?

- No…

- Entonces no es ninguna trampa. Responde.

- Pues claro coño, ¿a quién no le gustaría?

- Se me viene un nombre a la cabeza pero… Bueno, ¿y qué me dices?

- ¿Qué digo a qué?

- ¿Quieres que te la chupe yo o qué? No soy Sheila, pero dicen que las chupo de escándalo…


 A todo esto, la propia Sheila se estaba dando el lote con Frank, quien no dejaba de recorrer el cuerpo femenino con sus manos.

- Pero qué buena estás, hija de puta. Me encantas…

- Oh sí, sigue insultándome. Me pone mucho…

- ¿Te gusta que te insulte? Qué zorra eres, hija de puta. Mira cómo me tienes, caliente como un cabrón.


 Al ver que la puerta de la caseta se abría, los amantes pararon pero, cuando vieron que Megan les dio vía libre y que ella se dirigió al baño junto a Alan… Siguieron a lo suyo sin más contemplaciones.

- Alan tranquilo. En cuanto ponga mi lengua sobre tu polla olvidarás que Sheila está follando con ese idiota.


 Justo cuando iba a bajarse los pantalones, Megan empujó a Alan y lo sentó sobre el inodoro. Abriendo el botón y pegando un fuerte tirón hacia abajo, la Capitana admiró el duro miembro del soldado y se lo metió entero en la boca.

- Joder, joder, joder… Qué hija de puta… Dios… Nunca antes se la había podido meter entera en la garganta.

- Te dije que era muy buena,-dijo Megan sacándose la polla de la boca-. ¿Quieres que siga o prefieres pensar en Sheila?

- ¿Quién es esa?-preguntó Alan mientras agarraba la cabeza de Megan y la hacía mamársela de nuevo-.


 Al cabo de tres cuartos de hora, Kwan se despertó de esa pequeña siesta y vio que Megan no estaba allí. Tras estirarse, se levantó y se dirigió hacia fuera.


 Cuando salió pudo ver a Rob, a Pepe y a Joe charlando junto al fuego de la hoguera.

- Hola, ¿dónde están los demás?-preguntó el recién llegado-.

- ¡Hola Teniente!-saludó Joe afablemente-. Se han ido hacia la caseta.

- ¿Y la Capitana?

- También está dentro. ¿Quiere sentarse y charlar con nosotros?

- No, gracias. Voy a ver qué ocurre.


 Subiendo los peldaños, Kwan abrió la puerta de la caseta y se encontró a Frank en plena culminación del acto sexual…

- ¿Quieres que me corra dentro?

- ¡Sí, jodeeeer!

- Así me gusta, que seas una zorrita insaciable.

- Reviéntame el coño como tú sabes, cabrón. Llénalo de tu leche caliente.

- Me corro, ¡me corro!

- ¡¿QUÉ COJONES ESTÁ PASANDO AQUÍ?!-gritó Kwan con voz potente-.


 Dándose cuenta de que Kwan los había pillado, Frank y Sheila se bajaron de la cama y fueron a recoger sus ropas cuando una orden se lo prohibió.

- Dejad las ropas donde estaban,-ordenó Kwan-. Se lo advertí antes, soldado Brown. Otra insubordinación más y dormía al raso. Pues bien, va a pasar la noche al raso y… desnudo. Y usted también, Potter.

- Debe ser una broma…-dijo ella-.

- ¿Me ve con cara de broma, señorita? Ahora mismo os quiero a los dos junto a la escalera. ¡Ya!


 Y justo cuando la puerta de entrada se cerró, la del baño se abrió y…

- ¡¿Megan?! ¿Qué cojones haces tú aquí? ¿Eso de la cara es…?


 Y sin dejarle tiempo a terminar la frase, Alan apareció tras la Capitana.

- Quiero que salgáis de la caseta AHORA MISMO.

- Kwan, déjame que te explique,-alegó Megan-.

- ¡FUERA HE DICHO!

- Verás tú…-llegó a decir Alan-.

- El holocausto judío va a parecer un juego de niños al lado del castigo que os voy a poner…


CONTINUARÁ…


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